Un Patrimonio para conocer y recuperar
Este año conmemoramos el 900 aniversario de la incorporación de Barbastro al reino de Aragón. Constituye para los barbastrenses una buena oportunidad, para reencontrarse con su Historia y descubrir los restos que conocemos sobre la ciudad islámica y medieval cristiana. También debería significar una buena oportunidad, en esta andadura urbana de más de 1000 años, para reflexionar sobre el papel de nuestro patrimonio arqueológico, necesitado en algunos cases de su recuperación definitiva, en una ciudad como Barbastro que ha sido escasamente cuidadosa con su patrimonio cultural.
Barbastro es una ciudad fundada por los árabes, tal como evidencian las fuentes históricas y arqueológicas. A finales del siglo VIII, erigen las fortalezas militares de Alquezar y Barbastro, Para reforzar la frontera septentrional de la Marca Superior de Al-Andalus. A partir del castillo primitivo levantado junto a la Peña Midgar, ”La Peñeta”, Jalaf Ibn Rasid, a mediados del siglo IX, fundará la ciudad que pronto se convirtió en capital de su distrito de la Barbitanya, centro del Valle del Ebro; de su importancia en el mundo islámico es muestra el impacto que supuso su efímera conquista por Sancho Ramírez en 1064, en lo que fue la primera Cruzada de la cristiandad y su recuperación de nuevo por los árabes.
Sin embargo, las fuentes históricas detallan muy poco acerca de cómo era la cuidad que encontró Pedro I tras su conquista definitiva en Octubre del año 1100. Los documentos de las donaciones reales de esta primera época y las obras de los cronistas árabes, nos acercan a una ciudad que en general respondería a la tipología usual de las ciudades islámicas de nueva planta. Nos hablan de una ciudad potentemente amurallada (Entremuro) con al menos das puertas (Ferrata al este y Corbion al oeste). En su interior, la Medina, albergaba la mezquita mayor(Catedral) y en la cima del cerro se encontraba la Zuda (Peñón-Capuchinas), recinto también fortificado que con tenía el castillo y donde en 1156 se instaló la Iglesia del Santo Sepulcro Barbastro cantó con arrabales extramuros que pudieron estar también amurallados, así se deduce de las referencias a los baños, Citados en 1144 (probablemente en torno de S. Francisco) y la iglesia de Santa Fé, antigua mezquita en el área de los Campos de S. Juan. Al oeste de la ciudad se nombra también el cementerio de la ”Peña de los Cuervos” donde se enterró al fundador de Barbastro. Y ya en la orilla izquierda del Vero, en el 1100 se cita la iglesia de Santa Eulalia, donada por Pedro 1 en el 1101 a Don Gil de Provenza, vestigios de la población mozárabe instalada en el territorio.
Apenas algún resto, en ocasiones erróneamente datado, conocíamos de la ciudad medieval hasta que la investigación arqueológica iniciada en el 1939 en el entorno de la Catedral, nos permite acceder científicamente a nuevos datos sobre la ciudad y restos del Barbastro Medieval.
En el entorno norte de la Catedral, conocido como Jardín Arqueológico las excavaciones realizadas entre 1989 y 1991, han ofrecido un importante conjunto arqueológico del medioevo, además de épocas posteriores. Aquí estuvo la mezquita mayor islámica y aquí Pedro I consagró la primitiva Catedral, reutilizando con toda seguridad el templo árabe. Los vestigios de un primer recinto altomedieval muestran numerosos sillares reutilizados de la obra árabe, configurando potentes muros, base del claustro primitivo de la anterior Catedral. De este claustro se reconoce con claridad el espacio correspondiente a la etapa gótica, siglo XIII y XIV diferenciándose el banco del claustro; parte del patio, la galería cubierta con capillas y un arco ojival de acceso en el extremo oeste. El sector meridional del claustro, fue ocupado por el actual templo, construido en el siglo XVI. Muros pertenecientes a la abadía de los XII-XV, y diversos objetos materiales completan los resultados.
De este entorno, procede también el capitel islámico hallado en 1980 en el transcurso de las obras de restauración en el entorno de la torre. Es una bella pieza decorada con hojas de acanto, rosetas y hojitas biseladas, datable a principios del siglo XI, con reminiscencias arcaicas preislámicas, que debió pertenecer a la sala de oraciones de la mezquita.
