Historia del Centenario

Prof. Diego A. del Pino

EL PRIMER SIGLO

DEL BARRIO

DE VILLA URQUIZA

Publicado en 1987. Guía del Centenario de Villa Urquiza.

Comisión Homenaje Centenario de "Villa Urquiza"

Resumen Histórico del Prof. Diego A. del Pino


El barrio de Villa Urquiza, nuestra "patria chica", cumple cien años de vida. Este importante suceso, que emociona a toda la comunidad barrial, conmociona a todos los que aman a este rincón porteño: jóvenes y mayores, estudiantes y profesionales, comerciantes y ancianos memoriosos: en una palabra, a los varios cientos de miles de personas que han elegido a este barrio para vivir, que es importante y acertada decisión, porque en Villa Urquiza hallarán calma, alegría, trabajo, posibilidad de acceder a los elementos que conforman una vida completa, con transportes suficientes, medios de cultura, comercios ... El vecino de nuestro barrio tiene también características especiales, así como el propio barrio porque decir Villa Urquiza significa evasión de la contaminación ambiental, contacto social "a la antigua" y todo ello dentro de una absoluta modernidad.

Villa Urquiza es un potente núcleo zonal, con un vertiginoso crecimiento de tal intensidad, que ha logrado el casi utópico "bastarse a sí misma", independizándose así, primero del "centro" y luego de otros barrios vecinos.

Si observamos en torno, admiramos al barrio de hoy, pero es justo reconocer, que esta etapa que hoy vivimos. es la instancia actual de un proceso histórico que comenzó hace ya mucho tiempo, precisamente un siglo.

Hemos decidido concretar nuestro homenaje a este barrio que cumple cien años de vida, resumiendo - que es una forma de narrar-, los acontecimientos del pasado que comenzó en el año 1887. Dedicamos estas páginas, fruto de muchos años de estudio sobre la historia de la ciudad de Buenos Aires, a los vecinos de Villa Urquiza, porque interpretamos que conociendo el barrio más intensamente, tanto en su pasado como en su presente, el afecto será más profundo y la obra de cada uno mejor, concretándose en conductas sociales que caracterizarán al buen vecino: trabajar más y mejor, cuidar las calles, monumentos y edificios, ayudar solidariamente a los pobladores, aportando saber y voluntad de mejoramiento. Este ensayo histórico permitirá el acceso a mayores investigaciones (Pueden obtenerse mayores detalles históricos en nuestros libros: El barrio de Villa Urquiza; Cuadernos de Buenos Aires, Municipalidad de Buenos Aires, 1974, y en Villa Urquiza; un barrio centenario. Editorial Marymar, 1987), cuando aquellos que poseen testimonios escritos u orales, los divulguen, para que todos conozcamos mejor esta querida "tierra chica", que cumple un siglo de vida y sigue, briosamente, su marcha hacia un futuro mejor.

La región cuando el barrio todavía no existía

Convendrá que imaginemos cómo era el panorama geográfico de la zona que hoy denominamos "barrio de Villa Urquiza", cuando todavía no se había creado, es decir, con anterioridad al año 1887.

Pensamos entonces como viajeros sin apuro y que estamos recorriendo esa zona del noroeste, acaso en un carricoche de los comunes en esos momentos finiseculares, por ejemplo. un "break" arrastrado por un caballo. Proponemos comenzar nuestro paseo en el vecino pueblo de Belgrano, en un año clave: 1880, mientras ese poblado, fundado en 1855, era Capital de la República, por ser asiento de las autoridades nacionales: el doctor Nicolás Avellaneda y el Poder Ejecutivo. Expliquemos el por qué de esta circunstancia que significó mucho para la evolución posterior de nuestra villa. Se vivían momentos críticos, pues Carlos Tejedor, gobernador de la provincia de Buenos Aires, rechazó el resultado de las elecciones que daban como presidente a Julio A. Roca. Su rebelión fue inminente y se llegó entonces a la guerra civil. El Poder Ejecutivo abandonó la ciudad de Buenos Aires (sede en esa época de las autoridades nacionales y provinciales) y se instaló en el pueblo de Belgrano, con las tropas acuarteladas en los vecinos caserones de la Chacarita, que por 1750 habían construido los sacerdotes jesuitas.

El enfrentamiento concluiría en septiembre de 1880, cuando se dictó la llamada "Ley Capital", declarando a Buenos Aires capital de la República. Al concretarse esto pocos años más tarde, se incorporaron a la ciudad los pueblos de Belgrano y San José de Flores, con los

territorios aledaños. Todo esto explicará algunos procesos históricos referidos a nuestro barrio.

Pero no olvidemos nuestro anunciado viaje suburbano. Partimos de Belgrano, admirando la bella iglesia de la Inmaculada Concepción, conocida como "La Iglesia Redonda" y que se concluyera en 1878. Tomamos el ancho camino de tierra que es la calle Cabildo, hacia el oeste y llegamos a otro, que hoy llamamos Monroe, doblando hacia la izquierda, es decir, hacia el sur. Al cruzar la calle Cramer, según la nomenclatura actual, vemos galopar algunos caballos que ensayan una carrera en el hipódromo de Belgrano. Ya llegamos a otro camino, que llega desde el este: Triunvirato o Corrientes, que permite llegar al "Cementerio Viejo de la Chacarita", hoy Parque "Los Andes". Miramos en torno, porque en un costado de Triunvirato, brotará una población, que será llamada 'Villa Catalinas", un 2 de octubre de 1887. Será nuestro barrio.

Es una zona alta, con abundantes lomadas. No en vano algunos llaman a la región "Lomas Altas" o "Las Barranquitas". Claro que mucha de esa tierra desaparecerá luego, transformada en miles y miles de rojizos ladrillos, uniformando la llanura y formando bajíos, que el agua de las lluvias transformaría en pequeñas lagunas. Desde "La Pampa" - otro antiguo camino-, hasta el oeste, donde alguna vez se trazaría la Avenida General Paz, indicando que allí concluía la Capital, todo eran llanuras verdosas, con escasos árboles y muy pocas viviendas. Algún quintero nos dirá que por aquí viven algunos chacareros: BIas González, desde 1850, por el oeste; don Francisco Chás y dos o tres quinteros más, por el este, cultivando tierras y cosechando hortalizas que llevan en carretones hasta Flores, Belgrano o a la ciudad, a menos de tres leguas de la villa. No sobresale ningún edificio notable, nada que se destaque de la llanura. Esa será el ámbito geográfico donde surgirá Villa Urquiza. Pensemos - como haciendo contraste-, en el barrio de hoy y en la obra cumplida por los precursores en solo cien años, pero de duro esfuerzo.

Un día 2 de Octubre de 1887

Ya conocemos el escenario, ahora veremos cuáles fueron las motivaciones que concluyeron con la fecunda idea de constituir en estas tierras un poblado, origen del barrio de hoy, en tiempos del Presidente Dr. Miguel Juárez Celman. Presentaremos para ello a dos personajes porteños, protagonistas de esta peculiar fundación, que no tuvo acta ni documentos formales. Don Francisco Seeber, de familia alemana, nació en Buenos Aires el 15 de noviembre de 184l. Comenzó sus estudios en nuestra ciudad y los completó en Alemania. Cuando volvió, se incorporó ala Guardia Nacional, con el grado de Capitán, participando en la campaña contra el Paraguay. Se dedicó luego con éxito al comercio y la organización de empresas y por 1872, formó la "Sociedad Muelles de Las Catalinas", en la actual zona del Retiro. Allí se comenzó a construir un muelle de cargas (todavía no existían las instalaciones portuarias), con grandes depósitos, para recibir productos desde el interior o el exterior del país. Francisco Seeber había contraído matrimonio con la señora Fanny Agrelo y pronto estuvo trabajando con él, su hermano político, don Emilio C. Agrelo, nacido en Buenos Aires en 1856 y que era ingeniero, constructor, pintor y crítico de arte. Ambos fueron personajes destacados en su momento. Francisco Seeber, agregaba a sus actividades comerciales, el ser un especialista en cuestiones económicas y autor de estudios sobre impuestos, ferrocarriles, director de periódicos, etc. Falleció en Buenos Aires, el 13 de diciembre de 1913 a los 72 años. Por su parte, Emilio C. Agrelo fue autor de destacadas obras arquitectónicas como la escalinata del Jockey Club, el antiguo edificio de la Facultad de Filosofía y Letras, etc. Falleció Agrelo en Buenos Aires, el 29 de febrero de 1899.

