• San Antonio de la Florida y Goya - Diarios y revistas
San Antonio de la Florida y las pinturas de Goya
en los medios de comunicación:
diarios y revistas
(1760-2018)
y
Bibliografía
1760
SE vende una Estampa de medio pliego de Marca Imperial, con la Imagen de San Antonio de Padua, hecha toda de rasgos. Se hallará en la Librería de Antonio del Castillo , que está en la calle del Correo, frente de un Arcabucero; y en su Puerto de las Gradas de San Phelipe el Real. Su precio es i. reales de vellón. Diario noticioso, curioso, erudito y comercial público y económico. 2/7/1760, página 3
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1760
Diario noticioso, curioso, erudito y comercial público y económico. 3/12/1760, página 3.
Se venden dos laminas pequeñas, pintura fina en cobre, original del Racionero Cano, que la una representa á Santa Ana: y la otra al Glorioso San Antonio de Padua.
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1778
“San Antonio de la Florida, por el Resguardo de Rentas Reales, el de mil setecientos y veinte. Esta se derribo para hacer el nuevo Paseo, y se hizo otra en el de 1770. Diversion de cortesanos y estrella de forasteros guía pequeña de Madrid, Madrid, Andrés de Sotos, 1778, pp. 25-26.
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1781
El Censor (Madrid). 1781, n.º 146, página 8.
(a). Vida de San Antonio de Padua, pág. 135. Cansada una muger de suplicar á San Antonio por la
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1784
Se vende con otras de S. Antonio, […] en las Librerías de Copin Carrera de S. Gerónimo y de Esparza Puerta del Sol.. Memorial literario, instructivo y curioso de la Corte de Madrid, agosto 1784, pág. 81.
1787
Estampa fina; de medio, pliego de marca, que representa á. San Antonio de Padua grabada por Palomino. Se hallará en el puesto de Manuel del Cerro, calle de Alcalá frente á San Bruno ,,su precio dos reales. El Retrato del General Eliot, en medio pliego de marquilla iluminado á 45rs. 5 y,otra de un niño á caballo á 3 rs. Se hallarán en el Despachó principal de este Periódico, en la librería de Arribas carrera de San Gerónimo y en la de González, calle de Atocha, igualmente se hallan targetas en blanco, con orlas, por el gusto- atrusco-, á seis reales, el ciento. Diario de Madrid 7/6/1791, página 2
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1790
Vida del Taumaturgo Portugués San Antonio de Padua, escrita en Italiano por el Abate D. Manuel de Acevedo natural de Coimbra con noticias y observaciones críticas, sacadas de mas de cien vidas del Santo, y de los documentos originales y auténticos, que el Autor ha leído para escribir esta. Traducida al Español por un devoto del Santo. Vol. en 4º de 408 pág. Madrid en la Imprenta Real, 1790. en la librería de Escribano, a 12 rs. en pergamino y 14 en pasta.
Por quanto estaban defectuosos los escritos mas célebres que trataban de la vida de San Antonio de Padua, se determinó el Autor á escribir una historia mas abundante de los hechos del Santo, sin apartarse en lo que pertenece á la Cronología, de las huellas de Arbusti, á menos que no le obligue á lo contrario alguna razón poderosa. A este fin ha registrado en Venecia Bibliotecas muy selectas, y en Padua ha visto y consultado los mismos Códigos y escritos originales del Santo. Todas estas circunstancias prometen que esta vida de San Antonio es la mas exâcta y verdadera de quantas se han escrito hasta ahora, y por consiguiente la mas recomendable. Memorial literario, instructivo y curioso de la Corte de Madrid ..., Volumen 20. Mayo, 1790. Madrid, Imprenta Real, págs. 366-367.
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1790
Acevedo, Manuel de, Vida del taumaturgo portugues San Antonio de Padua, escrita en italiano por el abate Don Manuel de Acevedo, natural de Coimbra […] traducida al español por un devoto del santo, Madrid, Imprenta Real,1790.
Vida del Taumaturgo Portugués San Antonio de Padua, escrito en italiano por el Abate D. Manuel de Acevedo, naural de Coimbra con noticias observaciones criticas, sacadas de mas de cien midas del Santo, de los documentos originales autenticos, que el Autor ha leido para escribir ésta, Traducida al Espanol por un denoto del Santo, Vol. en 4º de 408. pag. Madrid: en la Imprenta Real, t790. en la librería de Escribano, 12 rs. en pergamino y 14 en pasta.
Por quanto estaban defectuosos los escritos mas celebres que trataban de la vida de San Antonio de Padua, se determino el Autor a escribir una historia mas abundante de los hechos del Santo, sin apartares en lo que pertenece a la cronología, de las huellas de Arbusti, a menos que no le obligue a lo contrario alguna razón poderosa. A este fin ha registrado en Venecia Bibliotecas muy selectas, y en Padua ha visto y consultado los mismos códigos y escritos originales del Santo. Todas estas circunstancias prometen que esta vida de San Antonio es la mas exacta y verdadera de quantas se han escrito hasta ahora, y por consiguiente la mas recomendable.
Memorial literario instructivo y curioso de la Corte de Madrid. 7/1790, página 47.
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1798
En el puesto de Libros que hay junto á S. Luis se hallan de venta dos perspectivas de Peeterne, un Nacimiento del Dominico Greco y un Crucifijo de Rubens. Diario de Madrid (Madrid). 9/7/1798, página 3.
1803
Estampa de S. Antonio y S. Joseph, de media quartilla. Véndese á real cada una en las librerías de Dávila , calle de las-Carretas , y de Orea. Gazeta de Madrid 26 agosto 1803
1813
San Antonio de la florida Habiendo sido derribada el año de 1770 quando se construyo el paseo de la Florida se mando reedificar el mismo año y en el de 1792 se volvio á derribar para darle la bonica forma que hoy tiene El fresco de la cúpula ha sido pintado por Goya los quadros de los dos altares colaterales son de Gomez el de la Dolores de la sacristía es una copia de Mengs per su discípulo Maella. La efigie de San Antonio es de Ginés y la arquitectura de Fontana. Paseo por Madrid; ó, Guía del forastero en la corte … Madrid, Repullés, 1813, pág. 36.
1833
Ha llegado á esta Capital Mr. David Roberts, pintor inglés, con el objeto de recorrer la España, y examinar y sacar copias de los grandes monumentos de artes que en ella se encuentran, principalmente pinturas, y antigüedades mas notables. Este viaje es siempre honroso para nuestro pais, en donde existen bellezas de tanto mérito, que han escitado en todos tiempos la admiración de los estrangeros. Entre los numerosos objetos que Mr. David Roberts puede visitar, es de desear que no deje de tomar conocimiento del Palacio gótico del Excmo. señor Duque del Infantado en Guadalajara, el panteón de familia del mismo señor duque, que se halla en el convento de San Francisco estramuros de dicha ciudad de Guadalajara, la capilla de San Isidro, la del Obispo de Plasencia en la plazuela de la paja, contigua á San Andrés, las puertas de dicha capilla, muy dignas de atención, el techo de San Antonio de los Portugueses, que es de Jordán, el de San Antonio de la Florida, de Goya, y otras muchas particularidades, de que sin duda tendrá ya noticia anticipada este distinguido artista. (La Revista Española 8 enero 1833, pp. 152-253).
1834
Vida del taumaturgo portugués San Antonio de Padua, escrita en italiano por el abate Don Manuel de Acevedo, natural de Coimbra: con noticias y observaciones críticas, sacadas de mas de cien vidas del Santo, y de los documentos originales y auténticos, que el Autor ha leído para escribir esta; traducida al español por un devoto del Santo. Un tomo en 4º, edición de 1790, a 15 rs. pasta y 10 rama. Gaceta de Madrid núm. 71, de 02/05/1834, página 334.
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1838
Carderera
Semanario pintoresco español. 15/7/1838, n.º 120, página 2.
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1838
“Estos ángeles-mujeres eran hermosos y aéreos, pero reinaba en su semblante un apagado viso de pesadumbre, como el sonido lejano de un arpa, que se ha amortiguado entre las alas de los céfiros. Ricardo, el poeta de las memorias, comprendió la expresión de pesar que empañaba apenas su frente, y divisó al través de ella las mártires del amor puro, las vírgenes que habían muerto con su primera pasión como una aureola de virtud, y que volando por espacio sin fin, al compás de las arpas de los serafines, volvían de cuando en cuando a la tierra compasivas miradas, y verían una lágrima sobre el hombre, que en un tiempo miraron como el compañero de su vida”. Enrique Gil y Carrasco. “Anochecer en San Antonio de la Florida”. El Correo Nacional 12/13 noviembre 1838 nº 270 y 271.
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1844
El número diez y seis [del Laberinto] va enriquecido con DOCE primorosas láminas, distinguiéndose entre ellas una que representa la vista de san Antonio de la Florida de Madrid, el día de la Verberna, dibujo del Sr Bravo, grabado del Sr. Ortega: retrato de Napoleón, grabado del Sr. Ortega: ídem dé Wellington grabado del mismo: perspectiva de los campos de Waterloo, grabado del Sr. Ortega; y otras varias íl«i «o poco mérito. Diario de avisos de Madrid. 24/6/1844, página 4.
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1845
De su práctica al temple y al fresco son luminosas pruebas las bellas y originales figuras de San Antonio de la Florida, algunas de ellas retratos conocidos; las dos cúpulas menores en la iglesia del Pilar de Zaragoza y las de una casa de recreo que- poseia á las orillas del Manzanares, en la cual apenas hay pared, sin exceptuar las de la escalera, que no esten llenas de sus caprichos y caricaturas, á las que no poco han prestado ocasión los mismos que concurrían á visitarle. Gaceta de Madrid núm. 4104, de 09/12/1845, página 4.
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1847
BASILIO SEBASTIÁN CASTELLANOS
(1) Fue fundada por el cuerpo del resguardo de puertns: ?e reedifró en 1770, y volvió á re. difiraise en l.i forma plegante que hoy iiene, en I7'.I2. haciendo susplaioíd arquitecto Fonlann, sus imágenes el c-cuUor G né.< de quien r» el santo, y su» befo* fréseos y pinturas los célebre» Goya, Maella y Gómez.
Museo de las familias (Madrid). 25/6/1847, página 23.
1848
La señora doña Juana Valdivieso de Ádríaensens, dedicadas los encantos del pincel, concluyó estos días un cuadro de las santas Justa y (Rufina, copia del de Goya, que presentó i las reales personas como testimonio de su alecto y lealtad. Los principes tuvieron la dignación de aceptar el cuadro, muy parecido á su bellísimo original, y disponer se remitiese aja señora de Adriasoseos la comunicación (fue trascribimos a continuación, acompañada da una joya da oro, adornada de riquísimos esmaltes, que figura un bolsillo da sañora. Ué aquí la comunicación que acabamos de citar: Mayordomiamayor di S. A.R. la Serma. Sra. infanta doña ¿«isa Fernanda. S. A. R. la Serma. señora infanta de Bspafia doña María Luisa Fernanda sa ha dignado aceptar el cuadro de las Santas Justi y Rufina que leba dedicado V. por el plausible nacimiento de la augusta princesa que dio ájuz. S. A. y el Sermo. señor duque de Montpensier, su augusto esposo, dan á V. cumplidas gracias, y con agrado elogian la habilidad de V. en el pincel, dignándose prevenirme ^ue le remita, como lo efectuó, una espresion de aprecio. Y esperan SS. AA. que se sirva V. usarla en prueba de consideración á sus augustas personas.—Sevilla, 18 de octubre de 1848.—Por ausencia del mayordomo mayor de S. A. R. —Rafael de León.—Señora doña Juana Valdivieso de Adriaensens.» El Heraldo. 28/10/1848, página 4.
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1849
"Completan el ornato de esta pequeña iglesia [...] varios ángeles mancebos de cuerpo entero, cuyos rostros se dice que son retratos de señoras principales de la corte de Carlos IV". Madoz 1849.
1853
Antonio Ferrer del Río
ACADEMIA ESPAÑOLA. '-._ Concluye el discurso leído por el señor dOn ^NTONío FEBRER DEL RIO al tohiar posesión de su plaza de académico.
Sí; señores : mientras Francia, reducida á la situación mas aciaga, libraba su única ventura en que saliera e! orden de los cuarteles, para aherrojar la Jibertad en que se revolcaba por las calles, tenia Esgaña miembros del clero secular j regular que so-r resalieran en el arte de la oratoria sagrada, como esn el de la construcción Villanueira , y en el de la pintura Goya, y cUyoS "sermones hicieran juego literaj o con la castiza prosa de Jovellanos, las deleitables comedias dé Moratin y las magnificas odas de Quinliana. La España 5/6/1853, n.º 1.587, página 4.
1855
La señora L acompañada de su hija y de su futuro yerno, tuvo la inconveniencia de sentarse en el Prado, en la tarde á que nos referimos, al lado de su amiga la señora de N madre de una linda joven á quien arrullaba en la silla inmediata un derretidísimo palomo calzado de charol. Este grupo era al principio serio como los cuadros de Muríllo; pero un sétimo personaje que la casualidad introdujo en é|, lo hizo digno del cómico pincel de Goya. La España 16/6/1855, n.º 2.210, página 4.
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1856
Firmado: La Beata Clara
LA POLÍTICA DE SAN ANTONIO DE LA FLORIDA
Salí por lin do la tienda, aburrida de la locuacidad política del tendero, y no sabiendo á dónde dirigirme ni en qué aconleciraiento lijarme para pud¿r escribir esta revista sin hablar de política, recordé que hoy es víspera de San Antonio de Pádua, y que siendo esta «oche la primer verbena del año, con salir fuera d^ la población, eu la err.nta del santo no tropezaría quien me hablase do los negocios públicos, ni quien por fuerza tratara de acostumbrarme á la conversación política. Y con efecto, me dirigí por la oifiila izquierda del Manzanares á la elegante capilla de San Antonio, cuyos alrededores estaban Henos de puestos de bebidas, de tiendas de dulces, de figuras de barro y de macetas y Ibres en abundancia, y entré por fin en la iglesia á admirar los Irescos de las bóvedas pintados por el célebre Goya, no sin haber rezado primero un padre nuestro al santo, La Época . 12/6/1856, n.º 2.219, página 2.
1866
El decorado del teatro Jovellanos
Este defecto lo ha cometido voluntariamente el Sr. Plá en su techo de Jovellanos. Él, tan armonioso en las tintas, que tanta gracia sabe dar á los detalles, ha colocado dos figuras fuera del cuadro, presentando á Lope y á Calderón asomados á la balaustrada, á la manera que lo hizo Goya en el cascaron del crucero de San Antonio de la Florida; y estas empresas son sumamente arriesgadas. Revista de bellas artes . 27/10/1866, n.º 4, página 2.
1867
Un conocido, activo é inteligente escritor, M. Iriarte, va á publicar en París
dentro de muy pocos dias una obra interesante para España, para lo cual
ha recorrido los Museos y casas particulares de nuestro país, copiando y
tomando apuntes y notas de todas las obras del original pintor Goya, y de su
vida particular y artística.
El Sr. Iriarte ha copiado con singular exactitud, así los frescos magníficos
de San Antonio de la Florida de Madrid, como los lindos y originales
cuadros de costumbres y retratos que poseen los duques de Osuna, condesa
de Montijo, maques de Salamanca y otras personas de esta corte.
La obra, con la biografia del célebre pintor y todos los dibujos de sus cuadros,
impresa con lujo y perfectamente
encuadernada, costará en París 40 francos. Diario oficial de avisos de Madrid. 2/3/1867, página 4.
1867
FRANCISCO DE GOYA (1)
El movimiento de ideas que corresponde al de la revolución francesa, está representado en España por tres hombres: un escritor, Jovellanos; un economista, Olavide; y un pintor, Francisco Goya. Los documentos referentes á Goya se hallan desparramados; y aunque se han hecho ensayos fructuosos acerca de su vida y obras, publicándose no pocas biografías, estudios y criticas, los que hasta ahora se han ocupado del pintor aragonés escribían en Francia, y no se curaban por lo general más que del aguafortista y nunca del pintor de historia, á quien no es posible conocer sin haber visto las cúpulas de Zaragoza, ni la sacristía de la catedral de Toledo, ni la Alameda de los duques de Osuna, ni finalmente una de las obras más considerables entre los frescos de Goya, la de San Antonio de la Florida. Francisco de Goya y Lucientes nació en Fuentesdetodo, en Aragón, el año de 1756; su padre era labrador. La juventud de Goya fué agitada y borrascosa; llena de lances y de amorosas locuras. Llevado de su inclinación á las aventuras y de su genio pendenciero, á los diez y ocho años tuvo que abandonar la ciudad nativa, después de una sangrienta contienda en que quedaron tres hombres tendidos en el campo de la lucha. Su familia le ocultó por algún tiempo, proporcionándole después los medios de marchar á Madrid. Los estudios de Goya en la corte de España fueron de diversa índole: durante algún tiempo copió á los maestros con una asiduidad y con un furor inauditos ; mas su carácter exaltado le arrastraba, y cierta noche, después de uno de esos encuentros tan frecuentes en la juventud de nuestro artista, se le encontró en el barrio del Avapiés herido de una puñalada. Ni sus parientes, ni sus más íntimos amigos pudieron averiguar nunca la causa de aquel accidente. Curado de su herida, partió para Roma, que era, hacia muchos años, el objeto de sus más ardientes deseos; pero como careciese de recursos para emprender el viaje, se ajustó con una cuadrilla de toreros, ganando de este modo el pan de cada día. A tan extraña circunstancia se debe indudablemente la célebre colección de aguas fuertes, publicada más tarde con el título de La Tauromaquia. En Roma, Goya pintó poco, pero meditó mucho, observó los maestros, supo estudiarlos y comprenderlos, prendóse de los coloristas, y ante aquellos dioses de la forma, lo que realmente excitó su entusiasmo fue el movimiento, la vida, el relieve y la armonía de los tonos. Su vida en la ciudad de los Césares fue tan borrascosa como en Zaragoza y Madrid: vélasele esponerla para escribir su nombre en un frontón inaccesible donde habia leido el de Vanloo; escalaba otro dia los muros de un convento para robar á una joven transteverina, y el embajador de España se vio obligado á reclamarle, sacándole así de las garras de la policía romana. Mas á pesar de tamaños escándalos y tan repetidas violencias, el aragonés era citado ya como hombre de brillante porvenir. Si nos propusiésemos referir aqui la vida anecdótica de Goya, podríamos presentarle á nuestros lectores paseándose en el Monte Pincio del brazo del pintor David, que le comunicó sus ideas liberales y á quien profesó siempre una tierna amistad; le veríamos rechazar las ofertas del embajador de Rusia, encargado de formar para «la Semíramis del Norte,» una corte de literatos y artistas; y ponerse á la cabeza de todas las manifestaciones tumultuosas de los jóvenes pintores reunidos en la ciudad eterna. Pero Madrid le llamaba; sus triunfos habían tenido eco en la corte de las Españas, y esto le decidió á volver á ella, para encontrar los destinos artísticos de su pátria en manos estranjeras. Mengs y Bayeu, que reinaban allí sin rivales, comprendieron no obstante, al ver las obras del joven artista, que habia en ellas más de una esperanza, y en vez de poner obstáculos al porvenir de Goya, acojiéronle con bondad y le- recomendaron al rey como el único artista capaz de sucederles: Bayeu llevó su cariñosa protección hasta concederle la mano de su hermana Doña Josefa. Por espacio de cuarenta años, Goya fué el pintor (le los reyes, y, lo mas estraño en un hombre de su carácter, el amigo y familiar de Carlos IV, que le pasaba sus respuestas bruscas y sus sátiras mordaces. En 1799, obtuvo el título oficial de primer pintor de Cámara, siendo ya, hacia algunos años, director de la Academia de San Fernando; y á pesar de su posición escepcional, empezó por entonces esa guerra de escaramuzas que se manifestaba en aceradas aguafuertes, á las cuales daba una significación política, y que, expuestas en los escaparates de la Puerta del Sol, atraían á la muchedumbre que aplaudía con entusiasmo aquellas sátiras intencionadas. Con la invasión francesa, debía operarse un notable cambio en su posición; mas sucedió todo lo contrarío: su taller convirtióse en punto de reunión de los generales más brillantes, de los príncipes y altos funcionarios, admiradores de su talento. Hizo el retrato de Murat y el de Wellington. El rey José le dispensó señalados favores, le mandó hacer también muchos retratos, destruidos más tarde con sus equipajes, y Goya, que debía grabaran dando el tiempo la .sangrienta sátira conocida por Desastres de la guerra, alistóse en el bando de los afrancesados. Es este un misterio que nos ha preocupado mucho, y cuya clave no hemos podido hallar. Nombrado pintor de la nueva corte; fué agraciado con la cruz de la Legión de honor. Al volver á España Fernando VII, en 1815, Goya permaneció algún tiempo apartado de la corte; pero á los pocos años, se le vio ocupar nuevamente el puesto de pintor de Cámara del monarca reinante. Por lo demás, los buenos tiempos de Goya habían pasado: viéndose envejecer, y aquejado de una sordera completa, resolvió abandonar su patria. Obtenida licencia del rey, marchó á París, so pretesto de consultar á un médico célebre; pasando desde allí á Burdeos, donde fijó su residencia: su vida se deslizó desde entonces apacible y tranquila, al lado de su amigo Moratin y del pintor Brugada, compartiendo su tiempo entre los últimos esfuerzos de una imaginación á quien la mano ya no obedecía, y las dulzuras de la amistad y de la vida doméstica. Goya murió en Burdeos en 1828, rodeado de toda su familia, que había pasado el Pirineo para abrazarle por la vez postrera. Toda la colonia española le acompañó hasta la última morada, y la tradición del viejo pendenciero se conserva todavía en la ciudad de Montesquieu. Trazados á grandes rasgos los principales sucesos de la vida de Goya, veamos lo que era el hombre y la sociedad en que vivía. Goya, dotado de naturaleza ardiente, espansiva y sensual, se ha reflejado con claridad vivísima en sus obras. De fuerza hercúlea y de una destreza poco común, aborrecía las privaciones y la sujeción; vivía á su gusto, sin sacrificarse nunca á las preocupaciones sociales; y hasta en sus vestidos, aun en la época en que su juventud y sus maneras hacían de él un completo caballero, traslucíase algo de ese abandono, de esa dejadez que se nota en sus obras. Su ingenio espontáneo, vivo, original, de una profundidad inaudita, que lo condensaba todo en una palabra, le hizo muy necesario á la sociedad de su época. Era el oráculo de un gran círculo de gentes, que aguardaba su opinión en todas materias: sus mejores palabras llevaban el sello enérgico de su personalidad. La forma habitual de su ingenio es la sátira, hiriendo por medio del ridículo el blanco de sus ataques; pero sus sátiras tienen algo de siniestras, y al par que provoca la risa produce terror en el ánimo. Los más poderosos le temieron y procuraron atraérsele; pero él supo disimular bajo un servilismo que solo es aparente, una independencia que no se desmíente jamás; llegando á ser de este modo el favorito de tres reyes, conservando con cada uno de ellos su libre albedrío y sus francas maneras; no dejándose nunca desarmar y reservándose siempre el derecho de la crítica. Goya fué un artista popular por sus obras, que hablaban á los instintos nacionales, y más todavía por su manera de ser, por sus tendencias y sus gustos. El último aguador de Madrid conocía al autor de los Caprichos, quien más de una vez retocó las muestras de los pobres pintores que veía trabajando delante de las tiendas. Daba asalto de armas en la plaza de Santa Catalina, y acorralaba á los espadachines que hacían gala de su destreza en la espada, en el florete ó en la daga. El pueblo le seguía por las calles llamándole por su nombre; era el juez nato de las disputas y de los combates. Su fuerza prodigiosa, su estraordinaría destreza y su talento espontaneó le daban grande influencia sobre la muchedumbre: de suerte que Goya, que había dividido su vida en dos partes, la corte y el pueblo, era el intermediario entre estos dos poderes. Las anécdotas abundan en la vida del pintor, un día, en la época en que los franceses acampaban en sus plazas de Madrid, la multitud silenciosa seguía ú Goya en su paseo de costumbre. Al llegar al Prado, observa una pared blanqueada con cal y un arroyo fangoso, y empapando el pañuelo en el barro negrusco, y estendiéndolo sobre la pared, trazó una especie de fresco que representaba una ejecución de patriota^. El buen humor de Goya era inagotable; daba sobrenombres á todos los personages de la corte, imitaba admirablemente las actitudes y las voces y tenia siempre en la imaginación alguna graciosa broma. La reina María Luisa decia que no estaba contenta sino cuando Goya asistía á su tocador; Carlos IV daba con él largos paseos á pié, y en aquella familiaridad se enteraba de todas las historias que circulaban por la villa. Un día de besamanos, Goya no se acordó de que la corte estaba de luto, y como se presentase con medias blancas, el hugier le impidió el paso. No se turbó por esto nuestro pintor; bajó al cuerpo de guardia de los alabarderos, y tomando una pluma mojada en tinta, se entretuvo en ilustrar sus medias con retratos de los principales personages de la corte. La algazara movida por esta peregrina idea llegó á oídos del rey, que quiso ver al píntor, no pudiendo dominar la risa al conocer todos los tipos. En un gran fresco religioso, reprodujo los retratos auténticos de los gentiles hombres y de las damas de la corte de Carlos IV, colocando, como el Dante, á sus amigos entre los bienaventurados, y entre los condenados á sus enemigos: el rey los conoció, y Goya los fué nombrando en voz alta, añadiendo un epíteto á cada nombre. Irascible, violento, exaltado, indomable, sin aguantar ningún yugo ni reconocer ningun a ley, Goya espuso mucha s veces su vida por una palabra , afrontó los mayores peligros y se atrajo enemigos fuertes y poderosos. Sus vecinos de la quinta del Manzanares refieren que no se conformó nunca con que se vedase la caza en aquellos parages, y que mas de una vez anduvo á tiros con los guardas. Sus aventura s amorosas con las señoras de la grandez a se han hecho célebres, y muchas de ellas son sumamente dramáticas. Es poco conocida la vida de familia del pintor: en su única correspondencia con Zapater, veo que le anuncia en el espacio de diez años el nacimiento de seis hijos: asegúrase que doña Josefa Bayeu le dio veinte. Goya es un tipo y un carácter, es lo que se llama hoy en arte un temperamento . El ma sinsignificante de sus croquis, la menos notable de sus agua-fuertes detiene la mirada y sorprende el pensamiento: es que ha y un mundo bajo cada rasgo de su lápiz. Llamado á recoger la herencia del siglo que espiraba, no habia nada capaz de distraerle de su objeto, y á la vista de Rafael y de Miguel Ángel, pensaba en las manólas y en las rondeñas nacionales. La escuela española, tan nacional y tan brillante, no habia hallado aun entre sus ilustres pintores ni uno solo que trasmitiese á las generaciones futuras los usos y costumbres, los trages pintorescos y los tipos enérgicamente pronunciados de su noble nación, y por un a estraña coincidencia, por un acaso singular, justament e en el momento en que todo esto va á desaparecer barrido por el viento de las revoluciones, arrastrado por el vapor y por el progreso, cuando va á borrarse la gran tradición de la escuela española, Goya se alza potente, rápido, fecundo, y ora con el pincel, ora con el buril, fija todo lo que hoy no es mas que un recuerdo y encarna en su persona el genio de España .
(1) El artículo biográfico que publicamos hoy ha salido á luz en el Moniteur francés hace pocos dias, y creemos que nuestros lectores lo verán con gusto, por las curiosas notables noticias y apreciaeiones qué contiene acerca de una de nuestras más ilustres celebridades artísticas.
Carlos Iriarte.
Revista de bellas artes (Madrid. 31/3/1867, n.º 26, página 2.
1867
Hemos hojeado, aunque rápidamente, el interesante libro de Carlos Iriarte que, con el título de Goya, su vida y sus obras, acaba de salir á luz, y del cual hemos publicado algunas páginas en las columnas de la REVISTA. ES un estudio bastante completo, que contiene la biografía del ilustre pintor, sacada de su correspondencia, de las memorias de su época, de los recuerdos, todavía vivos, que ha dejado en España, y de los trabajos ya publicados por los señores Th. Gautier, Carderera, Matheron y otros, juntamente con las noticias más exactas acerca de los frescos de Goya, de sus lienzos y cartones para tapicerías, y un catálogo de todas sus pinturas. El principal objeto del nuevo libro, que su autor ha tenido la cortesanía de dedicar á la Academia de Nobles Artes de San Fernando,es dar á conocer á Goya como pintor. Ilustran este precioso trabajo, producto del viaje que por nuestras iglesias, palacios y museos ha hecho Carlos Iriarte, en su doble cualidad de dibujante de talento y escritor apreciable, cincuenta grabados inéditos, copias de retratos y aguas fuertes de Goya, y de pinturas decorativas no conocidas en Francia. Revista de bellas artes (Madrid).9/6/1867, n.º 36, página 7.
1867
El célebre crítico francés Teófilo Gautier, en una de sus revistas hace grandes elogios del libro de M. Carlos Iriarte, sobre Goya y sus obras. A juicio del eminente literato, el Sr. Iriarte, que tanto interés se toma por las artes españolas, no solo ha hecho un servicio con la publicaciou de su obra, dando á conocerlos dibujos del pintor aragonés en el extranjero, sino que ha sabido comprender perfectamente el genio y el espíritu del autor de los célebres caprichos y de los frescos de San Antonio de la Florida. Plácenos ver á una persona tan estudiosa como instruida dedicarse con tal constancia á difundir fuera de España las obras maestras dc uno de nuestros mas gloriosos artistas, y no podemos menos de animarle en sus importantísimas tareas. Mr. Carlos Iriarte es español de corazón como lo es también su apellido. El Imparcial (Madrid. 25/6/1867, página 3.
