Cuando Pedro I conquista definitivamente Barbastro en el año 1100, después de reparar las ruinas mozárabes de la Iglesia de Sta. Eulalia, de consagrar a Santa María la mezquita mayor y la menor a Sta. Fé, nombra Obispo de Barbastro a Poncio. Cuatro años estuvo Poncio de obispo, muriendo en 1104.
Pedro I, conocía al Prior de S. Saturnino de Tolosa (Francia) Ramón Guillermo D’Urban, de noble familia, que había sido capitán del ejército y entrado en Religión, canónigo y deán de S. Saturnino y posiblemente le había hablado de él a su hijo y sucesor Alfonso I el Batallador, porque, es este segundo, que a la muerte de su padre, nombra Obispo de Barbastro a S. Ramón, el cual fu6 consagrado Obispo en Pamplona, por el Arzobispo de Toledo.
Durante los diez años que estuvo en Barbastro S. Ramón, tuvo que enfrentarse a las reivindicaciones de Odón, Ubispo de Urgel, sobre las iglesias del Pallars, a las de Esteban, Obispo de Huesca, sobre las iglesias de la derecha del Cinca y a las de la nobleza feudal. Gracias a la ayuda del papa Pascual II, pudo mantener su Sede, por unos años. Organizó el Obispado, haciendo resplandecer el culto y predicando por doquier.
En 1105, en Aler de Benabarre, consagra su iglesia, antigua fortaleza árabe. En 1108 la de Sta. María Magdalena de Fornillos. En 1113, consagra el altar de S. Juan Bautista en la Colegiata de Alquezar.
A pesar de las Bulas Papales, el Obispo de Urgel, Odón, se ha hecho dueño de los territorios eclesiásticos de Pallars. Esteban de Huesca, ha indispuesto al Rey Alfonso contra Ramón, acusándole de que no le ayuda en sus conquistas. Al final logra la destitución de S. Ramón, por orden del Rey. Una tropa, pagada por el Obispo Esteban, en 1116, irrumpe en Barbastro, reventando las puertas del Templo, matando a los que les hacen frente y obligando de mala manera a S. Ramón, a abandonar la Ciudad. El Santo, acompañado de unos pocos clérigos fieles, sube al Puente de los Ahorcados, el promontorio donde se ajusticia, y allí amparado en la noche, bendice a su amada grey.
La Historia o la leyenda, acompañan el viaje de S. Ramón de Barbastro a Roda, con milagros que el Santo va dejando a su paso, como un desconocido, pero que al instalarse en Roda como Obispo, las buenas gentes de esos lugares por donde pasó, se darán cuenta de que fue él, quien los realizó.
Silla de San Ramón, en Roda de Isábena (PirineoDigital.com)
En Roda, continua realizando una meritoria labor como obispo, consagrando nuevos templos, dignificando otros y velando, como buen pastor, por sus ovejas. También se dedica a vigilar cultivos y promocionar la agricultura.
En 1120, consagra el templo de Sta. María y S. Clemente en Merli. En diciembre de este mismo año, consagra dos iglesias en la Val de Boí. Ayudado por las nobles familias de los Roger y los Erill, hermosea y consagra entre otros, las dos famosas iglesias de S. Clemente de Tahull.
El Rey Alfonso I, al ver la obra que realiza y constatar que su fama de santo y buen administrador se extiende por todo el reino, vuelve a llamarle a su lado y le colma de aprecio y simpatía. Con el Rey, encontramos a S. Ramón en la batalla de Cutanda, que aseguró la reconquiste de Zaragoza. Sigue a su Rey en una expedición que lleva a cabo por Andalucía, llegando hasta la misma Córdoba. Al regreso de esta expedición a Zaragoza, el Santo obispo se encuentra con una salud muy quebrantada. Se dirige a Huesca y, presintiendo que esta próximo su fin, se hospede en la casa del Prior de S. Pedro el viejo. El 21 de Junio de 1126, entrega su alma a su Creador. Al día siguiente sus restos son llevados a Roda.