Volvamos a ocupamos de las empresas que en la costa del Río de la Plata tenían estos dos emprendedores ciudadanos. Toda la zona era baja - no olvidemos que el agua del río llegaba entonces hasta Leandro N. Alem - y por allí se veían trabajar a las negras lavanderas. El caso es que había que rellenar esos bajíos y por tal causa, la empresa "Las Catalinas", decidió adquirir una vasta extensión de tierra en los suburbios porteños, allá por la provincia, para extraer la tierra necesaria para tal fin. Había que encontrar un lugar alto y de poco costo y para eso se eligió la región del noroeste que hoy es Villa Urquiza.

Con carretas y grandes chatas, la capa negra y fértil de las lomadas del lugar, fue transportada hasta la costa y entonces las obras del muelle de Seeber fueron tomando forma y llegaron a terminarse en 1875. Concluida la tarea. la empresa se encontró con muchas hectáreas de tierra, que iban, aproximadamente, desde las calles Alvarez Thomas hasta Constituyentes y de La Pampa a Av. Congreso. Entonces. don Francisco Seeber decidió que todo aquello se loteara y encargó a su hermano político. Emilio C. Agrelo, que diagramara el futuro pueblo o villa. Como dijimos anteriormente. no hubo fundación formal ni acta probatoria, pero es tradición desde los primeros momentos, que ello sucedió el 2 de octubre de 1887 . Así surgió "Villa Catalinas", con tal nombre como homenaje a las instalaciones que se habían formado realmente con su propia tierra. Simultáneamente con la decisión de formar un poblado en estas regiones se gestionó la instalación de un paradero del ferrocarril de Buenos Aires a Rosario conocido como "Ferrocarril Poblador", por su obra civilizadora. La inauguración se produjo el 19 de abril de 1889, pero el loteo de la zona se inició un año antes. El sencillo paradero del tren. estaba en las actuales calles Franklin D. Roosevelt, Bucarelli, Monroe y Triunvirato, ocupando aproximadamente dos hectáreas de tierra y pronto se construyeron dos andenes, un galpón de madera con techo de chapas de zinc y algunas casillas.

Veamos ahora la configuración de aquel pueblecito de campo, en un paraje que todavía pertenecía a la provincia de Buenos Aires. aunque desde 1880 existía la "Ley de Capitalización". El trazado de Emilio C. Agrelo databa de 1888, a sólo un año de la decisión de constituir allí un núcleo poblado. Se extendía desde Alvarez Thomas, un camino ancho diseñando en 1827, cuando se proyectó formar en la Chacarita el pueblo de Chorroarin, hasta la Avenida de los Constituyentes y de Monroe hasta Congreso. En total, eran casi setenta manzanas. En forma longitudinal y siguiendo aproximadamente la dirección de Monroe, llamada Saavedra, corrían las vías del F.C.C.A., que se detenía en Belgrano, paraba en "Las Catalinas" y luego proseguía hasta el pueblo de San Martín.

Las calles fueron denominadas provisoriamente con números. He aquí esa nomenclatura: Hacia el norte. Calle Nº 1 (Guanacache - Franklin D. Roosevelt); Calle Nº 2 (Cullen); Calle Nº 3 (Bebedero. Pedro I. Rivera); Calle Nº 12 (Nahuel Huapí): Calle Nº 13 (Mar Chiquita, Tomás A. Le Breton); Calle Nº 14 (Av. Circunvalación - Congreso). Hacia Belgrano: Calle Nº 18 (Aizpurúa): Calle Nº 17 (Ceretti); Calle Nº 16 (Burela); Calle Nº 4 (Altolaguirre); Calle Nº 15 (Andonaegui); Calle Nº 16 (Bucarelli); Calle Nº 7 (Bauness); Calle Nº 8 (Triunvirato); Calle Nº 15 (Capdevila); Calle Nº 9 (Colodrero); Calle Nº 10 (Pacheco); Calle Nº 11 (Segunda Córdoba - Alvarez Thomas).

Miremos nuevamente en torno a esta Villa Catalinas. Los caminos de salida, como ya se comentó. eran: Alvarez Thomas, para el oeste o el este; el camino de Monroe, para llegar a Belgrano o conectar con el camino a San Martín. También se podía ir hacia el Ferrocarril Rural, que llegaba a la Chacarita, para internarse en la provincia de Buenos Aires. Bordeaban a la Villa, extensas tierras dé pobladores como Santiago Roland, Francisco Chás. BIas González, Vicente Fernández ... Estos pioneros se dedicaban a cultivar la tierra para obtener verduras, hortalizas y frutas y tenían arrendatarios que poseían fracciones menores, de dos o tres manzanas de superficie.

El año fundacional fue 1887, precisamente cuando se efectivizaba la incorporación de esas regiones al ejido urbano, que así aumentaba su superficie con 6000 hectáreas de tierra y 30.000 pobladores nuevos. Para Villa Catalinas en especial, así como para otros pueblos vecinos, como Villa Mazzini, Núñez, Saavedra y Villa Ortúzar, esto tuvo un significado trascendente, porque pasaban de ser lejanos rincones provincianos, para constituirse en partes integrantes de la flamante Capital Federal. Al producirse esa incorporación, por una decisión geo-política, se creaban situaciones interesantes: los escasos pobladores del lugar ya no serían provincianos, sino porteños, con todas sus consecuencias previsibles: mejores transportes, escuelas, iglesia, pavimentos, urbanización. más comercios ... Y entonces comenzaron los rematadores a ofrecer lotes. Eran optimistas visionarios que también hicieron su aporte para lograr el avance de esas regiones suburbanas. Los rematadores convencían a los dueños de las grandes quintas de la ventaja de fraccionar sus tierras para luego ofrecer los lotes en pagos mensuales. Coincidieron para ello varias circunstancias: aumento de la corriente inmigratoria, especialmente conformada por italianos y españoles, deseosos de dejar los malsanos conventillos porteños. para empezar a construir sus casas en esas llanuras fértiles del noroeste. Agréguese a ello la cercanía del floreciente pueblo de Belgrano, ya nuevo barrio y el valor que significaba la parada ferroviaria. que podía llevar a los viajeros a Retiro en media hora de marcha. Todo ello justificaba el vertiginoso crecimiento de aquella villa que luego sería nuestro barrio de Villa Urquiza.

Como sucede generalmente. los primeros pobladores se reunieron en torno de la parada del ferrocarril, que comenzó a ser utilizada preferentemente para cargas y entonces se determinaron dos sectores, a uno y otro lado de la estación, con los nombres de Villa Catalinas y Villa Modelo, hacia el este. Este núcleo fue más humilde y se constituyó como una especie de suburbio de Catalinas. Villa Modelo iba desde las vías del ferrocarril hasta La Pampa y de Triunvirato a Constituyentes, limitada hacia el este por las tierras de don Francisco Chás y don Santiago Roland. Inicialmente hubo algunos "celos" entre los pobladores de ambos poblados, pero pronto todo se unificó y en 1901, todo aquello pasó a ser definitivamente Villa Urquiza. Esa decisión surgió de los propios habitantes que solicitaron a las autoridades el cambio de nombre, para así rendir homenaje al general Justo José de Urquiza. Por decreto del 16 de octubre de 1901, firmado por el presidente Julio A.

Roca, aquellos poblados pasaron a denominarse "General Urquiza" y lo mismo sucedió con la estación del ferrocarril.

¿Cómo vivían aquellos esperanzados pobladores?

Afortunadamente, contamos con las informaciones de un "Censo de Villa Catalinas", levantado por el ingeniero Armando Billón, el 15 de noviembre de 1889, es decir, a los dos años de haberse fundado el pueblo. Comentaremos algunos de los ilustrativos detalles, los

que nos darán una clara visión sobre el barrio, pero hace un siglo ya.

Los habitantes eran pocos: 2324, y las casas construidas 357, aunque se estaban edificando otras 57 viviendas. He aquí una nómina de los comercios iniciales: una fábrica de cristal, una de cerveza, siete de ladrillos, una de jabón y velas, una de licores, una de polvo de ladrillos y finalmente, una curtiembre. En total: 13 fábricas, donde trabajaba la mitad de la población masculina, pues el resto se ocupaba en los hornos de ladrillo y en las quintas. Había también 20 almacenes, tres carnicerías, cuatro fondas, una carpintería, una panadería, un tambo, dos herrerías y tres tiendas, haciendo un total de 66 casas de comercio.

El poblado tenía dos elementos o formas de vida que conformaban su aspecto general y su economía: las quintas y los hornos de ladrillo, y sobre ellos daremos algunas noticias.

Poco a poco proliferaron las chacras de verdura, ofreciendo estampas rurales: cercos de cina cina o de cactos y algunas con el alambrado que todavía era novedad en los suburbios.

En el interior de las quintas se veía una sencilla casa de material (los ladrillos eran baratos por allí, con techos de chapa, galería, árboles frutales en torno y un aljibe, que luego dejó paso a los molinos de viento que llenaban de agua los tanques improvisados. Allí había un gallinero y bajo una enramada, algún carro o "break", y los consabidos perros. El resto del terreno se dedicaba al cultivo de verduras que consumía el quintero y su familia, se vendía en el pueblo y se llevaba en carros hasta la ciudad. Esas quintas fueron comunes hasta 1920.