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1868
GOYA POR Carlos Iriarte
Su Biografía.—Los FRESCOS.—Los LIENZOS.—Las TAPICERÍAS.— LAS AGUAS FUERTES.—Y EL CATÁLOGO DE SUS OBRAS CON CINCUENTA PLANCHAS INÉDITAS, COPIAS de TABAR BOCOUR Y CARLOS Iriarte. (Paris, Henri-Plon imprirneur-editeur, Rué Granciére, 10.)
La fecundidad del siglo XVIII es grande en sí, pero es mayor en comparación de la esterÜidad de nuestros dias. Parece haberse perdido aquella ra«i de hombres, raza atlétíea moralmente, q«e lleTaüdo la fria sonrisa ée la indiferencia en los labios, llevaba ^al par la pasión de la huteanidad «n el i)eoho. Yo creo que desde principios del siglo XVI no se habia visto en la historia una legión de hombrea tan granfles como la que apareció en ia segunda mitad del áiglo XVIII. Yo los he conocido todavía jóvenes en su vejeí, tranquUos «on BU conciencia, descansando de aquel gr&n combate en que vencieron una vieja metafísica y arruinaron una poderosa sociedad, 8iu comprender cómo nosotros, sus r«8tos degenerado», TÍO habíamos deducido las consecuencias de aquellos grandes principios á tanta costa escritos en las nubes de la tempestad, enire las catástrofes de ks revoluciones. Todavía recuerdo la tristísima tarde 4e i«vierúo «a que fuiWK» á eater«ar ¿ yumtana, el mayor de ousstw» poeta, por el pensaimenW y por el odio que ha sabido k»pi»r i k« enemigos d* k brUlante luz de m wglo.-TodaTia recuerdo qu* al despedirme de aquellos retos
sentí el corazón oprimido, no tanto por el poeta que perdíamos, finado en avanzada edad, con todos los resplandores de la gloria, como por no encontrar en las nuevas generaciones ni aquella fé en las ideas ni aquella fuerza en los caracteres que fueron las cualidades sobresalientes de los hombres del pasado siglo. Ellos fundaron la nueva sociedad en América. Ellos trajeron los grandes principios de filosofía y de política al seno de la abatida Europa. Ellos inflamaron con su idea de tal suerte la conciencia de mi patria , que á su influjo parecía subir de nuevo España al zenit de la gloria y presidir de nuevo, en nombre de más progresivas ideas, el coro de las naciones. Ellos se llaman Voltaire, Turgot, Federico el Grande, Washington, Franklin, Diderot, Mirabeau, Kant, Alfieri, Aranda, Campomanes, Quintana. ¿Pero quién tiene el privilegio de representar esta grande época en la esfera de las artes ? ¿ Será por ventura Mengs, el pintor cortesano y académico? ¿Será David, gran dibujante, pero que no ha visto su tiempo y los colosos de la revolución sino á través del ideal clásico, revistiéndolos con la serenidad olímpica de los dioses , cuando jamas han estallado con tanta fuerza las trágicas pasiones de los hombres? ¿Será Canóva, un grande escultor, pero también un grande académico? El siglo XVIII hecho arte es aquel hombre extraordinario que ha roto las convenciones artísticas; que se ha burlado del fanatismo religioso; que ha convertido su lápiz, como Voltaire su pluma, en arma contra la Inquisición, contra la censura, contra el monacato, contra el tormento, contra el absolutismo, contra todos los crímenes barridos por el viento de las revoluciones. El siglo XVIII hecho arte es aquel hombre que ha desentrañado hasta el fondo la conciencia humana y ha fijado en sus cartones, con toda su indecisión, con toda su vaguedad, como al pasar por el cerebro, las nubes tempestuosas de los pensamientos humanitarios que agitaron á la más batalladora de las generaciones. Aquella mezcla de la risa y el llanto; aquella profundidad de idea unida á la ligereza de la forma; aquel odio reconcentrado contra todos los opresores, y aquella espansiva compasión por todos los oprimidos; aquel escepticismo desconsolador que llega hasta la apoteosis de la nada al lado de aquella fe en la verdad humana resplandeciente de hermosura; todas estas obras de arte, improvisadas como el discurso del tribuno, concebidas en medio de la
guerra , lanzadas á manera de proyectiles, son una llama del grande incendio moral en que se fundieron para siempre las escorias de quince siglos. El hombre que ha tenido todas estas cualidades, que ha hecho todos estos portentos, se llama D. Francisco de Cfoya y Lucientes. A este hombre, á su vida y á sus obraa, ha dedicado el Sr. D. Carlos Iriarte un concienzudo libro, que merecerá las simpatías más ardientes, y que obtendrá la acogida más favorable doquiera haya algún interés por las glorias del nombre español y alguna partícula de los caracteres de nuestra raza. El Sr. D. Carlos Iriarte es á un tiempo mismo escritor y artista; tiene una estética, y la realiza; contempla el arte como un filósofo, y lo sirve como un soldado; ama la belleza y su resplandor en las concepciones del pensamiento, y la pone en acción como un misionero del arte, en toda su vida. Nadie ha olvidado en España un rasgo del Sr. Iriarte, que pinta su carácter y su amor entusiasta por todo lo pintoresco. Hallábase el ejército español en las costas de África. La campaña era gloriosa y por lo mismo dura. La doble tenacidad de dos razas guerreras se encontraban frente á frente, como por espacio de diez siglos, luchando con aquel ardimiento que ha teñido de sangre las costas africanas y europeas. La guerra estaba empeñada en las regiones donde tantas veces cayeron vencidos los más grandes generales, y se disiparon, como fantasmas de un sueño, las más heroicas legiones. El tiempo inclemente cortaba las comunicaciones por el mar. Los víveres faltaban á cada momento; renacía el combate á cada paso. Era necesario muchas Veces contentarse con un pedazo de galleta, dormir sobre el suelo fangoso, y defenderse cuerpo á cuerpo de las emboscadas. A los horrores de la guerra se unían los horrores del cólera. Se necesitaba, para correr aquella ruda campaña, toda la energía viril de nuestra raza, acerada de antiguo en el sufrimiento. Pues bien, Carlos Iriarte fué á África. Vivió entre tantas calamidades; anduvo como un soldado por aquellos desfiladeros; padeció los rigores del hambre y los rigores de los elementos, sólo para recoger, como artista, los efectos pintorescos de aquella nueva reproducción de las luchas entre el Oriente y el Occidente, fecundas en inspiración para todos los amadores del arte. Una nueva peregrinación menos peligrosa, pero no menos interesante, ha emprendido para publicar el libro con que acaba de honrar á un tiempo las letras francesas y las artes españolas. De
origen español, como lo indica su apellido, y de nacimiento francés, conoce ambas lenguas, estudia ambas literaturas, y pertenece al número de tantos y tantos escritores franceses como se han consagrado á estrechar el parentesco que debe existir entre dos naciones vecinas, cuya mutua independencia nada tiene que temer de la mutua grandeza; y que han han nacido para hermanarse en las riberas del Mediterráneo y en las riberas del Océano por las relaciones pacíficas del comercio; y en esas otras riberas infinitas de las artes y de las letras, por las armonías de sus espíritus; y que en su fondo celta é ibero han recibido casi al mismo tiempo la inspiración de las antiguas colonias griegas y la uniformidad de la conquista romana. Obras como el libro de Triarte contribuyen poderosamente á este fin, sobre todo en pueblos de la clara percepción caracteriatica en d pueblo trances. Para emprenderlo, necesitó Triarte una gran voluntad; para concluirlo, una gran constancia. Visitó, desde la cuna del grande artista, donde se guardan las primeras memorias de su infancia, hasta las piedras de su sepulcro en extranjero suelo. Recorrió nuestras iglesias, donde están sus obras monumentales ; nuestros' palacios, donde están sus retratos y sus tapices; nuestras quintas, donde están sus cuadros históricos y de género; los archivos de nuestras bibliotecas y de nuestras academias, donde están esos inmortales cartones en que van pasando, entre sombras inmortales envueltas, las ideas madres, las ideas generadoras del potentísimo espíritu que brilla en todo el pasado siglo. Y con suma diligencia, después de un estudio profundo, inspirándose en los originales, absorbido en las ideas que se deatacan de los cuadroi y de los cartones del maestro, ha escrito una obra concienzuda, profunda, que será siempre citada cuando se hable de Goya, y que será leida siempre cuando en lo porvenir sé busquen las huellas de su genio en el tiempo, de ese genio original, profundísimo, amargo, escéptico; múltiple como la naturaleza , su madre; como la sociedad, su inspiración; y que así ha trazado personajes dignos de D. Ramón de la Cruz, como las tragedias más desgarradoras de la historia; que así ha dejado las caricaturas mas burlescas, como las elegías más amargas del pensamiento humano , ttieíclando, como I^ope y Calderom en sus dramas, lo triste y lo bttto, lo gítoteaco y lo sublime en una serie ée mara7Ülosa« creacibnea.
He notado siempre un fenómeno en la historia española. El Gobierno ha podido disciplinar á su antojo la voluntad y las raías, ha entrado con sus corchetes y alg'uaciles en el hogar, ha consumido con sus inquisidores el pensamiento; pero no ha logrado ni disciplinar ni oprimir la fantasia. Siempre la oposición se ha refugiado en las cimas del arte; siempre ha puesto su nido más alto que los rayos del poder. Bajo la cimitarra de los Árabes, nacen todos aquellos cantos religiosos de los Mozárabes, que recuerdan en su solemne tristeza el cautiverio de Babilonia. En medio del sombrío fenatismo del siglo XIV se dibuja la sonrisa de la duda en los labios del Arcipreste de Hita, que exbalan los primeros vagidos de la razón libre. Los romances históricos nacen siempre como una protesta contra el menosprecio y el olvido de los fines nacionales. Si fuera posible señalar el dia del nacimiento de cada uno, veríase como se enlazaba con algún dolor de la patria. La novela pastoril es la reivindicación de la naturaleza contra los artificios de la corte; el esfuerzo del espíritu cansado de las desigualdades sociales por buscar la santa igualdad de la naturaleza. Cuando bajaban todos sus frentes al absolutismo cortesano de Olivares, la dignidad humana se refugiaba en las sátiras de Quevedo, c«ya amargura iguala á la amargura de Juvenal. Jamas una sociedad ha sido tan castigada como lo fué la sociedad del siglo XVI en el Jibro de Cervantes. Jamas la demencia á que nos conducía el silencio de la razón, fué por ningún filósofo comprendida como la presentó Calderón en aquella grandiosa figura de Segismundo, «jue es la personificación del pueblo español encerrado en horrible calabozo, envidiando la libertad de los seres animados é inanimados, á pesar de la superioridad de su naturaleza. No podia dejar de cumplirse en el siglo último esta misma ley. El siglo XVIII fué un siglo de renovación. Lo fué en Rusia por Catalina, en Francia por Turg^t, en Alemania por Federico', en Austria por José 11, en Italia por Leopoldo de Toscana, en Portugal por Pombal, en España por Carlos III. Los filósofos fueron los profetas, y los reyes los heraldos de la revolución. La enciclopedia, uno de los más grandes monumentos de la razón humana, subió al poder con el Conde de Aranda en la tierra clásica de la Inquisición. Campomanes, Feijóo, Moratin, Aranda, Floridablanca, Goya, son las diversas facetas de un mismo espíritu, del espíritu del pasado siglo, que eternamente mostrará
como su obra más colosal á los ojos del mundo su Enciclopedia. Hay grandes relaciones entre Voltaire y Goya. Uno y otro son universales. Como Voltaire ha ensayado todos los géneros en las artes de la palabra, Goya todos los géneros en las artes del dibujo. Como Voltaire, ha vivido Goya teniendo complacencias con los poderosos, cuyos privilegios atacaba. Como Voltaire, se ha reído de todo lo tradicional. Como Voltaire, ha tenido una apariencia de escepticismo que nacía de la claridad de su razón, y bajo esta apariencia de frialdad, una fé inmensa, inextinguible, en la justicia, á la manera de esas grandes alturas del globo que tienen ventisqueros en las cimas y volcanes en las entrañas. Nuestro espíritu no pudo, durante el gran siglo, desarrollarse en la filosofía, y se desarrolló en el arte. A pesar de su poder inmenso, la Monarquía no bastaba á contrastar el poder de la Inquisición. El pensamiento, para revelarse, tenia que recurrir al símbolo. Y el símbolo del pensamiento de este tiempo estaba en esas figuras trazadas de prisa por Goya, figuras siniestras como el remordimiento, tétricas como las sombras, figuras, que pintan las prisiones, el patíbulo, el tormento, los horrores del viejo mundo, que sólo se conocen cómo los horrores del sueño al despertar á la clara luz de un nuevo dia. Pero no solamente tiene Goya. estas ideas generales y en armonía con el espíritu de su siglo, .sino que tiene también un carácter esencialmente español. esencialmente nacional. En aquellas orillas del Manzanares, por sus cuadros reproducidas bajo el azul cielo de Madrid, á la sombra de los álamos, sobre los prados que Abril aterciopela de un verde fugaz, se ven discurrir las Manolas con su blanca mantilla y su alta peineta, enseñando sus ojos grandes y los pies breves, más flexibles de cintura que los cañaverales, más ligeras para el baile que las aves para el vuelo, dejando en torno de la atmósfera que respiran, con el crugido de sus faldas y con el perfume de su aliento, una voluptuosidad infinita, capaz, como dicen nuestros orientales andaluces, de volver la vida á los muertos. Allí se ven los Manolos, ora bebiendo, ora jugando, con su chaquetilla y su sombrero de tres picos, la capa ligeramente ceñida á los hombros, el calzón corto y la guitarra en las manos, encendidos los ojos por los vapores del vino, vibrantes los labios con las cadencias de las canciones amorosas, moviendo casi el tapiz y el cuadro con los compases del baile. Yo he visto pocos lienzos que
sean más originariamente nacionales; que figen más con el dibujo y el color, las formas, digámoslo así, de una época. Todo lo que babia de pintoresco en aquella sociedad está en los cuadros de Goya, como todo lo que habia de gracioso en los saínetes de Don Ramón de la Cruz. Unas y otras obras señalan el advenimiento del pueblo á la vida social, de ese pueblo tan apegado á sus trages como á sus costumbres, y á sus costumbres como á sus instituciones; pero que sin embargo llega, entra, se apercibe á sentarse en las Cortes con sus representantes, y salvar á la patria con sus guerrilleros. La originalidad de los saínetes de D. Ramón de la Cruz brilla en los cuadros de D. Francisco de Goya. Se ve en ellos que la aristocracia desciende á buscar su vida en el pueblo, que la aristocracia se encanalla. ¡Oh! Sí; la canalla vil va á quedar de pié en la caída de tantas instituciones; la canalla vil va á salvar la honra en el rebajamiento de los caracteres; la canalla vil va á ser la única bastante capaz para comprender y bastante fuerte para practicar una reacción inmensa del genio de las nacionalidades contra el genio de la conquista, que cubría bajo sus negras alas el mundo. Han hecho bien, lo mismo D. Ramón de la Cruz que Goya, recogiendo en los saínetes y en los lienzos aquellas legiones populares que iban á trasfigurarse en el martirio, que, agitando todas • las cóleras posibles en el odio humano, iban á despertar el genio de las nacionalidades, iban á ser los salvadores del mundo. La posteridad les ha pagado con usura su inmortal trabajo. Mientras las obras académicas yacen empolvadas, olvidadas, el público aplaude todavía las tragedias burlescas de D. Ramón de la Cruz; y acude á San Antonio de la Florida á ver cómo brillan en la rotonda, al través de los negros encajes, los ojos negros de aquellas Manolas al empíreo lanzadas desde la paleta de Goya. Inmediatamente que se ve un cuadro del maestro, se ve también su carácter capital : la originalidad. Nace en el siglo de oro de los pintores académicos, relamidos, correctos, dados al estudio y á la erudición, sin género ninguno de inspiraciones, con la paciencia por principal mérito, y la imitación por toda estética. Y en tal medio siente una idea propia, forma una manera suya, se distingue por cualidades ingénitas, y es una individualidad aislada en medio del movimiento general, que ni le atrae ni le da los vértigos que suelen asaltar á las cabezas débiles al borde de un torrente.
Sos caadrpü rdig^osos no tienen ningún resplaadc«r eepintualista. Sus figuras están tomadaa del natuxal;, viven todas del aire de la sookdad; no so» ni figuras nüstícaa ni figuras académicas. Esta reivindicación de la sociedad y de la realidad contra las abstraccioaes de un arte académico j de un arte miatáco, «s máa digna de aplauso en los pueblos meridionales, donde el misticismo crea una e¿tpecie de soSolencia magnética que acaba siempre por embargar la rason y secar la fuente de las verdaderas inspiraciones. Y este ^ntor, que tan realista es en sus cuadros de género de religión y de historia, ¡qué soHador y qué idealista es en sus capriohosl Ignoro si i todo el mondo se le aparecen las nubes como á mi en los países meridionales, donde el cielo no tiene este ceniciento capuz de los países del Norte. En un cielo asu), donde nada el éter formando mil cambiantes como el ópalo, sobre una especie de Hnéasó de listones muy determinadoo, muy claros, se levantan aglomeraciones, condensaciones de vapor, que toman miles de bizarras formas, que fingen, ya ¿ngeles ó ya demonios, que pintan animales fantásticos, monstruos, endriagos relucientes y candantes oomo los fragmentos del hierra encendido saltando de una irague. Yo muchas veces he creído que 8añ Juan rodeado en Pitmos de ee« cielo y de esas aguas, vio dibujarse en el horizonte los TOÓSÍBtmo9 apocalípticos y sns fiuatásticos ensaeSoa. Apagad esa caridad; borrad esos colorea; figuraos esas nubes pasando por un car^ ton negro, amarillento, y tendrás los caj-tones de Goya, que ha fijado las condensaciones de otras nubes no ntéaos caligioosas, no menos fantásticas, no menos bisarras; las nubes de las ideas. Asi es qoe diñcilmente se puede calificar un pintor de esta clase, á veces nimio y exquisito, i veoes andas diltujante, á veces realista hasta la brutalidad, y i wees idealista hasta ti delirio. Se le encoentran relaciones con Velaaqnez en el dibujo y en la composición,' puntos ie relación en la ftintasia con Bembrandt, dos genios tan opuestos. Y cuando parece que con haberse dicho esto se ha dicho todo, aparece nimio, correctísimo como Watteau. El Sr. Iriarte tiene mucha razón cuando dice que este hombre extraordinario, apareciendo ea medio de las escuelas académicas de su tiempo, se parece mueho á Velazquez pintando la realidad entre los coros místicos creados por todos los otros pintores. Los descuidos de Goya son como los descuidos de Víctor Hugo, una protesta más contra ks leyes convencionales del clasicismo académico. Así podemos con-
cehir el eutnsiasmo por este pintor, qne se desawolló después de 1830. El aistexDia ^a libertad «n el ai^te, mal Dam&da rom«tttici»> mo, tuvo en Goya uno de sus preeuworfts, como la Enciclopedia tuTo en Goya uno de sus discípulo». ¡Qué vida la de G«kya! En este ponto lasnotieias del Sr. Iriarte estím reoogñáaacon raucba (üligencia y arropadas con mudbo arte. En los boriaontea de sus cnadroa hay la grandewi y la sclenunidad de aquel paisaje de Zaragoza, donde la espesa vegetación contrasta con las áridas colinas; donde los rios que vienen del Pirineo se eclian uno» en brazos de otros y ae confunden sosegados en ampüiaimo cauce; donde entre los altos álamos se ©levan la« innuiuerables torres; donde todo tiene en sus largas línea» una ampljtnd y una majestad asombrosas y un carácter severo como el de aqnelloe fuertes ciudadanos. Asi Goya no tiene el cokM-ido de Murillo, como Argetsoia no tiene la armonía de Rioja, la entonación de Arguijo. La severidiad aragonesa se revela en todo su carácter. Su vida ea la vida dtel artista, vida inquieta, rebosante, como si 1» e^ama de la imaginación desbordara del cerebro y abrasara el corazón. Así la serenata, los bailes, los desaños, los juegos, las cuchilladas, las corridas de toros en que él mismo toma parte, los asaltos de los conventos, los viajes amorosos con las damas de la aristocracia, las intrigas cortesanas, el paso casi por los calabobos de la inquisición, la muerte en el destierro. Esta vida desordenada, es como la vida de Salvator Rosa, como la vida de Benvenuto Cellini, como la vida de los grandes genios del Renacimiento; una suprema necesidad de la inquietud que trae conago casi forzosamente la actividad febril de la imaginación , las vibraciones continuas, eternas, de los nervios recorridos por corrientes de electricidad. El Sr. Iriarte ha descrito muy animadamente la vida de Goya, y ha dividido muy exactamente sus obras en frescos, lienzos religiosos, retratos, cuadros de género, tapicerías y aguas fuertes, describiéndolo todo, examinándolo todo con tal prolijidad de detalles y con tal elevación de ideas, que al concluir la lectura del libro se conoce hasta en sus más recónditos misterios el genio del maestro. Gracias le sean dadas en nombre de la patria, cuyo culto conservamos á las orillas del Sena. Las discordias de nuestros parti-
dos lo arrojaron, como á tantos otros náufragos, sobre los escollos del destierro, en cuyos cortantes picos se quedan pedazos del corazón chorreando sangre. Goya murió en Francia. Mi ingrata patria todavía no lo ha reclamado para abrigarlo en aquel suelo ilustrado por su gloría é iluminado por su genio. Cuando pasé por Burdeos visité su sepulcro. El silencio de la muerte parece más triste cuando rodea los restos de esos hombres que han tenido tanta vida y que han legado á la inmortalidad su alegría y su risa. La Academia de San Fernando ha pedido últimamente que cese esta proscripción, la cual acusa nuestra ingratitud y nuestro olvido. ¡ Oh! Vamos por el mundo deshojando la corona de nuestros genios. Y para ver á su memoria consagrado un monumento como el que acaba de levantar Iriarte, nos vemos forzados á venir á extranjero suelo á oír cantar nuestras glorias en extranjera lengua. El ilustre editor Henri Plon, que conserva con tanto brillo las glorias de la Imprenta en Francia, ha contribuido á esta obra con la espléndida edición, tan lujosa como elegante, que acaban de producir sus prensas. Gracias á todos en nombre de la patria, nunca tan amada de sus hijos como en la triste ausencia del destierro. EMILIO CASTELAB. París 16 de Febrero de 1868. Revista de España. 9/1869, n.º 10, páginas 161-170.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0004845205&page=165&search=%22San+antonio%22+Florida+Goya&lang=es
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1869
San Antonio de la Florida
En la cúpula San Antonio predicando á un numeroso auditorio. Los ángeles de las bóvedas, pintados por el mismo Goya, encierran la particularidad de ser retratos de varias señoras de la corte. Gaceta de Madrid núm. 34, de 03/02/1869, página 4.
1869
GOYA POR Carlos Iriarte
Su Biografía.—Los FRESCOS.—Los LIENZOS.—Las TAPICERÍAS.— LAS AGUAS FUERTES.—Y EL CATÁLOGO DE SUS OBRAS CON CINCUENTA PLANCHAS INÉDITAS, COPIAS de TABAR BOCOUR Y CÁRLOS Iriarte. (Paris, Henri-Plon imprirneur-editeur, Rué Granciére, 10.)
Mientras La posteridad les ha pagado con usura su inmortal trabajo. Mientras las obras académicas yacen empolvadas, olvidadas, el público aplaude todavía las tragedias burlescas de D. Ramón de la Cruz; y acude á San Antonio de la Florida á ver cómo brillan en la rotonda, al través de los negros encajes, los ojos negros de aquellas Manolas al empíreo lanzadas desde la paleta de Goya. Revista de España. 9/1869, n.º 10, páginas 161-170.
(pág. 167).
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1871
La reina, doña María Victoria, que ha concebido el benéfico pensamiento de construir por cuanta de la dotación del principe un pabellón en la ribera del Manzanares, donde las infelices lavanderas dejen sus hijos mientras se dedican á sus duras faenas para ser cuidados y alimentados por personas destinadas á este objeto, se presentó ayer tarda en San Antonio de la Florida á visitar el sitio elegido para el edificio. A pesar de que nadie aguardaba su visita, apenas cundió la noticia acudieron las gentes de la ribera en tropel á saludar y victorear á S. M., que después de orar un momento en la capilla y de admirar los frescos de Goya, atravesó por uno de los puentes de madera para turnar el coche al otro lado del rio al pié de la Caba de Campo. El pabellón llevará el nombre de Casa del Príncipe y estará terminado para antes de concluir el verano. También habrá un departamento de socorro para las lavanderas que enfermen de repente. Los dueños de los lavaderos y gran número de personas acompañaron á S. M. á quien seguía y rodeaba una gran muchedumbre. El Imparcial (Madrid. 23/5/1871, página 3
1871
La Reina doña María Victoria, que ha concebido el benéfico pensamiento de construir por cuenta de la dotación del príncipe un pabellón en la ribera del Manzanares, donde las infelices lavanderas dejen sus hijos mientras se dedican á sus duras faenas para ser cuidados y alimentados por personas destinadas á este objeto, se presentó anteayer tarde en San Antonio de la Florida á visitar el sitio elegido para el edificio. A pesar de que nadie aguardaba su visita, apenas cundió la noticia acudieron las gentes de la ribera en tropel á saludar y vitorear á S. M., que después de orar un momento en la capilla y de admirar los frescos de Goya, atravesó por uno de los puentes de madera para tomar el coche al otro lado del rio al pié de la Casa de Campo. El pabellón llevará el nombre de Casa del Príncipe, y estará terminado para antes de concluir el verano. También habrá un departamento de socorro para las lavanderas que enfermen de repente. Los dueños de los lavaderos y gran número de personas acompañaron á S. M., á quien seguía y rodeaba una gran muchedumbre. La Nación (Madrid). 24/5/1871, página 3.
1872
LEÍDOS EN LA REAL ACADEMIA DE NOBLES ARTES DE SA.N FERNANDO EN LA RECEPCION PUBLICA DE D. VICENTE PALMAROLI Y GONZÁLEZ (7 DE ABRlL DE 1872). DISCURSO DE D. VÍCEITTE PALMAROLI,
Antes que en Francia se efectuase esta revolución, nace en España Francisco Goya, genio original, potente, apasionado, que logra imponerse á su tiempo, aunque sin ser por él coniorendido, cuando imperaban aun con toda su fuerza los imitadores de Jordán por un lado, y los discípulos de David par otro. Goya, separándose de cuanto en artes le rodea, se crea, una originalidad que muy poces han tenido, buscando sus inspiraciones en su época y én sus sentimientos. Día por día traslada al lienzo las impresiones que acaba de recibir, y cuando por una causa cualquiera, se ponen trabas á su genio, no sabe soportarlas, y las rompe. Por eso, al pintar la bóveda de San Antonio de la Florida, el pueblo á quien el santo predica son las majas y los pilludos del rio, que el artista encuentra al ir á su trabajo. Hijo de una sociedad llena de ignorancia y da vicios, persigue y ridiculiza sin piedad con sátira sangrienta al clero y á la corte, á la Inquisición y al pueblo. Oirás vocess, enamorado do un tipo estraño, del efecto de un rayo de luz, de un contraste de color, de una figura elegante ó de un aire gracioso, improvisa una fantasía, sin mas objeto que fijar aquella impresión pintoresca, en la que se revela siempre el sentimiento íntimo del artista escéptico y sombrío. Esta clase dé obras (cuadros de brujas), aunque no sea posible darlas nunca una intención determinada, dejan una impresión profunda en el espectador, semejante al despertar do una horrible pesadilla. Poro no es este género el que da á Goya su principal valor, sino las composiciones en que retrata las costumbres de su tiempo, los saínetes y las tragedias da la sociedad en que vivía. En todas sus obras, cualesquiera que sean sus proporciones, se ven la misma vida, el mismo interés dramático, la misma grandiosidad. Sus procedimientos eran estraños también: siendo gran dibujante, puramente naturalista, prescinde muchas veces, intencionalmente quizás, de la corrección, para acentuar un detalle en el quo estriba la impresión que quiere producir. Como colorista, tiene frescura, trasparencia, brillantez: el tono es caliente unasvaces, frío otras: apasionado del claro-oscuro en ocasiones,. emplea en otras una luz difusa; todo, en fin, lo subordina á la impresión que quiere producir; pero con una intuición tan feliz, que jamás dascarta un elemento necesario por otro útil; Goya en España no formó escuela ni tuvo influencia, por
me su tiempo no lo comprendía, como no comprendió á Prdudhon la Francia; pero es el iniciador del verdadero arte Contemporáneo. Á , , . ,, Por natural y legítimo quesea, pW conforMc que este con las tendencias del espíritu Humano el culto del recueriio, no es siempre convenréiifc volver la "Vista atrás para encoiitraf en épocas pasadas el ideal del-arte. La satisfacción cío - resucitar las épocas pasadas, lo cual no es- mSs que una iluáfon histórica, no puede jamás 'satisfiícer la sed de progreso del espirita humano. Los hombres^uo mas biffli merecen sou losSque iri.ípirándbse «n su tiempo, sientan las bases del porverjir; los quo tomando del mundo contemporáneo .'os n-mntos:dC sus obras y la inateria de sus composiciones, pi"Sparaii la grandeza de su época. ^• . ; 'Ebquo acierta á reproducir en forma brillantc'y enérgica ¡2?ideas de su siglo, no solo se hace dnoftaaclos-espínt^is que con í' viven, sino que adquiere un nbmtife en la historia td La Época (Madrid). 9/4/1872, n.º 7.149, página 1.
