¿Qué nos hace humanos?

Los seres humanos frente a otras especies animales

Los seres humanos somos mucho más capaces de aprender nuevas conductas que el resto de animales. Somos mucho más inteligentes que cualquier otra especie animal cuando comparamos:

  • capacidad técnica de usar y crear herramientas: somos la especie más tecnológica.

  • capacidad comunicativa de usar e inventar lenguajes: somos la especie más comunicativa.

  • capacidad social de agruparnos y cooperar: somos la especie más social.

Estas tres capacidades se refuerzan entre sí:

La colaboración nos permite inventar y usar nuevas herramientas y colaboramos porque podemos comunicarnos de formas más complejas que cualquier otro animal. Uno de los objetivos que buscamos con nuestros inventos y tecnologías es facilitar y ampliar la comunicación.

Por tanto, tecnología, comunicación y colaboración social forman un círculo virtuoso en el que los avances en cada una de ellas impulsan nuevos avances en las otras dos.

Ninguna de estas tres capacidades no podría desarrollarse sin ciertas características que tenemos de nacimiento, por naturaleza:

  • Manos libres para manipular objetos, cerebro grande para inventar herramientas.

  • Instinto para aprender a hablar un lenguaje, elemento clave de la comunicación.

  • Nacimiento prematuro, necesidad de protección durante muchos años que requiere la colaboración prolongada de la familia.

Pero aunque nuestras capacidades dependan de nuestra naturaleza, el desarrollo de estas capacidades no sigue en todos los seres humanos el mismo plan. Distintos grupos humanos comparten una misma naturaleza, son todos ellos miembros de una misma especie, y sin embargo se distinguen entre sí por tener distintas culturas:

  • Distinto desarrollo técnico: diferentes herramientas para diferentes problemas, diferente grado de desarrollo científico y tecnológico.

  • Distinta lengua: en la actualidad se hablan unas 5.000 lenguas distintas en todo el planeta. Distintas formas de comunicación.

  • Distinta organización social: desde pequeñas tribus y aldeas hasta países con mil millones de habitantes. Distintas costumbres y formas de organizarnos y cooperar.

Llamamos "cultura" a la suma de los resultados en tecnología, comunicación y organización social:

Desarrollo técnico + Desarrollo comunicativo + Desarrollo social = CULTURA

  • Como los resultados son distintos de un grupo de personas a otro, surgen diferentes culturas.

    • Cada cultura se transmite de generación en generación: nacemos sin conocer nuestra cultura, nos la enseñan y la aprendemos.

  • Con el tiempo, la cultura cambia: nuevos inventos, cambios sociales, nuevas formas de comunicación.

  • La cultura es el resultado de la inteligencia y la creatividad humana, no de instintos fijos desde el nacimiento.

A la vista de estas características, podemos decir que la cultura es lo opuesto al instinto:

En resumen...

    • Los seres humanos somos la especie en la que la cultura tiene un papel mucho más importante que el instinto.

    • Los seres humanos somos la especie que más depende de su propia creatividad para sobrevivir.

    • Los seres humanos dependemos de nuestra inteligencia colaborativa para sobrevivir.

    • Los seres humanos tenemos que organizar nuestra vida, dependemos de nuestra inteligencia y no de instintos.

    • Los seres humanos somos libres de organizar nuestra vida dentro de ciertos márgenes, evitando lo que no deseamos y tratando de conseguir nuestras metas.

Ejercicio

De las siguientes actividades, explica cuáles de ellas son exclusivas del ser humano y cuáles son comunes con otras especies animales:

  1. Construir un refugio donde guarecerse

  2. Utilizar herramientas

  3. Pulir piedras para hacer puntas de flecha

  4. Vivir en cuevas

  5. Cortejar a la pareja

  6. Fabricar vestidos

  7. Matar a otros individuos de la misma especie

  8. Hacer fuego

  9. Tener conciencia de lo bueno y lo malo

  10. Enseñar a los más pequeños

  11. Rezar

  12. Jugar

  13. Pintar cuadros

  14. Comunicarse con sus semejantes

  15. Cantar

Agentes morales

Los seres humanos somos agentes morales, cuando:

  1. Tenemos intactas nuestras capacidades intelectuales: conocimiento, razonamiento, previsión.

  2. Gozamos de libertad de elección y acción.

  3. Somos conscientes de nuestra existencia, sabemos que existimos (y que algún día moriremos).

Como tales agentes morales:

    • Tenemos conciencia moral, conocimiento de nuestras obligaciones para con otras personas.

    • Somos responsables de lo que hacemos, y podemos merecer admiración o reproche por ello.

Ejercicio tras el vídeo

    1. ¿Cuáles son las características y responsabilidades de un agente moral?

    2. ¿Son agentes morales todas las personas, todos los seres humanos?

    3. ¿En qué situaciones un agente moral puede dejar de serlo?

    4. ¿Es una empresa un agente moral?

    5. ¿Es un perro o un pájaro un agente moral?

    6. ¿Y un robot o una inteligencia artificial?

La dignidad humana

La dignidad humana es el valor que tienen los seres humanos. Y porque tenemos ese valor, merecemos especial respeto, somos dignos de respeto.

¿Por qué somos especialmente valiosos los seres humanos?

  • Porque podemos razonar y así diferenciar lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto.

  • Porque podemos dirigir nuestras acciones y modular nuestros sentimientos.

  • Porque somos seres libres.

  • Porque somos agentes morales; tenemos una conciencia moral que nos incita a actuar de cierta forma.

Ejercicio tras el vídeo

    1. ¿Qué conexión hay entre la historia que cuenta "El circo de la mariposa" y la dignidad humana?

    2. ¿Qué crees que representan los circos como aquel en el que actúa Will antes de marcharse con Méndez?

