El testamento de Alfonso I el batallador decía: “Para después de mi muerte dejo por heredero y sucesor al Sepu1cro del Señor que está en Jerusalén y a los que velan en su custodia y sirven allí a Dios; al Hospital de los pobres en Jerusalén y al Templo de Salomón con los Caballeros que allí velan para defensa de la Cristiandad”.
Esta decisión en su testamento otorgado en 1131 y confirmada unos días antes de su muerte, ya que de su matrimonio con Urraca de Castilla no tuvieron hijos, dio lugar en el Reino a una profunda crisis, la primera crisis sucesoria de la Historia de Aragón. De los tres hijos de Sancho Ramírez, Pedro I, Alfonso I y Ramiro, sólo este ultimo quedaba vivo y pasaba su vida dedicado a la iglesia.
Se pensó en un principio para resolver la crisis en García Ramírez descendiente de Sancho el de Peñalen que ya se había adueñado del Reino de Navarra restándolo definitivamente del de Aragón. Fracasada esta solución se recurrió a la descendencia directa en la persona de Ramiro el Monje con la licencia Papal de sus votos, el cual casó con Inés de Poiteu, francesa y de probada fecundidad en un matrimonio anterior. De este enlace, nace Petronila de Aragón, prometida cuando tenía cinco meses con el Conde de Barcelona Ramón Berenguer IV, de 24 años y que por ser de linaje noble, podía ser Príncipe Consorte y Teniente del Reino.
Así se solucioné la crisis sucesoria a satisfacción de todos. El trono con la descendencia que hubiera de la pareja y los derechos de las órdenes religiosas también, pues siendo ya Ramón Berenguer Príncipe de Aragón, renunciaron las tres, mediante ciertas compensaciones.
El reinado de Ramiro II duró tres años de 1134 a 1137 salo el tiempo necesario para organizar la transmisión del poder a su yerno. En un documento fechado en 1137, Ramiro, dice haber asumido la dignidad real “movido no por lo ambición ni la codicia, sino por la necesidad del pueblo y le la Iglesia”. Desde muy joven había sido monje en el monasterio francés de S. Ponce de Tomeras; posteriormente abad electo de S. Pedro al Viejo de Huesca y obispo electo de Roda de Isábena.
Ramiro II dejó a su yerno el Reino paro no la dignidad real que siguió ostentando hasta su muerte ocurrida en 1157 por lo que Ramón Berenguer nó utilizó nunca el título de Rey sino el de Príncipe de Aragón.
Berenguer se ocupó en estabilizas las frotaras con Castillo y Navarra sobre todo con ésta última por los enfrentamientos que tuvo con García Ramírez a causa de algunas plazas de las Cinco Villas. También intentó que Navarra volviera a la corona Aragonesa pero sin éxito.
En el aspecto reconquistador, firmó un acuerdo con Alfonso VII de Castilla en Tudillón en 1151, según el cual, para Aragón se reservaba todo Levante y el Reino moro de Murcia.
Con la ayuda de tropas Genovesas (Italia) conquistó Tortosa en 1148 y al año siguiente, por capitulación, las plazas de Fraga, Mequinenza y Lérida y aprovechando las luchas interinas entre almohades y almorávides (árabes) ensanchó sus territorios con Alcañiz y Ontiñena.
Ramón Berenguer se tituló siempre Conde de Barcelona, Príncipe de Aragón, Marqués de Tortosa y Duque de Lérida, lo que nos señala cuatro unidades políticas con algunas diferencias dentro del Reino pero bajo la misma autoridad.
En su política internacional miró más por la política del Reino de Aragón que la del Condado de Barcelona. Cómo hemos visto con los Genoveses conquistó Tortosa y procuró renovar la antigua soberanía de los Reyes de Aragón en el Bearn (Francia) y la Provenza.
Al morir en 1162 su hijo primogénito Alfonso II, recibe los territorio de Aragón y Barcelona y dos años más tarde su madre Petronila le concede la dignidad Real en Aragón.
Tótem informativo situado en la plaza de la Candelaria (Libro)