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0000294126&page=1&search=%22San+antonio%22+Florida+Goya&lang=es
1872
Antes que en Francia se efectuase esta revolución, nace en España Francisco Goya, genio original, potente, apasionado, que logra imponerse á su tiempo, aunque sin ser por él comprendido, cuando imperaban aun con toda su fuerza los imitadores de Jordan por un lado» y los discípulos de David por otro. Goya, separándose de cuanto en artes le rodea, se crea una originalidad que muy pocos han tenido, buscando sus inspiraciones en su época y en sus sentimientos. •Dia por dia traslada al lienzo las impresiones que acaba de recibir, y cenando por una causa cualquiera se ponen trabas á su genio, no sabe soportarlas y las rompe. Por eso al pintar la bóveda de San Antonio de la Florida, el pueblo á quien el santo predica, son las majas y los pilluelos del rio, que el artista encuentra al ir á su trabajo. (Se continuará.) Palmaroli La Nación (Madrid. 13/4/1872, página 3.
1874
LA GUERRA. (Del libro inédito Al rededor de Madrid.) (1) Un domingo al anochecer, víspera de- la fiesta cívica del Dos de Mayo, tocaba á muerto la campana de San Antonio de la Florida, en ocasión en que volviendo del vallecito de Luche conversábamos con el Sr. Isidros antiguo criado del insigne pintor don Francisco de Goya y Lucientes; y el Sr. Isidro, que no sabia nunca hablar más que de su amo, nos decía: En dos cosas era mi amo incorregible: en su afición á los toros y su afición á las hijas de Eva. '¿Querrán ustedes creer que á los 80 años .todavía se creía capaz de estoquear un toro mejor que lo hubieran estoqueado sus amigos Pepe-Hillo, Romero y Costillares, y á la misma edad todavía se le encandilaban los ojos cuando iba por la Florida y veía los ángeles que pintó en la media naranja de San Antonio, retratando en ellos á sus amigas las damas más hermosas de la corte de Carlos IV? Desde que* aquel diablejo de duquesita de Alba le envició en la galantería, era el pobre de mi amo muy tentado á la risa. (1) Por ser oportuníBimo en la actualidad, publicamos hoy este episodio inédito que'n6B~ha facilitado su autor, nuestro querido amigo el popular escritor D, Antonio de Trueba.
Pero cuando tomaba las cosas por lo serio, le ponía á uno los pelos de punta. ¿Han visto ustedes aquellos horrores de la guerra que tan admirablemente pintó? Pues esa campana que clamorea en la Florida me recuerda que tal dia como mañana concibió el pobre de mi amo la idea de pintar tales horrores. Desde esa ventana vio los fusilamientos de la Montaña del Príncipe Pió, con un catalejo en la mano derecha y un trabuco naranjero, cargado con un puñado de balas, en la izquierda. Si llegan á venir los franceses por aquí, mi amo y yo somos otros Daoiz y Velarde, y el Ayuntamiento nos levanta un catafalco todos los años. Al acercarse la media noche me dijo mi amo: —Isidro, toma tu trabuco y ven conmigo. ¿Y á dónde creerán ustedes que fuimos? Pues fuimos á la Montaña, donde aun ^staban insepultos los pobres fusilados. Me acuerdo de todo como si hubiera pasado ayer. Era noche de luna; pero como el cielo estaba cubierto de negros nubarrones, tan pronto hacia claro como oscuro. Los pelos de un puerco-espin nó están más tiesos que los míos se pusieron cuando vi que mi amo, con el trabuco en una mano y la cartera en otra, guiaba hacia los muertos. Como mi amo notase que yo no las,tenia todas, conmigo, me preguntó: —¿Tiemblas, Ótelo? Yo, en lugar de contestarle: «¡Temblaré unginojol» casi me eché á llorar, creyendo que el pobre de mi amo se habia vuelto loco, pues me llamaba Ótelo en lugar de Isidro. Sentámonos en un ribazo á cuyo pié estaban los muertos, y mi amo abrió su cartera, la colocó sobre sus rodillas, y esperó k que la luna atravesase un nubarrón que la ocultaba. Bajo el ribazo revoloteaba, gruñía y jadeaba algo. Yo... se lo confieso á ustedes, temblaba como un azogado; pero mi amo seguía tan sereno, preparando medio á tientas su lápiz y su cartón. Al fin la luna alumbró como si fuera de día. En medio de charcos de sangre vimos una porción de cadáveres, unos boca abajo, otros boca arriba; éste en la postura del que estando de rodillas se baja á besar la tierra, aquél con las manos levantadas al cielo como pidiendo venganza ó misericordia, y algunos perros hambrientos se cebaban en los muertos, jadeantes de ansia y gruñendo á las aves de rapiña, que revoloteaban sobre ellos queriendo disputarles la presa. Mientras yo contemplaba aquel horrible cuadro lleno de espanto, mi amo le copiaba. Volvimos á casa, y á la mañana siguiente me enseñó mi amo su primera estampa de La Guerra, que examiné horrorizado.
—Señor, le pregunté, ¿por qué pinta usted esas barbaries de los hombres ? —Para tener el gusto, me contestó, de decir eternamente á los hombres que no sean bárbaros. Antonio de Trueba. El Mundo cómico. 5/4/1874, página 2.
1874
Se ha repartido la «udécima entrega de los grabados al agua fuerte que reproducen las obras mas selectas de autores esp»Bül»s. fista entrega contiene La Tirana, de Goya, grabado de.Maura; los fresco» de San Antonio de la Florida, también de Goya, grabado de Galvan, y otras dos preciosas láminas, tituladas Hasta mañana y HosíiUda-- des, de Torres y de Martínez Espinosa. Esta publicación, muy importante para los artistas y para los aficionados á las Bellas Artes, merece la censideracion y el apoyo del público. La administración se halla establecida en la caite de Santiago, números 7 y 9. La Época (Madrid). 22/11/1874, n.º 8.071, página 4
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1875
El Globo (Madrid). 13/6/1875, n.º 74, página 1.
1876
LAS VERBENAS. La primera verbena Que Dios envía, Es la de San Antonio de la Florida.
… Al mismo tiempo que el ermitaño limpia, el capellán prepara su mejor casulla, pasa revista á las albas y sobrepellices que planchan y encañonan manos castas; se proporciona, si no los tiene, uno ó dos libros misales, con broches plateados y atril de nogal bruñido; mira con éxtasis los frescos de Goya (ya no deben estar muy frescos), que para honor del arte pictórico dejó en el cielo sonriente de la ermita, representando ángeles un poco mundanos, el célebre maestro, y recita con voz monótona un párrafo del sermón-panegírico, que, por periodos, va aprendiendo de memoria para predicarlo á los fieles. … La Ilustración española y americana. 30/6/1876, página 11.
1876
SAN ANTONIO DE LA FLORIDA
San Antonio. A orilla del Manzanares, entre la Moncloa y la Montaña del Príncipe Pío, se erigió hacia el año de 1720, á costa de una institución titulada Resguardo de las rentas Reales, una ermita de sencilla apariencia en lo exterior y adornada de estucos en lo interior. A ella acudían los individuos del Resguardo para pedir al Altísimo por la intercesión de San Antonio, titular de la ermita, buena mano derecha para dirigir el estoque investigador en busca del contrabando. No consta dice un escritor lo que pudo inducir á estos fieles á escoger á San Antonio para su patrono entre toda la corte celestial. Nada tuvo que ver seguramente con las rentas reales durante su vida, más bien parece que debería haber sido el elegido San Pedro por la analogía, aunque remota, que algunos pudieran hallar entre los derechos de puertas y el poder abrir ó cerrar á los pecadores los del cielo según que hayan ó no satisfecho la contribución de penitencia que deben por sus culpas. En 1768 la ermita se arruinó al tratar de construir el camino del Pardo. En 1770 San Antonio volvía á ser abogado en el mismo lugar y en un templo que sólo duró veinte y dos años, pues en 1792 se construyó la ermita actual. Su fachada principal consta de un solo cuerpo adornado de dos pilastras dóricas sobre zócalo de granito en las cuales se apoya el cornisamento coronado de un frontispicio triangular. En el centro de esta fachada se ve la puerta cuyas jambas mensuras y frontón semicircular son de piedra de Colmenar. A los costados del templo hay dos habitaciones abovedadas, que se unen por la parte posterior de aquél, que no tienen más que planta baja y sirven de vivienda al teniente cura y al capellán auxiliar. Lo interior forma crucero adornado üe pilastras corintias y cerrado por una hermosa cúpula. El retablo del altar mayor es de estuco y en su centro se halla la imagen de San Antonio labrada por Gines. Los dos retablos colaterales, también de estuco, contienen cada uno un buen cuadro ejecutado por el pintor Gomez. El pavimento es de mármol. Lo más notable de la capilla son los frescos que adornan la cúpula y las bóvedas, debidos al célebre Goya. En la cúpula pintó á San Antonio predicando á un numeroso auditorio, en cuyos semblantes y actitud se observan las diferentes emociones que las palabras del Santo producían. En las bóvedas, á semejanza de otros grandes pintores, retrató en figura de ángeles á muchas señoras de la corte de Carlos IV, que como dice el escritor á quien seguimos, tenian cara de tales, aunque no dice la historia que lo fuesen. El 12 y 13 de Junio se celebra junto á la ermita de San Antonio una romería que si no es tan concurrida como la de San Isidro, tiene el doble carácter de verbena.
Ángel Fernández de los Ríos. Guía de Madrid: manual del madrileño y del forastero. Madrid: Oficinas de la Ilustración Española y Americana, 1876. pp. 321-323.
1877
No sabemos qué pensarían, si pudieran pensar, las damas de la corte de Carlos IV, cuyas cabezas sirvieron de modelo á Goya para pintar los angeles que hay en la bóveda de la ermita de San Antonio, al ver el cambio sufrido en la verbena; pero de seguro que mirarían con desden á los plebeyos que profanan aquel teatro de sus galanteos. En otras poblaciones de España hay entre las doncellas la costumbre de acudir á la verbena de San Antonio para pedir al santo que les proporcione un novio á su gusto; pero en Madrid, sea porque el santo no atiende ésas peticiones, ó por otras razones de mas peso, ello es que no se reúnen con esa objeto; lo cual es de deplorar, por el hermoso golpe de vista que ofrecieren tantas juntas. Gí«bo. La Época (Madrid). 13/6/1877, n.º 8.978, página 4.
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1877
El Globo (Madrid). 13/6/1877, n.º 611, página 1.
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1877
En la tarde de la verbena, dos escritores se encontraron cerca de la ermita de la Florida, célebre por la romería y por los frescos de Goya que dan tanto valor á las modestas bóvedas del templo. La Ilustración española y americana. 15/6/1877, página 2.
1877
Entre sus mejores obras merecen citarse el cuadro en que se retrató moribundo, en el instante de tomar una medicina de manos del doctor Arrieta ; las pinturas al fresco de San Antonio de la Florida, en que retrató á las hermosuras de la corte en figuras de ángeles y mancebos; la cúpula de la iglesia del Pilar de Zaragoza ; el cuadro de la catedral de Valencia representando al duque de Gandía (San Francisco de Borja) dando el último adiós á su familia al encerrarse en un convento ; varios notables lienzos en la catedral de Sevilla, y su célebre colección de grabados Los desastres de la guerra, etc., etc. La Ilustración de la infancia. 15/7/1877, n.º 26, página 2.
1878
En la sección de grabado merecen citarse la reproducción del Testamento de Isabel la Católica, da Rosales, por el Sr. Maura, que aunque no muy perfecta de dibujo, está bien de claro oscuro, y dos colecciones de aguas fuertes en que ios señores Galvan y Rossell han copiado, ambos con inteligencia y según el carácter de los originales, el primero Jos frescos de Goya de San Antonio de la Florida y elsegundoalgunoscaprJchosdelmalogrradoAlenza.
El Imparcial (Madrid). 18/3/1878, página 4.
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1878
Que Goya fué pintor sagrado, lo prueba su San José de Calasanz para la Iglesia de San Antonio Abad de esta corte. El Cristo y el titular para nuestra Iglesia de San Francisco. Los tres que hizo para la capilla de Monte Torrero, en Zaragoza. El Prendimiento que existe en la Catedral de Toledo. La Santa Justa y Sania Rufina para la Catedral de Sevilla, y en conclusión, los frescos de nna de las medias naranjas de la iglesia del Pilar de Zaragoza, y los de la capilla de nuestro San Antonio de la Florida, hablan en favor suyo y desmienten por sí solos las frases del Sr. Espina. Escrito por Ramón Ibáñez
Completo:
FRANCISCO GOYA LUCIENTES. Allá en las postrimerías del siglo xviii y cuando el arte patrio se agitaba en las convulsiones de la más fatal de las agonías, apareció este gran hombre, y no pudo por cierto aparecer en peor época. Aquel período señalaba el total decaimiento y ruina de las artes españolas. El sentimiento de lo bello habia desaparecido de entre nosotros como el ramaje de las arboledas al apuntar los otoñales dias, y buscando quien le acogiera con el amor y cariño que nosotros le negábamos, se habia refugiado en extraños países á manera que la veloz golondrina huye de nuestros lares al divisar en lontananza la silueta del crudo invierno. Nuestra nación, arrastraba en aquel entonces la más penosa de las existencias, y aunque no faltaban hombres doctos é instruidos en los distintos ramos del saber, apenas si en lo que se refiere á nobles artes descollaba alguno digno de nombre é imperecedera fama.
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En Administración, en Historia, en Literatura, los hubo merecedores de estima: pero en pintura ó escultura y en arquitectura, los Troyas, Churrigueras y Jordanes usurpaban el lugar del genio, y escatimando su exiguo talento marchaban en pos de la más deleznable do las glorias, poniendo por los suelos nuestro honor y nuestro nombre. España, la noble matrona que otro tiempo caminara al frente de las naciones erguida y altanera, se veia ea la época que nos ocupa triste y sonrojada, llorando el abandono en que sus hijos la sumieron y del que no esperaba salir sino por una de las más extrañas y casuales coincidencias. La escuela madrileña habia muerto con Claudio Coello, y ni un solo pintor registra la historia que, á contar desde la muerte de tan gran hombre, siguiera con aprovechamiento la senda de .a gloria en tal sentido. Sólo Goya, una vez trascurrido siglo y medio, mostró las brillantes cualidades de que se hallaba revestido y con las que procuraba alentar entre sus compatriotas la afición y el estí- mulo por la más noble de las artes y la más bella, sin disputa alguna. Mas estos esfuerzos, idénticos á los que Coello hiciera en distinta época, no fueron compensados, y el abandono y la incuria fueron la única contestación á tantos afanes y trabajos. Goya, pues, merece ser considerado entre nuestros primeros pintores, no sólo porque sus obras son una verdadera gloria nacional, sino porque siendo el último de los grandes maestros españoles, es el postrer destello de la escuela madrileña. El 31 de Marzo de 1746 vio la luz en Fuente de Todos (Aragón), y no contaba doce años de edad cuando ya mostraba su excesiva afición á la pintura, y aun en aquel extraño y desconocido género en que tanto, y andando el tiempo, habia de disFRANCISCO GOYA LUCIENTES. Allá en las postrimerías del siglo xviii y cuando el arte patrio se agitaba en las convulsiones de la más fatal de las agonías, apareció este gran hombre, y no pudo por cierto aparecer en peor época. Aquel período señalaba el total decaimiento y ruina de las artes españolas. El sentimiento de lo bello habia desaparecido de entre nosotros como el ramaje de las arboledas al apuntar los otoñales dias, y buscando quien le acogiera con el amor y cariño que nosotros le negábamos, se habia refugiado en extraños países á manera que la veloz golondrina huye de nuestros lares al divisar en lontananza la silueta del crudo invierno. Nuestra nación, arrastraba en aquel entonces la más penosa de las existencias, y aunque no faltaban hombres doctos é instruidos en los distintos ramos del saber, apenas si en lo que se refiere á nobles artes descollaba alguno digno de nombre é imperecedera fama. tinguirse. Discípulo de Luxan más tarde, aprovechó las lecciones de su entendido profesor, y ya al poco tiempo, y cuando apenas contaba veinte años, comenzó á caminar sin sujeciones ni trabas, bastándole tan sólo á su excesivo genio el haber estudiado por un muy corto espacio de tiempo bajo la férula académica. No ha faltado quien diga que Goya fué discípulo de Mengs, y no hay nada menos razonable. Mengs era uno de esos pintores que Jerónimo Paturot clasifica con gran acierto de melenudos^ y que á un intransigente clasicismo unía el mal gusto tan común y general en aquella época. Mengs usaba las tintas verdosas en las carnes, y harto sabido es la perniciosa inñuencia que semejante manera de hacer ejerció entre nuestros artistas, á la que ninguno escapó, ni era posible escapase si entre el nú - mero de sus maestros contaba alguno perteneciente á tal escuela. Goya, y creemos que con lo dicho está suficientemente probado, no estudió ni imitó siquiera á Mengs: de lo contrarío hubiera usado indefectiblemente las tintas que aquel caracterizaba y que tanto Bayen y Subías como otros innumerables discípulos suyos usarori, y que él ni adivinar deja en el último de sus lienzos. Después de haber estudiado con Luxan resolvió partir á Roma, y allí, al par que admiraba y procuraba inspirarse en los magníficos lienzos de las distintas escuelas italianas, notó, sin que su espíritu se abatieso por ello lo más mínimo, que no era dado á su excesiva imaginación el sujetarso á trabas académicas, ni á ley ni á precepto alguno, sino que pudicndo, por e
contrario, darlas él, y más aceptables, por armonizarse cual ningunas con el genial y enciclopedista espíritu de que todos se hallaban infestados, resolvió volver á la madre patria para tra - bajar, sujeto exclusivamente á su capricho y gusto, y en ma - nera alguna al de sus antecesores. Al poco tiempo, y como una prueba de lo mucho en que se apreciaban sus cualidades, obtuvo el nombramiento de pintor de Cámara, y los sucesos del para nosotros glorioso Dos de Mayo le trasladaron á Burdeos, de donde partió en breve para establecerse en París, y adonde volvió el 1826 para pasar tranquilamente sus últimos dias. En 1823, y en dicho punto, entregó á Dios su espíritu, deando su cuerpo reposar en aquella extranjera tierra, en la que mora desde hace cuarenta y nueve años, sin que en tan largo espacio de tiempo hayamos podido reclamarle, por impedirlo quizá nuestras continuas disonsiones ó nuestra neghgencia hacia todo aquello que no entraña un acontecimiento político. Entre sus obras más notables, descuellan: el Retrato de Marta Luisa., el de Carlos IV., á caballo, el de La duquesa de Alba.. Un auto de Fe., Una maja., la Procesión del Viernes Santo y otros que repartidos en Madrid ó en Toledo, ya en nuestro Museo ó en nuestra Academia ó en iglesias, ó ea posesión de varios particulares, son gloria inestimable de nuestra patria y recuerdo perenne de aquel inimitablp pintor nacional. En el museo de Paris existen de su mano: Un entierro^ el que titula El lazarillo del Tormes^ Los lierreros., Manolas al balcón^ Mujeres de Madrid y Ultima oración de un reOj cuadros todos alabados grandemente en la vecina República, y que retratan además con sin igual perfección nuestros usos y costumbres. Pero los principales y más importantes trabajos de Goya, son sus tan comentados y analizados caprichos. Hásele criticado por unos la carencia de dibujo que en ellos se nota, y otros, extranjeros los más, han zaherido y ridiculizado el buen nombre de que goza, alegando que es indigno de un pintor de fama y nombradla descender al terreno de simples principiantes ó desnaturahzadores de las reglas y preceptos del divino arte. Un señor Deville., allá por los años de 1838, publicó en La Revista de Madrid las siguientes ó parecidas líneas: «Desgraciadamente, este hombre original y escéntrico que compensó algunas veces con eminentes cualidades sus inconcebibles defectos, degradó su arte haciéndole instrumento de mezquinas pasiones. Descender al papel de guerrillero en la hza política para lanzar contra la invasión francesa una serie innumerable de composiciones sumamente satíricas, mordaces é ingeniosas (tales me complazco en reconocerlas), fuera más bien digno de un pintor de caricaturas que de un artista de incontestable mérito» (1). Tal decia el Sr. Deville, y en verdad que no comprendemos cómo hubiera quien se atreviese á lanzar semejante acusación cuando aún humeaba la sangre que para ignominia de la Francia derramaron nuestros gloriosos padres. Decir que Goya de(1) No se crea que el Sr. Deville analizó los trabajos de Goya ni hiciese siquiera su biografía: el artículo en cuestión ocupa sólo unas tres páginas, y en ellas pretende hace r el juicio de tan insigne pintor, tratándole á grande s rasgo s y con las generalidade s de que hemo s tomado nota.
gradó su arte y que descendió al terreno de pintor de caricaturaSj sólo es propio del que no abrigue hacia su patria los más nobles y levantados propósitos. Asegurar que descender al pa - pel de guerrillero en la liza política no es digno de un pintor de fama, sólo se le ocurre á quien no tenga en el corazón una sola fibra que estalle y cruja al recuerdo de nuestras inmarcesibles glorias y nuestra santa independencia. De igual manera, y á seguir la ruta de semejante crítico, pudiéramos calificar á nuestro gran Cervantes por zaherir con su inmortal Quijote el lastimoso estado de la época en que vivió. De igual manera se puede calificar á Beranger eu Francia por sus sangrientas composiciones sobre la restauración. De idéntico modo, en fin, podemos hablar de ühland, de Heine, de Rückert y tantos otros que allá en Alemania alzaron su voz contra el extranjero, y poniendo en su lia cuerdas de bronce lanzaron aquellos terribles inspirados cantos que aun hoy dia conmueven y enardecen los más insensibles pechos alemanes. No obstante, y atenliendo á que cada uno es dueño de emitir sus opiniones, por descabelladas que sean, nosotros no podemos por menos de tolerar esas especies que por sí solas y cual humo se disipan; pero no comprendemos ni podemos comprender que un periódico español las dé cabida en sus columnas, y abrigue y patrocine unas aseveraciones falsas de todo punto y de todo punto injuriosas y atentatorias á nuestro honor y dig - nidad. Goya vivió en la época quizá más triste y desgraciada de nuestra historia. Los reinados de Carlos III, Carlos ÍV y Fernando VII nos habian acarreado un sin número de desventuras. Wí. pacto de familia^ la. paz de Cambray y el comportamiento del rey Fernando nos sumergieron en un mar de continuas lu - chas y disensiones; nuestra sociedad amenazaba desquiciarse, como no pudiendo ya con el peso de sus culpas. La impresionable María Luisa, los venales clérigos, los cortesanos, las camarillas, los privados, en fin, constituían aquella bochornosa corte, y mientras perdíamos las Malvinas y las Floridas, y la isla de Santo Domingo, ellos se sumergían eu las intrigas y los placeres, como desdeñando todo lo que se relacionase con nuestra vejada patria. Con semejante estado de cosas, Goya tenía precisa y rigurosamente que participar de lo bueno ó malo que le circundaba: su espiritu tenía que identificarse con el de aquella sociedad, que asimilársela—permítasenos la frase—para poder obrar se - gún las impresiones más ó menos favorables que su fantasía recibiera. El hombre es hijo de las circunstancias, y el artista más que nadie está sujeto á ellas. El que se siente poseído del genio tiene necesariamente que inspirarse en los espectáculos que le rodean, y si esto, que es una verdad inconcusa, se aplica á la madre pa - tria, juzgúese la inspiración y sentimiento que causará el ver la ruina y la desolación allí donde la vista se dirija. Esto, pues, fué lo que le aconteció á Goya. Su inspiración alegre y juguetona se tornó grave y sombría cuando las circunstancias lo requirieron, y pintor de tipos y costumbres, se vio precisado á desahogar su tristeza y pesadumbre en obras que protestaran eternamente contra lo villano de los sucesos á que dieron origen los franceses. Goya desempeña en la pintura el mis.no papal qne Cervantes en nuestra literatura. Hijos ambos de dos épocas distintas
en el tiempo, pero ig-uales en la historia por lo tristes, el pincel de aquél obraba cual la pluma de éste para condenar aquella corrupción de costumbres que tantos dias de luto nos trajeron. Cervantes zahería la ridicula caballerosidad de sus contemporáneos y su abigarrada manera do ser; Goya copiaba la edad moderna y la envolvía cuidadoso para presentárnosla después entre los pliegues de sus innumerables defectos. Cervantes re - presenta el realismo sublimado; Goya representa el realismo en toda su repugnante verdad: por eso en ocasiones nos entusiasmamos con las estupendas hazañas del Bon Quijote; por eso bajamos la cabeza y comprendemos la verdad que encierran aquellas agua-fuertes inspiradas en insufribles frailes y en clérigos viciosos. En efecto; estos caprichos son la más palmaria prueba de lo corrompidas que por aquel entonces andaban las costumbres, y no hay un solo dibujo que no responda de la más exacta manera al objeto que le motivara. Entre las que recordamos, dignas do mención por referirse exclusivamente á los usos del pueblo citaremos las tituladas: Que viene el coco^ Tal para cual, Tántalo^ Están calientes^ ¡Qué sacrificio! Bellos consejos,, Dios la perdone^ ¡y era su madre! Bien tirada está^ Ruego por ella^ Por qaé fué sensible,, Mala nochej y Mejor es holgar. En la imposibilidad de seguir enumerando las restantes por tener que describir algunas de las citadas, tamos, en cumplimiento de nuestro cometido, á dar principio por la titulada Qv£ viene el coco. Una mujer , en el primer término de la izquierda, procura adormir á dos pequeñuelos asustándoles con las sacramentales frases de costumbre, y la citada pesadilla, ó sea el coco en cuestión, figura en el primer término de la derecha envuelto en una manta , y sin que de él se vea otra cosa que el enorme bulto y los bien dispuestos pliegues que forman dicha prenda. Tántalo sólo consta de dos figuras: una de ellas, un hombre, sostiene entre sus brazos el cuerpo de una mujer desmayada, y que, á pesar de su traje, deja adivinar sus incitantes formas, y no parece sino que el autor se propuso demostrar en la actitud y facciones del protagonista del asunto los síntomas de la lujuria contenida por el respeto ó por algún afecto cariñoso. ¡Qué sacrificio! La principal figura de este grabado es una graciosa y bella niña á quien obligan á desposarse con un horrible Quasimodo. Bellos consejos es una escena en que dos horribles dueñas pretenden catequizar á una inoceate joven. Dios la per donej ¡y era su madre! es el retrato de la plebeya encumbrada; una infeliz vieja pide limosna á la que cree gran señora por su excesiva elegancia, y que no es otra que su hija. Bien tirada está es un admirable estudio de posición. La principal figura es unajóven subiéndose una media. En Ruego por ella^ una Celestina anda á vueltas con las cuentas de un rosario, mientras su hija, á quien peinan, se está sujetando una liga, y en una posición que á otro que no fuese Goya le hubiera parecido de imposible ejecución. Por qué fué sensible es la historia de la meretriz caída. Mala noche es un capricho seductor; varias cortesanas son sorprendidas por una fuerte ventisca, y saya al aire, se ven obligadas á caminar sujetas á la voluiítad del viento.