    3. ¿Y qué crees que representa el circo de la mariposa?

    4. ¿Qué crees que representa el personaje de Will? ¿Y el personaje de Méndez?

¿Qué nos hace humanos?

Héctor y las termitas

En lo único que a primera vista todos estamos de acuerdo es en que no estamos de acuerdo con todos. Pero fíjate también estas opiniones distintas coinciden en otro punto: a saber, que lo que vaya a ser nuestra vida es, al menos en parte, resultado de lo que quiera cada cual. Si nuestra vida fuera algo completamente determinado y fatal, irremediablemente, todas estas disquisiciones carecerían del más mínimo sentido. Nadie discute si las piedras deben caer hacia arriba o hacia abajo: caen hacia abajo y punto. Los castores hacen presas en los arroyos y las abejas panales de celdillas hexagonales: no hay castores a los que tiente hacer celdillas de panal, ni abejas que se dediquen a la ingeniería hidráulica. En su medio natural, cada animal parece saber perfectamente lo que es bueno y lo que es malo para él, sin discusiones ni dudas. No hay animales malos ni buenos en la naturaleza, aunque quizá la mosca considere mala a la araña que tiende su trampa y se la come. Pero es que la araña no lo puede remediar...

Voy a contarte un caso dramático. Ya conoces a las termitas, esas hormigas blancas que en África levantan impresionantes hormigueros de varios metros de alto y duros como la piedra. Dado que el cuerpo de las termitas es blando, por carecer de la coraza quitinosa que protege a otros insectos, el hormiguero les sirve de caparazón colectivo contra ciertas hormigas enemigas, mejor armadas que ellas. Pero a veces uno de esos hormigueros se derrumba por culpa de una riada o de un elefante (a los elefantes les gusta rascarse los flancos contra los termiteros, qué le vamos a hacer). En seguida, las termitas-obrero se ponen a trabajar para reconstruir su dañada fortaleza a toda prisa. Y las grandes hormigas enemigas se lanzan al asalto. Las termitas-soldado salen a defender a su tribu e intentan detener a las enemigas. Como ni por tamaño ni por armamento pueden competir con ellas, se cuelgan de las asaltantes intentando frenar todo lo posible su marcha, mientras las feroces mandíbulas de sus asaltantes las van despedazando. Las obreras trabajan con toda celeridad y se ocupan de cerrar otra vez el termitero derruido... pero lo cierran dejando fuera a las pobres y heroicas termitas-soldado, que sacrifican sus vidas por la seguridad de las demás. ¿No merecen acaso una medalla, por lo menos? ¿No es justo decir que son valientes?

Cambio de escenario, pero no de tema. En la Ilíada, Homero cuenta la historia de Héctor, el mejor guerrero de Troya, que espera a pie firme fuera de las murallas de su ciudad a Aquiles, el enfurecido campeón de los aqueos, aun sabiendo que éste es más fuerte que él y que probablemente va a matarle. Lo hace por cumplir su deber, que consiste en defender a su familia y a sus conciudadanos del terrible asaltante. Nadie duda de que Héctor es un héroe, un auténtico valiente. Pero ¿es Héctor heroico y valiente del mismo modo que las termitas-soldado, cuya gesta millones de veces repetida ningún Homero se ha molestado en contar? ¿No hace Héctor, a fin de cuentas, lo mismo que cualquiera de las termitas anónimas? ¿Por qué nos parece su valor más auténtico y más difícil que el de los insectos? ¿Cuál es la diferencia entre un caso y otro?

[...]

Y así llegamos a la palabra fundamental de todo este embrollo: libertad. Los animales (y no digamos ya los minerales o las plantas) no tienen más remedio que ser tal como son y hacer lo que están programados naturalmente para hacer. No se les puede reprochar que lo hagan ni aplaudirles por ello porque no saben comportarse de otro modo. Tal disposición obligatoria les ahorra sin duda muchos quebraderos de cabeza. En cierta medida, desde luego, los hombres también estamos programados por la naturaleza. Estamos hechos para beber agua, no lejía, y a pesar de todas nuestras precauciones debemos morir antes o después. Y de modo menos imperioso pero parecido, nuestro programa cultural es determinante: nuestro pensamiento viene condicionado por el lenguaje que le da forma (un lenguaje que se nos impone desde fuera y que no hemos inventado para nuestro uso personal) y somos educados en ciertas tradiciones, hábitos, formas de comportamiento, leyendas..., en una palabra, que se nos inculcan desde la cunita unas fidelidades y no otras. Todo ello pesa mucho y hace que seamos bastante previsibles.

Ética para Amador, de Fernando Savater. Capítulo primero

Ejercicio al hilo de la lectura

1. Piensa en la frase "No hay animales malos ni buenos en la naturaleza" ¿Estás de acuerdo con ella? ¿A qué tipo de bondad y maldad se refiere el autor?

2. Contesta a las preguntas referidas a las termitas: ¿No merecen acaso una medalla? ¿No es justo decir que son valientes? ¿Por qué damos medallas a los perros policía?

3. ¿Cuál es la diferencia clave desde el punto de vista moral entre un hombre (Héctor) y unas termitas?

4. Busca un ejemplo donde alguien no merezca que le reprochen algo que haya hecho mal.

5. Busca un ejemplo donde alguien no merezca que le aplaudan por algo que haya hecho bien.

6. ¿Qué factores señala el autor como condicionantes de nuestra libertad? Pon ejemplos concretos de esos condicionantes.

7. Explica qué es "ser previsible". ¿Somos libres cuando somos previsibles? ¿O somos libres cuando somos imprevisibles?

8. Hablando en general, ¿Somos previsibles o imprevisibles? Razona tu respuesta.