Para el creyente el orden que encontramos en la naturaleza muestra un sentido en la creación. Refleja una intención, una inteligencia creadora. Muestra que no somos frutos del azar ni de la casualidad. Sino que la creación responde a un propósito.
En la naturaleza también podemos encontrar huellas de Dios. Contemplando la belleza y armonía de la naturaleza se puede llegar a conocer a su creador.
Dios interviene en la historia del hombre. A lo largo de la historia de la Biblia Dios aparece involucrándose en la historia del ser humano.
Dios se manifiesta en la historia progresivamente, poco a poco. En los relatos de la Biblia aparece primero en la vida de algunas personas, luego en la historia del pueblo de Israel, y por fin a toda la humanidad en Jesús de Nazaret.
Dios no aparece como alguien lejano e indiferente a la vida de los hombres. Sino como alguien que se preocupa por sus criaturas y está atento a su sufrimiento, dolor, opresión y falta de sentido.
Dios actúa queriendo su felicidad y la vida en plenitud de sus criaturas.
Dios aparece como cercano a las personas. Quiere formar parte de su vida. Le acompaña y ayuda.