Salas Bajas 1912 – Barbastro 1996
D. Santos Lalueza (Libro)
Recordar a D. Santos como historiador, desde estas paginas donde tanto colaboró, además de la responsabilidad que deposita en mis manos “El Cruzado Aragonés”, supone un honor desde mi posición de arqueóloga, en la coincidencia de puntos de encuentro en el estudio de la Historia de Barbastro, y desde el aprecio personal.
En estas líneas, solo pretendo una sencilla aproximación, consciente de que la valoración global de sus aportaciones, debe ser fruto de un estudio minucioso de su obra y su figura, máxime en alguien de la talla y singularidad de D. Santos, tan querido en la sociedad barbastrense y en cuya rica personalidad confluyen otras cualidades. Pues aunque centre este estudio en su vertiente como investigador, y en particular de la Historia de Barbastro, no quisiera olvidar su vida como Sacerdote, tanto en su actividad pastoral como en su extraordinaria labor en pro de la reconstrucción y mantenimiento de la entonces Diócesis de Barbastro y de la recuperación de su patrimonio Histórico Artístico, desde sus responsabilidades como Gobernador Apostólico o Vicario General, además de su ocupación educativa como profesor de Bachillerato en nuestra ciudad.
Actividades todas ellas tocadas por la sencillez y sentido de entrega los demás, que caracterizó su existencia. Cuantos, desde el ámbito de la investigación le conocimos, supimos de su exquisito rigor científico, generosidad y modestia intelectual, amplia visión histórica, capacidad de entusiasmo, afán didáctico o confianza en el futuro como facetas difíciles de disociar, fácilmente rastreables en su obra, que le granjearon, además de consideración y respeto, un profundo afecto.
Toda una vida dedicada a la investigación de la Historia de Barbastro su comarca, compaginada con sus tareas eclesiásticas y docentes, le permitió recuperar del olvido una buena parte de nuestra memoria colectiva que abarca una amplia temática y cronología, especialmente fructífera en su etapa de archivero de la Catedral, Fruto de sus estudios es su archivo personal que recoge cientos de fichas sobre las áreas fundamentales a las que dedicó sus trabajos: la Historia de la Ciudad de Barbastro, la Historia de la Provincia, en particular nuestra comarca y la Historia de la Diócesis de Barbastro desde la óptica histórico artística y religiosa. En el plano estrictamente científico se plasmó en la publicación de algunas monografías como”La Catedral de Barbastro”, editada en los años 70 y que fue la primera sobre este Templo; “Diócesis de Barbastro” , en el “Diccionario de Historia Eclesiástica Española” 1972, y “Martirio de la Iglesia de Barbastro 1936-1938” en I989. También colaboró en revistas especializadas españolas y extranjeras como ”Argensola”, “Pirinées” o la reciente “Somontano”.
Actitud divulgativa. Del paciente y minucioso estudio de la documentación , del conocimiento de la historiografía, así como del dominio del entorno histórico actual y sus vestigios antiguos, centrándonos en Barbastro. D. Santos, expuso certezas, planteó hipótesis y valoró enclaves históricos, en un deseo c recuperar la Historia de la Ciudad, no solo sobre el papel sino también en SL referencia al territorio. Como historiador supo que algo tan complejo como la Historia, debe contemplarse, desde la conjunción de diversas disciplinas y por ello antes de que la arqueología se convirtiera en una practica habitual.
D. Santos visitó, se asomó a las obras y fue testigo de los parcos y casi descorazonadores hallazgos ofrecidos por el suelo barbastrense, que siempre analizó bajo el prisma del rigor científico. Esto es mas digno de valorar, en una ciudad donde la laxitud a este respecto, ha provocado no pocos errores y confusiones en relación al origen de la Ciudad y atribución a sus vestigios, recordando con esta razón su artículo: ”Obras de romanos, obras de moros (Cruzado Aragonés, 20-8-1988). Y cuando se iniciaron las excavaciones urbanas en Barbastro, con los importantes descubrimientos de estos últimos años, pude comprobar su renovada capacidad de asombro y esperanza, en que los trabajos arqueológicos abrieran buenas perspectivas de estudio.
De entre los diversos temas barbastrenses que investiq6, quizá los relativos a la Catedral y su entorno, las antiguas iglesias y conventos y las murallas, puedan destacarse come aquellos que centraron una señalada parte de su bibliografía.
D. Santos, ocupa con Sesé y López Novoa, el lugar de los grandes historiadores sobre nuestra localidad. Aunque su modestia le llevó a rechazar homenajes y distinciones, justo será que como colectividad, sepamos ahora reconocer sus merecimientos.
Nos ha dejado sus trabajos cuya reagrupación y edición conjunta, debería ser un importante tributo, no solo hacia su figura sino hacia nuestra propia ciudad, pero sobre todo, nos ha dejado el ejemplo de su vida.
Artículo de Mª Nieves Juste Arruga, publicado en el extraordinario de Fiestas del Cruzado Aragonés de 1996.