El ser humano no es un ser encerrado en si mismo. No vive aislado ni es completamente independiente.
No es un ser acabado que no necesite nada ni a nadie.
Al contrario, es un ser con la capacidad de relacionarse con la realidad.
Establecemos vínculos que nos sacan de nosotros mismos y nos unen con la realidad.
Un ser abierto a la comunicación. Esta comunicación le transforma y va configurando quien es.
A través de sus relaciones con la realidad la persona van incorporando en si misma nuevas experiencias, nuevos vínculos que la transforman y construyen un sentido para su existencia.
Estamos en relación con nosotros mismos, con nuestro interior, nuestros sentimientos, ideas, experiencias...
Estamos en relación con todo el mundo físico y con el resto de seres vivos. Un mundo del que formamos parte, pero al que no nos quedamos reducidos.
Estamos en relación con otras personas como nosotros. Otros sujetos con su propia subjetividad, libertad y razón.
Estamos en relación con el misterio, con la trascendencia, con el completamente Otro.