Los baños islámicos, identificados en los bajos de una vivienda de la plaza de S. Antonio, constituyen un valioso hallazgo. Constaban al menos de dos salas, reconociéndose una de ellas provista en el muro frontal de dos cabezas de león, a modo de surtidor de agua, y conducciones de agua. Por su situación podrían responder a los “viejos baños” citados en el arrabal de la ciudad que en 1144 estaban fuera de uso.
También la arqueología, nos ha proporcionado muestras relacionadas con la vida doméstica de los barbastrenses de aquella época: restos de muro, silos excavados en la roca (C/. La Esperanza) conteniendo cerámicas y enseres de factura árabe (ollas, cuencos, candiles) y medieval cristianas que reflejan un uso entre los siglos XI y XIV, aljibes para acumular agua, cerámicas y objetos islámicos diversos (Solar de la Uned).
De las murallas de Barbastro, que fueron levantadas por Amrus Ibn Muhammad a partir del 918, conocemos en el siglo XII, en líneas generales su trazado por la Barbacana, Capuchinas. La Seo, trasera de la Catedral, Cerbuna y La Peña. Probablemente al muro occidental de esta fortificación, corresponde el potente muro de la calle Castellnou de cronología altomedieval, hallado en las excavaciones de 1995 y ubicado en el trazado entre las Capuchinas y la calle La Seo. En relación con estructuras públicas y reutilización de materiales, cabe considerar los sillares que bordean el convento de las Capuchinas.
Los enterramientos de Sta. Bárbara, localizados en 1995, al realizar obras en las calles Virgen del Plano, s. Juan de la Peña, proporcionan los indicios de una necrópolis islámica, de inhumación (s. IXXV). Este cementerio se hallaba extramuros de la ciudad, en el sector oeste, al que se accedería desde la puerta de la muralla que existió en la zona de las Capuchinas, la antigua Corvina o Corbión y después puerta de Huesca. Las fuentes árabes, a través de Al-Udri citan la almecora o cementerio de “Sqarjat al-Girban“ (la Peña de los cuervos) donde fue enterrado el fundador Jalaf. Este cementerio está al pie del peñón de Sta. Bárbara, lugar que identificamos como lugar del Castillo de los Entenza, citado ya en el siglo XII, y cuya datación como yacimiento medieval atestigua la arqueología.
Los restos arqueológicos de los Campos de S. Juan, le convierten en otro lugar de gran interés, extramuros medievales. Allí, en los años 60, cuando la primera urbanización del Barrio, aparecieron también enterramientos. Quizá debamos relacionarlos por su proximidad a la era donde estuvo la antigua ermita de S. Juan, que fue desmantelada en el siglo XVIII y su portada románica trasladada a la capilla del actual cementerio donde podemos contemplarla. La ermita, propiedad de los Sanjuanistas desde 1217, fue antes de les Templarios y con anterioridad estuvo dedicada a Santa Fé de Conques, por donación de Pedro I en 1102 a este monasterio, de la mezquita que aquí hubo, junto con sus hornos, baños, huertas, etc. que muestra la población extramuros de la ciudad islámica.
Otros vestigios de cronología menos precisa, nos enlazan con estas etapas de la alta edad media de la ciudad: restos de puentes, como el antiguo puente de Santa Fé en el Vero, aguas arriba del Campo S. Juan, que debió ser la vía principal de comunicación de la ciudad por la puerta de las Capuchinas antes citada.
En esta línea y bastante revalorizadas en estos últimos tiempos, se encuentran también las obras hidráulicas en relación al vero y próximas a la ciudad (acequias, saltos, azudes) cuyo origen se tiende a identificar con la cultura árabe y su puesta en cultivo de nuestras huertas, uso de molinos, etc. Estas construcciones, muchas todavía en activo, no cuentan todavía con un riguroso estudio histórico-arqueológico que nos permita adscribir convenientemente la cronología de los restos conservados.
Artículo de Dª Nieves Juste, en el programa extraordinario de Fiestas de Barbastro del 2000