Entre las figuras que descuellan en el grabado que Goya titula Mejores holgar^ merece especial mención la figura de la ramera del primer término de la derecha, y cuya actitud acusa la desidia é incuria más repugnantes. Estas y otras, que hasta el número de ochenta publicó la Real Academia de Sau Fernando en un tomo en folio, constituyen los tan celebrados caprichos de Goya, y rehusamos emitir ahora nuestro juicio, toda vez que en otro lugar tendremos que emitirle. Los desastres de la guerra son también una colección de ochenta láminas que esta Academia publicó, y que por referirse á los sucesos que dieron motivo al breve reinado de José Bonaparte excitaron las iras del Sr. Deville. Más arriba hemos combatido las opínionos de dicho escritor, y abrigamos la esperanza de que nuestros lectores abundarán en nuestro dictamen, siquiera sea porque no sufra menoscabo el honor y dignidad de nuestro trabajado país. Los desastres de la guerra son, como ya hemos dicho, el glorioso monumento que nos recuerda las traiciones y supercherías de que fuimos víctimas. Los caprichos son el retrato de nuestro pueblo, y como tal, nos lo manifiesta con todo el realismo de que es susceptible la más perfeccionada cámara oscura. Los grabados, en fin, de Goya son las fuentes á que hemos de recurrir cuando queramos estudiar con toda la exactitud posible la sociedad que existía bajo el reinado de Carlos IV. Respecto á la manera de hacer de Goya en esta clase de tra - bajos , no ha faltado quien le lance acusaciones más ó menos graves. El Sr. Güell y Mercader, en un estudio que acerca de Fortuny ha publicado recientemente (1), dice lo que trascribimos: «Decir que Fortuny superó á Goya y á Rembrand, es atre - verse á mucho; y sin embargo, esta es la opinión de no pocos inteligentes, hasta hoy por nadie desmentidos. Superior á Goya, porque es incuestionable que dibujaba infinitamente mejor: superior á Rembrand, porque Fortuny huye de ciertos recursos de efecto á que aquél es aficionado, y presenta con más natura - lidad los contrastes del claro oscuro.» Nosotros, que tenemos la convicción de que el Sr. Cüell domina el asunto acerca del que ha escrito, no podemos dejar de rebatir esa opinión tan atrevidamente expuesta. Dice que Fortimy es superior á Goya, porque es incuestio- \ nable que dibujaba infinitamente mejornada hay, á nuestro ; humilde entender, menos razonador y lógico. i Aventurar la especie de que un aguafuertista es superior á otro porque posea un dibujo más ó menos perfecto, entraña el desconocimiento de la historia del agua fuerte. Goya consiguió como ninguno que esta clase de grabados adquirieran la importancia que adquirieron en breve tiempo, y gracias á su poderosa iniciativa y magistral desempeño, debemos el que ya á principios de este siglo pudiéramos competir con las restantes naciones que amenazaban monopolizar este género de trabajos. Goya es desdibujado porque le conviene hacer conocer los efectos de las sombras y de las líneas. Las más desdibujadas figuras de Goya no son sino estudios de posiciones, y al presentar él un brazo ú otro cualquiera miembro ( 1 ) Revista Contemporánea, correspondient e a l 15 de Marzo , tomo VHI, V. I, núm, 31.
hecho desaliñada y toscamente, sólo lo hacia llevado de la intención más sana, cual era la de que sus obras sirvieran de modelo á las futuras generaciones. En prueba de nuestro aserto, citaremos las agua-fuertes que titula ¿Por qué esconderlo? Ni más ni ménos^ Hilar delgado^ Soplones^ Duendecitos^ Los Chinchillas^ ¡Lo que puede un sastre! Subir y bajar j otras innumerables de descuidado dibujo, pero que á través de ese defecto tácito, á través de aquellas prolongadas líneas, rasgos y contornos, se ven palpitar las formas y se adivina en fin esa viva materialidad que el Sr. Güell no ve porque indudablemente no es lo suficiente artista que se re - quiere ser para semejantes casos. Con tal manera de raciocinar, Ticiano, Rubens, Velazquez y tantos otros que sacrificaban á veces el dibujo en aras de los efectos, serian infinitamente inferiores á esa inmensa mayoría que, esclava de las reglas académicas, cae en el ridículo amaneramiento por su exesivo detalle y pulcritud. Dice que Fortuny es superior á Rembrand porque huye de ciertos recursos de efecto á que éste es acostumbrado, y porque es más natural en los contrastes del claro oscuro. Nadie hasta hoy se ha atr3vid3 á decir tanto, y nadie hasta hoy ha cometido un tan imperdonable error. Decir que Fortuny huye de ciertos recursos de efecto es completamente inexacto, y cao por su b^jse como cae todo aquello que carece de sólido fundamento. Nadie como Fortuny—sin que esto en nuestra opinión sea una falta—conoce y emplea tales recursos, y basta recordar cualquiera de sus obras, ya al oleo, á la aguada ó al agua fuerte, para que se comprenda lo irrazonable de la aseveración del Sr. Güell. Decir que es superior á Rembrand porque presenta con más naturalidad los contrastes del claro oscuro, envuelve el más cabal desconocimiento de las agua-fuertes del célebre extranjero. Pero volviendo á Goya—pues creemos harto rebatidas las opiniones del Sr. Güell,—seguiremos estudiando sus aguafuertes sin entrometernos por ahora en ninguna clase de polé- j micas. I Los caprichos que titula Desastres de la guerra^ están im-l pregnados de esa terrible poesía que notamos en casi todos los^ lienzos del gran Ribera, y cada página, cada figura, cada línea, i no son otra cosa que el inmortal poema de nuestras, hazañas laí epopeya de nuestros titánicos esfuerzos por sacudir el extran-l jero yugo, la terrible maldición, en fin, que Uhland pone enj boca del anciano bardo para estigmatizar y predecir la irremi-: sible ruina del señorial castillo. Goya en este punto no hizo otra cosa que ser el intérpretede los sentimientos que abrigaba un pueblo entero. Goya,] cual Jesucristo ante la corrupción romana, no hizo otra cosa;i (jue tronar contra la ignominda de que eramos objeto, y esgri-| miendo, ora su pluma ó su pincel, no hizo sino lo que Gallego,; Quintana, Espronceda, Bernardo López, y tantos otros \m alzaron su potente voz contra aquella invasioa tan alevosa. Por eso vivirán eternamente los grabados de Goya: por esoj eternamente serán admirados y tenidos en la mayor conside-j ración y estima, y por eso serán estudiados con atan y buscado^ con ansia, de la misma suerte que son buscados y estudiados los saínetes de D. Ramón de la Cruz, el Don Quijote de Cerván-í tes, y todas esas innumerables obras que perpetúan y estig
matizan los deleznables usos y costumbres de nuestros ante - ' pasados. : Respecto á los cuadros de Goya, sólo nos ocuparemos de los más importantes, toda vez que al par que los analizamos tene - mos también que contestar á las especies vertidas en un perió- \ dico de esta capital por un crítico de pinturas. í De antemano rehusamos entrar en el análisis de sus retratos, ya que la opinión general le es favorable, y ya que ni uno sólo hasta ahora se ha creido suficientemente capaz á contrarestar el voto de todos los inteligentes. Entre sus restantes cuadros—que bien podemos llamar de género—descuellan el citado de la Procesión del Viernes SantOj Un auto de Fe^ Una casa de locos y Una maja, lienzos que con otros varios existen en esta Real Academia y de los que vamos á hacer una breve reseña. La Procesiondel Viernes Santo es, como su nombre lo indica, la cabal copia de una de tantas escenas en que nuestra Semana- Santa abunda. A la izquierda, y aunque casi en último término, sobresaliendo de las restantes figuras, aparece la Virgen conducida en andas, completando el resto de la obra multitud de espectadores y de penitentes, desnudos «estos de medio cuerpo arriba y ensangrentados por el martirio de que hicieron promesa. En Una casa de locos aparecen estos,ya desnudos ó vestidos ó disfrazados, pero ataviados de la más singular y grotesca ma - nera. El Auto de Fe es también copia de una escena áeaquellos buenos tiempos de Mari-Castaña, y acerca del cual creemos que con lo expuesto hemos dicho de sobra. Una maja es superior á los restantes lienzos, y nadie pondrá en duda el efecto de esta obra. Reposando en indolente postura, aparec e á lo s ojos del espectador cual una de aquellas encantadoras y voluptuosas huríes de que nos hablan las leyendas. Ataviada con el característico traje que tanto distingue a nuestras mujeres de principios del siglo, se nota el palpitar de aquellas bien modeladas formas, que á pesar de no verse, se adivinan por la más rara y extraña de las intuiciones, y los pliegues de sus ropas parece que se balancean á impulsos de la vida que sin ningún género de disputa debe existir á través de aquellos ropajes. Su talle, pequeño cual la dicha, se ensancha gradual y sucesivamente hasta el delicioso seno encubierto y disimulado por la rica holanda, y que alzándose y de - primiéndose cual si de latir fuera capaz, contribuye de la más poderosa manera á que la ilusión sea completa, y crea realidad lo que sólo es vana fantasmagoría. La actitud, el colorido, la entonación, en fin, en este lienzo est á magistral y admirablementedesempeñada, y nos trae á la memoria aquellas vigorosas pinceladas de Velazquez, aquel gra - cioso detalle do Meissonier, y aquellas poéticas sombras y acertadas combinaciones del claro oscuro de que Rembrand es el más fiel intérprete. En efecto: Goya participó de la escuela de los tres citados maestros, y amalgamando los tres tan contraríos y distintos géneros, dio á sus obras aquel extraño y singular carácter de originalidad que tanto las distingue, y que sirvieron para formar escuela y para imprimirle el sello de nacionalidad, que nadie, excepto él, habia logrado dar á sus lienzos. No ha faltado quien diga que á Goya no le fué posible jamás pintar asuntos de la Historia Sagrada (1): esta aseveración carece de fundamento, y no sólo nos extraña por eso, sino por venir de boca de un pintor que, como es natural, debiera conocer siquiera en beneficio suyo y más á fondo la historia del arte patrio. Que Goya fué pintor sagrado, lo prueba su San José de Calasanz para la Iglesia de San Antonio Abad de esta corte. El Cristo y el titular para nuestra Iglesia de San Francisco. Los tres que hizo para la capilla de Monte Torrero, en Zaragoza. El Prendimiento que existe en la Catedral de Toledo. La Santa Justa y Sania Rufina para la Catedral de Sevilla, y en conclusión, los frescos de nna de las medias naranjas de la iglesia del Pilar de Zaragoza, y los de la capilla de nuestro San Antonio de la Florida, hablan en favor suyo y desmienten por sí solos las frases del Sr. Espina. Goya no siguió ni quiso seguir la ruta que otros, y confiando únicamente en su ingenio y en su inspiración, puso en práctica la idea que allá por el siglo xvi huilla en la revolucionaria mente de los iniciadores de la escuela madrileña. Realista, y realista de la manera que sólo es dado ser á los más grandes taleatos, las obras de Goya revelan ese gran paso que siempre, y cualquier género de innovación acarrea, y que se adalantan siglos en ocasiones á la época en que viven. No se crea por lo que llevamos dicho que Goya no cometió errores, ni á tratarse vaya de panegírico nuestro modesto tra - bajo. Los lienzos, los frescos, las agua-fuertes, en fin, del pintor que nos ocapa, no dejan de tener defectos; pero quedan oscurecidos en atención al considerable número de bellezas, y á que Goya, no obstante su extravagancia, vino á dar nuevo impulso al arte que en aquella época se hallaba, como hemos dicho, en el más lamentable abandono. Mucho antes que Goya floreciera, habia perdido nuestra pintura aquel noble y elevado carácter á que tanto habian contribuido las distintas escuelas. Quejándose Claudio Coello de lo malparado y poco socorrido que era el arte, le dijo sn amigo D. Cristóbal Ontañon: Ahora vendrá Jordán á enseñar á Vds. d ganar mucho dinero; á lo que respondió Coello: Si señorj y á absolvernos de muchas culpas y á quitarnos muchos escrúpulos. Con esa contestación queda hecha la historia de lo que aconteció. Lúeas Jordán era, en efecto, muy poco escrupuloso para la pintura, y fué el que le dio el golpe de gracia despues de los loables esfuerzos de Claudio Coello. Para terminar, y en comprobación de nuestros asertos acerca de que el descuidado dibujo de Goya obedecía, entre otras circunstancias, á su excesivo genio é inspiración, copiaremos unos párrafos que acerca de la escuela madrileña encontramos en un Catálogo del Museo (2). «Un hombre dotado por la Providencia de un talento maravilloso para pintar, viene de la escuela de Castillo, en Sevilla, á Madrid, estudia y copia muchos de los cuadros que habia en Pa -
(1) Hoj a literari a d e El Parlamento correspondient e a l 22 d e Marzo . El arte de la naturaleza, impresiones, po r D. J. Espina . (2) Catálogo provisional, historia l y razonad o del «Museo Naciona l d e Pinturas, » formad o de orde n del Excmo . Sr. Ministr o de Fomento , marqué s de la Veg a de Armijo , po r D. Gregori o Cruzad a Villamil, subdirecto r qu e fué del mism o Museo.—Madrid , 1865.
lacio, se forma un estilo propio originalísímo, peculiar suyo, y se hace el primer pintor de la corte. Este gran artista fué don Diego Velazquez. No es posible juzgarle como hijo de esta escuela ni debe tampoco considerársele como jefe de ella. Velazquez es una individualidad, un genio: su estilo empieza en él, en él adquiere su mayor perfección, y ninguno llega á igua - larle. Ve la naturaleza tal cual es, por un prisma suyo, y no la traduce, sino que la traslada á sus cuadros con el más asombroso realismo que cabe dentro de las condiciones del arte. Así Velazquez viene á influir en general benéficamente en la escuela madrileña y á crear un nuevo estilo en los retratos. La aparición de Velazquez produjo saludable efecto en los pintores de Madridj pues que olvidando el dibujo se entregan ya en brazos zos del color é iban desdeñándose de tener el natural por modelo...-» Hemos copiado el anterior párrafo, no sólo porque su espíritu es el mismo de nuestro artículo, sino porque las frases subrayadas convienen perfectamente al pintor que nos ocupa. Siempre hemos creido que el dibujo es de capital importancia en toda clase de lienzos; pero también hemos creido siempre que si el talento ha menester de más espacio que al que pretenden reducirle, si pretenden sujetarle con rigurosas trabas, romperá por todo, hasta que, logrando el fin apetecido, pueda obrar con la libertad que tan indispensablemente necesita. En idéntico estado se encontraba Goya, y genio verdadero, se vio obligado á seguir el curso de su fantasía y á no cuidar de otra cosa que del logro del ideal que acariciaba. Goya, á pesar de las múltiples formas que reviste su fantasía, ora dulce y reposada, ora siniestra y sombría, es el manso riachuelo que fertiliza cuanto toca, no el torrente que avasalla y destruye lo que se opone á su paso. RAMÓN IBAÑEZ .
La Raza latina (Madrid). 15/12/1878, n.º 114, página 16.
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1879
Cuando este público se reúne, parece que sé celebra una exposición de hermosuras en que se disputan el premio los diferentes tipos de la belleza nacional en todas sus variedades. En un lado descubre la vista los ojos azules, el pelo rubio, la toz pálida de las mujeres del Norte; en otro los risueños semblantes de las andaluzas, de brillantes, hermosos y expresivos ojos negros; á su lado las trigueñas hijas de Levante, y entre todas, esas fisonomías expresivas de las madrileñas cuyo modelo inspiró á Goya los ángeles de su gloría de San Antonio de la Florida. El Imparcial (Madrid). 5/11/1879, página 3.
1880
GOYA.
(Véase el grabado de las páginas 396 y 397;.
El pintor don Francisco Goya y Lucientes ha sido
uno de los ingenios más originales y vigorosos del arte
español. Famosísimo en su tiempo, conservó esta fama
después de su muerte entre las gentes de imparcial criterio;
mas por azares de la moda perdió durante algunos
años aquella suerte de popularidad artística de que
habia disfrutado, y hasta le consideraron los preceptistas
como ejemplo pernicioso para los cultivadores del
arte pictórico. Acaso en parte no les faltase razón, aun
cuando sea esto achaque común á todos los talentos
poderosos y originales. Pasó el período del pseudo-clasicismo,
y las obras de Goya volvieron á estudiarse con
detenimiento y sin prevenciones, y entonces se restableció
nuevamente su fama, se le puso en toldo y en
peana, se le copió, se le imitó, muy disparatadamente
á veces por cierto, y como consecuencia natural de
tan súbito entusiasmo se exageraron sus méritos y
se pagaron á peso de oro los lienzos pintados por su
mano.
Nació don Francisco Goya y Lucientes en Fuendetodos
(Aragón) en 1746, y murió en Burdeos en 1828.
Estudió en Zaragoza con Luzan, pasó algunos años en
Roma á fin de perfeccionarse en el arte, y volvió á
España en 1769 en donde mostró en seguida, que en
fuerza de invención y en vigor de pincel se adelantaba
á todos sus contemporáneos. El sajón Mengs le designó
para que dibujase y pintase ejemplares con destino á la
Fábrica de tapices de Santa Bárbara, á la que trataba
de dar un nuevo impulso y mayor vida el egregio
monarca don Carlos III. Creció su reputación de dia en
dia ; en 1780 entró en la Academia de San Fernando, de
la que fué más adelante director; Carlos IV y Fernando
VII le nombraron pintor de cámara; cu su trato
le admitieron las más ilustres casas, gozando de la particular
amistad de la reina María Luisa, é intimando
no poco con la celebérrima duquesa de Alba; buscados
fueron sus retratos exuberantes de vida y de verdad ; y
redondearon por fin su renombre artístico los frescos
que pintó en la iglesia del Pilar de Zaragoza, y sobre
todo los de la bóveda y coro de la capilla de San Antonio
de la Florida. De carácter independiente, brusco con
frecuencia, regañón de ordinario, tuvo no escasos disgustos
y armó camorra con una porción de gente, por lo
cual y por padecimientos que le aquejaron, entre ellos
una pertinaz sordera, se disgustó de la vida de Madrid,
que le aburría en grado extremo, y pidió en 1822 licencia
para trasladarse á Francia. En París permaneció por
algún tiempo, y luego fijó su residencia en Burdeos,
desde cuya ciudad un año antes de su muerte hizo una
excursión á Madrid con intento de lograr del rey la
concesión de licencia ilimitada. En aquella ocasión hizo
su retrato, hoy existente en el Museo del Prado, el
pintor de cámara don Vicente López. De esta obra acabadísima,
digna del artista insigne de quien es trasunto,
damos en este número un precioso grabado que la
reproduce con exactitud, y que dará á conocer á los
lectores de EL MUNDO ILUSTRADO, la fisonomía viva é
inteligente del anciano Goya á los ochenta años de edad
bien cumplidos.
¿En qué se funda el extraordinario atractivo de las
obras pictóricas de Goya? ¿En qué consiste que sean tan
ensalzadas y admiradas pinturas llenas de defectos,
concebidas á escape y trazadas con mayor rapidez todavía
á ser esto posible? Hemos dicho que el ingenio de
Goya era original en alto grado y ahora debemos añadir
que poquísimos pintores le aventajan en ojo certero, en
acierto para trasladar al lienzo lo más típico, lo más interesante
, lo más significativo de la escena ó de la persona
que le sirvieron de asunto para un cuadro al óleo,
un ejemplar para tapiz ó un fresco de numerosas figuras.
Sea prueba de esta afirmación el techo de San Antonio de
la Florida. En un espacio circularse desarrolla el asunto
en el que se ve al santo obrando uno de los milagros que
hizo en vida, y al pueblo contemplándole devotamente.
No se busque en la composición el intenso misticismo'
do los prerafaelistas; no se busque tampoco la tranquila,
ordenación de todas las partes y el, reposado aspecto de.
las figuras que dan severidad y santidad á los frescos de
las Stanse; no se busque la corrección del dibujo y la
gravedad que brillan en las obras de los más celebrados
pintores religiosos modernos, como Overbeck,Cornelius,.
Flandrin, etc.; nada de esto se encuentra en el asombroso'
fresco de San Antonio de la Florida. Más que una representación
religiosa es un cuadro de costumbres populares
en que interviene el glorioso santo y en este concepto
búsquense, y se hallarán en él, el movimiento peculiar
á semejantes escenas, la variedad embelesadora de los
tipos nacionales, la expresión movida, vigorosa de todos los rostros y de todas las actitudes, aire, luz, exuberancia en fin de colorido local y de verdad naturalista. Por estas cualidades que se advierten en alto grado en aquel fresco, su vista encanta los sentidos, fascina los ojos, agrada por todo extremo, pero no mueve en manera alguna el sentimiento religioso, y á buen seguro no ba sido causa de que fiel alguno le rezara padre nuestros al santo taumaturgo. Y ¿qué decir de las figuras de ángeles pintadas sobre el coro que sostienen grandes cortinones? Goya puso allí con el sansfagon más completo, las mujeres hermosas de su época, sin cuidarse de suavizar en nada su belleza provocativa, resultando por lo mismo figuras de ángeles que más tienen de pecadoras que de santas. Quítense de la capilla de San Antonio, trasládense á un salón profano cualquiera, y para ellas la crítica no tendrá más que elogios, porque en realidad de verdad es difícil imaginar pintura alguna, al fresco que en brillantez de color, en nervio de ejecución y en facilidad portentosa supere á aquella, en el supuesto arriesgado todavía de que llegue á igualársele. No se les hará difícil comprender á nuestros lectores que quien veia tan perfectamente el natural y con tal garbo lo copiaba, fuese un excelente autor de retratos. Por mucho que se encarezcan los mejores que pintó don Francisco Goya y Lucientes, no llegará el encarecimiento al nivel de la realidad. En pintar retratos fué nuestro artista maestro soberano. Díganlo sino los de Carlos IV y de María Luisa, de la duquesa de Alba y de otros ilustres personajes de sus dias que trazó con un brío y una vida incomparables, y sobre todo dígalo y proclámelo el cuadro del Museo del Prado «La familia de Carlos IV,» que bien puede darse como cifra y compendio, como gramá- tica acabada de cuanto se ha de saber y practicar en el género. ¡ Qué bien plantadas están las figuras de los reyes, del príncipe y de las infantas! ¡Qué soberbia,mente modelados sus rostros, llenos de expresión y de alma! ¡ Con qué garbo se hallan tratados el raso y las sedas de las sayas y casacones, los bordados de oro y plata, los varios chismes del traje señoril de la época! Esta obra admirable no hace papel deóairado, antes al contrario, en sitio en donde los artistas y los aficionados admiran los lienzos colosales del maestro de los maestros, el insigne don Diego de Silva Velazquez, con lo cual queda hecho el elogio mayor que puede hacerse de don Francisco Goya y Lucientes, último representante de una escuela pictórica tan justamente aplaudida y admirada. Así como al acaso hemos mencionado el colorido vigoroso y brillante de este pintor, y viene ahora de molde explicar brevemente cómo obtenía prodigiosos efectos de color con la mayor economía de tintas. Júzgase erradamente que para ser colorista es preciso disponer de la espléndida paleta de los maestros venecianos y flamencos, concepto equivocadísimo que destruyen con sus obras Velazquez, Goya y otros artistas de nuestra patria. Con sumo acierto hace notar un concienzudo crítico español, que el talento de Goya para dar riqueza al color de sus pinturas consistía en la elección habilísima del diapasón de tonos. Y añade el crítico aludido—el ilustrísimo señor don Pedro de Mádíazo:—«Para explicarnos con toda claridad, tomáremos, por ejemplo, el precioso lienzo de La Maja echada (1), donde los que se imaginan que para ser colorista hay que recurrir á la exuberante paleta de Giorgione ó de Rubens, pueden observar como sabía nuestro pintor aragonés producir la magia d^il color, sin emplear apenas más tintas que el blanco, el ainarillo, el encarnado y el negro.
En (1) Cp}^,(^v?n.de cuadros de la Real Academia de San Fernando.
efecto, suprímanse en este lienzo el carmín de la faja y
el verde de la otomana ó sofá en que.está recostada la
figura, y el efecto será siempre el mismo : estas dos tintas
nada quitan ni ponen para el encanto que produce la
obra, y para que en ella se descubra desde luego al gran
colorista.» La tinta gris, más ó menos decidida, domina
en el vestido de la maja y en el fondo del cuadro; toques
de carmin en el rostro de la bella retratada, el color rosado
de su faja, el amarillo de su chaqueta torera, son
notas puestas sólo para dar más fuerza al juego extraordinario
de claro oscuro que se admira en el lienzo, merced
al cual la erótica moza vive y alienta, parece agitarse
su redondeado seno y deja adivinar tras de sus
vestiduras las mórbidas formas que en otra tela copió
también al desnudo el valiente pincel del mismísimo
Goya para entretenimiento pecaminoso, al decir de la
tradición, de quien le encargó la pintura de ambas imá-
genes.
• A pesar, sin embargo, de cuanto llevamos dicho, la
celebridad especial de (roya se funda en otra clase de
obras suyas. Hubiéranle sin disputa hecho famoso en el
universo mundo los frescos del Pilar y de San Antonio
de la Florida, los ejemplares de tapiz de Las mozas de
cántaro, El puesto de losa y otros que parecen directamente
arrancados del Madrid de fines del siglo xviii, los
retratos admirables á que nos hemos referido, y cuadros
tan chispeantes como La Maja echada de la Real
Academia de San Fernando y Las majas en el balcón,
propiedad de S. A. R. el infante don Sebastian; pero todas
estas obras no hubieran impreso á su fisonomía artística
el carácter peculiar, exclusivo suyo, originalísimo que
le imprimieron sus grabados al aguafuerte. Goya, como
aguafartista, no se confunde con nadie, á nadie se parece
y, sin embargo, tiene algo y aun algos de los ingenios
más conspicuos en el género. En aquellas planchas
su fogosa imaginación campea libérrima; el buril se
mueve como llevado por mano de calenturiento; los
rasgos naturalistas más típicos aparecen como trasladados
por endiablada máquina fotográfica. Examínense los
Caprichos,.Los Proverbios, Los desastres de la guerra,
La TaMromag-iím, y se hallarán incorrecciones de bulto,
figuras desdibujadas hasta un punto inconcebible, disparates
mayúsculos de perspectiva, etc., etc.; mas al
lado de éstos y de otros capitales defectos la vista y la
inteligencia se pararán asombrados ante el vigor y el
movimiento de las composiciones, la expresión de las
actitudes y de los rostros, la seguridad de la punta en
trazar figuras y cabezas, y el manejo prodigioso del claro
oscuro sin estorbo, sin vacilación, como si de la mente
del artista pasara la lámina por arte de encantamento
á la plancha de acero ó de cobre en que vá grabada.
Serian muchas las planchas que deberíamos citar si nos
empeñásemos en hacerlo para comprobar nuestro aserto,
ya que en los Caprichos llamaríamos la atención hacia
lasque llevan la leyenda ¿¿os le perdone, ¡Y era su
madre! Bellos consejos, ¡Pobrecitas! ¡Quépico de oro!
Hasta la muerte, y así por idéntico estilo enZos desas.
tfesde la guerra y en las demás colecciones de aguafuertes
que son hoy y serán mañana el embeleso de los
amantes de las bellas artes. Y estas obras representan
algo más'que trabajos artísticos de gran valía, puesto
que han de tenerse también por documento fehaciente
de las ideas del autor, en parte no escasa las predominantes,
asimismo, entre los hombres que se preciaban
entonces de más ilustrados.
(xoya pagó tributo á la manía de censurar y poner en
-caricatura instituciones y clases sociales vituperadas
entonces y después injustamente, aun cuando en alguno
ó algunos de sus miembros pudiesen dar motivo para que en ellos se emplease el látigo cruel de la sátira.
Leyendas hay en los grabados de nuestro artista que
prueban lo dicho, y sino vean nuestros lectores el de los
Caprichos: Nadie nos ha visto y los de Los desastres
de la guerra: ¡Qué extraña devoción! y Esta no lo es
menos, después de lo cual confesarán á buen seguro, si
de imparciales se precian, que de vez en cuando izquierdeaba
de lo lindo el ilustre autor de tantas obras inmortales.
Ya es de suponer que quien se atrevía á punzar
con su buril los más altos sentimientos no habia de ser
nada suave para con la sociedad y para con sus vicios
capitales. Los desastres de laguerra son bajo este punto
de vista la sátira más dura, más á lo Juvenal que pueda
concebirse, contra los males originados por aquellos estados
de lucha que los filántropos desearían evitar y que
probablemente existirán mientras existan hombres en
la tierra.
Hé aquí apuntada á grandes trazos la figura artística
de don Francisco Goya y Lucientes. A pesar de lo desmañado
del trabajo, nuestros lectores habrán podido vislumbrar
que es justa la fama de este insigne artista;
que su ingenio figura y figurará como uno de los más
potentes en la escuela pictórica realista; que entre las
pinturas más famosas de esta escuela se distingue el
autor de La Maja echada por un sello original, por un
modo de hacer—permítasenos la frase—propio, peculiar
suyo ; y que su estudio será provechoso á los artistas
bisónos siempre y cuando le sigan en lo bueno y no
le copien tontamente en lo malo, y siempre cuando no
se propongan imitarle en lo extravagante y atrevido, en
cuyo caso, por mucho que les ayude un natural talento,
acabarán por ser pintores estrambóticos y ridículos y el
hazme reir por lo mismo de las personas medianamente
discretas.
F. MIQUEL Y BADÍA.
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1880
El Mundo ilustrado (Barcelona). 1880, n.º 37, página 23.
1880
A pesar, sin embargo, de cuanto llevamos dicho, la
celebridad especial de Goya se funda en otra clase de
obras suyas. Hubiéranle sin disputa hecho famoso en el
universo mundo los frescos del Pilar y de San Antonio
de la Florida,
F. Miquel Badía El Mundo ilustrado (Barcelona). 1880, n.º 37, página 25.
igual que otro
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1881
Al mismo tiempo que el ermitaño limpia, el cape)Pan prepara su mejor casulla, pasa revista á las al-> Sia» y sobrepellices que planchan y encañonan malte s castas; se proporciona, si no los tiene, uno ó dos 3br09 misales, con broches plateados y atril de noi^l broflido; mira con éxtasis los frescos de Goya ¿ya BOJdeben estar muy /resí;os>, que para honor del íí»te piotórico dejó en el cielo sonriente de la ermita, jéj'iiresantftndo angeles un pooo mundanos, el cele%i
El Liberal (Madrid). 12/6/1881, página 2.
Igual que otro
1882
A mitad del siglo pasado, y como merced
otorgada por Fernando VI á un alquilador
de coches de colleras, llamado Simón González,
aparecieron en Madrid los coches de
alquiler, conocidos con el nombre de simones,
por el primer empresario que explotó
este servicio público. Posteriormente, en
1794, se concedió á Francisco Tolosa privilegio
para establecer durante diez años coches
de punto, privilegio que pronto caducó,
porque los simones eran más conocidos,
y además, porque los estrechos límites de
Madrid no hacían de precisa necesidad él
uso de los coches de punto, sustituidos por
las famosas calesas, los más famosos calesines
y los pesados coches de collera, vehículos
todos que se empleaban para carreras á
la plaza de toros, fiestas de San Isidro y San
Antonio de la Florida, giras de campo y bromas,
en que tan especial papel jugaban las
manólas de antaño, los manólos y gente j)w
sang de la villa del Oso y del Madroño, tan
bien retratados por Goya en sus lienzos y
Bamon de la Cruz en sus saínetes.
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1882
Los frescos de Goya, en la ermita de Ssn Antonio de la Florida.
A la entrada de la Moncloa, en la margen derecha del Manzanares,
álzase la capilla de San Antonio de la Fdorida, fundada en
1720, demolida al construirse la carretera del Escorial y la Granja,
y reedificada en el sitio donde hoy existe, en 1792, bajo el
reinado de Carlos W.
No hay necesidad de recordar que en los alrededores de esta
modesta ermita, con.5agrada al santo taumaturgo Antonio de Padua
, se ha celebrado el dia 13 del corriente, como todos lósanos,
la primera de las verbenas de Madrid, esas fiestas populares cuyo
origen se pierde en la antigüedad.