En los alrededores, allá por lo que es Parque Chás, y también cerca de Avenida de los Constituyentes que iba desde Congreso hasta Republiquetas, era notoria la presencia de los hornos de ladrillo. Esto tenía su explicación: los habitantes aumentaban rápidamente y entonces proliferaron los "horneros" que instalaban sus fábricas, comprando o alquilando el terreno, que pronto perdía altura, por la extracción de la tierra. Eran característicos: una sencilla vivienda, un pisadero donde se echaba la tierra, agua y pasto, y desde ya, alambrado. Allí se soltaban yeguarizos, que corrían por horas, formando una masa oscura que luego llenaba los moldes y que más tarde se sometía al fuego de los hornos, que humeaban permanentemente, dejando su olor característico en la zona. Con esa tierra de Villa Urquiza se construyeron no sólo las casas del lugar sino que de otros muchos barrios. Pero el precio fue caro: desaparecieron las lomadas herbosas y la superficie se uniformó, formándose a veces bajíos pantanosos. El progreso tiene a veces sus exigencias y sus inconvenientes.

Pronto comenzó una especie de "fiebre compradora", interés general por adquirir lotes en nuestra villa. Los rematadores, entusiasmaban a los candidatos con sus ofertas de "tierra negra, alta, en el mejor lugar de la Capital, con tranvía y a pagar en cien meses". Y como si fuera poco: se llevaba a los clientes hasta el lugar y todavía lo convidaban con un asado criollo ... He aquí - como ejemplo-, algunos avisos de aquellos remates de tierras: "Abril de 1888 - Vendemos lotes de terreno en este Pueblo, en 24 mensualidades. Escritura gratis.

Lotes grandes y chicos, al gusto del comprador. Estos terrenos están completamente rodeados por edificios, casas de comercio, hornos de ladrillo. Verdadero pueblo de trabajo. Terrenos altísimos, con tierra negra. Los jornaleros y los padres de familia, deben tomar un pedazo de tierra con las grandes ventajas que les ofrecemos y dejar así un hogar para sus hijos. Apresúrense y aprovechen la ocasión. Venta de terrenos cerca de las fábricas y con facilidades que nadie puede ofrecer. (Antonio Fonrouge - Calle 25 de Mayo 152, Belgrano.)

Y este otro aviso: "Marcos Casas, único encargado de la venta de los terrenos de Villa Catalina, barrio de la Capital. No confundan con otros estos terrenos. Por más datos y planos, concurrir a nuestras oficinas de tierras. Escritorio principal: Calle 1, entre Calles 8 y 9. Terrenos pagaderos en 24 mensualidades, sin interés, escritura gratis. Muy altos, con tierra negra, con veinte trenes diarios del F.C. de Buenos Aires al Rosario".

Desde los primeros momentos. la ancha calle Triunvirato fue el eje del lugar, como lo sigue siendo en la moderna Villa Urquiza. Llevaba a la estación y a su lado se levantaría la primera iglesia y luego la plaza, caracterizando así a este poblado. parecido entonces a muchos otros del suburbio. La Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, que se halla en Triunvirato 4940 (Cullen), data del año 1890, cuando el predio necesario fue donado por Francisco Seeber y Emilio C. Agrelo, que solicitaron que el templo se colocase bajo la advocación de la Virgen del Carmen. La piedra basal se colocó el 20 de diciembre de 1891 en un lote que medía 1970 metros cuadrados y donde - hasta el año 1871-. se veía un antiguo caserón, casa habitación de una vetusta quinta. El 3 de marzo de 1893 se inauguró una sencilla capilla, de 22 metros de largo por 8 metros de ancho, una torre chata con una cruz de hierro y todo ello sin revocar, con ornamentos cedidos por el Seminario Conciliar de Villa Devoto. Fue bendecida por el Arzobispo de Buenos Aires. Monseñor Federico C. Aneiros y el primer párroco designado lo fue el presbítero Aquiles Blois. Pero todos tenían conciencia de que aquella Capilla era insuficiente para el poblado en crecimiento y se pensó que hacía falta construir un edificio de mayor importancia. La Sociedad de Fomento, procuraba interesar a las autoridades eclesiásticas para que en el lugar se creara una Parroquia separada de la de Belgrano. Esto era necesario porque la zona a servir evangélicamente era muy grande e incluía a núcleos vecinos, como las villas de Mazzini, Devoto, Ortúzar. Finalmente se constituyó la Parroquia del Carmen, en octubre de 1896.

El poblado necesitaba una plaza y nuevamente apareció la generosidad de los fundadores, dueños de toda aquella vasta extensión, que poco a poco, iban vendiendo en lotes. Se concretó entonces la donación del terreno necesario para formar la actual plaza "Echeverría", limitada por las calles Bebedero, Bauness, Nahuel Huapi y Capdevila, con una superficie de 9800 metros cuadrados. Inicialmente fue un terreno baldío, en el que se veían animales sueltos y el que a veces se arreglaba para instalar alguna "kermesse" con fines benéficos agregando algunos faroles a los pocos que allí había. Alguna vez se alambró para evitar el paso de los animales y más adelante se colocaron árboles y algunas otras mejoras a solicitud de las sociedades vecinales.

Volvamos a ubicamos en el pasado remoto, cuando todavía Villa Catalinas no había sido proyectada. En el año 1874, el municipio del pueblo de Belgrano decidió crear un cementerio para cubrir las necesidades de los habitantes del lugar y de las villas vecinas. Se procuró construir el camposanto sobre un camino de acceso al pueblo, pero lo suficientemente alejado como para que nunca llegara a estar cerca de las viviendas.

Con ese criterio. el municipio de Belgrano eligió un terreno con frente al "Camino de Monroe", limitado por las actuales calles Miller, Valdenegro y las vías del ferrocarril. El cementerio estaba bordeado por una tapia de ladrillos y en la entrada tenia un portón del que partía un camino central, bordeado por árboles y donde se alineaban alrededor de quince bóvedas. Allí descansaban pobladores de Belgrano y también de Villa Catalinas y sus alrededores. En la bóveda de la familia de Sagasta Isla, Juez de Paz de Belgrano, estaban los restos del escritor Marcos Sastre. también belgranense y autor de la obra El Temple Argentino. Esta es la explicación sobre el nombre de la plaza que más adelante se hiciera en tal lugar.

El cementerio de la villa pronto creó problemas, porque el poblado crecía de sur a norte (hacia Belgrano). Se decidió entonces su supresión y esto se comenzó a concretar cuando se formó el nuevo cementerio de la Chacarita. por el año 1896. El caso es que fue cerrado en 1898. trasladándose los restos al nuevo cementerio y quedaron en el lugar las derruidas bóvedas, para molestia del vecindario hasta el año 1920. En esa época se demolieron las construcciones, pero todavía aquello fue un baldío por décadas, hasta que en 1946 se formó la actual plaza "Marcos Sastre".

Nos ocuparemos brevemente de los transportes y su evolución en el Villa Urquiza de antaño. Algo hemos adelantado ya al referimos a los viejos caminos de acceso: Corrientes - Triunvirato; Córdoba - Alvarez Thomas; La Pampa, Monroe, Camino del Fondo de la Legua, en algún sector de la Av. de los Constituyentes. Inicialmente se recorrían las distancias a caballo o en carruajes ligeros (volantas. breaks o similares) y las cargas iban en carretas de bueyes o en grandes carros o chatas, arrastrados por un par de yuntas de caballos. Siempre quedaba el recurso de caminar, aunque las distancias eran grandes. Luego llegaron los tranvías, primero de caballos y por el comienzo del siglo, eléctricos. Fueron avanzados del progreso y a su marcha, parecían brotar de la llanura las casas de los jornaleros o los trabajadores del ferrocarril, las quintas y los hornos de ladrillo. El mitológico "Lacroze" arribó pronto desde el "centro", avanzando por la calle Triunvirato y a estos tranvías llamados "los verdes", siguieron los de otras compañías, corno "El Anglo", ya con el clásico Nº 96, presente en los últimos setenta años del barrio, hasta que todos ellos desaparecieron un día del año 1963.

Por 1916, se instaló en la zona un original servicio de "breques", que llevaban pasajeros a razón de cuatro o cinco por viaje, desde Triunvirato y Monroe hasta lugares fijados previamente: el Hospital Pirovano, el barrio de Belgrano o el Cementerio de la Chacarita. Estos coches fueron antecedentes de los ómnibus y colectivos que aparecerían por 1925 y que permitieron una fluida comunicación entre Villa Urquiza y el resto de la ciudad. Las líneas tranviarias que pasaban por el barrio fueron las numeradas 7 (hasta Reconquista), 12 (a Retiro), 35 (a Plaza de Mayo), 90 (a Plaza Constitución) y 96 (al centro porteño).