Al poco tiempo fallece también el usurpador obispo Esteban de Huesca. A los pocos años de la muerte de S. Ramón, un canónigo de Roda, el Maestre Elías, escribe la “Vida de S. Ramón”, del cual se atribuyen milagros por su intercesión en toda la comarca. El entonces obispo de Roda, Gaufrido, que con anterioridad lo fue de Barbastro y que también tuvo que huir a Roda en 1143, por envidias del Obispo de Huesca, Odón, lleva a efecto, el proceso de Información de la vida de S. Ramón, ante el Papa Inocencio II.
Gaufrido levanta los restos de San Ramón y los deposita en un sepulcro nuevo. Al tomar Ramón Berenguer IV la ciudad de Lérida a los musulmanes, traslada al obispo de Roda a Lérida, quedando en Roda una pequeña comunidad de clérigos.
En 1170, Alfonso II, hijo de Petronila y Berenguer, acompañado de los principales obispos y nobles de su reino, entre los que se encuentran, Berenguer de Entenza y Gombal de Entenza, el 27 de Diciembre, preside la solemne traslación de los restos de S. Ramón, desde su sepulcro a uno nuevo y artístico ubicado en la cripta de la Catedral de Roda.
Damos un salto en el tiempo y nos situamos en 1573. Reina en España Felipe II. Barbastro esta construyendo su Catedral y consigue del Morurca que se restituya su obispado. Es nombrado obispo, D. Miguel Cercito. Este nombra a S. Ramón patrono de la Diócesis de Barbastro, y manda construir un pequeño templo en el Monte de los Ahorcados, desde donde es tradición se despidió S. Ramón de Barbastro, ordenando retirar del lugar los símbolos de los ajusticiamientos, y deseando, que las reliquias del Santo Patrono, volvieran a la Ciudad.
En 1589, Anibal Grassis, Nuncio de Sixto V en España, ordena a Lérida que entregue a Barbastro las veneradas Reliquias. Los de Roda, instigados por Lérida, se resisten, pero es la voluntad del obispo Cercito la que ganó tutelado por Felipe II.
El 3 de Abril de 1595, envía Barbastro una comisión formada por Clérigos y Concejales a Roda, para recoger las reliquias. Las gentes de la comarca no quieren dejar escapar a tan valioso y Santo Protector y se arman en Roda, con palos y horcas, para defender lo que creen ser suyo. Pero a la vista de los soldados del Gobernador de Aragón al mando de su Lugarteniente Cerdán, con rabia y dolor desisten de sus propósitos de defender la Plaza, y huyen en desbandada con el Prior y Clero del Templo.
Solo ha quedado el canónigo Camarero, Juan Escala, y son leídas ante este los Breves y Cartas del Rey, ordenando la entrega. Presididos por Juan Escala descienden a la cripta donde además de los restos de S. Ramón, se encuentran también las tumbes de S. Valero y S. Vicente.
Se abre el sarcófago de mármol y se extraen como reliquias, los huesos de un brazo y un trozo de cráneo para Barbastro y una costilla para Lérida.
Al día siguiente, una solemne procesión, acompañada por todas las gentes de los pueblos de la redolada, desciende hasta Graus, donde en la Basílica de la Peña hace noche la comitiva, siendo los huesos del Santo, durante toda la noche venerados por los lugareños.
A la mañana siguiente se dirigen a Barbastro, llegando a la tarde cor una lluvia pertinaz que duró tres días. Las Reliquias son depositadas en la nueva Iglesia de S. Ramón del Monte que el obispo Cercito ha mandado edificar. Por fin, el día 10 de Abril de 1595, en una procesión de cuya solemnidad dio fe el notario Pedro Carpi ante el Rey, como nunca se había visto en Barbastro, llegaron las Santas Reliquias a la Catedral.