Él exterior del edificio, aunque de modesta apariencia, es de
buen gusto arquitectónico, por la sev^eridad y corrección de sus
líneas, y por sus detalles del orden dórico; el interior, muy reducido,
pero lindo, fresco, alegre, tiene una esbelta cúpula, que se
apoya en bien trazados arranques, frontispicios semicirculares y
columnas y capiteles corintios ; su retablo principal, de mármol,
ostenta, en ancha hornacina, una bella estatua de San Antonio, y
otros dos retablos laterales, también de mármol, de labor sencilla,
muestran dos medianos cuadros de Jacinto Gómez, el casi
desconocido, mejor dicho, olvidado pintor de Cámara del rey
D. Carlos IV.
Pero ningún madrileño ilustrado y ningún viajero que sea
verdadero amateur de las Bellas Artes dejan de visitar la humilde
y retirada capilla de San Antonio de la Florida : en la gallarda
cúpula y en los frontispicios semicirculares que hemos citado,
aparecen los famosos frescos de Goya, que reproducimos (según
dibujo del natural, por Domec ) en el grabado de las páginas
376y 377.
Esta excelente obra, que corresponde á la mejor época de su insigne
autor, demuestra palmariamente la exactitud de estas dos
observaciones de la crítica moderna : que Goya sabía desarrollar,
con muy escasos colores en la paleta, inmensa riqueza de tonos ;
que Goya, verdadero pintor de la Naturaleza, y siempre franco
(á veces cruel) fustigador del vicio, de la lascivia, de la falsa
piedad, de la ignorancia, no demostró nunca la menor vocación
para la pintura religiosa,
lU fresco principal de la cúpula representa á San Antonio de
Padua predicando á numeroso auditorio de gentes del pueblo, y
los laterales figuran ángeles y pequeños geniecillos ; pero el asunto
(dice con verdad el sabio académico D. Pedro de Madrazo)
aparece tan familiarmente tratado.«como pudiera serlo un espectáculo
de volatineros ambulantes», y esos ángeles tienen ojos de
fuego y cutis de camelia; «ángeles que parecen hermosas meretrices»,
y que son, al decir de otro crítico, «retratos de las más
encopetadas señoras de la corte de María Luisa.»
Pero, en cambio, i qué finura en los tonos! ¡ qué viveza en la expresión
! i qué energía tan espontánea en las actitudes !
Goya fué (según el Sr. Madrazo) «naturalista como Velazquez,
fantástico como llogart, enérgico como Rembrapt, y delicado
también á veces como Tiziano y Veronés, y aun como Watteau
y Laucret» ; y cuando, en la segunda época, dejó atrás por completo
la amanerada y fria rutina de los Maellas y los Gómez,
creándose su estilo propio, mostrando su gran genio en obras tan
admirables como La Maja echada. La Familia de Carlos IV, y
otras muchas, descolló entre los degenerados pintores de su
tiempo, cual un roble gigante entre enfermizos arbustos, y fué
misterioso heraldo del arte naturalista, del arte del porvenir,
«destructor de toda convencional belleza.»
Don Francisco Goya y Lucientes (1746-1828) están popularen
España como el ilusti-e MuriUo, si bien por diverso concepto : el
pintor sevillano, ]>or sus inimitables Concepciones; el i)intor aragonés,
más que por sus frescos y sus cuadros, por sus preciosas
aguafuertes, sus Caprichos y sus Proverbios, la Tauromaquia y
los Desastres de la guerra. Semanario de las familias. 27/3/1882, página 10.
La Ilustración española y americana. 15/6/1882, página 3.
-------------------------------------------------
1882
Grabados La Ilustración española y americana. 15/6/1882, página 8.
1882
DON FRANCISCO DE GOYA
Y LUCIENTES.
APUNTES BIOGRÁFICO-CRÍTICOS.
Por Cipriano Muñoz y Manzano
Continuará
Revista contemporánea (Madrid). 9/1882, n.º 41, páginas 153-178.
1884
EFEMÉRIDE HISTÓRICA
3 0 DE MARZO DE 1746
Nace en Fuentelodos (Aragón) D. Francisco Goya y Lucientes, célebre pintor que desde su más temprana edad se dio á conocer ventajosamente en el mundo artístico. Comenzó sus estudios de dibujo en la Academia de Zaragoza, pasando á Roma á completar su educación: allí estudió á Rafael, al Ticiano, al Corregió, y tuvo el talento de comprender la índole del suyo. Lleno de fe y de afición, se trasladó á Madrid con la seguridad del triunfo. Pronto se hizo el pintor de moda, y su clientela fué numerosísima. Para el convento de San Francisco el Grande pintó un
crucifijo de tamaño natural y
un cuadro de grandes dimensiones,
por lo que fué nombrado
académico y pintor de cá-
mara; su cuadro de la familia
real de Carlos IV figura en el
Museo del Prado. Observador
entusiasta, Goya tomó todo lo
notable de Velazqúez, de Rembrandt
y de cuantos se distinguían
en la pintura, é hizo fá-
cil la adquisición de sus pensamientos
con la publicación de
grabados al agua fuerte, que se
conocen con el nombre de «Caprichos
de Goya».
Pintó con sin igual maestría
al temple y al fresco: muestras
de su perfección en estas dos
clases de pintura, existen en
San Antonio de la Florida en
Madrid, y en las cúpulas de la
iglesia del Pilar de Zaragoza.
Con el deseo de restablecer
su salud, pasó á París y falleció
en Burdeos el 16 de Abril
de 1828, á los ochenta y dos
años de edad. A la edad de trece
años se quedó completamente
sordo. Diario oficial de avisos de Madrid. 30/3/1884, página 4.
1885
GOYA V SU TIEMPO. En las páginas 288 y 289 publicamos una composición alegó- rica titulada Goya y su íieinpa, del apreciable artista J. Llovera. La fama del insigne autor de los Prmierbios resplandece y se ensancha inmensamenie en nuestra é]!Oca: si los críticos españoles, como e! erudito Madrazo ye l malogrado Cruzada Villaamil, llaman á Goya «el gran genio que descuella entre los degenerados pintores de su tiempo como gigante roble en;re enfermizos arbustos», los modernos críticos franceses y alemanes le colocan al lado de los primeros pintores naturalistas, enérgicos, originales y delicados, no sólo de España, sino de las escuelas italianas, flamencas y holandesas. A pocas líneas reduciremos los datos biográficos de Goya, para nuestros suscritores de América y del e.xiranjero que no los conozcan : nació D. Francisco en Fuenledetodos (Aragón) el 31 de Marzo de 1746, }' estudió en Zaragoza, bajo la dirección de Luzan, y en Roma, la escuela de los grandes artistas; establecióse en Madrid hacia 1775, y se clió á conocer, al lado de! célebre Mengs, con sus famosos cartones para la líeal l'ábrica de Ta - pices de Santa Bárbara; ganó su fama con los frescos que ejecutó sucesivamente en ia iglesia del Pilar de Zaragoza, en San Antonio de la Florida y en el palacio del Almirantazgo (hoy Ministerio de Marina), y con sus cuadros al óleo San Bernardina de Sena (para San Francisco el Grande), los pasajes de la Vida de San Francisco He Borja (catedral de Valencia), Él Prendimiento de Cristo (catedral de Toledo), Las Santas Justa y Rufina (sacristía de la catedral de Sevilla) y otros; conquisto gloria imperecedera con sus cuadros de sus costumbres y de género y sus retratos históricos, )' con sus grabados al agua fuerte, sus inimitables Caprichos, su Tanroma ecibido en la Academia de San Fernando
en 1780, siendo ya pintor de cámara del rey D, Carlos IV ;
«admitióle á su trato particular (dice D. Pedro de Madrazo en
su Catálogo histórico y descriptivo del Museo del Prado') y á su
amistad intima, la célebre Duquesa de Alba» , aquella fastuosa
dama, 15." María de! Pilar Teresa de Silva, que eclipsaba con
su lujo á los primeros personajes de la corte j ' rivalizaba con la
Reina ; confirmóle el rey D. Kernaiido VII, á principios de 1808,
en su cargo de pintor de cámara, y después de la restauración,
disgustado dél a vida de Madrid, fijó su residencia en Burdeos
(Francia), donde pasó tranquilamente sus postreros a:'ios, falleciendo
en la nocne de! 15 de Abril de 1828.
Goya, con el trascurso de los años, ha de ser, quizá lo es ya,
el más exacto cronista madrileño de su tiempo; él na salvado incólume
con su inmenso talento la verdadera imagen del Madrid
de aquella época, que se trasformaba, se borraba, se perdia en
el caos de nuevas lej-es )• nuevas costumbres, de nuevas preocupaciones
y nuevas escenas sociales; él, viviendo en las agonías
de la España antigua, y observando atinadamente sus convulsiones,
nos dejó en sus lienzos, en sus frescos, en sus acuarelas, en
sus aguas fuertes, en sus innumerables dibujos, los retratos vivos,
podemos decirlo así, de una sociedad que desaparecía, e!
hidalgo, el fraile, el corchete, el golilla, el majo, el chispero, la
manóla, e! demandadero de monjas, el guardia de Corps, y tantos
otros; él, como D. Ramón de la Cruz en el teatro, fué «el
vengador de la belleza moral, grandemente escarnecida en su
tiempo, )• no perdonó la mueca y la caricatura para hacer odiosa
y repugnante la figura del vicio.»
En la composición alegórica de Llovera, al rededor del retrato
( copia del que ejecutó el pintor de cámara D. Vicente López,
cuando Goya se preparaba á marchar á Burdeos) se indican algunas
obras principales y tipos señalados del pincel del gran artista
: manólas y chisperos, cortesanos y damas, escenas délos
Proverbios y \oi Caprichos^ el cuadro famoso de la Duquesa de
Alba y el titulado Escenas del 3 de Mayo de iSoS, existente en e!
Museo Nacional de Madrid; los frescos de San Antonio de la
Florida, y aquellos «ángeles de ojos de fuego v cutis de camelia,
que parecen hermosas meretrices », según Madrazo, y en los cuales
aparecen retratadas, al decir de Fernandez de los Rios, las
más ilustres damas de la corrompida corle de Garios IV y María
Luisa. La Ilustración española y americana. 15/5/1885, página 3.
1885
El escultor Sr. Belver ha aceptado el encargo
que le confirió el ministerio de Fomento para la
construcción en el cementerio de San Isidro de un
panteón que guarde los restos de Goya, Melendez,
Valdés y Donoso Cortés. La Unión (Madrid). 10/6/1885, página 3.
1885
En 1885 el Ministerio de Fomento encarga al escultor Ricardo Bellver la construcción en el cementerio de San Isidro de un panteón que guarde los restos de Goya, Meléndez, Valdés y Donoso Cortés (La Unión, 10/6/1885).
1885
Desde anocke, todo el Paseo de San Vicente y alrededores
de la ermita de San Antonio de la Florida se
han visto ex'traordinariamente animados con motivo de
la verbena del Santo.
Los puastoí de rosquillas, bollos, buñuelos, avellanas
y torrados, así como los montones de pitos y botijos
ocupaban las dos orillas del camino, coro.o haciendo
guardia de honor á los transeúntes.
Ha habido corno es consiguiente, excesos alcohólicos,
borracharjs éiadigestiones, que pudieran haberse
convertido en casos sospechosos. Así y todo, hoy los casos
han sido pucos.
A pesar déla agitscion de los ánimoa'que en estas
fiestas se dosaaogaa dando puñaladas, á última hora
da la taadrugüda no habia ocurrido ningún incidente
sauiriento.
La píntoreeea iglesia de San Antonio ha estado frecuentada
continuamente por los asistentes á la verbena.
La mujer del pueblo rezaba una oración; el artista
contemplaba los techos inmortalizados por Goya. La Época (Madrid). 13/6/1885, n.º 11.820, página 2.
1885
NUESTROS GRABADOS. BELLAS ARTES. A la verbena, cuadro de Plácido Francés, Ribera del Ma mu 11 a res, estudio du paisajt, pur Espina, — San Antonn' dePadua, jior el insigue ftlurillu. En el siglo pasado cantó la musa popular esta conocida seguí- dilía: • LiL primer» verbena Que Dios envia, Es 1,1 de San Antonio ' De la Florida», que se celebra anualmente en los días 12 y 13 de Junio, y esta verbena era en aquella época, no sólo la primera, sino la más aristocr.itíca de Madrid, desde que en 1770 se reconstruyó 1^ arruinada ermita de San Antonio de Padua (fundiicion del Resguardo de las Rentas Reales ), la cual fué construida nuevamente en la forma que hoy tiene, en 1792, y en cuyas bóvedas y '^^' pula pintó ei célebre Goya magníficos frescos, retratando en figura de ángeles a muchas seíioras de la corte de Carlos iV y Maria Luisa. . El cuadro -•/ la verbena, de Plácido Francés, que damos á conocer en ei grabado de la plana primera deestc ni'imero, parece ispiradü en tieles recuerdos de tal época : es la noche de la verbena de San Antonio de la Florida, y esa encantadora maja, qu^ luce chaquetilla de seda y recogici;i falda, corona su linda cabeza con airosa mantilla blanca, y pretende esconder su rostro bajo los finos pliegues del velo, camina cuidadosa por la ribera del Manzanares hacia ei campo de la popular verbena, á donde 1^ llevan amorosos afanes. Es un quadretto bellísimo, característico, de época, digTio del pincel de su apreciable autor. El grabado de la pág. 360, titulado Ribera del Manzanares, es un estudio de paisaje, del natural, por Espina y Capo. La Ilustración española y americana. 15/6/1885, página 2.
1886
El lugar de la verbena es, como nadie ignora en
la coronada villa, la ermita vecina al Manzanares
y á las puertas de la Moncloa, cuyo exterior no
puede ser más sencillo, y en cuyo interior, en cambio,
son de admirar los curiosísimos frescos de
Goya en la cúpula y medios puntos de las arcadas,
frescos donde hay ángeles con semblante y casi
cen traje de manólas... La Época (Madrid). 12/6/1886, n.º 12.174, página 2.
1886
El segundo fué ilustrado por D. Ramón de la
Cru« en un saínete, y aquellas lindas bocas de án«
gelescon ligas que Goya pintó ea la techumbre de
San Antonio de la Florida, teniendo duquesas por
modelo, más de nna vez le dieron envidiable y bella
sepultura. La Iberia (Madrid. 1868). 7/11/1886, página 1.
1887
PAISAJE ES SAN ANTONIO DE LA FLORIDA (MADRID). AL Noroeste de Madrid, á orilla del iManzanares y entre la estación del Norte v la Moncloa, existe e! bello paisaje qtie reproducimos en el gral.ido de la págu.a 341,_ según dibujo del natural por Graner: la ermita, hoy parroquia de San Antonio de la Florida, fábrica de sencilla apariencia, pero regular, de correctas lineas, que produce gnita impresión en el animo del observador, destacándose sobre los ár!;oles de la carretera de Pardo. Fundaron la primitiva crnuta, en 1720, los individuos deí Resguardo de Renia-^ Reales de la corte, y fue demolida en 176.S, ruando
La primera verbena
Que Dios em-ía
Es la de San Antonio
De la Florida.
El exterior del edificio es de buen estilo arquitectónico, y el
decorado de la fachada principal consiste en dos pilastras dóricas
sobre zócalo de granito, que soportan elegante cornisamento coronado
por un frontispicio triangular.
El interior es lindo, fresco, alegre, con hermosa cúpula que se
apoya en bien trazados arranques; con pilastras corintias y frontispicios
semicirculares; un retablo principal de mármol y estuco,
en el que se venera una imagen de San Antonio de Padua,
labrada por Ginés, y otros dos laterales, también de estuco, que
tienen cuadros de Jacinto Gómez, el casi desconocido, olvidado
pintor de Cámara de Carlos IV,
Pero lo notable de lo interior de la ermita son las pinturas al
fresco que decoran la cúpula, las bóvedas y las pechinas de ios
arcos, ciebidas al pincel de D. Francisco Goya y Lucientes; obra
de arte primorosa, que corresponde á la mejor época de su ilustre
autor, y que no dejará de visitar ningún viajero que sea verdadero
ania/eitr de las Bellas Artes.
En otra ocasión hemos descrito, aunque brevemente, esos frescos:
el principal de la cúpula representa A San Antonio de Padua
predicando á numeroso auditorio de gentes del pueblo, y los laterales
figuran ángeles y geniecillos; pero el asunto (dice con
verdad el sabio académico D. Pedro de Madrazo) aparece tan
familiarmente tratado «como pudiera serlo un espectáculo de volatinerosambulanles».
y esos ángeles tienen ojos de fuego y cutis
de camelia ; parecen hermosas meretrices, y son, al decir de otro
crítico, «retratos de las más encopetadas señoras de la corle de
María Luisa.»
Pero ¡qué finura en los tonos! ¡qué viveza en la expresión! ¡que
enertjia tan espontánea en las actitudes!
Goya fué naturalista como Velázquez, fantástico como Hogart,
enérgico como Rembrandt, y delicado también á veces como Tiziano
y Veronés, y aun como Watteau y Laucret (asi lo dice
el Sr. Madrazo);y cuando, en su segunda época, dejó atrás por
completo la amanerada y fría rutína'de los Maelia y ios Gómez,
creándose un estilo propio, mostrando su genio en obras tan admirables
como ¿a AÍaja echada, La Familia de Carlos IV, y otras
muchas, descolló entre los degenerados pintores de su tiempo,
cual un roble gigante entre enfermizos arbustos, y fué misterioso
heraldo del arte iiaturalisla, de! arte del porvenir, «destructor de
toda convencional belleza.»
Goya es tan popular en España como el ilustre Murülo, si
bien por diverso concepto: el pintor sevillano, porsus admirables
Concepciinus; el pintor aragonés, más que por sus cuadros J' sus
frescos, por sus famosas aguas fuertes, sus Caprichos y Proverbios,
su Taiirntiiaquia y los Desastres de la guerra, y por ser verdadero
pintor de la Naturaleza, siempre franco y á veces cruel flagelador
del vicio, de la lascivia, de la falsa piedad y dél a ignorancia. La Ilustración española y americana. 30/5/1887, página 3.
1887
La gente de buen humor y amante de las expansiones
está de enhorabuena, porque hoy se celebra
La primera verbena
que Dios envía...
la de San Antonio de la Florida, que, si "no es la más
animada, es en cambio la que tiene sabor más clásico.
Cuando la noche cierra y las sombras se extienden por
aquellas alamedas del triste Manzanares, al oír desde
lejos los picantes cantares de los trovadores de trajo
corto, los gritos de las chulas y el poético rasgueo de
guitarras y bandurrias, parece que todavía van á aparecer
por entre las encrucijadas del paisaje aquellas provocativas
majas inmortalizadas por el pincel de Goya, y
aquellos chisperos de coleta y sombrero de medio queso,
que luego fueron los héroes del 2 de mayo, tendiendo la
capa delante de las hermosuras de Maravillas y Lavapióst,
como en homenaje caballeresco á aquellas reinas
da la gracia y de la desenvoltura.
Verdad que los buñuelos y el aguardiente han sustituido
á los panales y el agualoja, y que el penetrante
olorcillo del aceite hirviendo y los vapores del alcohol
falsificado trastornan má* fácilmente las cabezas y
suelen dar que hacer á las navajas; pero estos achaques
de la verbena de San Antonio resultan hasta cierto
punto higiénicos, si se quiere, porque una ligera sangría
nunca viene mal en tiempo de calor para templar
las naturales influencias del verano sobre el carácter
nacional, de suyo fogoso y quebradizo. La Época (Madrid). 12/6/1887, n.º 12.530, página 2.
1888
"En las enjutas, en los intradoses, en las pechinas, en el fondo del altar mayor, grupos de ángeles niños o de arcángeles con rostros y forma de hermosísimas mujeres completan la admirable decoración pictórica, suponiendo a veces que se apoyan en nubes, otras que levantan ricas telas como para descubrir el increado santuario de Dios.
Que en los arcángeles y serafines pintó mujeres hermosas más que espíritus angélicos: ¿y de qué manera pueden concebirse mejor los ángeles, que soñando con las perfecciones de una mujer encantadora? Goya, naturalista, rodeado de las seductoras bellezas de su tiempo, no podía concebir ni presumir siquiera que fueran de otro modo los seres escogidos que cantan eternas alabanzas en las etéreas regiones de la gloria celestial".
1889
En los frescos de San Antonio
de la Florida, dejó Goya retratadas
á las más conocidas damas
de la corte, con la libertad y brillantez
de colorido que le eran peculiares,
los toques de efecto 'y
las pinceladas que demuestran su
genial desembarazo. Aragón artístico. 10/5/1889, n.º 22, página 5.
1891
Un suscrítor extraña que no hayamos manifestado
nuestra opinión respecto de la idea iniciada por el ilustre
D. Raimundo Madrazo, de la traslación á España de
las cenizas de Goya. Se equivoca el suscrítor anónimo:
CSC asunto le hemos tratado, no una, sino varias veces,
Además, todo el que repase la colección de nuestro
periódico podrá ver en el número del 30 de Octubre
de 1887, pág. 253, el Mojtumento funerario de Goya, Meli'ndcz
Valde's y Donoso Corles, erigido á expensas del
Estado, en el cementerio de San Isidro de esta corte,
conforme al proyecto de D. Joaquín de la Concha Alcalde.
Y decía nuestro compañero Martínez de Velasco,
con muchísima razón: * Hecho ya el monumento, ¿á qué
Se aguarda para depositar en él las cenizas de Goya,
Meléndcz y Donoso?» Cuatro años han pasado sin que
el asunto se resuelva.
En la crónica del 22 de Julio del citado ano 1887, y
en contestación á la queja de! Conde de la Vinaza,
en su libro Goya, que suponía á éste menos atendido
que Moratín y Donoso Cortés, á quienes se dio honrosa
sepultura, manifestábamos lo siguiente: que los
restos de Moratín, Donoso Cortés y Mcléndez Valdés
deben estar depositados provisionalmente, hace muchos
años, en las bóvedas de la iglesia de San Isidro,
á donde se trasladaron con solemnidad; que mandando
los conservadores se dispuso la construcción de un
mausoleo para encerrar sus cenizas; que estando pró-
ximo á su conclusión, expuso el Sr. iV Manuel Silvela
la conveniencia de que la tumba destinada á Moratín se
dedicase á 'Íoya, porque se acababa de construir en
París, por suscrición , una gran hipida mural dedicada al
autor de E/ sí de ¿as íiíñas, proponiendo que dicha
lápida se colocase en la pared de la catedral y allí se
enterrasen las cenizas de Moratín. En efecto, se sustituyó
al nombre de éste el de Goya en el monumento
del Sr. Concha .Alcalde, y continiian las tres tumbas
vacías, los huesos abandonados y á riesgo de perderse,
y los de iVíoratín en el mismo estado que los otros.
Resumiendo: en el cementerio de la sacramental de
San Isidro hay tres tumbas para Goya, Mcléndez Valdés
y Donoso, costeadas por el Estado y en las que
nadie se cuida de colocar los restos de aquellos célebres
personajes: el incidente de la lápida y la oposición
del primer Obispo de Madrid-Alcalá á que se colocase
en la pared de In catedral la lápida y las cenizas de Moratín,
ha hecho que éste se quede sin sepulcro. (Puede
irontinuar tan indecoroso abandono? ¿.No habrá un diputado
que levante la voz para que esto se termine?
(Permanecerán indiferentes las Academias de la Lengua
y de Bellas Artes? ¿No deseará evitarse la responsabilidad
del depósito de aquellos huesos el ilustrado actual
Obispo de Madrid? ¿Callará la prensa? El señor
D. Francisco Silvela, ministro de la Gobernación, como
amigo de los i\toratines; el Sr. Isasa, ministro de Fomento,
y el jefe del Gobierno, Sr. Cánovas, ^consentirán
que se pierdan esos restos y quede abandonado el
monumento erigido por el Estado en la sacramental de
San Isidro? La Ilustración española y americana. 15/6/1891, página 2.
1891
Los frescos
Lo más notable de la ermita levantada á orillas
del Manzanares, son los frescos pintados por
Goya.
Acerca de esto ha dicho un eminente crítico
de arte, el señor Conde de la Vinaza, lo siguiente:
«La centuria decimoctava era racionalista é
impía; buscaba una Jerusalém humana y terrenal;
mofábase del cristianismo: ¿cómo había de
prevalecer en ella un arte hijo de bendición, del
bien sumo, ni cómo había de ser revelado en el
lienzo el éxtasis beatifico ó el incontrastable podarlo
de la Iglesia? El hombre del siglo XVlII
no fliaba su pensamiento en lo fugaz de la vida,
ni sabía ni podía pintar obras cual La visión de
Eeeqxiiel, de OoUanfes, ó Fd siiem de la nnicrte, de
Pereda, ni aun llamándose como aquel genio
múltiple que se alza al lado de sus contempoiá-
neos, al modo que la encina scjbre los tomillos
que en torno suyo florecsn. Aludo á D. Francisco
Goya, quien pintó cuadros de asuntos religiosos,
mas no cuadros religiosos.
Ño conozco un maestra más profano que el
Velázquez, Remdbrandt, Vecelli y Veronés á un
tiempo de Fnentetodos. Verdad es que nadie fué
más contemporáneo que él de su siglo. Ved sus
pinturas monumentales de San Antonio de la
Florida y de la basílica del Pilar de Zaragoza.
Hay en la primera fábrica, lo mismo en la composición
principal que en los ángeles de los intradós
y medios puntos, una energía admirable,
la eS'''ala ds tonos más esplendorosa. ¡Qué relieve!
¡Qu¿ liwgia de color! ¡Qué lección tan bellisinaa
recibe alií la luz do la naturaleza! En cambio,
;qtté falta de nnciÓB y de esplritualismo en aquellos
frescos! Los arcángeles y querubines tienen
eutig áe camelia, ojos de fuego y karmosura de
meretriz, y sus tenues y brillan toa alas se mueven,
no en los purísimos espij,aios déla bienaveataranza,
sino en una atmósfera de átóiaos de oro,
iluminada por un sol asiático. La figura del Santo
es la de un fraUe vulgar, vestido á la usanza
de los de la época, y rodéanle majas con mantilla
terciada, chisperos y buen número de pillueios
del Manzanares. «Los mila.í»ro3 del varón ejemplar
de Padua aparecen en la Florida tan íamiiiarmente
tratados, como pudiera serlo un «speoMoulo
de volatineros ambulantes,»
C. E L Conde de la VIñAZA.
El Heraldo de Madrid. 13/6/1891, página 2.
1891
EL GRAN DUQUE -WLADIMÍRO
Regreso á Mairid y salida para
Burgos y Francia
… Por la tarde ha visitado el
Museo Naval y San Antonio
de la Florida, haciendo mil
elogios de los frescos del inmortal
Goya. Diario oficial de avisos de Madrid. 29/10/1891, página 2.
1893
PASEOS artísticos por Picón
Jacinto Octavio Picón.
… Otro dia bajamos á San Antonio de b Florida. En b iglesia no había nadie. Estuvimos á puuto de volvemos sin poder entrar. Por fin nos abrieron y logramos, también por tolerancia y condescendencia del prójimo, admirar ios hermosos frescos do Goya. — Y a veo— dijo al salir M r. W ellsée— quo todo esto está como la vez primera que vino á España, haco cuarenta años. En todas partos se entra por dinero ir por favor. E l E.stado no supone quo los ¡jarticujares puedan tener derecho á estudiar los modelos dél arte. También on e! Museo arqueoló¬ gico hay qne pagar. Harto sé que la cantidad es msignificante; pero, por miserable que sea, siempre es una traba, una limitación, un obstáculo. Supongamos que un artesano quiera ver, para imitarla, la forma de un mueble, de un marco, do un ai-mr; ¿por qué exigirle el sacrificio de una parte de su jornal? Pues si el Estado no sirve para facilitar b vida y b ilustración del ciudadano, ¿qué podreinps pedirle? El Heraldo de Madrid. 2/5/1893, página 2
1893
En este precioso santuario
(hoy parroquia) se ostenta la
magnífica efigie del San Antonio;
ejecutada por el escultor
D. José Giner. Diario oficial de avisos de Madrid. 13/6/1893, página 2.
1894
Los restos de Goya^
El Sr. Presidente del Consejo lia tení¿o ijna.
noticia que en realidad interesíi á los arttstí^ ?;,
á los aficionados á líis bellas artes. ^
Se trata de los restos de Goya.
Este inmortal artista fué sepultado en Bai-.'
déos, donde murió expatriado, y ahora resulta
que él cementerio en que se halla enterrado ha
sido ya objeto de clausura y va á ser urbaoizado,
estando expuestos, por tanto, á desaparecer los reatos de nuestro ilustre compatriota.
Por, otra parte, parece que en uno de los cementerios
de Madrid existe un panteón, uno da
cuyos nichos está destinado á guardar los restos
del inmortal pintor.
El Sr. Sagasta, en vista de la inminencia de
que se pierdan los despojos de Goya, ha entablado
ya las oportunas gestiones con los Ministros
de Fomento y Gobernación para qtie se
traigan á Madrid, pues entiende que el Gobierno
está en este deber, por tratarse de un artista
tan eminente. La Unión Católica. 30/10/1894, página 3.
1894
LOS RESTOS DE GOYA.
El señor presidentedel Consejo
ha tenido una noticia
que en realidad interesa á los artistas y a los aficionados á las bellas artes. _«e trata, de los restos de woya. -ste Inmortal artista fué Sepultado en Burdeos, donde ^urió expatriado, y ahora ''esuita que el cementerio en lUe se halla enterrado ha si^t* ya objeto de clausura y va * Ser urbanizado, estando expuestos, por tanto, á des"Parecer los restos de nuestro ilustre compatriota. Por otra parte, parece que *D uno de los cementerios de *»adrid existe un panteón, Jí.no de cuyos nichos está destinado k guardar los restos «el inmortal pintor. . El Sr. Sagasta, en vista de 'a inminencia de que se pierdan los despojos de Goya, ha entablado ya las oportunas firestiones con los ministros ^e Fomento y Gobernación para que:8e,traigan á Madrid, •pues entiende que el gobierno está en este deber, no solo por tratarse de un artista tan eminente, sino por haber muerto en la emigración por su amor á las ideas liberales. , Es de esperar que el Círculo de Bellas Artes y cuantos se interesen en la conservación de las glorias patrias ayuden al gobierno en este acto de justicia y de patriotismo. Diario oficial de avisos de Madrid. 31/10/1894, página 3.
