Arcoiris sobre el convento de las Capuchinas
La orden de las Capuchinas fue fundada en Nápoles en 1538, tras una reforma sobre la restauración de la regla de Santa Clara. Fueron introducidas en España por la venerable Ángela Margarita Serafina, de Manresa. Las clarisas, las capuchinas y las terciarias regulares misioneras de María son de tradición franciscana.
Según cuenta López Novoa en Historia de Barbastro, el obispo Diego Francés Urrutigoiti invitó a las Capuchinas de Huesca a fundar un convento en Barbastro, para lo cual Juan Hilario Noguero, racionero de la catedral, cedió una casa con huerto. Las Capuchinas fundaron su primer convento en Barbastro en enero de 1670, habiendo comenzado las obras en abril del año anterior. Se dice que ocupaba el lugar que posteriormente fue Seminario y actualmente es la Estación de Autobuses y los "Jardinetes" o Plaza de Aragón. Sin embargo tengo la sospecha de que el primer convento de Capuchinas en Barbastro se fundó en una casa cercana, la única que existía a la derecha del Camino Real de Zaragoza desde el Coso hasta llegar al Hospital de San Julián y que en la actualidad alberga a Vinos Murillo. La sospecha se basa en la estructura de esta casa, aunque sufrió modificaciones al construirse los "Jardinetes" y al replantearse la Carretera de Huesca; las rejas de las ventanas también son significativas y, sobre todo, la presencia de una cruz en el tejado, de la que solamente hay tres ejemplos en construcciones civiles en Barbastro, aunque hay muchas otras en edificios religiosos. En cualquier caso, las Capuchinas ocuparon su primer convento el día 2 de febrero de 1670.
El obispo Carlos Alamán dio licencia para construir un nuevo convento el 24 de octubre de 1727. El 20 de abril de 1728 se inició la construcción de la misma, en el lugar que hoy ocupan, colaborando en el allanamiento del lugar los soldados del Regimiento de Caballería de Malta, que luego fueron trasladados a Cádiz. Era entonces Sargento Mayor Felipe Ricardos Rodríguez de Herrera, casado con Leonor Carrillo de Albornoz y padres de Antonio Buenaventura Ricardos y Carrillo de Albornoz, el afamado General. En las Crónicas del Convento de las madres Capuchinas se indica que "el lugar, el más alto de la ciudad, lo tuvieron que allanar por sus elevadas peñas y montes". La primera piedra de la iglesia se colocó el 21 de agosto 1728, y se dedicó al Dulcísimo Nombre de Jesús. Dos hermanas del General Ricardos quedaron recluidas en el convento, Antonia Clara, que ingresó el 24 de junio de 1730 con veinticinco meses de edad y sobrevivió pocos años, y Antonia Inés, que tenía seis meses e ingresó el 10 de noviembre de 1732, una vez concluida la lactancia, y llegó a ser abadesa en varias ocasiones.
Las obras terminaron en 1737. La comunidad tomó posesión el 18 de mayo, aunque las monjas vivían allí desde el año anterior. Santos Lalueza habla de un manuscrito del siglo XVIII en el que se dice: [...] "Donde hoy tienen las Capuchinas el coro había un portal muy bien fabricado de piedra picada que cuando se hizo el convento (1737) se derribó, pues todos los que hoy viven lo alcanzaron y en ese mismo sitio al lado de dicho portal había una ermita de San Miguel que se llamaba de Puertas de Huesca que es el retablo que hoy tienen los Trinitarios en su iglesia" [...].
Las Crónicas del Convento no dicen nada al respecto, ni tampoco sobre el aprovechamiento de las piedras de la muralla de la Zuda. En febrero de 2001 fuimos invitados a visitar el convento guiados por la madre Abadesa. Pudimos recorrer una intrincada red de recintos subterráneos y se nos informó sobre la existencia de tres pozos, uno de ellos activo. Esta red de salas abovedadas nos pareció en algunos aspectos anterior a la construcción del propio edificio. También verificamos que, efectivamente, el punto más alto de La Barbacana está dentro del convento, y no es La Peñeta. Nos llamó la atención el hecho de que el edificio tenga forma de "L", aunque el espacio disponible no lo hacía necesario. El brazo más corto de la "L" se sustenta sobre siete hiladas de sillares bien escuadrados, y en el interior hay una escalera excesivamente grande para dar acceso exclusivamente a las huertas. Creemos que es probable que la forma del edificio de las Capuchinas se adaptara a la de una construcción anterior, una torre que no fue desmontada y que formaría parte del primitivo castillo. Los sillares de la tapia exterior fueron, sin duda, extraídos de las murallas más antiguas.
Convento de las capuchinas, lado Oeste. Sillares en la base de la “L”. (J. Abizanda)
El 28 de marzo de 1938 Barbastro fue ocupado por las tropas franquistas tras mal llamada Guerra Civil. El convento de Capuchinas quedó convertido en prisión de hombres, mientras el de las Claras lo era de mujeres. La situación duró hasta 1945, en que hubo una amnistía parcial para presos políticos. Desde 1946 hasta 1953 el edificio de las Capuchinas albergó al Seminario Conciliar de Santo Tomás de Aquino por haber sido destruido el de los Padres Paúles y estar en construcción el nuevo. La cocina y la enfermería corrían a cargo de las religiosas de la Congregación del Inmaculado Corazón de María, y algunas clases eran impartidas por los Padres Claretianos y otros sacerdotes de la diócesis.
Francisco Subías García