El faraón pensaba que los israelitas estaban convirtiéndose en un pueblo peligroso y para seguir sometiéndoles a esclavitud decide matar a todos los niños para evitar que siga aumentando su número.
Moisés, uno de estos niños, es salvado de las aguas, y adoptado por la hija del faraón.
Cuando crece toma conciencia de la opresión que sufre su pueblo. Se refugia en el pais de Madián y allí forma una familia.
Moisés recibe la llamada de Dios. Tiene una experiencia de encuentro con el Dios. Un Dios que cuando le pregunta por quien es se vincula con un nombre: Yo soy el que soy, el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob.
Dios ha escuchado las quejas de los israelitas y se acordó de la alianza con Abraham. Dios es fiel a la promesa y al ver la opresión de su pueblo y fijarse en sus sufrimientos se compromete con su liberación.
Dios Pide a Moisés que se pusiera en marcha, saliera de su tierra, fuera a Egipto a liberar a su pueblo.
Moisés pide al faraón que dejara marchar a su pueblo. Como no lo hace, La fuerza de Dios se manifiesta en los signos y prodigios de diez plagas que asolan Egipto: El agua se convierte en sangre, las casas se cubren de ranas mosquitos, moscas, muerte del ganado, sufren úlceras, granizo, langostas, tinieblas durante tres días y por último la muerte de los primogénitos.
Ante las plagas el faraón permite la salida de los israelitas.
Esa misma noche iniciaron el rito de la Pascua, que significa paso. El paso de la esclavitud a la libertad.
Esa noche, comen de pie pan sin levadura y un cordero para iniciar el camino cuanto antes. La sangre del cordero sobre las puertas de las casa era la señal para que los primogénitos no murieran en la última de las plagas.
Tras la salida del pueblo, el faraón se arrepintió de dejarlos ir y les persiguió. Cuando llegaron al mar las aguas se abren para dejar a los israelitas mientras se interpone a los carros egipcios, completándose la liberación.
Este acontecimiento pasa a formar parte de la memoria colectiva de Israel que expresa la experiencia de que Dios, contra toda expectativa, les ha sacado de la esclavitud y les ha llevado a la libertad.
Una vez conseguida la liberación de la esclavitud, el pueblo vaga cuarenta años por el desierto.
El desierto en la biblia representa un tiempo para el cambio, un tiempo para aprender a ser libres, un tiempo durante el cual Dios les acompaña y les ayuda.
Durante la travesía por el desierto, Moisés se encuentra con Dios en el Sinaí. Dios revela su deseo de pactar una alianza con el pueblo.
El pueblo se comprometía a escuchar la voz de Dios y seguir sus leyes. Dios hacía suyo el pueblo para protegerlo siempre. Israel se convierte en el pueblo de Dios. Moisés recibe la Ley de Dios para el pueblo