1894
El Ayuntamiento de Zaragoza ha aprobado un** proposición suscripta por varios concejales, nidiendo: Primero. Que can urgencia so recabo del Gobierno el derecho quo Zaragoza tiene á que dentro de sus muros reposen los reatos de Goya. Segnado. Que se nombra una comisión que sa entenderá oon otra de la Diputación provincial para esa ñu; y Tercero. Que se impetra la autorización oorresl^ondiento para qne de un modo prouisional, mientras es erige sitioó monumento adecuado, reposen las cenizas dol pintor insigne en la cripta del templo del Pilar, en cuyas bóvedas lucen los destellos do sn talento. El Heraldo de Madrid. 3/11/1894, página 3.
1894
COMO saben nuestros lectore , se ha publicado una real orden en virtud de la cual el cadáver de Goya, hoy enterrado en Burdeos, será restituido & la tierra patria, después de tantas y tan contl nuadas reclamaciones como est e asunto ha provocado desde hace muchos años. íS'Can este motivo dice á El Día una persona muy conocedora de la ciudad de Burdeos, que (ñiando hace algún tiempo se trató de trasladar á Madrid los restos mortales del insigne artista, abrióse el féretro y pudo verse que al esqueleto lefalthba el cráneo. Es de suponer que algún frenólogo poco escrupuloso lo habrá sustraído para estudios, que podrán ser algún día muy fructuosos; pero que hasta ahora ni han dado resultado conocido ni constituI yen otra cosa que una profa. nación, para la cual segura: mente tendrán todos los españoles una censurasura energica. Diario oficial de avisos de Madrid. 5/11/1894, página 3.
1894
Ilustración artística. 26/11/1894, página 2.
Nada sobre San antonio
R. BALSA DE LA VEGA
1894
El alcalde de Zaragoza ha recibido uua carta del ministro de Fomento, eu la que, con respeoto á los reatos de Goya, le dice que, coa sentimiento, no puede conceder la autorización solicitada por aquel Municipio pidiendo fuesen trasladados á Zaragoza los restos del ilustre pintor, por cuanto desde 1887 se halla construido en la Saorameotal de San Isidro de Madrid un panteón donde han de guardarse las cenizas del iusigue aragonés, y eu el que se han hecho dos pequeñas urnas para guardar las de Meléndez Valdés y Donoso Cortés. Añade el Sr. Puigeerver que siendo Goya además de ilustre hijo do Aragón gloria de la nacida española, justo es que en la capital se veneren los despojos del que si no nació en Madrid, supo retratar fielmente los tipos madrileños. El Heraldo de Madrid. 17/12/1894, página 3.
1894
Los restos de Goya. Se ha nombrado una Comisión, compuesta de los Sres. Madrazo (D. Pedro), Alvarez Capra, Nieto (D. Emilio), Avales y Beruete, para que dictamine en todo lo referente á la traslación de los restos de Go.\ a. El director general de instrucción pública, Sr. Vinoenti, acompañado del arquitecto Sr. Repullos, ha estado ayer eu el cementerio de San Isidro con objeto de ver el mausoleo construido para depositar los restos de Goya y Melóndez Valdés, habiendo ordenado que se hagan en dicho monumento algunas reparaciones necesarias para que en breve puedan ser depositados en él tan gloriosos restos. La Unión Católica. 19/12/1894, página 3.
1895
ZEFERINO ARAUJ O SÁNCHEZ
La obra más importante que ha dejado Goya del género religioso, ó, por mejor decir, representando asunto religioso, pues este género nunca le comprendió, á pesar de pertenecer á él sus obras de mayor empeño, es la decoración de la iglesia de San Antonio de la Florida, en las afueras de Madrid. Con dificultad se encontrará en otra parte una pintura al temple con mayor frescura, fineza, brillantez y armonía de color. En estas cualidades es un encanto. Representó en la media naranja á San Antonio resucitando á un muerto. Cuando el artista hizo este trabajo, el paseo de moda era el de la Florida; asi es que con aquella impresionabilidad
que demostró en todas sus obras, no hizo otra cosa al
concebir y realizar su idea que reproducir los grupos de señoras,
majas, chiquillos y hombres del pueblo que encontraba
al paso, destacándose sobre el fondo de los montes del Gruadarrama.
Supongamos que un día se puso en el paseo un pobre
medio desnudo á pedir limosna, y que el hambre le ocasionó
una congoja ; pasa un fraile y se acerca á socorrerle ; alguna
señora y mujeres caritativas se aproximan compadecidas del
lance, al paso que otras personas, ó indiferentes ó no advertidas
del suceso, se asoman á una barandilla para ver lo que
pasa por otra parte, ó á los muchachos que juegan y se encaraman
en ella. Así está desenvuelto el asunto. Los ojos de una
picaresca morena con la cara media cubierta con una mantilla
blanca, que os mira desde el balcón ; la saya roja de su
vecina que deja entrever el delicado tobillo ; el pilludo que
gatea, enseñando el faldón de la camisa ; toda la animación,
todo el bullicio de una romería, es lo que os llamará la atención.
Pero no de una romería de nuestro tiempo, en la que entre
muchas manchas negras y oscuras se destaca tal pañuelo
de chula amarillo, blanco, azul ó rojo, que distrae y anímala
tristeza y monotonía del conjunto, produciendo un total agradable,
pero templado, sino una explosión de todo lo más rico
y lo más brillante de los colores de la paleta, en que el oscuro
más oscuro no es un pardo ni un negro, sino un morado ó un
azul. ¡ Con qué gracia, con qué encanto está armonizada esta
reunión de colores vivísimos! Sólo en la naturaleza, en las praderas
y jardines esmaltados de flores, se encuentra y puede
estudiarse el secreto de esta armonía.
Creo que el autor se valdría del procedimiento al temple
en esta obra, en vez del fresco, para no hallarse sujeto con las
limitaciones de una paleta reducida, y poder disponer de finezas
que lo pequeño de la capilla permite gozar bien.
En la bóveda de la entrada, en los arcos de las capillas,
en los lunetos de las ventanas y en las pechinas , es donde se halla la parte que podíamos llamar de fantasía ; porque se quieren representar allí ángeles y niños que vuelan y sostienen grandes cortinajes. Pero aquellos no son los niños ni los ángeles que han pintado todos los pintores que han querido representar celestes mensajeros ; los de Goya son angelas con moños y faldas de gasa, con fajas de vistosos colores ceñidas bajo el bien formado seno, que aun castamente velado delata su morbidez. ¡Qué cutis tan delicados! ¡Qué mejillas tan sonrosadas ! ¡ Son un encanto! Todo lo que había de flno y delicado en la imaginación del artista lo puso en estas figuras, que parecen concebidas por un pintor inglés, y con decir esto quiero denotar también, á pesar de la descripción que he hecho, que no son figuras lascivas. Son mujeres que hablan más al alma que á los sentidos. Hay una, en actitud suplicante, que es una delicia. No falta quien suponga que entre estas figuras se encuentran retratos de algunas damas de la corte, conocidas por su hermosura en aquella época. Con seguridad no es así, y de todos modos sería muy difícil reconocerlas, porque están vistas en un escorzo que no da idea de la fisonomía ordinaria de las personas. Son figuras puramente ideales ; nada religiosas, pero nada profanas tampoco. Yo estoy enamorado de todas ellas como si fueran de carne y hueso, y las visito muy á menudo ; pero en estos amores no hay otro deseo que una contemplación espiritual. Si estuviera en mi mano dar vida á aquellas figuras, no se la daría, ¿para qué? Cuando las miro me sonríen ; un día que había un entierro en la capilla, lloraban; ¡si respirasen desaparecería el encanto ! En la bóveda, detrás del altar mayor, hay también un coro de ángeles ; pero aquéllos no son más que un conjunto de chafarrinazos improvisados para cubrir el blanco de la pared, que llenan el objeto que el autor se propuso. Cuatro meses bastaron para ejecutar tan importante obra. Es difícil comprender cómo en una época en que ya la cri- tica tenia ciertos fueros se consintieron á Goya tales libertades; porque aun cuando siendo ya pintor de Cámara, no se le sujetase á la inspección de otros pintores, como se habia hecho en Zaragoza, parecía que los encargantes debían haberle puesto ciertas restricciones, ó, más bien, no haberle escogido para semejante obra. La España moderna (Madrid). 1/1895, página 42-45.
1896
LAS PINTURAS DE SAN ANTONIO UE LA FLORIDA EN MADRID (5) de octubre de 1789.
Celeberrimas pinturas murales existentes en la iglesia de San Antonio de la Florida de Madrid y ejecutadas por Goya.
Ni Viardot, ni Paul Lefort, ni Ceferino Araujo en su reciente y concienzudo estudio critico biográfico de la personalidad y de la obra del eximio pintor aragonés, ni en el libro de Cruzada Villaamil, Los tapices de Goya, he logrado averiguar con certeza la
fecha exacta en que el autor de Los Caprichos dio por terminada la decoración de la pequeña iglesia de San Antonio de la Florida. Sé unicamente que aquella
labor, prodigio de realismo, de color, de vida, la
ejecuto Goya en poco más de cuatro meses y que á
fines de octubre de 1798 la tenía en punto de concusión.
Confieso sinceramente, antes de pasar á decir algo
acerca de lo que valen, significan y representan estas
pinturas murales, desde el punto de vista de la historia,
de la verdad plástica y del sujeto, que aun cuando
pueda salirme al paso cualquiera de las escasas
personalidades que, como el citado D. Ceferino Araujo,
tienen en nuestra patria positivo valor como críticos y eruditos en estas materias, para probarme que he sabido buscar la fecha en que Goya terminó
esta labor en que me voy á ocupar, no me importa
gran cosa para el efecto de traer á la memoria de mis
lectores una de las inmortales producciones del genio de Fuendetodos; pues días arriba, días abajo la cosa en verdad no merece la pena de una discusión.
Y declarado esto, paso á ocuparme de las citadas pinturas.
No era Goya temperamento a propósito para que
sus pinturas religiosas produjesen entonces ni produjesen
entonces ni produzcan (en ningún tiempo) en el ánimo emoción alguna en este
sentido. Cierto que, excepción hecha de
Morales, Juan de Juanes y algun otro pintor, los españoles no sintieron ni han sentido
tal género. Niego rotundamente que Murillo, que Zurbarán, que los Carduchos
y tantos más que pintaron santos, ascetas
y martires puedan considerarse como pintores religiosos
pues de mí sé decir que entre una pintura
del de Feisole, del Giotto ó del Mantegna y cualquiera
de las producidas por los citados pintores españoles, me quedo con las de los primeros,
en cuanto - entiendase bien- se refiere al concepto del idealismo mistico
en su más pura expresión plástica ó gráfica; que por lo demás, claro está que he de preferir nuestros realistas, mejor dicho, naturalistas del pincel.
Y así como los frailes de Zurbarán y los mártires
de Ribera y los santos de Cano son hombres de carne
y hueso, coetáneos de los artistas que los pintaron,
y en cada cabeza, en cada rostro de esos frailes
y ascetas se mira un mundo de ideas y de sentimientos,
enérgicos, violentos, dramáticos, no la humildad,
no la abstracción de lo terrenal, no la placidez de un
espíritu que nada quiere del mundo, que nada tiene
aquí abajo que le haga amar la tierra, sino por el
contrario, el batallador senso de nuestra raza, el pasional
sentir de nuestro pueblo, así también Goya,
pintor realista hasta el mayor grado, que existe en
una época en la cual populacho y nobleza viven la
vida de los sentidos, y los más ritos, los más ideales
conceptos tenían que concretarse en forma tangible
para ser comprendidos, ó de lo contrarío, entrar en
el reino de lo sobrenatural y de lo absurdo para ser
acatado, echa mano de las gentes que le rodean y con
ellos da forma á las figuras de sus creaciones religiosas.
Reparemos, á propósito de lo que vengo diciendo
respecto del realismo de las pinturas murales de San
Antonio de la Florida, cómo el misticismo no parece
por ninguna parte. Allí está pintada en la cúpula
y de mano maestra, sublimemente pintada, la escena
del milagro que el santo de Padua realiza, resucitando
á un muerto. Al lado casi del santo y del muerto
y de aquel grupo de gentes que presencian el milagro,
se ven, asomadas á una barandilla, varias hermosas
mujeres que parecen mirar hacia otra parte y unos
chicos que juegan gateando por el barandal citado.
Ceferino Araujo discurre así en su libro Goya hablando
de esta pintura, y suponiendo con certero juicio
cómo Goya pudo haberse impresionado en la
realidad para desarrollar el asunto. «Supongamos que
un día se puso en el paseo (se refiere al de la Florida,
entonces muy en moda), un pobre, medio desnudo,
á pedir limosna, y que el hambre le ocasionó una
congoja; pasa un fraile y se acerca á socorrerle; alguna
señora y mujeres caritativas se aproximan compadecidas
del lance, al paso que otras personas, ó indiferentes
ó no advertidas del suceso, se asoman á
una barandilla para ver lo que pasa por otra parte, ó
á los muchachos que juegan y se encaraman en ella.
Así está desenvuelto el asunto.»
Pasemos de este cuadro realista á lo que pudiéramos
llamar la parte alegórica ó imaginativa del resto
de la decoración de la iglesia. Oigamos otra vez al
citado Sr, Araujo, á mi entender el escritor que con
más acierto ha sabido estudiar á Goya, aun cuando
no sea yo de su modo de sentir respecto de otros
puntos relacionados con el carácter y la intención de
la obra en general del pintor aragonés. Dice así el
Sr. Araujo, refiriéndose á los ángeles y niños que
vuelan sosteniendo grandes cortinajes: «Pero aquellos
no son los niños (putiini que dicen los italianos,
digo yo), ni los ángeles que han pintado todos los
pintores que han querido pintar celestes mensajeros;
los de Goya son úngelas con moños y faldas de gasa,
con fajas de vistosos colores ceñidas bajo el bien formado
seno, que aun castamente velado delata su
morbidez.»
¿Van viendo mis lectores cómo el sentimiento religioso
no parece por ninguna parte?
* * *
Cuál es el motivo de estas pinturas murales lo acabo
de decir. Por lo que se refiere á la vida y milagros
de San Antonio, apenas si hay más páginas que la
pintada en la media naranja; todo lo demás son, con
perdón de cuantos aseguran lo contrario, tipos y ambiente
de entonces; paseaban los primeros por las
calles de la corte en los felices días de Carlos IV y
de Godoy y respirábase el segundo en salones y merenderos.
Afírmase que entre las figuras de las angelas,
como dice Araujo, y de los que visten calzón,
hay retratos de damas de la corte, conocidas por su
belleza, y de galanes. Niégalo el citado escritor, pero
yo no me atrevería á tanto, especialmente si se estudian
con algun detenimiento varios retratos pintados
por Goya y algunos cuadros de los de la Alameda de
Osuna y de los ejecutados para modelos de tapices.
Una observación hace Ceferino Araujo en pro de la
negativa, que á primera vista convence: esta observación
es la de que están pintadas en escorzo las
figuras, y de tal modo no puede apreciarse «la fisonomía
ordinaria de las personas.» El argumento no
es más que aparente, y sobre todo para los que conocen
el tecnicismo de la pintura. Recuerdo haber
visto en París, en la cúpula del Panteón, los retratos
de Luis XVIII y de la duquesa de Angulema, en
escorzo y á triple altura de la que tiene la media naranja
de la iglesia de la Florida, y a pesar de todo
esto, el parecido es exacto, comparando dichos retratos
con los que existen en el Louvre.
Sea lo que quiera, la verdad es que aquellas hermosas
mujeres tienen vida. No rezan, ni parecen
preocuparse mayormente del papel que el artista les
asignó; y si hay alguna figura en actitud de orar, no
rebasa en su expresión de los limites de lo real; es
una hermosa que reza; no hay esa compunción espiritual
de un temperamento místico. Pero en cambio
de esto, yo me creo transportado á los tiempos de
Goya y se me figura que van á dirigirme la palabra
aquellas morenas que allá arriba, asomadas al barandal
de la cúpula, miran al espectador. Goya encontró
en su paleta tintas de una finura inimitable para
dar vida al mundo de gentes que en bóvedas, media
naranja, lunetos, arcos, etc., estereotipó, tomándolo
del que le rodeaba. Si alguna vez necesitare describir
tipos y costumbres de los últimos días del siglo
pasado, á San Antonio de la Florida iré á conversar
con esas gentes, de las cuales puede decirse lo que
de la famosa estatua de Miguel Ángel la Noche dijo
un poeta que vivía. a estas majas y estos majos, y el
fraile y todos, en fin, viven. Un poco de voluntad y
un conocimiento regular de la época, y tengo por
cieno, que lo que no me cuentan la historia y las
obras dramáticas y relatos de entonces, me lo cuentan
esas bellezas femeninas, que muestran con pulcra
coquetería el torneado pie y el delgado tobillo y
la eburnea garganta y los picarescos ojos medio velados
por la sombra que les presta la mantilla.
jamas de ninguna obra de pintor colorista se pudo
decir con mayor verdad que de esta de Goya, que
todo es en ella luz, color, armonía, vida palpitante,
sabor local. Porque, especialmente en estas pinturas
murales, se realiza el fenómeno de poderse determinar
de un modo preciso la naturaleza y el lugar de
donde proceden aquellas figuras. No pueden ser de
ninguna parte más que de Madrid, y del Madrid de
esos benditos tiempos de la Tirana y la Morena, y
de Escoiquiz.
El procedimiento empleado por Goya fué el de la
pintura al temple.
R. BALSA DE LA VEGA
Rafael Balsa de la Vega (Padrón, 1859-Madrid, 1913) fue un intelectual y artista gallego
Ilustración artística. 19/10/1896, página 3.
1897
El Imparcial (Madrid). 12/6/1897, página 1.
1898
La Época, 18 marzo 1898
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1898
El Globo (Madrid). 2/5/1899, n.º 8 555, página 1.
Goya es de los madrileños.
Nada
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1899
Los restos de Goya, que se hallan hace cuatro días en Madrid, serán trasladados al cementerio de San Isidro con los devidos honores cuando se hayan terminado los féretros que han de contener los de Moratín y Donoso Cortes, que en unión de los de Goya serán objeto de una manifestación solemne. El Imparcial (Madrid). 12/6/1899, página 3.
1899
En la cúpula pintó á San Antonio predicando ante numeroso auditorio, vestido con capriohosa indumentaria, y en los ángeles que
adornan las bóvedas nos ha dejado el popular
pintor los retratos de algunas damas de la corte. La cúpula da la iglesita do San Antonio
obra bastante para conceder á Goya lauros ia«
marcesiblea. El Heraldo de Madrid. 13/6/1899, página 1.
--------------------
1899
El Imparcial (Madrid). 19/6/1899, página 5.
Nada
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1899
El Imparcial (Madrid). 7/8/1899, página 4.
Nada
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1900
Silveiro Moreno
Nada
Continuara
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0002592586&page=63&search=%22san+antonio%22+florida+Goya&lang=es
Revista contemporánea (Madrid). 4/1900, n.º 118, página 63.
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1900
Ya he comenzado mis visitas de despedida. La otra tarde bajé á la capilla de San
Antonio para ver de nuevo los frescos de Goya. Y por primera vez aquellos ángeles
no me gustaron. No pude quitarme de la cabeza la falsedad del Cristo que tiene en el
Museo del Prado. Quiso esforzarse en pintarlos bellos, y le salieron líneas sensuales,
carnes fofas, colores apagados por falta de verdad. Arriba, en la cúpula, el pueblo, los
lisiados y el santo me produjeron la repugnancia de siempre. Sin embargo, aquello
es más sentido, hay más alma de Goya en sus colores. Pedro Corominas. La Revista blanca (Madrid). 15/7/1900, página 20.
1901
En San Antonio de la Florida se instalará la estatua dé Goya,,encargand»-el pedestal al Sr. Sálaberry, inteligejitlsnñó 'arquitecto au tor de la, Gran Vía prósünaá á abrirse^ y la figura, al pensionado deí.^úntámiento en Romaj Sr. Agero. Y por úlíimo^en la plaza de Lavapiés, qUíSíSrá instalada la estatua del insigne sainetero D. Ramón de la Cruz. Después de hecha esta enumeración, efAyuíitamiento, á propuesta del Sr. Guevara, autorizó al alcalde para todas cuantas gestiones hicieran falta, a fin de que fueran un hecho cuanto antes y se dieran comienzo á los trabajos. El Globo. 10/8/1901, n.º 9.377, página 2.
1905
MINISTERIO DE INSTRUCCION PUBLICA
Y BELLAS ARTES
REAL ORDEN
limo. Sr.: Visto el expediente incoado para declarar monumento nacional la iglesia de San Antonio de la Florida de esta Corte; examinados los informes de la Real Academia de la Historia, que no encuentra en
aquélla el suficiente mérito histórico para figurar en tre ios monumentos nacionales, y dé la de Bellas Artes de San Fernando que, por el contrario, estima conve- nientMma tai declaración por la inmensa importancia de las obras artísticas que encierra la citada iglesia:
Considerando que si bien es cierto la ermita de San Antonio de’ la Florida no ha figurado en ningún hecho histórico de excepcional interés, constituye una fiel' evocación de aquella época grande y pintoresca á la vez, que inmortalizó la pluma de D. Ramón de la Cruz y el genio pictórico de Goya; teniendo en cuenta que al mérito indiscutible Me la construcción se une la hermo sura incomparable do los célebres frescos en que dejó Goya una de las muesvras, tal vez ia más importante
de su poderoso talento, siendo tan inapreciable obra admiración de cuantos la contemplan; existiendo además en la iglesia unas cuantas obras de arte que, aun no admitiendo comparación posible con las de Goya, tienen el valor artístico suficiente para que sus autores, Gómez y Ginés, puedan figurar dignamente, aunque en escala inferior, al lado de aquél:
Considerando, por último, que en la cúpula se advierten ya ciertos indicios de desperfectos, que si no ofrecen peligro de destrucción por el momento, pueden causarla á la vuelta de unos cuantos años;
S. M. el Rey (Q. D. G.) ha tenido á bien disponer se declare monumento nacional la iglesia de San Antonio de la Florida de esta Corte, la cual quedará bajo la inspección de la Comisión Central de Monumentos y la tutela del Estado.
De Real orden lo digo á V. I. para su conocimiento y demás efectos. Dios guarde á Y. I. muchos años. Ma drid 7 de Abril de 1905. cierva
Subsecretario de este Ministerio.
Informes que se citan.
Real Academia de la Historia.—Excmo. Sr.: En cumplimien to de la Real orden comunicada por V. E. á esta Real Academia con feclia 13 de Enero del corriente año, en que se dispone que la misma emita su informe acerca de la conve niencia de declarar monumento nacional la iglesia de San Antonio de la Florida, de esta Corte, este Cuerpo literario tiene el honor de elevar á Y. E. su parecer en el sentido de que la expresada iglesia no reúne condiciones para que se la otorgue tal declaración, lo cual es de fácil demostración* porque fundada en 1720, reedificada en 1770, y levantada de nuevo en 1792, si bien es notable por las bellezas artísticas que en ella imprimió el pincel de Goya y el cincel de Ginés, además de otras de menor celebridad, como las debidas á los pintores Mallén y Gómez y al Arquitecto Fontana, no ha sido teatro de ningún acontecimiento sobresaliente en la Historia de la Nación, á menos que de tal se califique el concurso, poco frecuente, de nacionales y extranjeros, que por artística y no ppr histórica visitan esta iglesia.
Esta Academia, pues, estima, salvo el superior criterio de Y. E., que no es conveniente que dicha iglesia de San Antonio de la Florida se declare monumento nacional, por más que importe el evitar ó prevenir su ruina; lo cual, sin esta declaración, ni es asequible, ni excesivamente gravoso.
Lo que, por acuerdo, tengo el honor de comunicar á Y. E., cuya vida guarde Dios muchos años. Madrid 28 de Febrero de 1905.=El Secretario, Cesáreo Fernández Duro.=Excelentísimo Sr. Ministro de Intrucción pública y Bellas Artes.
Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.— Excelentísimo Sr.: De Real orden expedida por el Ministerio del digno cargo de Y. E., se ha dispuesto que la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando informe acerca de la conve niencia de declarar monuqaento nacional la ermita de San Antonio de la Florida, que es hoy una de las parroquias de esta villa y Corte, después de haber pertenecido hasta 1882, como dependencia de la Real Casa, á la jurisdicción castren se; templo pequeño, pero de elegantes'proporciones, según le califica acertadamente el alemán von Loga, erigido en la parte más amena y pintoresca de Madrid, hacia el Oeste y orilla izquierda del Manzanares, al final.del frondoso paseo de la Florida, entre la Moncloa y la montaña del Príncipe Pío.
En el mismo sitio que hoy ocupa la actual construcción fué levantada en 1720, para las necesidades religiosas del resguardo de Rentas Reales, la primitiva ermita, que hubo de ser reedificada en 1770 á consecuencia de haber quedado destruida dos años antes con motivo de las obras realizadas para abrir el camino del Pardo.
En 1792 desapareció este segundo edificio, reemplazándole la actual ermita, fabricada en una superficie de 5.350 pies cuadrados, por planos y proyectos que, según algunos autores, se debieron al famoso D. Ventura Rodríguez, y según otros, al Arquitecto Fontana.
Hay quien, tal vez con mayor fundamento, la atribuye al insigne D. Juan de Villanueva, cuyo depurado y fino gusto, parece acusar, especialmente si se compara con el lindísimo templete del Observatorio, al que parece ligarle artístico parentesco.
En todo caso, se trata de una construcción que caracteriza perfectamente su época y el estilo llamado greco-romano á que pertenece, y en el cual ostenta, descartando alguna vulgaridad
falta copiar
En la hornacina que ocupa el centro del retablo mayor hay una bella imagen de San Antonio, obra de Ginés, en talla, pintada y estofada, precioso ejemplar de la escultura genuinamente española.
Representó en la cúpula el milagro de San Antonio de Padua resucitando a un muerto para que declarase quién era su matador, y salvar así á un inocente acusado del crimen.
Acontece el suceso en medio del campo, ante numerosa v abigarrada multitud, en cuyos rostros y actitudes se ve la infinita variedad de las impresiones humanas, desde el asombro y el arrobamiento hasta la tranquilidad y la indiferencia mas completas. Gaceta de Madrid núm. 103, de 13/04/1905, páginas 171 a 172.
https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1905/103/A00171-00172.pdf
------------------------------------------------------------------------------------
1905
Real orden declarando monumento nacional á la Iglesia de San Antonio de la Florida de esta Corte
REAL ORDEN
limo. Sr.: Visto el expediente incoado para declarar monumento nacional la iglesia de San Antonio de la Florida de esta Corte; examinados los informes de la Real Academia de la Historia, que no encuentra en aquélla el suficiente mérito histórico para figurar en¬ tre ios monumentos nacionales, y dé la de Bellas Artes de San Fernando que, por el contrario, estima conve- nientMma tai declaración por la inmensa importancia de las obras artísticas que encierra la citada iglesia:
Considerando que si bien es cierto la ermita de San Antonio de’ la Florida no ha figurado en ningún hecho histórico de excepcional interés, constituye una fiel' evocación de aquella época grande y pintoresca á la vez, que inmortalizó la pluma de D. Ramón de la Cruz y el genio pictórico de Goya; teniendo en cuenta que al mérito indiscutible Me la construcción se une la hermo¬ sura incomparable do los célebres frescos en que dejó Goya una de las muesvras, tal vez ia más importante
de su poderoso talento, siendo tan inapreciable obra Gaceta de Madrid núm. 103, de 13/04/1905, páginas 171 a 172
1925
Mariano Benlliure. ¿Dejaremos perder los frescos de San Antonio de la Florida? El Sol, Madrid, 3 de enero de 1925
1925
Arpe, Manuel de. -Las pinturas de San Antonio de la Florida-. La Voz, Madrid, 19 de enero de 1925
1925
En el nombre de Goya, 1746-1828 / [Dibujos de Ricardo Marín; textos de Ignacio Bauer y Pedro de Répide]. [Madrid: s.n.] , 1925. 22 p., 12 h. de grab.: acero; 930 x 154 mm. (apais.). Edición de bibliofilia ideada para sufragar obras de conservación de la ermita de san Antonio de la Florida y sus frescos goyescos. En hoja de preliminares: Señores Diputados Provinciales que organizaron la corrida de Goya y la función del Teatro de Apolo con el objeto de allegar fondos para la conservación de San Antonio de la Florida: D. Luis Sanz de los Terreros; D. Manuel Varela; D. José Gómez Arias; D. Luis Carvajales. Encuadernación: en plena piel goteada marrón, orla dorada en planos, cantos y contracantos dorados, escudo de Madrid dorado, en plano ant., estuche de petaca igualmente en plena piel con ruedas doradas, firmada: "J. LUNA" en áng. inf. de palno post.; lomera, "EN EL NOMBRE DE GOYA/1925". Ejemplar en Palacio Real. Real Biblioteca, Madrid. GRAB/312.