Nos ocuparemos de dos escuelas que por su larga trayectoria han acompañado al barrio desde sus comienzos.

Escuela Nº 1, "Coronel Olavarría"

Este establecimiento, que está ubicado en Triunvirato 5101, comenzó a funcionar el 28 de junio de 1888, a menos de un año de haber sido fundada la villa. Fue primera maestra y directora, la señorita Rosa Bardi y luego la ayudaron las maestras María Luisa Irigoin, Dolores Maza de Balbeny, María Gregory de Maza y Antonia Rojo de Ochoa.

Las clases se iniciaron con sólo treinta alumnos y por el año 1901, era denominada "Escuela Superior de Niñas". Era difícil a los alumnos acceder a la escuela cuando llovía, porque las calles no estaban adoquinadas y la mayoría vivía lejos. En 1895, tenía local propio y asistían a clase 170 niños. Había alrededor un cerco de cina cína y florecidas enredaderas. Había tres salones, un aljibe y otras instalaciones. Los locales que ocupó esta escuela fueron varios: Pedro I. Rivera, entre Triunvirato y Colodrero y luego en la calle Bauness. El edificio de Triunvirato data del año 1940.

Escuela Nº 2, "Juana Manuela Gorrltl"

Esta escuela se constituyó el 14 de marzo de 1891, con sólo 17 alumnos. Se destinó para varones mayores de diez años, porque hasta esa edad podían asistir a la escuela "Coronel Olavarría", que era de niñas. Por el año 1890, se calculaba que en el barrio quedaban cerca de 200 varoncitos sin asistencia escolar. El 2 de abril de 1891 se nombró al primer maestro y director, el profesor mendocino Ramón Arrieta y luego a los maestros iniciales: José H. Frías, J. Lobos y Trinidad Gallardo de Morelli. La escuela comenzó a funcionar en la calle Franklin D. Roosevelt 5065 y luego pasó a la calle Bebedero, esquina Colodrero y a Cullen 5022. Actualmente está en Triunvirato 4857.

Algunas estampas del pasado

Ofreceremos algunas visiones del pasado de nuestro barrio, ubicándonos para ello en los años transcurridos entre el momento de la fundación y 1920.

Cuando en todo el entorno existían quintas de verdura, hornos de ladrillos y escasas viviendas para descanso, había varios de esos característicos comercios conocidos como "almacenes de ramos generales", propios de las zonas campesinas, donde la tracción a sangre era común, sino la única en uso. Así, en el citado Censo de 1889, muy útil para darnos una visión del poblado a sólo dos años de la fundación. se indica la presencia de estos comercios: maicerías, pasterías, carbonerías, tambos, herrerías de caballo, almacenes (casi pulperías), etc. En todas las casas de aquellos momentos, había un fondo con gallinas, palomas, conejos y hasta alguna oveja, pájaros enjaulados y desde ya, la típica quinta cultivada por los inmigrantes italianos y españoles. Esto también nos permite aseverar que los pobladores de antaño producían buena parte de los alimentos que consumían: gallinas. frutas y verduras. Poco era lo que se compraba fuera de la casa, porque las hacendosas "catalinenses" solían amasar su propio pan en los hornos copiados acaso de la vivienda del ave campera. En esos almacenes, casi siempre esquineros, todo podía comprarse: yerba mate, bebidas, comestibles, ropas, artículos de bazar. Existía la posibilidad de hacerla "al fiado", a pesar del clásico cartel: "Hoy no se fía, mañana sí". A veces tenían al lado una cancha para bochas o alguna enramada con palenque para sujetar los caballos y no faltó en Villa Urquiza alguno con una reja protectora de hierro, configurando una antigua estampa digna de "Martín Fierro". Así sucedía con el almacén que estaba en las cercanías de la estación del ferrocarril, de un señor Andreotti y que era llamada "La Reja", por la presencia de tan fuertes defensas metálicas. Algún bromista llamó al lugar "la leonera". El vecino Juan Zuffo, instaló cerca una conocida fonda, donde comían casi tres centenares de obreros de los hornos de ladrillo.

El consumo de agua también tuvo cambios notables. Inicialmente. los vecinos cavaban un pozo hasta la primera napa para obtener agua, pero ello fue luego antihigiénico, por la presencia de "pozos negros" y entonces fue obligatorio perforar hasta la segunda napa, para evitar la contaminación. En los avisos de venta de casas en la villa. se lee a menudo: "con pozo de balde", explicando cómo se obtenía el agua. Existen todavía algunas reliquias de elementos de la época, como en la casa de la familia de don José Chíttaro, en la calle Colodrero al 2500, donde se conserva el brocal de mármol del aljibe que se instalara allí antes de 1891. Luego las quintas contaron con molinos de viento y tanques para conservar el agua. Cuando se clausuró el camposanto de Monroe y Miller, en sus proximidades, el municipio perforó profundos pozos y construyó algunos tanques, extendiendo luego las cañerías para suministrar agua potable a la región. Se encargó de esas tareas el ingeniero

Julio A. Krausse, notable científico y uno de los pioneros del descubrimiento del petróleo argentino. El vecindario comenzó por rechazar el agua que provenía de tales instalaciones, porque se decía que muy cerca había estado el antiguo cementerio del lugar, pero luego esa situación se superó y por muchos años los pobladores de Villa Catalinas y sus alrededores, obtuvieron agua de allí, siendo prohibidos desde 1907 el uso de agua de pozo en las casas particulares. Lo demás es historia reciente, porque a partir de 1915 se generalizaron las instalaciones de agua corriente y sanitarias.

El suministro de luz pasó también por etapas que fueron comunes a todos los suburbios. Primero se instalaron faroles de querosene en algunas esquinas y hasta ellos llegaba al anochecer, el farolero con su escalera, encargándose de encender los faroles que poco podían valer en las noches oscuras. Luego hubo suministro de gas, y finalmente, al comenzar el siglo, llegó el fluido eléctrico, cambiando el panorama del lugar, ya que todos se iban a sus casas en cuanto el sol se ponía. Acaso eran excepciones los grandes carros de carga, que llevaban verdura o ladrillos hacia el centro y que agregaban el tenue resplandor de un farolito trasero, que oscilaba permanentemente. Tal vez la calma nocturna era quebrada por la nota pintoresca de alguna "serenata", costumbre pueblerina que también tuvo sus adeptos entre la gente joven.

Recapitulando: por 1889, había medio centenar de faroles de querosene y en mayo de 1902, la Compañía de Gas "Río de la Plata", extendió las cañerías hasta Villa Urquiza. En Bauness y Juramento, se abrían las líneas para la parte céntrica del poblado. La Compañía Hispano Argentina de Electricidad diseminó las instalaciones en 1923.

El paso de los lecheros con dos o tres vacas y algún ternerito con su bozal, ponía a diario su nota campesina. Había en el barrio muchos tambos y también llegaban hasta allí lecheros desde el pueblo de Saavedra. "bajando" por el "camino de San Martin" (Av. de los Constituyentes) y luego entrando por Pampa. Los ancianos comentaban que el cruce de esas dos rutas era peligroso, pues a veces se producían asaltos y por eso era común que los lecheros llegaran en grupos de hasta una docena creando estampas pintorescas. Hubo tambos en Congreso y Capdevila y en Pacheco y Bebedero y los dueños eran generalmente rubicundos vascos, que también repartían leche con sus carritos, llevando los tarros de cinc hasta el fondo de las casas.

Los carniceros también recorrían las calles, que con pocas excepciones eran de tierra, en sus carros, llevando las medias reses y constituyendo verdaderas carnicerías ambulantes, con su séquito de perros vagabundos. Uno de los primeros mataderos particulares fue el de don Francisco Torelli al que ayudaba un señor Sicardi. Se faenaba carne en Ceretti y Bucarelli y en Tomás Le Bretón y Pacheco, donde atendía el carnicero Juan Bocino, conocido por una gran carreta de reparto con carne que fraccionaba con un hacha. Y un dato curioso: por 1910. en la esquina de Alvarez Thomas y cerca de Avenida de los Incas (límite este del barrio), había un criadero y matadero de ovejas. donde se vendían corderitos, carne ovina y también cueros llamados "zaleas", usados para abrigo o como recados. La oposición del vecindario a este establecimiento fue tan grande, que el municipio obligó a este matadero a emigrar para el lado de Saavedra.

