Sed compasivos como Dios es compasivo
Jesús comunica una experiencia sana de Dios.
Jesús no habla de un Dios indiferente, que no le interesa la humanidad, que vive de espaldas a la humanidad.
Jesús no habla de un Dios que quiere conducir con leyes. Sino que atrae al mundo de otro modo.
Dios tiene entrañas de Misericordia. Lo primero que Dios siente ante el ser humano es la ternura compasiva. Siente como una madre embarazada siente hacia su hijo en sus entrañas. Quiere cuidarle, protegerle, cobijarle, acogerle, evitarle todo sufrimiento, hacerle feliz... que viva y vida en plenitud.
¿Qué es Amar?
Amar es querer la Vida.
No es simplemente desear. Sino querer, ir a por ello, unir al deseo la voluntad que te lleva a conseguir lo que amas.
Amar siempre es amar la vida, sostener su existencia, tal y como es, acogiéndolo, sin juzgarlo, sin querer cambiarlo en otra cosa.
Amar a alguien es decirle "Tu no puedes morir"
Y al mismo tiempo amar es querer la mejor versión de si mismo, en abundancia, querer esa vida en plenitud.
¿Qué es la Compasión?
La compasión es padecer las alegría y los sufrimientos del otro.
No es simplemente empatía. Pensar y entender la postura de los demás, hasta ser capaz de ponerse en lugar del otro. Sino sentir, sufrir, padecer lo que el otro siente y padece. Sentir las alegrías y los sufrimientos del otro en uno mismo.
Dejar que el sufrimiento ajeno me afecte. Verle, no pasar de largo, hacerle un sitio en mi vida.
Jesús es movido por el amor compasivo hacia los demás. Es lo que realmente le mueve para hacer lo que hace. El corazón, el principio de acción para saber como vivir, es la misericordia hacia los demás.
En un mundo dividido, justos y pecadores, sanos y enfermos, prójimos y ajenos, hombres y mujeres, judíos y extranjeros, buenos y malos... Dios no excluye a nadie de su amor compasivo.
El amor de Dios es para todos, empezando por los últimos.
Este amor de Dios que pone el sufrimiento del otro en primer lugar, Jesús lo vive como servicio. Le impulsa a hacer algo al respecto.
El amor me descentra de mi mismo y me abre a los demás. Poniendo a los demás en el centro. Poniéndome a mi a los pies del que sufre.
No dedicarse a mi mismo, a mis propios proyectos sino dedicarse a los proyectos de los demás.
Ahí tiene sentido el amar sacrificado. El sacrificio es lo que hago por el otro, no por mi. Lo que me lleva a amar gratuitamente. Sin esperar nada a cambio para mi.
El que quiera ganar la vida la perderá y el que la pierda por mi y el evangelio la encontrará.