1926
Habíase llegado hace un año a
la conclusión de que para liberar
del inquietante peligro las pinturas
de Goya en San Antonio de la
Florida había que habilitar una
nueva iglesia en donde se refugiara decorosamente, la parroquia. Si
había de hacerse por las buenas,
había que dar plena satisfacción a
cuantos utilizan la actual, y de
ahí que se pensara en mejorar su
emplazamiento y en mejorar algo
su tamaño, la disposición de la casa parroquial, los servicios todos
que utilizan los feligreses. […]
Por eso se pensó: ¿Y si se hiciera la
parroquia en la Florida, cerca
de la actual? ¿Si á ella se trasladara
la imagen favorita y familiar
de tantos devotos? Indudablemente,
cesaría el peligro actual, se
violentaría lo menos posible el estado
actual de cosas. Y al decidirse
por esta posibilidad el señor
obispo de Madrid, al aceptar que
se limitara la empresa proyectada
a un templo de proporciones no
mucho mayores que el actual, se
lograron a un tiempo infinitas ventajas. […]
Ya queda dicho que la imagen de San Antonio pasará a la nueva iglesia proyectada. Que pasará a ella la parroquia y el culto intenso que la parroquialidad impone. Lo que no va a removerse es la tumba de Goya, que está en el actual San Antonio. Reducir el culto a una misa anual, que es lo convenido entre los que han enjuiciado el asunto, no ofrece peligro alguno. El Sol (Madrid). 5/1/1926, página 2.
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1926
La Nación (Madrid). 6/1/1926, página 5.
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1926
Se aprueba una moción de la Alcaldía en la que se propone la cesión en usufructo de 421 metros cuadrados de terreno en la glorieta de San Antonio de la Florida para construir una nueva capilla en que pueda celebrarse el culto para en sustitución de la actual ermita. El Liberal (Madrid). 21/1/1926, página 4.
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1926
Par a nosotros, en este momento,
lo importante es anunciar que
para fin de año, antes acaso, estará
terminada la nueva ermita y
trasladada la efigie de San Antonio
a su nueva sede. El Sol (Madrid). 6/10/1926, página 1.
1927
“El traslado del Santísimo y de la imagen de San Antonio de una ermita a la otra será hecho con gran solemnidad”. (El Sol (Madrid). 29/9/1927).
1927
Real decreto disponiendo se ponga a disposición del Patronato organizador del Centenario del pintor Goya las cantidades que se indican en concepto de subvención.
SEÑOR: Próxima la celebración riel Centenario del insigne pintor Fran¬ cisco de Goya y Lucientes, el Gobier¬ no desea contribuir al explendor de tal conmemoación en la mayor medida y dentro de las disponibilidades eco¬ nómicas, por lo que, estimando acer¬ tadas las peticiones formuladas por el Patronato de dicho Centenario, el Mi¬ nistro que suscribe, de acuerdo con el Consejo de Ministros, tiene el honor fe someter a la aprobación de Y. M. el siguiente proyecto cíe Decreto.
Madrid, 24 de Diciembre de 1927.
SEÑOR:
A L. R. P. de V. M.,
Eduardo Callejo de la Cuesta.
REAL DECRETO Núm. 2.216.
Conformándome con las razones ex¬ puestas por el Ministro de Instruc¬ ción pública y Bellas Artes, de acuer¬ do con Mi Consejo de Ministros,
Vengo en decretar lo dguiente:
Artículo 1.° Se pondrá a disposi¬ ción del Patronato organizador del Centenario del inmortal pintor Fran¬ cisco de Goya y Lucientes, Jas si¬ guientes cantidades, en concepto de subvenciones:
Para obras en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 50.000 pesetas.
Para obras en San Antonio de la Florida, 100.000 pesetas.
Para obras en el Palacete de la Moncloa, 50.000 pesetas.
Para el “Rincón de Goya”, en la ciudad de Zaragoza, 50.000 pesetas.
Para los concursos que con motivo del homenaje se organicen, 15.000 pesetas.
Artículo 2.° Todas estas cantida¬ des serán libradas con cargo a ios Presupuestos ordinario y extraordina¬ rio del Ministerio de Instrucción pú¬ blica y a nombre de las personas que
el citado Patronato designe.
Artículo 3.° Con cargo al Presu¬
puesto extraordinario, capítulo 1.°, se aplicará la cantidad de 25.Oír) pese¬ tas para la construcción de una Es¬ cuela unitaria en el pueblo do Fuen- detodos, cuna del ilustre pintor.
Dado en Palacio a veinticuatro de Diciembre de mil novecientos veinti¬ siete.
ALFONSO
Ministro dfí u*,.stnsceión pública y Artes,
Eduardo Calleio de la Cuesta
Gaceta de Madrid núm. 359, de 25/12/1927, página 1868.
1927
La evocación, es discutible; pero anotar que Goya reposa en el mencionado Panteón, es imperdonable a quien tan alto figura en las Bellas Artes. Diecinueve años estuvieron sepultados en el cementerio de San Isidro, después de su traída desde Burdeos, y el día 29 de noviembre de 1919 se les dio reposo definitivo al pie del altar mayor de la ermita de San Antonio de la Florida. Los restos del artista y su amigo Goicoechea están colocados en dos cajas de plomo y en otra más pequeña depositaron un pergamino, que dice así: «Reinando don Alfonso XIII, siendo ministro de Instrucción pública y Bellas Artes el señor don José del Prado y Palacio, y por iniciativa suya, los restos mortales de don Francisco de Goya se trasladaron a esta iglesia de San Antonio de la Florida... desde el cementerio de San Isidro, donde fueron sepultados, al traerse desde Burdeos en 11 de mayo de 1900.» «Falta en el esqueleto la calavera, porque al morir el gran pintor, su cabeza, según es fama, fue confiada a un médico para su estudio científico, sin que después se restituyera a la sepultura, ni, por lo tanto, se encontrara, al verificarse la exhumación, en aquella ciudad francesa. «Aparte, en caja de plomo, vienen, al mismo tiempo que los de Goya, los restos de su amigo don Martín Miguel de Goicoechea, nacido en Alsasua el día 7 de octubre de 1755 y muerto en Burdeos en 30 de junio de 1825, y en cuyo panteón familiar fue enterrado el insigne artista el día 16 de mayo de 1828.» Esto indicaba la inscripción latina puesta en el panteón de Burdeos, pero Goya falleció a las dos de la madrugada del día 16 de abril, habiendo sufrido error el marmolista escultor. La Gaceta de las artes gráficas del libro y de la industria del papel. 1/1/1927, página 32.
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1927
Tormo. Milagro en Lisboa
La Lectura dominical. 16/4/1927, página 12.
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1927
Gómez de la Serna Nada
Nuevo mundo (Madrid). 10/6/1927, página 13.
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1927
El traslado del Santisimo y de la imagen de San Antonio de una ermita a la otra será hecho con gran solemnidad. El Sol (Madrid). 29/9/1927, página 4.
1928
Interesante Religión Arte
El Año político. 1928, página 120
1928
Día 9 de abril de 1928.—La nueva ermita de San Antonio de la Florida.—En esta fecha se inauguró solemnemente la nueva ermita de San Antonio de la Florida, construida con el fin de cerrar al culto la antigua, para dedicar este edificio a Museo de Goya.
El día 16 se dijo en ésta la última misa. Confusión remirar
1928
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0000865537&page=8&search=ermita+florida&lang=es
El Heraldo de Madrid. 22/3/1928, página 8.
1928
Esta tarde a las cinco, se ha celebrando el traslado del Santísimo Sacramento y de la imagen de San Antonio de la Florida a la nueva ermita que se ha construido para que en ella se celebre el culto parroquial, …. Solemne procesión
Comisión
Académico Conde de Romanones presidente
Benlliure, Moya, Garrido, Salvador, Garnelo y Menendez Pidal.
Diputado provincial Sr. Velasco y el concejal señor Laguia, a quien ha sucedido el señor Baüer. La Nación (Madrid). 9/4/1928, página 12.
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1928
El Sol (Madrid). 8/4/1928, página 3.
Ramón Gómez de la Serna
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1928
Ayer tarde se celebró el traslado solemne del Santísimo Sacramento y de la imagen de San Antonio de la Florida a la nueva ermiila qiue se ha construído para que en ella se celebre el culto parroquial que corresponde a la iglesia de San Antonio de la Florida, célebre por conservar los «frescos» que en su cúpula pinto Goya. […] Para que éstos se vean mejor ha hecho una potente instalación eléctrica en las bóvedas y cópulas, que iluminan las pinturas de Goya. El Siglo futuro. 9/4/1928, n.º 6.421, página 1.
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1928
San Antonio Traslado del culto Eli la Lardo de ayer se celebró cort toda solemnidad el traslado del üanlísiuK) tíacramentü desdo la antigua capilla dfi San .Antonio de la l'lorida a la nueva, construida a pocos metros, y que es idéntica a la priuiilíva. A las cinco so organizó la procesión, ÉJi la que ílgc.raban num'jrosos feligrcíies, con la Congregación de María do los Sagríiriob y representantes dr) varias Congregacionss religiosas; el párroco, D. .losó Eclievai-ricta, lio obstante su falta do vísiti, toMió en sus manos la Santa Cuslodia, y bajo palio {se dirigió al nuevo templo, Detrás marchábala el marqués de Hcndafla, en represE^ntación del Rey; el tenient'j de alcalde del distrito,; D. Luis Parella; el conde de Cerragería, la condesa J e Torre-Alta, sus Iñjas, la condesa ole Roma y otros aristócratas. En representac.ón do la Academia de San Femando concurrió el conde da Romanones. Al entrar la procesión en l a nueva parroquia, desde el coro íueron arrojadas ínfmida.d de flores, v la orquesta entonó la. Marcha Real. Inmediatamente se i.'ezó la estación al Santísimo, y so ca'ntó un «Salutaris». El padre jesuíta F. Rubio proamició ima seiitida plática. El párroco dio la bendición ..con la Custodia a los concurrentes, que entonarori el himno del Congreso Eucarístico, con el que t&rminó el acto. El traslado de la imagen de San Antonio al nuevo templo se efectuará el domingo, probablemente. Con este motivo se cantará una misa, a la que tal vez asistan Sus Majestades y la Academia de Bellas Artes, a la que se debe la construcción de la nueva ermita. La antigua, como es sabido, quedará como monumento nacional, bajo la custodia de la Academia. Las pinturas estarán iluminadas por luz eléctrica con instalación oculta, recibiendo el reflejo de abajo a arriba. La nueva ermita ha costado escasamente 200.000 pesetas, de las cuales dio 100.000 el Gobierno, 25 mil un donante desconocido y el resto proviene del beneficio de la corrida goyesca. El Imparcial (Madrid). 10/4/1928, página 3.
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1928
Las habitaciones interiores han
sido dispuestas para vivienda del
párroco. El altar mayor, el pulpito
y demás objetos para el culto
han sido trasladados al nuevo
edificio.
La Comisión que ha llevado a
cabo la construcción de la nueva
iglesia, se propone realizar varias
reformas en la ermita donde se
conservan los «frescos» de Goya.
Para que éstos se vean mejor
ha hecho una potente instalación
eléctrica en las bóvedas y cúpulas,
que iluminan las pinturas de
Goya.
Las lámparas, que lanzan la luz
de abajo arriba, están instaladas
de modo que son invisibles, al pie de las pinturas. La Libertad (Madrid). 10/4/1928, página 2.
1928
Igual anterior La Libertad (Madrid). 10/4/1928, página 2.
El Sol (Madrid). 10/4/1928, página 1.
1928
En la antigua ermita de San Antonio de la Florida
se dirá.el dortiingo uria misa en sufragio del
a;lma de Goya. Han sido invitados al acto el Gobierno
y las autoridades. Esta misa será la i'iUima
qiie esitáé año se celebfe 'en la permita donde está
s'épultaíjo el gehiaj pintor aíagonés.
Después, calda afíó,' én las fechas del nacimiento
y. de la-mtierte dé 'Gó;J'a,'" la" Acadeniia de Bellas
ArteS de; San Femando organizará una misa
en sufragio :del autor de los «Caprichos» y de los
ac£^déB»i¿í>8 ,faliecifdos, ccpmo la de la Lengua celebraj.otra
en la iglesia de las trinitarias por el
alm,a de Cervantes; Jdejloi»'individuos de su corr
• pofacíón qii« l^áyán muerto, La Época (Madrid). 11/4/1928, n.º 27.544, página 4.
1928
El Heraldo de Madrid. 11/4/1928, página 16.
EN San Fernnado
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1928
El Liberal (Madrid). 11/4/1928, página 4.
Conocido. ya dicho
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1928
El Imparcial (Madrid). 12/4/1928, página 3.
lo mismo
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1928
Silvio Lago General sobre los frescos
La Esfera (Madrid). 14/4/1928, n.º 745, página 53.
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1928
El Imparcial (Madrid). 14/4/1928, página 3.
conocido
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1928
La Lectura dominical. 14/4/1928, página 9.
conocido
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1928
La Construcción moderna. 15/4/1928, n.º 7, página 1.
nada
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1928
El Heraldo de Madrid. 16/4/1928, página 7.
dicho
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1928
La Nación (Madrid). 16/4/1928, página 1.
José Francés.
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1928
El Siglo futuro. 16/4/1928, n.º 6.427, página 3.
ultima misa
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1928
El Imparcial (Madrid). 17/4/1928, página 3.
nada
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1928
El Liberal (Madrid). 17/4/1928, página 2.
nad
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1928
Mundo gráfico. 18/4/1928, página 16.
foto altar mayor nueva ermita san antonio
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1928
La Hormiga de oro. 19/4/1928, página 14.
fotos--------
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1928
La Unión ilustrada. 19/4/1928, página 22.
foto
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1928
La Voz (Madrid). 21/4/1928, página 8.
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1928
La Nación (Madrid). 23/4/1928, página 6.
Ayer se abrió al público la ermita de San
Antonio de la Florida, moniunento nacional.
De once a una de la mañana y de cuatro a
seis de la tarde el pequeño templo estuvo concurridísimo.
Mediante unos espejos colocados
sobre los altares laterales puede examinarse
la obra prodigiosa de Goya, y unos focos
eléctricos hábilmente dispuestos, hasta el extremo
de que la luz que producen parece luz
solar, permiten admirar, como hasta ahora
no Tiabía sido posible, la joya que atesora la
ermita de San Antonio de la Florida.
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1928
Nuevo mundo (Madrid). 27/4/1928, página 22.
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1928
Bibliografía del centenario de Goya. Por Enrique Lafuente
La Gaceta literaria (Madrid). 15/5/1928, n.º 34, página 6.
1928
”Esta tarde a las cinco, se ha celebrando el traslado del Santísimo Sacramento y de la imagen de San Antonio de la Florida a la nueva ermita que se ha construido para que en ella se celebre el culto parroquial, …. (La Nación (Madrid). 9/4/1928)
1928
El 9 de abril de 1928 se inauguró solemnemente la nueva. (El Año político. 1928, página 120).
1928
“El altar mayor, el pulpito y demás objetos para el culto han sido trasladados al nuevo edificio”. (La Libertad (Madrid). 10/4/1928.)
1928
Para que las pinturas se vean mejor se ha hecho una potente instalación eléctrica en las bóvedas y cópulas, que iluminan las pinturas de Goya (El Siglo futuro. 9/4/1928)
1929
La lápida del antiguo sepulcro de Goya en Burdeos Ha quedado colocada sobre la tumba de Goya, en la ermita de San Antonio de la Florida, la lápida que cubría la sepultura que ocuparon sus restos durante setenta años en el cementerio de la Cartuja, de Burdeos. La Época (Madrid). 13/6/1929, n.º 27.911, página 4.
1929
Ver pantallazo en Documentos
El Sol. 13/6/1929, página 3
1929
Ver patallazo en Documentos
La Libertad 14/6/1929, página 4.
1929
Entrega oficial a la Academia do Bellas Artes, de la antigua ermita de San Antonio de la Florida. mayo
Almanaque Bailly-Bailliere. 1929, página
1929
Nuevo mundo (Madrid). 3/5/1929, página 27
http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0002145707&page=27&search=Florida+%22san+antonio%22&lang=es
OTRA VEZ SAN ANTONIO DE LA FLORIDA
Imaginábamos que con levantar junto á la ermita de San Antonio de la Florida un remedo, más capaz, pero de idéntica traza, de ella y con trasladar á la nueva el culto religioso incompatible con el culto artístico de sus pinturas goyescas, había teimínado la pesadida que durante veinticinco ó treinta años preocupara á la minoría de gentes que en España suelen cuidarse de asuntos de esta índole.
Pudo suponerse había adquirido ya aquel lugar deleitoso en otro tiempo, y no tanto, pero todavía apacible y con algunos árboles ahora, derecho a no ser profanado. Se pensaba servirían las dos capillas fraternas para inspirar respeto á Dios y al arte en la sencilla pretensión de no alterar el aspecto circundante de ambas.
Pero, ¡ay!, que nuestro Municipio vigila siempre para no dejar en paz piedra sobre piedra, ni árbol arraigado á la tierra de donde naciera. Según mis noticias, el arquitecto municipal, que ya consiguió se le conceda ampliar, sin necesidad urbana de ningún género, la Gran Via hasta el Teatro Real, quiere ahora construir dos horribles, dos antiesteticas rampas ascendentes por encima de las capillas y transformar el ex deleitoso, pero todavía plácido lugar, en la más antiestética, improcedente y caótica confusión que nos será dado soportar á los míseros coetáneos del rascacielos y del aligustre institntivo de las bellas arboledas de antaño,
Y como esta le interesa únicamente á dicho señor, aunque vaya contra el triple culto de Dios, la Naturaleza y el Arte, ya tendrá buen cuidado de conseguirlo. Cosas más raras hemos visto y seguiremos viendo. Dicho sea sin aludir á la evocación de los Reyes Católicos veraneando en El Escorial, que también proyecta el Ayuntamlento.
JOSÉ FRANCES
1929
En pantallazo. Esta en documentos
El Sol. 13/6/1929, página 3
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1929
En pantallazo. esta en documentos
La Libertad 14/6/1929, página 4.
1929
Más tarde en junio de 1929 (José Francés,”Un homenaje a Goya”, El Sol, 13/6/1929) a esta lápida se incorporó la que tuvo en Burdeos.
1929
“La lápida del antiguo sepulcro de Goya en Burdeos ha quedado colocada sobre la tumba de Goya, en la ermita de San Antonio de la Florida, la lápida que cubría la sepultura que ocuparon sus restos durante setenta años en el cementerio de la Cartuja, de Burdeos” (La Época (Madrid). 13/6/1929)
1930
A los pies del Cristo, enfrente del altar mayor de la capilla, hay una losa de mármol con el nombre inmortal y evocador: «Goya». Allí está enterrado, circundado del pueblo fervoroso que él pintó maravillosamente. El Heraldo de Madrid. 14/11/1930, página 9.
1931 ¿
Gaceta de Madrid 19 agosto 1931
1931
Ha llegado á esta Capital Mr. David Roberts, pintor inglés , con el objeto de recorrer la España, y examinar y sacar copias de los grandes monumentos de artes que en ella se encuentran, principalmente pinturas, y antigüedades mas notables. Este viaje es siempre honroso para nuestro pais, en donde existen bellezas de tanto mérito, que han escitado en todos tiempos la admiración de los estrangeros. Entre los numerosos objetos que Mr. David Roberts puede visitar, es de desear que no deje de tomar conocimiento del Palacio gótico del Excmo. señor Duque del Infantado en Guadalajara, el panteón de familia del mismo señor duque, que se halla en el convento de San Francisco estramuros de dicha ciudad de Guadalajara, la capilla de San Isidro, la del obispo de Plasencia en la plazuela de la paja, contigua á San Andrés, las puertas de dicha capilla, muy dignas de atención , el techo de San Antonio de los Portugueses, que es de Jordán, el de San Antonio de la Florida, de Goya , y otras muchas particularidades, de que sin duda tendrá ya noticia anticipada este distinguido artista.
La Revista española (Madrid). 8/1/1833, pp. 152-153
1933
Orden aprobando el proyecto de obras de reparaciones diversas en la ermita de San Antonio de la Florida, Panteón de Goya. Gaceta de Madrid núm. 46, de 15/02/1933, páginas 1244 a 1245
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1933
Gaceta de Madrid núm. 46, de 15/02/1933, páginas 1244 a 1245.
https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1933/046/A01244-01245.pdf
Orden aprobando el proyecto de obras de reparaciones diversas en la ermita de San Antonio de la Florida, Panteón de Goya.
1933
Se hacen obras de reparaciones diversas en 1933, 1940, 1941, 1944, 1946 y 1961 (Gaceta de Madrid núm. 46, de 15/02/1933 y Boletín Oficial del Estado núm. 67, de 08/03/1941)
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1937
Corpus Varga
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1937
Una ciudad en plena línea de combate en la que trincheras y monumentos comparten algunas de las calles como en el barrio de San Antonio de la Florida: "A pocos metros de una trinchera había una pequeña iglesia semiderruida. Entramos, había allí unos frescos de Goya, el pintor que ha retratado la guerra del modo más amargo y salvaje… Una bomba había atravesado uno de los muros pintados, cascotes de colores se habían desplomado, cubriendo una placa metálica del suelo. Barrimos los añicos de los frescos, la inscripción decía que Goya estaba enterrado allí". Nordahl Grieg, Verano español, Madrid: Arqueología de Imágenes, 2018.
https://www.verkami.com/projects/18443-reedicion-verano-espanol-1937-de-nordahl-grieg
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1937
“Alli, la ermita famosa por los frescos magníficos que pintó Francisco de Goya. Loa obuses facciosos no han respetado esta reliquia del arte goyesco. Han traspasado sus muros. Todo tan bello y tan sugestivo”. (Solidaridad obrera (Barcelona). 15/12/1937).
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1940
ORDEN de 28 de febrero de 1940 aprobando el presupuesto d e obras de reparaciones en la Er mita de San Antonio de la Florida.
Boletín Oficial del Estado núm. 61, de 01/03/1940, página 1530.
Departamento: Ministerio de Educación Nacional
PDF (Referencia BOE-A-1940-2116)
https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1941/067/A01666-01666.pdf
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1941
ORDEN de 13 de febrero de 1941 por la que se aprueba el proyecto de obras en la Ermita de San Antonio de la Florida, importante p setas 49.703,24.
Resultando que, el mencionado proyecto comprende las obras necesarias para el saneamiento completo de posibles humedades procedentes de los muros o del suelo, así como también el traslado de la tumba actual de Goya al centro de la Ermita, como lugar más preeminente y visible;
Boletín Oficial del Estado núm. 67, de 08/03/1941, página 1666.
Departamento: Ministerio de Educación Nacional
PDF (Referencia BOE-A-1941-2203)
1941
Orden por la que se aprueba el proyecto de obras en la Ermita de San Antonio de la Florida, importante 49.703,24 pesetas.
Resultando que, el mencionado pro¬yecto comprende las obras necesarias para el saneamiento completo de po¬ sibles humedades procedentes de los muros o del suelo, así como también el traslado de la tumba actual de Goya al centro de la Ermita. Boletín Oficial del Estado núm. 67, de 08/03/1941, página 1666
1941
Y finalmente en 1941 se aprueba el proyecto de obras que recoge “el traslado de la tumba actual de Goya al centro de la Ermita, como lugar más preeminente y visible” (Boletín Oficial del Estado, 08/03/1941).
1941
Boletín Oficial del Estado núm. 67, de 08/03/1941, página 1666.
Orden por la que se aprueba el proyecto de obras en la Ermita de San Antonio de la Florida, importante 49.703,24 pesetas.
https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1941/067/A01666-01666.pdf
1941
Boletín Oficial del Estado núm. 307, de 03/11/1941, página 8581.
Departamento: Ministerio de Educación Nacional
PDF (Referencia BOE-A-1941-10707)
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1944
ORDEN de 15 de febrero de 1944 por la que se aprueban las obras de reparación en la Ermita de San Antonio de la Florida (Madrid), monumento nacional, importante pesetas 47.084,55
Boletín Oficial del Estado núm. 54, de 23/02/1944, páginas 1614 a 1615.
PDF (Referencia BOE-A-1944-1898)
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1943
Reapertura de la ermita de San Antonio de la Florida La barbarie roja destruyó todas las imágenes y objetos sagrado que había en la ermita de San Antonio de la Florida y causó deterioros en el edificio y en los magníficos frescos que constituyen su decoración, obra admirable como es sabido, de Goya. Todo ha sido reparado con gran esmero y acierto, y hoy será abierto de nuevo al público el inapreciable Museo- panteón del inmortal pintor aragonés, con una misa que dirá el obispo de Madrid- Alcalá, señor Eijo Garay, y a la que asistirá una representación de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. (Fotos V. Muro). ABC (Madrid), 16 abril 1943
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1946
ORDEN de 27 de abril de 1946 por la que se aprueban obras en la ermita de San Antonio de la Florida, Madrid, monumento nacional, importante pesetas 33.997,36.
Boletín Oficial del Estado núm. 134, de 14/05/1946, páginas 4097 a 4098.
Departamento: Ministerio de Educación Nacional
PDF (Referencia BOE-A-1946-5442)
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1946
Boletín Oficial del Estado núm. 134, de 14/05/1946, páginas 4097 a 4098.
Orden de 27 de abril de 1946 por la que se aprueban obras en la ermita de San Antonio de la Florida, Madrid, monumento nacional, importantes 33.997,36 pesetas.
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1961
Orden de 17 de abril de 1961 por la que se aprueba el proyecto de obras en la Ermita de San Antonio de la Florida, en Madrid, monumento nacional. BOE núm. 195, de 16 de agosto de 1961, páginas 12114 a 12114 (1 pág.)
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2003
ORDEN ECD/3719/2003, de 15 de diciembre, por la que se concede el Premio Nacional de Restauración y Conservación de Bienes Culturales, correspondiente al año 2003. BOE» núm. 6, de 7 de enero de 2004, páginas 337 a 337 (1 pág.)
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2018
Ayuntamiento de Madrid
NOTA DE PRENSA
19/03/2018
Impulsar la figura y obra de Goya, objetivo del nuevo convenio de San Antonio de la Florida
Ayuntamiento, Patrimonio Nacional y Academia de Bellas Artes de San Fernando firman un nuevo convenio para la conservación y difusión de este singular espacio. El acuerdo mejorará la iluminación, permitirá abrir a diario y realizar actos culturales en torno a la figura de Francisco de Goya
Con el nuevo convenio se garantiza un reparto más equilibrado de las responsabilidades de conservación de este monumento cuya conservación de todos los elementos de patrimonio, competencia hasta ahora del Ayuntamiento, pasa a manos de Patrimonio Nacional
La ermita, que alberga los frescos pintados por Goya en 1798 y los restos mortales del artista, está integrada en la red de museos municipales. La apuesta por la divulgación de Goya en torno a la capilla se enmarca en el conjunto formado por el Palacio Real, los jardines del Campo del Moro y los futuros Museo de las Colecciones Reales y Túnel de Bonaparte, lo que amplía sustancialmente el interés cultural de este itinerario
La figura y la obra de Goya a través de la conservación y difusión de la ermita de San Antonio de La Florida, uno de los espacios más singulares de la ciudad desde el punto de vista artístico e histórico, es el objetivo del convenio que han firmado hoy Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid; Alfredo Pérez de Armiñan, presidente del Consejo de Administración de Patrimonio Nacional, y Fernando de Terán, director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Las tres entidades suman sus esfuerzos para garantizar el cuidado del monumento y el disfrute por el público de este valioso elemento del patrimonio madrileño.
“Tenemos que felicitarnos por el interés de las tres instituciones en la belleza de un lugar como la ermita de San Antonio de la Florida, y que juntos pongamos en valor una figura como la de Goya. Como podemos ver con las “ángelas” pintadas en estos frescos, gracias a su genialidad Goya fue un adelantado a su tiempo que intuyó cuestiones que ahora son actualidad, como el feminismo o la justicia”, ha explicado la alcaldesa Manuela Carmena. “Conocer la obra de Goya, como toda pieza de arte nos ayuda a desarrollar la ética y la estética, valores fundamentales para ser feliz. Por eso vamos a llevar a cabo diferentes iniciativas para impulsar el conocimiento de su obra en Madrid”, ha añadido.
En nuevo convenio de colaboración, que da continuidad al firmado en 1987, regula las competencias de las tres administraciones y respecto al acuerdo anterior garantiza un reparto más equilibrado de las responsabilidades de conservación de este monumento.
Según el nuevo convenio, la ermita, que forma parte de la Red de Museos municipales, podrá abrir diariamente y celebrar actos culturales acordes al alto valor histórico artístico del templo. Además, la firma del convenio permitirá la renovación de todo el sistema de iluminación tanto interior como exterior. Este esfuerzo en la difusión en torno a la obra y la figura de Francisco de Goya se suma al trabajo realizado desde 2015, año desde el que se viene registrando un aumento constante del público anual a la ermita que en tres años ha aumentado más de 10.000 visitantes.
La ermita fue edificada en el Real Sitio de la Florida por el arquitecto Filippo de la Fontana a instancia del Rey Carlos IV. Su decoración pictórica fue realizada en 1798 por Francisco de Goya, cuyos frescos situados en la cúpula, la bóveda y las pechinas del templo representan un milagro de San Antonio de Padua. Estas pinturas constituyen una obra maestra de la pintura española y universal. A los pies del presbiterio se encuentra, desde 1928, el panteón con los restos mortales del pintor.
En 1905, la ermita fue declarada Monumento Nacional y en 1928 su uso fue cedido a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que ya desde 1925 se ocupaba de la conservación de los frescos. Posteriormente, en febrero de 1987, el Consejo de Administración de Patrimonio Nacional acordó la cesión de uso del templo al Ayuntamiento de Madrid, conservando la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando las competencias de asesoramiento en materia de restauración. Desde esta cesión, la ermita se ha integrado en la red de museos municipales de Madrid.
