El motor de la vida de Jesús fue la relación profunda de Intimidad que tuvo con Dios.
La relación de Jesús con Dios es personal, cercana y cotidiana. El Dios de Jesús es un Dios familiar que da la vida, que cuida, que protege, y que quiere a sus hijos. Como narra la Parábola del Hijo Prodigo, Dios es como el padre que acoge y perdona siempre a sus hijos.
Los Evangelios cuentan repetidamente que Jesús mantenía de continuo esta relación de intimidad y se retiraba a solas para orar.
Los discípulos también querían relacionarse con Dios con más profundidad. Así que pidieron a Jesús que les enseñara a relacionarse con Dios con más intimidad.
Jesús les enseña la oración del Padre nuestro.
Oración que muestra la confianza en Dios como a un niño en manos de Padre al que llama ABBA.