Paulatinamente el lugar fue progresando y también llegaron los teléfonos, primero como experimento de física recreativa y luego en forma profesional. Sabemos que la empresa Gower-Bell, instaló dos o tres de esos aparatos tan novedosos en 1887 y que el antiguo poblador Celestino Welsh, fue uno de los primeros que tuvieron tal invento. En forma comercial, los teléfonos se vulgarizaron entre 1917 y 1920. Algunos de ellos estuvieron colocados en las casas de Pedro Delponti, José Chíttaro, Eduardo Alvarez y más tarde, de Manuel R Canicoba.

Como la tierra no era cara v los terrenos baldíos abundaban, se instalaron en la zona algunas fábricas casi inusuales por su importancia, que dieron trabajo a muchos cientos de obreros. Por ejemplo citaremos la "Cooperativa Tabacalera Italiana" o "Introductora de Tabacos", en Burela y F. D. Roosevelt, conocida como "Avanti", por la conocida marca de sus cigarros de hoja llamados "toscanos". Hubo un momento -1907- en que casi todas las familias de Villa Urquiza tenían algún miembro trabajando en la fábrica de cigarros, pues la empresa ocupaba a l.500 personas. La Fábrica de Licores de Clarat-Freres, en Av. de los Constituyentes y Aizpurúa, ocupaba 12.000 metros cuadrados y allí trabajaban centenares de jornaleros. Tenía línea férrea propia, conectada con la general, enormes sótanos y las instalaciones correspondientes a una moderna industria licorera .

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Con el paso de los años, Villa Urquiza iba tomando forma como floreciente barrio capitalino. El tiempo, inexorable, fue transcurriendo y la villa, casi campesina, recostada junto a la parada del "Ferrocarril Poblador", como se lo llamaba, comenzó a crecer con rápido ritmo. Tenía iglesia y plaza, escuelas, calles que se iban adoquinando, luz eléctrica, tranvías ... Por algunas calles. tímidamente. avanzaban enormes ómnibus facilitando la construcción de casitas de los esperanzados vecinos que se animaban a levantarlas en zonas no céntricas, hasta veinte cuadras de la estación. Se afianzaba el predominio comercial de la calle Triunvirato y poco a poco fue posible vivir en esa Villa Urquiza del noroeste, que alguna vez se llamó por peligrosa y despoblada: "La Siberia". que era el sector que iba de Congreso hasta Republiquetas (límites de la provincia de Buenos Aires), y desde Alvarez Thomas hasta Av. de los Constituyentes. Todavía en 1920, esas calles estaban sin pavimentar, con las clásicas zanjas laterales, refugio de ranas y paraíso de los chicos, y con escasa luz. A partir de 1923, se fueron concretando planes de adoquinado, gracias en gran parte a la esforzada obra de las sociedades vecinales de fomento, que en Villa Urquiza fueron pioneras y que tempranamente bregaron, como lo siguen haciendo actualmente, por el amado barrio, en cuyo futuro tenían plena confianza.

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Volvemos a recorrer las calles de nuestro barrio. para rescatar imágenes de la villa. Se acercaban los años del Cincuentenario, es decir. por 1937. Estamos nuevamente en la plaza que lleva el nombre de "Esteban Echeverría", el literato autor de "La Cautiva" y "El Matadero". En el centro -donde hoy está el monumento a Urquiza-, había un mástil para izar la Bandera Nacional. el que ahora está en una plazoleta vecina. El monumento a Justo José de Urquiza es obra del escultor italiano, naturalizado argentino, Pablo Tosto. Fue esta pieza artística, premiada en un concurso convocado por la municipalidad y tiene la forma de prisma. hecho en granito rosado y con dos fuentes de agua. Se inauguró el 23 de agosto de 1942 y la ubicación en la plaza de Villa Urquiza se debió a las gestiones de Manuel R. Canicoba. En el lugar hay algunas placas de bronce que recuerdan a Echeverría y una ermita de la Virgen de Luján. Por allí vemos los vecinos jubilados, rememorando tiempos pasados, entreteniéndose con el juego de cartas o el ajedrez.

Sin olvidar que estamos por los años '30, observamos la iglesia de Nuestra Señora del Carmen. Desde el año 1903, era Cura Párroco, el digno padre Manuel Segundo Ruano, quien desempeñó tal cargo, hasta su fallecimiento, el 12 de junio de 1951, luego de 48 años de apostolado. Nos parece interesante transcribir un comentario de este religioso, referido a los primeros tiempos y redactado precisamente en 1937, cuando Villa Urquiza cumplía medio siglo de vida: "Llegué a esta Parroquia en 1903, hacía tres años apenas que había salido del Seminario y sólo conocía la Iglesia del Socorro, cuando me tocó llegar a esta Parroquia en formación. A pesar de su gran extensión territorial, sólo se llegaba a bautizar a diez niños en el mes más nutrido, que era diciembre. En 1922 ya había llegado a efectuar, término medio, doscientos bautismos mensuales. Esto dará idea del crecimiento de la población de esta villa, de tan firme progreso". A partir de 1912 mejoró el edificio del templo y en 1937 se levantó la nueva torre y se inauguraron altares, para dar forma al bello templo de hoy. El actual Cura Párroco, Presbítero Boris Gabriel Turel, realiza una extraordinaria obra evangélica por todos reconocida.

Pero sigamos en aquella interesante década que va de 1930 a 1940. En Triunvirato y Plaza, si es un martes o un viernes, y en Mendoza y Triunvirato los miércoles y sábados, se instalaba la "feria franca" municipal. Estas ferias fueron característicos mercados al aire libre, que daban estampas especiales. Todo comenzaba por la madrugada, cuando los carros del municipio descargaban en la calle y aceras los armazones metálicos que se transformarían en "puestos". Y así comenzaban las penurias de los vecinos, despertados a tales horas. Llegaban enseguida los feriantes con sus carros primero y los camiones más adelante, y cubrían las mesadas de chapa con frutas, verduras, pescado, aves, objetos de bazar ... Allí todo era posible: las señoras del barrio compraban "bueno y barato", los chicos se divertían y procuraban que les regalaran mandarinas o naranjas y los viejecitos obtenían hojas de verduras descartadas, para alimentar a las gallinas y conejos que criaban en el fondo de las casas. En la feria se encontraban las vecinas y se podía averiguar lo bueno y lo malo del lugar. Al medio día el proceso era inverso: los peones municipales desarmaban las estructuras y otro equipo procuraba limpiar el lugar, ahuyentando a perros, gatos y muchachos, con el fuerte chorro de agua que brotaba de mangueras conectadas a las "bocas de incendio .. ·. Así fueron las recordadas ferias de Villa Urquiza, que concluyeron sus días "internadas". No olvidemos, siempre en este tema, los viejos mercados con que cuenta la zona, los que todavía son útiles, a pesar de sus muchos años.

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En algún momento, citamos las "casas de Villa Urquiza", nos detendremos frente a una de ellas, sin olvidar que estamos imaginariamente en el año 1930 y algo más: Como quedan todavía algunas el lector podrá acompañamos en la descripción de una de ellas y acaso rememore la casa donde pasaron sus años de infancia, lo que también nos sucede a nosotros ...

Se edificaba generalmente en el lote tradicional de "diez varas de frente y media cuadra de fondo". Primero se veía una sala a la calle, con dos ventanas protegidas por "persianas" de madera y rejas de hierro primorosamente realizadas en hierro forjado. Desde allí las niñas espiaban entre risas. el paso de algún admirador. Al lado, una puerta de madera de cedro con su llamador de bronce o acaso la simpática manita de metal. Luego seguía el zaguán con mayólicas italianas de bellos colores y una puerta cancel, de hierro, con cortinas de "macramé". Pero ya estamos en el primer patio con una ringlera de macetas de cemento, cargadas de malvones, geranios y hortensias. A la derecha, tres piezas de aquellas de cuatro por cuatro, alto techo y piso de "pinotea", olorosa y una galería como protegiendo las piezas, hasta llegar al comedor, con otro zaguán estrecho, que lleva al segundo patio. Y allí estaba la cocina. el bañito sencillo y luego el fondo con higueras, gallinero, palomas y mucho sol. Aquellas casonas de Villa Urquiza, en las que la felicidad era posible, se fueron yendo poco a poco, tal vez hacia arriba. en busca de otras nubes y otros pájaros ...

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Ha llegado el Carnaval y los preparativos para festejarlo alegremente se han iniciado en nuestro barrio, anunciados por un lejano y sugerente sonido de tambores de las murgas. Habrá Corso en la calle Bauness, desde Guanacache hasta Nahuel Huapí y por ésta, de Capdevila a Bucarelli. Todo anuncia la inminente fiesta: la Municipalidad ha colocado los palcos de madera y las guirnaldas de lamparitas eléctricas. Los comerciantes se preparan para aumentar sus ventas y muchos ofrecen caretas, pomos de "Agua de Colonia", de plomo, serpentinas, papel picado, disfraces originales. En las casas las niñas cosen afanosas y brotan de sus manos disfraces dé colombinas, labradoras, damas españolas, mucamitas, paisanas... Los chicos también hacen lo suyo; practican "versos" para murgas, capaces de poner colorado a los oyentes de entonces o piden lo necesario para un soñado traje de "tano" o de "pirata". Lo demás es conocido: llega la noche del Corso, pasan por la calle iluminada los "orfeones", comparsas y conjuntos murgueros, hay combates de serpentinas de palco a palco, un ir y venir de personas ... Y un día de esos, se iba el "Rey Momo" de Villa Urquiza con él, las imágenes de aquel Carnaval que se perdió en el fondo de la calle Triunvirato.