Nuevas competencias
En el nuevo acuerdo de colaboración firmado hoy, Patrimonio Nacional asume la responsabilidad de conservación de todos los elementos de patrimonio histórico y artístico de la ermita, competencia que hasta ahora tenía el Ayuntamiento de Madrid, que sigue manteniendo la gestión de la difusión y actividades del museo. Complementariamente, Patrimonio asume también el compromiso de realizar una intervención para renovar las instalaciones y la pintura del tempo.
El Ayuntamiento se compromete a invertir en iluminación y a continuar con los gastos de mantenimiento de los elementos no histórico-artísticos de la ermita, así como con los derivados del uso cultural (apertura para visitas, actividades).
El convenio estima los gastos derivados de este compromiso para Patrimonio Nacional en 40.000 euros para la renovación de instalación y pinturas y 18.000 euros anuales para los gastos de personal. Por su parte, el Ayuntamiento se encargará de la apertura de la ermita para la visita diaria, la atención a los visitantes, la divulgación del museo, las medidas de vigilancia y seguridad, la renovación de la iluminación interior y exterior y los servicios de limpieza. En total, sus gastos anuales serán de 312.000 euros.
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando tiene un papel de asesoramiento científico en el convenio y no asume más gastos que los derivados de los actos que puede programar en la ermita por su propia iniciativa, estimados en 4.000 euros anuales.
Nueva ruta de interés cultural
La visita al museo se enmarca en el conjunto formado por el Palacio Real, los jardines del Campo del Moro y el futuro túnel de Bonaparte y el Museo de las Colecciones Reales, así como a la Real Academia de San Fernando.
Con esta propuesta de visita se amplía sustancialmente el interés cultural de este itinerario, a la vez que cada una de instituciones implicadas en el acuerdo se constituyen en promotores activos del monumento, garantizando el cuidado del monumento y el disfrute por el público de la ermita.
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2018 marzo 20
Resolución de 20 de marzo de 2018, de la Gerencia del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional, por la que se publica el Convenio con el Ayuntamiento de Madrid y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, sobre la gestión integral de uso de la Ermita de San Antonio de la Florida.
Nº de Disposición: BOE-A-2018-4740|Boletín Oficial: 84|Fecha Disposición: 2018-03-20|Fecha Publicación: 2018-04-06|Órgano Emisor: Ministerio de la Presidencia y para las Administraciones Territoriales
Con fecha 19 de marzo de 2018 se ha suscrito el Convenio entre el Consejo de Administración del Patrimonio Nacional, el Ayuntamiento de Madrid y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando sobre la gestión integral de uso de la Ermita de San Antonio de la Florida.
En cumplimiento de lo establecido en el artículo 48.8 de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público, procede la publicación en el «Boletín Oficial del Estado» de dicho Convenio, que figura como anexo a esta resolución.
Madrid, 20 de marzo de 2018.–La Consejera Gerente del Consejo de Administración del Patrimonio Nacional, Alicia Pastor Mor.
ANEXO
Convenio entre el Consejo de Administración de Patrimonio Nacional, el Ayuntamiento de Madrid y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando sobre la gestión integral de uso de la Ermita de San Antonio de la Florida
En la Ermita de San Antonio de La Florida, a 19 de marzo de 2018.
REUNIDOS
De una parte: El Consejo de Administración de Patrimonio Nacional (en adelante, Patrimonio Nacional), Organismo Público regulado por la Ley 23/1982, de 16 de junio, y su Reglamento, aprobado por Real Decreto 496/1987, de 18 de marzo, con domicilio en el Palacio Real de Madrid, calle de Bailén, sin número, representado en este acto por don Alfredo Pérez de Armiñán y de la Serna, en su calidad de Presidente, cargo para el que fue nombrado por Real Decreto de la Presidencia del Gobierno, 956/2015, de 23 de octubre (BOE número 255, de 24 de octubre de 2015); y en virtud de las atribuciones que se le confieren por la letra H, del artículo 69, del citado Real Decreto 496/1987.
De otra parte: El Ayuntamiento de Madrid, representado en este acto por la Alcaldesa Presidenta doña Manuela Carmena Castrillo, nombrada por Acuerdo del Pleno de la sesión constitutiva de la Corporación Municipal, celebrada el día 13 de junio de 2015, y en virtud de las competencias delegadas por la Junta de Gobierno de la Ciudad de Madrid, por Acuerdo de 29 de octubre de 2015, de organización y competencia del Área de Gobierno de Cultura y Deportes.
De otra parte: La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, representada en este acto por su Director, don Fernando de Terán Troyano, en virtud de las atribuciones que tiene conferidas por el artículo 22, capitulo III, de los Estatutos de la Real Academia, aprobados el 13 de abril de 2004, con domicilio en la calle Alcalá 13 de Madrid. El nombramiento como Director fue tomado por Acuerdo en Sesión Plenaria Extraordinaria de 15 de diciembre de 2014.
Las partes, interviniendo en la representación y con las facultades que sus respectivos cargos les confieren y reconociéndose recíprocamente capacidad jurídica y legitimación para obligarse y convenir, a tal efecto
MANIFIESTAN
I. Que el Patrimonio Nacional tiene como fines: a) la gestión y administración de los bienes de titularidad del Estado afectados al uso y servicio de S.M. El Rey y de los miembros de la Real Familia, para el ejercicio de la alta representación que la Constitución y las Leyes les atribuyen; b) las funciones de gobierno y administración sobre los Reales Patronatos, y c) la adopción de las medidas conducentes al uso de los bienes que administra para fines culturales, científicos y docentes, en la medida en que ello sea compatible con el primero de los fines enunciados.
II. Que entre los bienes adscritos al Patrimonio Nacional figura la Ermita de San Antonio de la Florida, construida, en el antiguo Real Sitio de la Florida, por el arquitecto Filippo de la Fontana a instancias del Rey Carlos IV, poseyendo el Patrimonio Nacional tanto la titularidad sobre el inmueble como sobre los bienes muebles de valor histórico artístico que en él se contienen.
La decoración pictórica de la Ermita fue realizada por Francisco de Goya en 1798, representando en su cúpula y bóvedas un milagro de San Antonio de Padua. Estas pinturas constituyen una obra maestra del arte universal y una extraordinaria expresión del genio del pintor.
A los pies del Presbiterio se encuentra, desde 1928, el Panteón con los restos mortales del pintor.
III. Que la Ermita de San Antonio de la Florida, declarada Monumento Nacional en 1905 para garantizar la preservación de los frescos pintados por Goya en su cúpula y bóvedas, por Acuerdo de la Administración de la Real Casa de 1928, fue cedida en uso a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, que ya desde 1925 venía encargándose de la conservación de los citados frescos.
IV. Que, junto a estas funciones de conservación, la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando ha venido tradicionalmente organizando, desde 1928, diversos actos conmemorativos y de culto en la Ermita, regidos actualmente por lo dispuesto en su vigente Reglamento, que desarrolla los Estatutos de la Corporación aprobados por Real Decreto de 13 de abril de 2004.
V. Que en 17 de febrero de 1987 el Consejo de Administración del Patrimonio Nacional acordó la cesión de uso de la Ermita de San Antonio de la Florida al Ayuntamiento de Madrid con fines culturales, manteniendo la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando competencias de asesoramiento en las obras de restauración.
VI. Que, como consecuencia de lo anterior, las tres Instituciones firmaron el 11 de mayo de 1987 un Convenio de Colaboración para regular el uso, gestión, mantenimiento y conservación del monumento, convenio que, a su término fue renovado por otro, de igual contenido, cuya finalización se producirá el 11 de mayo de 2017.
Estos Convenios han permitido tanto la restauración de los frescos de la Ermita como la apertura de la misma para la visita pública, en similares condiciones a la red de Museos Municipales de Madrid.
De este modo, el esfuerzo presupuestario realizado por el Ayuntamiento de Madrid ha permitido la contemplación pública de las pinturas de Francisco de Goya en sus óptimas condiciones, siempre con la colaboración del Patrimonio Nacional y la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
VII. Que transcurrido el plazo de vigencia del último acuerdo, las tres Entidades manifiestan la conveniencia de mantener la colaboración institucional suscribiendo un nuevo Convenio que permita la apertura diaria a los visitantes de este espacio y posibilite su uso como sede de actos culturales conformes y acordes a la naturaleza y al alto valor histórico artístico del templo y su decoración, todo ello en el marco de la visita a los museos y demás bienes de interés cultural de Madrid y, en particular, del complejo del Palacio Real y del jardín del Campo del Moro, en el que se halla también el futuro Museo de las Colecciones Reales, como lugares vinculados con el antiguo Real Sitio de la Florida que, en la actualidad, constituyen, junto a la Casa de Campo y al espacio del Río Manzanares, un eje cultural de la ciudad altamente representativo de sus valores históricos y medioambientales.
A este eje podría añadirse, en su caso, la visita a la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, para enriquecer la apreciación de la obra de Goya en Madrid por parte del público.
Por todo lo expuesto, conforme a lo dispuesto en el artículo 4, apartado 1c) y d) del Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Público, y en cumplimiento de lo regulado en el capítulo VI del título Preliminar de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público, las partes acuerdan suscribir el presente Convenio que se regirá en base a las siguientes
CLÁUSULAS
Primera. Objeto del Convenio.
El presente Convenio tiene como objeto regular las diferentes competencias y responsabilidades de las tres Instituciones firmantes del mismo para garantizar la conservación y difusión de la Ermita de San Antonio de la Florida, de los frescos de Francisco de Goya existentes en ella y de los restantes bienes de valor histórico y artístico contenidos en este monumento, posibilitando su apertura y su visita pública a diario, en conexión con la del conjunto formado por el Palacio Real, el jardín del Campo del Moro y el Museo de las Colecciones Reales, con la de la red de Museos Municipales de Madrid y, en su caso, con la de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Dicha apertura y visita pública diaria se realizará bajo gestión ordinaria del Ayuntamiento de Madrid, en similares condiciones a la red de Museos Municipales.
Igualmente, y de modo compatible con la finalidad antes señalada, es objeto de este Convenio el desarrollo de actividades culturales, conmemorativas y de culto en la Ermita acordes con la tradición histórica y la importancia y naturaleza de los valores histórico artísticos del monumento, en los términos previstos en el presente Convenio.
Segunda. Compromisos de las Instituciones.
– Compromisos de las tres Instituciones y comunes a las partes.
• Velar por la adecuada conservación integral de la Ermita y del espacio de su entorno, tanto en los ámbitos arquitectónico y paisajístico como, y muy especialmente, en lo concerniente a las pinturas al fresco, realizadas por Francisco de Goya en su cúpula, bóvedas y pechinas.
• Procurar el mejor y más adecuado conocimiento de la Ermita y sus frescos por los visitantes, garantizando, en la forma más conveniente, la visita diaria con los suficientes medios y soportes informativos, incluyendo aquellos necesarios para las personas con diferentes capacidades.
La visita debe compatibilizarse, en todo caso, con las medidas de conservación y preservación de los bienes de valor histórico y artístico del monumento y, en particular, de los frescos de Francisco de Goya que forman parte del mismo.
• Realizar actividades culturales y, en su caso, de culto, en la Ermita, siempre que sean acordes con su significado histórico y artístico o con su tradición histórica, observando siempre el máximo respeto a los valores del monumento y, en particular, de los frescos de Francisco de Goya que forman parte del mismo. Dichas actividades podrán realizarse a instancia de cualquiera de las tres Instituciones firmantes, previa conformidad de la Comisión de Seguimiento a que se refiere el presente Convenio. Dicha conformidad será imprescindible y vinculante para autorizar la realización de las actividades propuestas.
Cada una de las partes correrá con los gastos que genere el acto o actividad que sea objeto de su propuesta.
Asimismo, las partes se comprometen a destacar, en las actividades previstas en este Convenio, la colaboración prestada por las demás Entidades firmantes, así como a incorporar sus respectivos logotipos en cuantos materiales se reproduzcan y utilicen para la publicidad y difusión de las actividades realizadas, en los términos que se establezcan en cada caso por la mencionada Comisión de Seguimiento.
– Compromisos del Patrimonio Nacional.
• Mantener el monumento, los frescos de Francisco de Goya que forman parte del mismo y sus restantes bienes de valor histórico y artístico en el debido estado de conservación, realizando a tal fin los controles técnicos permanentes y la vigilancia y revisiones necesarias, y afrontando las intervenciones que se requieran tanto en materia arquitectónica como de conservación de los frescos y demás bienes muebles de carácter histórico y artístico contenidos en la Ermita. Se incluyen en este apartado las labores de conservación preventiva inherentes al correcto mantenimiento de todos ellos.
Se redactará un proyecto, por parte del Patrimonio Nacional, para la realización de las actuaciones necesarias para subsanar las deficiencias que se han generado en el edificio por el paso del tiempo, incluyendo aquellas que corresponden a las instalaciones.
• Los gastos de estas actuaciones serán asumidos por el Patrimonio Nacional, como titular del inmueble y de los bienes muebles en él depositados, de acuerdo con sus disponibilidades presupuestarias. Asimismo, y a tal efecto, designará el personal técnico necesario para la dirección y supervisión de dichos cometidos.
La estimación de los gastos directos de este compromiso es de:
○ 40.000 €, para la subsanación de las deficiencias ahora presentes en el edificio generadas por el paso del tiempo, incluyendo las correspondientes a instalaciones, sin perjuicio del coste de las inversiones que, en su caso, sean necesarias para la ejecución de los proyectos de restauración o rehabilitación arquitectónica o de restauración de conservación de los frescos y bienes muebles de carácter histórico artístico.
○ 18.000 € anuales en que se estiman los gastos del personal dedicado a la conservación preventiva y mantenimiento de todos los elementos histórico artísticos del monumento.
Las obligaciones adquiridas por Patrimonio Nacional en la ejecución del presente Convenio estarán supeditadas en su cumplimiento a la existencia de crédito adecuado y suficiente en su Presupuesto de Gastos.
– Compromisos del Ayuntamiento de Madrid.
• Garantizar la apertura de la Ermita para la visita pública diaria.
• Disponer de los medios necesarios, tanto de personal como materiales, para la atención de los visitantes y para la divulgación y conocimiento del monumento, así como de los servicios ordinarios existentes en los museos a disposición de los visitantes (guías, audioguías, cartelería y otros elementos informativos).
• Adoptar las medidas de vigilancia y seguridad del monumento, estando a cargo del Ayuntamiento los medios técnicos y humanos tanto en el interior de la Ermita como en su exterior. Los sistemas de detección de incendios, de intrusión, de alarma y de conexiones con Fuerzas de seguridad y de vigilancia con medios humanos quedan, en la forma más amplia, englobados en este apartado.
El Ayuntamiento de Madrid elaborará un proyecto técnico de iluminación interior y exterior de la Ermita con el fin de incorporarlo a la intervención que realice el Patrimonio Nacional.
• Instalar los elementos necesarios para la adecuada iluminación de los ámbitos visitables en el interior de la Ermita, y especialmente de los frescos, respetando las indicaciones de instalación y las normas de conservación que establezca la Comisión de Seguimiento, al aprobar el correspondiente proyecto
Asimismo, corresponderá al Ayuntamiento de Madrid la instalación y funcionamiento de la debida iluminación exterior del templo y sus espacios inmediatos. En estos ámbitos se comprenderá tanto la iluminación funcional como la artística.
• Mantener los servicios de limpieza en la totalidad de la Ermita y sus dependencias.
• Asumir íntegramente los gastos derivados de estos compromisos, y aquellos correspondientes a los suministros ordinarios y de mantenimiento (energía eléctrica, agua, teléfono, combustible, calefacción, gastos ordinarios de reposición, etc).
La imputación presupuestaria de los gastos directos de este compromiso es:
Divulgación G/001/098/333.01/226.03. «Publicidad y propaganda: 15.000, 00 € anuales.
Personal G/001/098/330.00/120 y 121. «Retribuciones básicas y retribuciones complementarias»: 297.509,95 € anuales.
La aportación del Ayuntamiento de Madrid en anualidades futuras está condicionado a la existencia de crédito en los correspondientes presupuestos.
– Compromisos de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.
• Velar por el debido estado de conservación de la Ermita y, en particular de los frescos pintados por Francisco de Goya entre agosto y diciembre de 1798, asesorando a las demás Instituciones firmantes en esta materia y proponiéndoles, en su caso, a través de la Comisión de Seguimiento, la adopción de las medidas adecuadas en el ámbito de sus respectivas competencias, de acuerdo con el presente Convenio.
Esta labor de asesoramiento sobre la conservación se extenderá asimismo al panteón del pintor y, en general, a todos los ámbitos de la Ermita, incluyendo su zona exterior.
• Promover, de acuerdo con las demás Instituciones firmantes, la visita conjunta del monumento y de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y las actividades científicas y de difusión cultural correspondientes.
• Sufragar las actividades de culto o conmemorativas que tradicionalmente tienen lugar en el monumento organizadas por la Real Academia.
La estimación de los gastos directos de este compromiso es de 4.000 € anuales.
Tercera. Comisión de seguimiento.
Con el fin de facilitar la coordinación y el seguimiento del presente Convenio, se constituirá una Comisión de Seguimiento que estará constituida por dos representantes de cada una de las Instituciones signatarias. La Presidencia de esta Comisión la ostentará anualmente un representante de las Entidades firmantes siguiendo un orden de rotación. Ejercerá como Secretario uno de los dos representantes de Patrimonio Nacional.
En su funcionamiento, se regirá por lo previsto en el presente Convenio y, supletoriamente, por lo dispuesto en los artículos 15 al 22 de la Ley 40/2015 de Régimen Jurídico del Sector Público, que regula el funcionamiento de los órganos colegiados.
La Comisión de Seguimiento conocerá y adoptará decisiones sobre las siguientes materias:
– Vigilancia del cumplimiento de los fines del Convenio y de los compromisos recogidos en el mismo.
– Análisis y evaluación de las medidas de conservación integral de la Ermita y su entorno y vigilancia de su cumplimiento, incluyendo el mantenimiento, mejora y embellecimiento del área urbana aneja a la Ermita.
– Aprobación de proyectos de restauración o conservación y demás intervenciones de conservación y restauración que se propongan realizar en la Ermita de San Antonio de la Florida. Para la realización de estos proyectos deberá contarse, en todo caso, con el acuerdo unánime de todas las partes.
– Programar las actividades culturales y de culto a desarrollar en la Ermita y aprobar las que propongan las instituciones firmantes con carácter previo a su realización.
– Aprobar la instalación de los elementos expositivos y divulgativos y, en general, de todos aquellos correspondientes al ámbito de la museografía, incluyendo los sistemas de iluminación.
– Coordinar las actuaciones que se realicen con ocasión del desarrollo del presente Convenio
– Garantizar la aplicación de la normativa sobre propiedad intelectual.
– Aprobar la realización de toda clase de publicaciones, filmaciones, audiovisuales y cualquier otro tipo de material informativo sobre la Ermita.
La Comisión de Seguimiento se reunirá al menos tres veces al año, en los meses de enero, junio y octubre, pudiendo asistir a estas reuniones los técnicos de arquitectura y conservación de obras de arte que se consideren oportunos por las partes. La Comisión se reunirá también a instancia de cualquiera de las Instituciones firmantes.
Asimismo, la propia Comisión podrá solicitar el asesoramiento de otros técnicos o instituciones, estableciendo, si así lo estima conveniente, grupos de trabajo para objetivos concretos y por la duración que se fije.
Cuarta. Efectos del Convenio.
El presente Convenio se encuentra sujeto a lo dispuesto en la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público, y, por lo tanto, en cumplimiento del artículo 48.8 de la citada norma, sujeto a la autorización del Ministerio de Hacienda y Función Pública y a su inscripción en el Registro Electrónico Estatal de Órganos e Instrumentos de Cooperación del Sector Público Estatal, así como a su publicación en el Boletín Oficial del Estado, fecha en la que entrará en vigor, manteniendo su vigencia durante los siguientes cuatro años.
Antes de la finalización del período de vigencia previsto, las partes, por decisión unánime, podrán acordar la prórroga por un nuevo periodo adicional de cuatro años. Esta prórroga deberá ser comunicada al Registro Electrónico Estatal de Órganos e Instrumentos de Cooperación del Sector Público Estatal, previo cumplimiento de lo establecido en la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público.
Quinta. Modificación, incumplimiento y extinción del Convenio.
a. Modificación. La modificación del presente Convenio requerirá del acuerdo unánime de las partes firmantes.
b. Incumplimiento. En el supuesto de incumplimiento de las obligaciones y compromisos asumidos por parte de alguno de los firmantes, cualquiera de las partes podrá notificar a la parte incumplidora un requerimiento para que cumpla en un determinado plazo con las obligaciones o compromisos que se consideren incumplidos. Este requerimiento será comunicado al servicio del Ayuntamiento de Madrid que, en el momento, ostente las competencias relativas a Museos y Colecciones y a la otra parte firmante.
Si, transcurrido el plazo indicado en el requerimiento, persistiera el incumplimiento, la parte que lo dirigió notificará a la otra parte firmante la concurrencia de las causas de resolución y se entenderá resuelto el Convenio.
c. Extinción. El presente Convenio se extinguirá por el cumplimiento de las actuaciones que constituyen su objeto o por incurrir en causa de resolución.
d. Resolución. Son causa de resolución las siguientes:
a) el transcurso del plazo de vigencia del Convenio sin haberse acordado la prórroga del mismo.
b) el acuerdo unánime de todos los firmantes.
c) el incumplimiento de las obligaciones y compromisos asumidos por parte de alguno de los firmantes.
En este caso, cualquiera de las partes podrá notificar a la parte incumplidora un requerimiento para que, en un determinado plazo, cumpla con las obligaciones o compromisos que se consideren incumplidos. Este requerimiento será comunicado asimismo a la Comisión de Seguimiento prevista en la Cláusula Tercera de este Convenio. Si transcurrido el plazo indicado en el requerimiento persistiera el incumplimiento, la parte que lo dirigió notificará a las partes firmantes la concurrencia de la causa de resolución y se entenderá resuelto el Convenio.
d) por decisión judicial declaratoria de la nulidad del Convenio.
e) por imposibilidad sobrevenida del cumplimiento de su objeto.
Si, en caso de resolución del Convenio, existen actuaciones en curso de ejecución, las partes, a propuesta del Departamento de Museos del Ayuntamiento de Madrid, podrán acordar la continuación y finalización de las actuaciones en curso, por el periodo improrrogable que éstas decidan, asumiendo cada una de ellas las obligaciones que les competen a tenor de las cláusulas segunda y tercera de este Convenio.
Sexta. Resolución de controversias y jurisdicción.
El presente Convenio, que tiene naturaleza interadministrativa, conforme a lo dispuesto en el artículo 47.2 a) de la Ley 40/2015, de 1 de octubre, de Régimen Jurídico del Sector Público, rigiéndose por lo establecido en el capítulo VI del título Preliminar de la referida Ley, sin perjuicio de que sean aplicables en la resolución de dudas y lagunas que pudieran surgir en su interpretación y aplicación, los principios recogidos en el Real Decreto Legislativo 3/2011, de 14 de noviembre, por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Contratos del Sector Público, conforme a lo previsto en el artículo 4.2 de dicha norma.
Las partes se comprometen a resolver, de mutuo acuerdo y en el seno de la Comisión de Seguimiento a la que se alude en la Cláusula Tercera de este Convenio, las incidencias que se pudieran plantear sobre la interpretación, cumplimiento, extinción, resolución y efectos del presente Convenio.
En el caso de que no fuera posible solventarlas en la citada Comisión de Seguimiento, se estará a lo dispuesto en la Ley 29/1998, de 13 de julio, reguladora de la Jurisdicción Contencioso Administrativa, siendo los juzgados y tribunales del orden jurisdiccional contencioso administrativo los competentes para decidir y resolver.
CLÁUSULA ADICIONAL
Las tres Instituciones firmantes acuerdan asimismo adoptar las medidas necesarias para retirar de la Ermita de San Antonio de la Florida el órgano propiedad de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando que se halla actualmente en ella, durante el período de vigencia de este Convenio, al objeto de preservar adecuadamente las pinturas al fresco de las bóvedas y cúpula, evitando que su funcionamiento ocasione alguna alteración en las mismas.
La Real Academia de Bellas Artes de San Fernando autoriza al Patrimonio Nacional la instalación, a sus expensas, previo desmontaje y restauración del mismo, de este instrumento musical en la Iglesia del Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid, manteniendo la titularidad del mismo, para ser usado como tal instrumento musical. A este fin, ambas Instituciones celebrarán el correspondiente contrato de depósito.
El Patrimonio Nacional, de acuerdo con sus disponibilidades presupuestarias, afrontará los gastos de retirada, restauración y nueva instalación del órgano en la Iglesia del Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid. Asimismo, correrá con los gastos que precise la restauración del espacio en el que se encuentra actualmente dicho órgano, sobre la entrada principal de la Ermita.
Estas intervenciones, en lo relativo al ámbito de la Ermita, serán conocidas y supervisadas por la Comisión de Seguimiento que establece la cláusula tercera del presente Convenio.
Y en prueba de conformidad, firman las partes el presente Convenio, por triplicado ejemplar y en la fecha señalada en el encabezamiento, quedando un ejemplar en poder de cada una de ellas.–Por el Patrimonio Nacional, Alfredo Pérez de Armiñán y de la Serna.–Por el Ayuntamiento de Madrid, Manuela Carmena Castrillo.–Por la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Fernando de Terán Troyano.
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Bibliografía sobre la ermita de San Antonio de la Florida y Goya
Actualizada en abril de 2018
- Acevedo, Manuel de. Vida del taumaturgo portugués San Antonio de Padua, escrita en italiano por el abate Don Manuel de Acevedo, natural de Coimbra: con noticias y observaciones críticas, sacadas de mas de cien vidas del Santo, y de los documentos originales y auténticos, que el Autor ha leído para escribir esta. Traducida al español por un devoto del Santo. [manuscrito: “Antonio González”]. Madrid: Imprenta Real, 1790. Estampa de San Antonio. “Manuel Alvarez hizo la estatua”. Biblioteca Nacional de España, 2/7558 y 3/42115. En 1834 se seguía anunciando esta edición. Gaceta de Madrid, 2 mayo 1834, p. 334.
- Alemán, Mateo. San Antonio de Padua. Sevilla: Clemente Hidalgo, 1604. Ediciones: Valencia, 1607. Tortosa, 1633.
- Araujo Sánchez, Zeferino. Goya. Madrid: La España Moderna 1889.
- Avilés, Ángel. "San Antonio de la Florida". Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, II (1908), pp. 153-158.
- Azpilcueta, Francisco de. Vida de San Antonio de Padua en romances mudos, 1769. No se concedió la licencia. Madrid, Archivo Histórico Nacional, Consejos, 50663.
- Beruete y Moret, Aureliano de. Goya, Composiciones y figuras. Madrid: Blass, 1917.
- Borrás Gualis, Gonzalo M. Las pinturas de San Antonio de la Florida de Goya. Madrid: TF Editores, 2006.
- Bozal, Valeriano. Pinturas negras de Goya. Madrid: TF Editores, 1997.
- Bozal, Valeriano. Francisco Goya. Vida y obras. Madrid: TF Editores, 2003.
- Buendía, José Rogelio. La ermita de San Antonio de la Florida. Historia e itinerario artístico. Madrid: Ayuntamiento de Madrid, 1992.
- Cañizares, José. Lo que vale ser devotos de San Antonio de Padua. Madrid: Antonio Sanz, 1751.
- Carderera, Valentín. "Biografía de Don Francisco de Goya”. El Artista, II Madrid: (1835), pp. 253-255.
- Carderera, Valentín. "Goya". Semanario Pintoresco Español, 120 (1838), pp. 631-633.
- Carderera, Valentín. "François Goya: Sa vie. Ses dessins et ses eaux-fortes". Gazette des Beaux-Arts, 7 (1860), pp. 215-227, y 15 (1863), pp. 237-249.
- Carrete Parrondo, Juan. Francisco de Goya. San Antonio de la Florida. Infortunio crítico de una obra genial. Bruselas: Musea Nostra. Colección Europea de Museos y Monumentos, 1999.
- Carrete Parrondo, Juan. Goya. San Antonio de la Florida. Madrid: Casimiro, 2018.
- Castresana Ortiz de Orive, Gil. Trecena del glorioso San Antonio de Padua. Para poderla hacer los trece martes anteriores o posteriores a la festividad del santo. Por ... Ayuda del Real Oficio de Furriera de S. M. C. Madrid: Imprenta Real, 1788. Retrato del santo dibujado por Maella grabado por Albiztur. Escultura de Manuel Álvarez.
- Consuegra, Juan de. Sermón panegyrico y acción de gracias a San Antonio de Padua, por el nuevo señorío de la Villa de Boadilla, cuya posesión tomó el Infante don Luis Antonio Jayme de Borbón el día 22 de febrero de 1761. Madrid: Manuel Martín, 1761.
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- Novena del glorioso San Antonio de Padua, revelada por el mismo Santo, y puesta en méthodo por un religioso menor, devoto suyo. Madrid: J. González, 1749. Manuscrito en la primera guarda: "Esta novena de San Antonio la mandó componer Sor Gerónima de la Santísima Trinidad, siendo Bicaria de Coro, año de 1781". Estampa de san Antonio. Año 1738. Fecha de aprobación año 1712, de fray Miguel de Peñalver, de la orden Franciscana y Vicario del Convento de Santa María de los Ángeles.
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En el frente del Manzanares, en la ermita de San Antonio de la Florida, están los frescos donde Goya subió los alegres rostros de las
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Vídeo cúpula: http://ntic.educacion.es/w3/eos/MaterialesEducativos/mem2007/goya_genio_aragones/interfaz.html