NITRÓGENO

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La química del nitrógeno

El nitrógeno se representa con el símbolo N y se encuentra en el grupo 15, periodo 2. Su número atómico es 7. El nitrógeno es un elemento no metálico. Como el resto de los no metales, no es un buen conductor de la electricidad ni del calor. Además, los no metales no se pueden estirar ni laminar, ya que son demasiado débiles. Por otro lado, sus propiedades químicas son muy diversas, es decir, se encuentra en la naturaleza combinado con un buen numero de elementos metálicos y no metálicos, al contrario que los metales. El nitrógeno también se utiliza como refrigerante y en la elaboración de amoniaco. A su vez este permite la producción de fertilizantes, ácido nítrico, urea e incluso explosivos. Y es que algunos de los compuestos del nitrógeno son increíblemente reactivos.

El nitrógeno y las auroras boreales...interactuando con partículas extraterrestres

Como hemos comentado, la atmósfera está formada principalmente por nitrógeno (78 %) y por oxígeno (21 %). Estos gases son los que provocan los llamativos colores de la aurora boreal, un espectacular fenómeno natural que ocurre cuando las partículas solares cargadas interaccionan con los elementos de nuestra atmósfera.

El oxígeno es el elemento más fácil de ionizar. Por eso, aunque no sea el gas más abundante es el que provoca el color más común en las auroras boreales: el verde. También puede provocar tonos rojizos cuando se reciben mayores cantidades de energía, pero esto no es tan frecuente.

Por otro lado, el nitrógeno produce colores rosáceos o púrpuras, observables solo en auroras muy intensas. Aparecen en las zonas más bajas de las auroras y suelen ir acompañados de movimientos rápidos. Incluso en ocasiones las partículas solares pueden desligar uno de los electrones de los átomos de nitrógeno. Entonces producen auroras de color azulado, muy poco frecuentes y difíciles de apreciar.


Los tonos púrpura y rosaceos en las auroras boreales se deben a la interacción de las partículas cargadas procedentes del espacio con el nitrógeno

El gas de la risa (N₂O), no tiene tanta gracia.

Sintetizado por primera vez por el químico inglés Joseph Priestley en 1772 y utilizado mayormente con fines medicinales, el óxido nitroso o “gas de la risa” se ha convertido en los últimos años en una popular droga recreativa, aunque de siempre se ha utilizado como anestésico en diferentes ramas de la medicina. Se suele comercializar dentro de globos que son inhalados y su uso se ha ido extendiendo en los últimos años en Europa, al tiempo que han aumentado los llamados para alertar sobre sus efectos adversos.


El óxido nitroso es un depresor del sistema nervioso muy potente, cuya inhalación produce unos efectos muy parecidos a los del pegamento. Quienes los consumen buscan una sensación de euforia, la cual se da porque el propio gas priva de oxígeno a la sangre, células y tejidos del organismo. Lo más habitual es que los consumidores se muestren sonrientes e incluso sufran un ataque de risa incontrolado que, en mucho casos, produce la pérdida de conocimiento, lo que compromete a los sistemas nervioso y pulmonar.

Cultivos en Marte con bacterias fijadoras de nitrógeno

Mientras la población de la Tierra crece, los investigadores estudian la posibilidad de cultivar los suelos marcianos, o 'regolito', que carecen de algunos nutrientes esenciales para las plantas, incluidas ciertas moléculas que contienen nitrógeno y que éstas necesitan para vivir. Por lo tanto, la agricultura en Marte requerirá estrategias para aumentar la cantidad de estos compuestos de nitrógeno en el regolito. Un estudio en la Universidad Estatal de Colorado (Estados Unidos), plantean la hipótesis de que las bacterias podrían desempeñar un papel importante para hacer más fértiles los suelos marcianos. Para explorar el posible papel de las bacterias simbióticas fijadoras de nitrógeno en la astroagricultura, los investigadores cultivaron trébol en un regolito artificial muy parecido al de Marte. Los resultados sugieren que los microbios simbióticos impulsaron el crecimiento del trébol. Las investigaciones futuras podrían seguir explorando estas relaciones con otros cultivos y abordar los problemas de toxicidad de las plantas en el regolito.