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No todo era trabajar: al llegar el domingo, se podía ir al cinematógrafo. Había que elegir uno de los que entonces se veían en el barrio: "Cine Teatro 25 de Mayo". en Triunvirato; el "Edén", el "Supremo", el "Nueve de Julio", o tal vez "El Piojito" ...

Para los chicos, al entrar al "bío", se tenía acceso - mediante veinte centavos-, al mundo fantástico donde reinaban el "Gordo y el Flaco", Tom Mix o Carlitos Chaplin ... y allí se quedaban desde las 14 hasta las 20, hasta quedar ahítos de "cintas" y con temas para soñar toda la semana. Para las niñas -léase "señoritas"- ir al cine era volar a un universo de romances, con galanes a lo Valentino que concluía con el tímido beso de la muchacha de ojos lánguidos y melenita "a la garcon".

Un día de octubre de 1937, el vecindario comenzó a festejar el medio siglo del barrio.

Veamos cómo fue aquello y procuremos superarlo, ahora que los años son cien ... Se iluminó la plaza y también el frente recién pintado de la Iglesia. La calle Triunvirato - orgullo del barrio-, era un ascua de luces. Los vecinos embanderaron las casas y los niños tuvieron funciones gratuitas de cine, con golosinas abundantes. Estallaban bombas de estruendo, el cielo se pintaba con fuegos de artificio, resonaban las campanas, ahuyentando palomas, se corrían carreras de bicicleta, los "futbolistas" se prodigaban en los baldíos verdosos.

Durante los actos, se veía -muy dignos y aplaudidos-. a los descendientes de los fundadores Francisco Seeber y Emilio C. Agrelo y a las familias más antiguas. Allí estaban entonces los Delponti, Durini, Chíttaro, Alvarez. Roland, Girón, Chas, Garrido. Arata, Bardi, Canicoba, Levalle, Cipollini, Terzano, Repetto, Casaza, Villanova, Fouiller, Giuria, Ingratta, Benedetti, Damato, Ernbrione, Ivanissevich, Pietrani, Luchettí, Moreyra, Bustamante, Morfino, Ripol, Ravioli, Santa Coloma, Tessera, Whels, Cordero, Nava, Richieri, González, Bregliano, Novelli ...

Biblioteca

En Villa Urquiza y desde los años fundacionales, hubo buenas bibliotecas, porque el mejoramiento cultural fue el anhelo permanente de los pobladores. Y este aserto nos lleva, naturalmente a resumir la historia de la Biblioteca Popular "Domingo Faustino Sarmiento", orgullo del barrio. Se estableció en 1917 en la calle Guanacache (Franklin D. Roosevelt) Nº 5139, en una oficina municipal, asociándose en seguida los pobladores por pocos centavos mensuales. Los libros comenzaron así a llegar a las casas, iniciando su obra fecunda. En esos momentos, la biblioteca estuvo a punto de cerrar sus puertas y hubo actitudes destacables: los miembros de la primera comisión directiva llevaron los libros a su casa, para cuidarlos celosamente hasta que hubiera un local conveniente. El 7 de octubre de ese año, todo se solucionó y la biblioteca ocupó distintos locales, finalizando en Bucarelli 2583 en el año 1930. En 1972 la presidía el vecino y ex-diputado don Roberto A Garófalo, quien logró reorganizarla eficientemente, hasta llegar a los 40.000 volúmenes actuales.

Periódicos

Refiriéndonos a la información. no debemos olvidar la importante obra de los periódicos vecinales. encargados de velar con ahínco por el barrio donde cumplen tan alto cometido. Pasemos revista a esos periódicos zonales.

El profesor Rodolfo Zabala, considera que el primer periódico de la Villa fue "El Moscardón", que apareció en 1895 y que fundara Cristino López. He aquí otros títulos de periódicos barriales: "Combate" (1896). de Félix Montenar: "El Eco Social" (1909), de Carlos Torres: "La Voz de Urquiza" (1909), de Enrique R Jouan: "Vida Nuestra" (1918), de Lovegreve: "General Urquiza" (1920). Ese mismo año aparece el periódico "El Independiente", que sigue editándose y que creemos es el decano de la prensa barrial porteña. Fue fundado el 8 de febrero de 1920 por el periodista Manuel R Canicoba, quien alguna vez nos dijo: "Era un informativo sin banderías políticas, que pretendía dar a todos la oportunidad de defender los intereses del barrio y atender a la juventud". En 1945. "El Independiente" fue transferido a otro notable periodista, don Aldo Chiantaretto, que se ocupó del mismo hasta su fallecimiento en 1976. En la primera etapa contó entre sus colaboradores a la señorita Lola Alvarez, seguramente decana en estas actividades en nuestro medio, miembro de una de las familias más antiguas de la zona, y luego señora Dolores Alvarez de Ocáríz, que sigue ocupándose de su amado barrio. Al fallecer Chiantaretto, tomó la dirección de "El Independiente", el señor Enrique A. Rodríguez, eficiente periodista con quien colabora Luis Nahin.

En 1981 apareció un valioso periódico mensual: "La Gran Aldea". que dirige Eduardo J. Bergonzi y con quien colabora -entre otros-. el profesor Rodolfo Zabala. Es un excelente ejemplo de periodismo zonal.

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Podemos decir que los tiempos de la moderna Villa Urquiza, comenzaron a transcurrir al partir del cincuentenario de su fundación, que como ya queda dicho, dio lugar a memorables festejos.

Como hechos importantes que inician esta nueva etapa podemos mencionar, la inauguración del nuevo edificio de la escuela Coronel Olavarría, cuya piedra basal fue colocada en 1939 y el emplazamiento del monumento al General Justo J. de Urquiza en la plaza Echeverría en al año 1942, que modificaron el aspecto, para esa fecha, todavía pueblerino del centro urquicense.

Desde entonces Villa Urquiza ya no se detuvo, y en continuo avance se multiplicaron edificios, escuelas, comercios... Nuevas y dinámicas instituciones se sumaron a las existentes, o compensaron de algún modo, a las que iban desapareciendo.

Si nos imaginamos a mediados de la década del '50, caminando por la calle Olazábal desde Alvarez Thomas a Constituyentes, veríamos un apaisaje chato y apacible con casas bajas; sólo algunos edificios de departamentos. de uno o dos pisos construidos en la última década, fraccionando de esta forma a las casas "chorizo" y, satisfacían una demanda habitacional creciente, promovida por el desarrollo económico y el momento político de ese entonces.

Restos de las antiguas quintas quedaban todavía aquí y allá. limitadas a las amplias casonas con un pequeño terreno circundante y el gallinero en el fondo.

En Olazábal, desde Bauness a Burela, había varias, y por encima de las paredes que cercaban el predio, asomaban las barbas de los choclos que aún se cultivaban del otro lado.

En nuestro imaginario recorrido encontraríamos a doña Nazarena, la viejita italiana que todavía lleva sobre su cabeza un atado de frescas hortalizas para vender entre los vecinos, y que para esa fecha, traía desde José L. Suárez, porque sus terrenos de la calle Olazábal eran ya precaria compra-venta de automóviles y no podía cultivar todo allí como en los viejos tiempos.

Siguiendo nuestro itinerario habríamos visto sin dudas. sobre la calle Pacheco, entre Mendoza y Juramento, el largo terreno en el fondo del cual se alza la precaria edificación de la que es hoy parroquia del Espíritu Santo y que junto con la de Jesús Misericordioso primero, y María Reina después, comenzaron a cooperar con la parroquia matriz de Nuestra Señora del Carmen en la asistencia espiritual de los vecinos de Villa Urquiza.

La iglesia más nueva y moderna de Villa Urquiza es hoy la de Jesús Misericordioso, inaugurada el 28 de diciembre de 1985 en P. I. Rivera y Miller; obra del ing. Vicente J. Gallicchio en la que se concretaron los sueños y el esfuerzo de su párroco. el Pbro. Víctor Vincens, y un grupo de amigos de la parroquia que lo apoyó incondicionalmente.

En la época a que nos referimos, la avenida Olazábal era camino obligado de los caballos que en pequeños grupos iban desde las caballerizas (actual cuartel de bomberos) ubicadas frente a la comisaría 39a., para el lado de Belgrano y que los chicos veían pasar como un acontecimiento.

En las fechas patrias, frente a la seccional. se alzaba el palco para las autoridades. que junto con los vecinos se dirigían luego. detrás de la bandera, hasta la plazoleta de Bauness y Mar Chiquita. hoy Le Breton. donde era izada.

Se regalaban golosinas y banderitas a los niños, y se organizaban carreras de embolsados y otras actividades recreativas. Era común que los actos anunciados en la mañana temprano con bombas de estruendo. finalizaran con fuegos artificiales por la noche.

Durante nuestro camino, podríamos habernos detenido en la pizzería y confitería "Capri", de Olazábal y Triunvirato. divisando con toda comodidad si venía algún colectivo o trolebús a la altura de Constituyentes, o más allá todavía, ya que nada obstaculizaba la visión.

Hacemos referencia en nuestra evocación a esta zona de la primitiva Villa Modelo, porque fue en los años sucesivos, la de mayor crecimiento edilicio de Villa Urquiza. Allí. modernos edificios y altas torres fueron flanqueando la avenida e invadiendo las calles adyacentes, para prolongar el barrio en la verticalidad del cemento.

En la década del '60 comenzó la fiebre de la construcción horizontal, que fue intensificándose rápidamente, arrasando las viejas mansiones y cambiando la fisonomía del barrio. Se mudaban otros lugares, atraídas por las ventajas que ofrecía la zona, y las nuevas familias formadas

por los hijos de los antiguos vecinos, deseosos de seguir viviendo en el ámbito donde habían crecido, aumentaron considerablemente la demanda de viviendas.

Entre las numerosas empresas constructoras que hicieron posible desde entonces el crecimiento de Villa Urquiza, teniendo Fe en su destino. podemos mencionar algunas que se destacaron por la cantidad y calidad de los edificios que hoy se levantan como un desafío. fieles testimonios de lo que puede el hombre cuando su capacidad de trabajo se encamina positivamente.

Así, llevados de la mano por el recuerdo. surgen los nombres de Martín y Antonio Canevaro, Moretti y Cantarella, Merlo Hnos .. Arquithal, Longhi Hnos .. Konsor S.RL.. Nivel S.RL .. Sangiuliano Hnos .. Mario Cantarella e Hijos. Luchetti S.A.. Chianetta Hnos .. Ing. del Corso. etc.

Motivadas por el crecimiento edilicio y la fuerte demanda. numerosas oficinas. inmobiliarias proliferaron en la zona. Felizmente en la última década se han revalorizado las viejas casonas. restaurándose algunas y construyéndose otras igualmente amplias y señoriales que dan carácter residencial a algunos sectores del barrio.

Respondiendo a un "boom" muy actual. también aparecieron en Villa Urquiza varias canchas de tenis.

Continuando con la evocación del desarrollo de nuestro centenario barrio, vamos a hablar de la repavimentación y ensanche de varias calles. en alguna de las cuales fue necesario levantar las antiguas vías del tranvía y las plazoletas centrales como en Triunvirato, cuyo nuevo pavimento se inauguró en 1963 y que fueron definiendo el perfil moderno de Villa Urquiza.

Alvarez Thomas desde Elcano a Galván. Galván desde Alvarez Thomas hasta Av. del Tejar, Monroe y Congreso desde Av. de los Constituyentes a Av. del Libertador. Av. de los Constituyentes desde Av. General paz a Chorroarín, F. D. Roosevelt desde Av. de los Constituyentes a Pacheco y Republiquetas (hoy Crisólogo Larralde). de Av. de los Constituyentes a Libertador, fueron las arterias beneficiadas. Actualmente se está colocando una capa asfáltica sobre el empedrado de la Av. Olazábal, continuando la tarea realizada en Mosconi desde la Av. San Martín.

La apertura de Triunvirato, antes cortada en Crísólogo Larralde, hizo posible su comunicación con Avenida del Tejar y junto con el mejoramiento de las otras vías, permitió la organización más fluida y rápida del tránsito. Esto se llevó a cabo en los últimos años, mediante la preferencia de las manos únicas, la instalación de semáforos en los cruces peligrosos y la señalización de las calles.

El progreso trajo también, en 1960. la instalación de la "luz de día" como se llamaba entonces a la iluminación con lámparas o tubos de gas de mercurio, de la que Vila Urquiza fue pionera, ya que Monroe desde Acha a Burela, fue la primera calle que contó con ella. A ésta siguió Triunvirato y luego todas las demás, que ya sin el alboroto de la novedad ubicaron al barrio entre los de avanzada.

Al hablar de la renovación de pavimento o de la nueva iluminación, no podemos dejar de mencionar a las instituciones que hicieron posibles estos logros, y a las numerosas personas que trabajaron desinteresadamente por ello. continuando en la segunda mitad del siglo, la labor iniciada allá por 1895 con la primera Asociación de Fomento de Villa Catalinas. Merece en este sentido especial mención la intensa actividad realizada por la Sociedad Vecinal de Fomento de Villa Urquiza, creada el 13 de noviembre de 1954. Entre sus más importantes gestiones podemos consignar la ya mencionada repavimentación de Triunvirato y la nueva iluminación de gas de mercurio de la calle Monroe.

La Sociedad Vecinal funcionó en Olazábal 4603 y fueron sus presidentes: Dr. Vicente Papparello. Ing. Vicente Caputo, señor Héctor F. Arata. señor Américo Inglesini, y el Dr. Fileno Lanosa quienes en distintos períodos y con la eficaz colaboración de los demás integrantes de las comisiones directivas, realizaron una meritoria obra en pro del bienestar comunitario.

"El Independiente" fue el órgano de la prensa local que acompañó activamente el moderno desarrollo de Villa Urquiza, apoyando con su prédica constante a las instituciones y las iniciativas de progreso. Este periódico tuvo fundamental importancia en la creación de la Asociación de Comerciantes de Villa Urquiza. ya que la convocatoria a la reunión constitutiva se realizó desde sus páginas.

Esta institución creada en junio de 1949 funcionó originariamente en la calle Cullen frente a la iglesia del Carmen pero en 1958 compra el inmueble ubicado en Congreso 4979 donde se inaugura el edificio propio, durante la presidencia de don Luis Nahín, el 29 de Julio de 1965.

Los fundadores fueron: Avelino Caprioli. Luis Speranza. Salvador Sapuppo. Isaac Waistein, Domingo Termine, Antonio Grinstein, Francisco Velciov, Aldo Chiantaretto, correspondiendo a Félix Capalbo, la presidencia del primer período.

La A.C.V.U. es hoy una activa entidad, de las primeras y más prestigiosas entre sus pares.

Otra institución que continúa creciendo en la actualidad es la "Asistencia Médica General Urquiza", llamada cariñosamente "Hospitalito" por los vecinos, que inició sus actividades sin fines de lucro en 1941 en la calle Pirán 5927, gracias a la labor desplegada por la Junta de Vecinos Pro-Hospital Vecinal Urquiza, presidida por el señor Pascual Mena. Por sus consultorios pasaron prestigiosos profesionales de la zona. siendo el primer Jefe del Servicio Médico el Dr. Ruperto Bueno. Hoy ocupa un amplio edificio propio en Manuela Pedraza y Triunvirato.

Entre las entidades de la zona debemos mencionar también. al Rotary Club de Villa Urquiza, fundado el 19 de marzo de 1956 en el domicilio del Sr. Luis Rial, prestigioso industrial local. Su primera comisión directiva fue la siguiente: presidente: Dr. Carlos de la Colina, vicepresidente: Dr. Alberto Yanzón, secretario: Luis Rial, secretario de actas: Dr. Miguel Girón, y tesorero: Julio López Ponte.

El Club de Leones local comenzó a funcionar el 11 de noviembre de 1967 y recibió su Carta Constitutiva, el 7 de mayo de 1968. Sus primeras autoridades fueron: presidente: Juan A. Nístico, vicepresidente 1 º: Leonardo Socolsky. vicepresidente 2º: Juan J. Vignati, vicepresidente 3º: Vicente F. Luchetti, secretario: Víctor R Di Capúa, prosecretario: José E. Regus, tesorero: Luis J. Bataglia y protesorero: José Cocimano.

Una de las instituciones creada más recientemente es la "Junta de Estudios Históricos de Villa Urquiza. Los responsables de su fundación son: Dr. Luis Alposta, Salvador Papalardo y Roldolfo A. Lattanzi y la fecha: 7 de noviembre de 1976. La Junta tiene como objetivos: "el estudio. investigación y difusión de todo lo concerniente a la historia, a las tradiciones y desenvolvimiento del barrio de Villa Urquiza".

Con el auspicio de la institución se han publicado ya dos libros: "Geografía íntima de Villa Urquiza" de Luis Alposta y de Héctor F. Arata: "Iglesia Parroquial Nuestra Señora del Carmen".

Por último, el Consejo Vecinal Nº 12. elegido democráticamente, el 30 de octubre de 1983, es la más joven de las instituciones ligadas a nuestro barrio. El C.V. establece un contacto directo y permanente entre las bases y sus elegidos en el gobierno de la ciudad.

Sus integrantes son los siguientes: presidente: José C. De Girolamo, vicepresidente 1 º: Carlos A. Distéfano, vicepresidente 2º: José Di Pietro, consejeros vecinales: Norberto Gianatasio, Alberto Olivares. Andrés Adamini,· José López, Ramón Villalba y Rubén De Tomaso.

El local donde funciona el Consejo Vecinal. Miller 2751, es compartido por una delegación del Registro Civil y el Servicio Social Zonal.

En las últimas décadas. los bancos se multiplican rápidamente. a las ya existentes sucursales de la Nación, Italia y Río de la Plata y Provincia. se suman otros, como consecuencia del intenso desarrollo comercial de la zona. llegando a casi veinte en la actualidad. Entre ellos merece especial atención el Banco Credicoop que nació como "Cooperativa Urquiza Central" el 2 de febrero de 1962 y que desde su fundación se caracterizó por su activa participación en el quehacer comunitario. a tal punto que se ocupó de la instalación de los juegos infantiles de la plaza Echeverría. Está instalado en la calle Bucarelli 2696.

Salir a "ver vidrieras" en Villa Urquiza, se fue convirtiendo con el correr del tiempo en un ejercicio cada vez más agradable, ya que las zonas comerciales se fueron ampliando y se incorporaron otras hasta entonces residenciales.

Hace aproximadamente treinta años, llegaron a nuestro barrio las primeras boutiques y una nueva modalidad en la construcción de locales: las Galerías, que ya habían comenzado a aparecer en otros barrios, con pequeños y coquetas espacios de amplias vidrieras.

La zona cuenta en la actualidad con las siguientes galerías comerciales: "La Petite Coquete", Triunvirato 4575. "Zipa", Triunvirato 4456. 'Triunvirato" Triunvirato 4330, "Paseo Urquiza" Triunvirato 4351. "Urquiza" Triunvirato 4135. "Paseo Monroe" Monroe 5142 y en Av. de los Constituyentes 6151 la galería "Banam".

Junto a los nuevos comercios continuaron las firmas tradicionales del barrio. algunas de las cuales llegan a los 75 años de actividad, sucediéndose al frente de las mismas, varias generaciones familiares.

Con el tiempo los clubes donde se realizaban las "reuniones danzantes", los bailes de Carnaval y las funciones benéficas, fueron desapareciendo como centro de la actividad social. Las graciosas damitas de entonces fueron casándose y las nuevas generaciones buscaban en el "centro" su esparcimiento.

De los numerosos clubes que participaron en la primera etapa de la vida urquicense sólo quedaron algunos, entre los que se destaca por su desarrollo y edificio deportivo, el Círculo General Urquiza, fundado el 4 de mayo de 1915. Su primer presidente fue el señor Jesús Díaz.

El primer edificio propio del club fue ampliándose rápidamente en la actualidad cuenta en Roosevelt 5345 con modernas instalaciones, pileta, gimnasio, etc.. que colocan a la institución como la primera del barrio.

Otro club de larga trayectoria que mantiene un destacado lugar es el Club Social y Deportivo Pinocho, fundado el 20 de julio de 1925 que funciona actualmente en Manuela Pedraza 5139. Jesús Tejeiro ejerció la primera presidencia.

Además de los citados son cerca de 10 los clubes que funcionan dentro del perímetro barrial, brindando a los vecinos, junto con los centros recreativos de las plazas lugar donde practicar deportes y cultivar amistades.

De los seis cines que llegó a tener Villa Urquiza sólo uno funciona hoy , es el "Urquiza", antes "Eden Palace", ubicado en Bauness y Roosevelt.

Lamentablemente, en el año del centenario. nuestro barrio asiste impotente a la desaparición del que fuera el más lujoso, y donde según se cuenta, cantó Gardel antes de emprender el que sería su último viaje: el cine-teatro "25 de Mayo". Cerrado hace más de dos años y adquirido por una sociedad comercial, quedó totalmente abandonado, deteriorándose de modo que actualmente parece irrecuperable.

La apertura de diversos establecimientos de enseñanza secundaria, impidió que en las últimas décadas, los jóvenes de la zona continuaran trasladándose hacia otros barrios para continuar sus estudios.

El Colegio Nacional Reconquista, comenzó a funcionar a fines de los años 40 en el edificio del Consejo Nacional de Educación, en el predio en el que estuviera situada la filantrópica de Williams Morris, alrededor de 1935, en Triunvirato 4992.

El establecimiento se destinó por la tarde al Liceo de Señoritas Anexo, que, desde 1961, pasó a ser Nº 11 Cornelio Saavedra, y por la noche al Nacional Guillermo Rawson.

El Comercial Nº 15. de Valdenegro 3515. comenzó a funcionar en la misma época.

Varios y prestigiosos institutos privados brindan ahora distintas opciones educativas: religiosa. laica y bilingüe.

El Instituto Superior del Profesorado San Agustín y el Instituto Superior Saint Jean del Profesorado de Pedagogía Diferenciada, son las alternativas de nivel terciario que ofrece la zona, en Monroe 5352.

No podemos dejar de mencionar en esta apretada reseña, a la "Universidad Popular de Villa Urquiza", que funcionó desde 1932 a 1965, ofreciendo cursos de distintas disciplinas; y tampoco podemos pasar por alto a tradicionales academias y conservatorios que realizaron también un valioso aporte cultural, como la Academia Ferro y el Conservatorio Surif que ya tiene 51 años de existencia, por nombrar sólo dos de los más prestigiosos.

Mientras en la mayor parte del barrio crecían los edificios, un hecho singular obligó a una zona de Villa Urquiza a transformarse nuevamente en terreno baldío.

Esto ocurrió en 1980 cuando comenzaron a ser expropiados y demolidos los edificios ubicados en el trazado de la llamada "Autopista Central" que recorría la ciudad de Buenos Aires de norte a sur, afectando en su trayecto numerosas manzanas a lo largo de las calles Donado y Holmberg y atravesando todo el barrio. El proyecto no se concretó, pero los baldíos que quedaron son una herida abierta, en pleno corazón de Villa Urquiza.

Utilizando uno de los espacios verdes originados, y con la ayuda del vecindario, se inauguró en 1986 el "Paseo de la Paz", la plaza más joven de Villa Urquiza.

En la zona tienen su sede distintos cultos cuya radicación se incrementó en los últimos tiempos, podemos mencionar a la Iglesia Adventista del Séptimo Día, Iglesia Cristiana Evangélica, Iglesia Evangélica Pentecostal, Evangélica Bautista, Presbiteriana China, templo judío, Asoc. Relig. Nichiren Shoshu de la Argentina (budista). etc.

A través de los recuerdos hemos visto crecer a nuestro querido barrio desde las "Lomas Altas" con su geografía vegetal, hasta la Villa Urquiza moderna e inquieta de la actualidad. Al conjuro de las palabras las calles se fueron trazando, se iluminaron, y se alzaron edificios cada vez más altos.

Nietos. biznietos y tataranietos de aquellos pioneros siguen habitando en Villa Urquiza, la tierra de sus mayores, formando esta Gran Familia que trabaja desinteresadamente por su bienestar como trabajaron desde los comienzos, las sociedades de fomento, las cooperadoras, los centros comerciales... Una gran familia que no quiere perder sus raíces, ni las tradiciones que le permiten cimentar su presente y proyectar su futuro.

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Ya no se viene de Belgrano y Chacarita a caballo o en tranvía, quizás pronto sea la prolongación del subterráneo de la Línea B. el que nos traiga desde el centro en pocos minutos. ya que se está reflotando el proyecto para su ejecución.

El "breack" que tomamos al principio del relato de la mano del escritor e historiador de Villa Urquiza, Diego del Pino. se transformó con el correr de los años en una "voiture", para ser luego un coche modelo 1987, haciéndonos recorrer, en un ritmo cada vez más vertiginoso, un siglo de historia urquicense que transformó cada rincón del barrio.

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Hasta aquí nuestro resumen histórico sobre Villa Urquiza, el barrio porteño que ya tiene un siglo de vida. Con nuestras palabras va un fervoroso deseo, que encierra una esperanza:

¡ Feliz cien años, Villa Urquiza !

2 de octubre de 1987

Profesor Diego A. del Pino

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Publicado en 1987. Guía del Centenario de Villa Urquiza. Comisión Homenaje Centenario de "Villa Urquiza"