• Litografías de la Virgen de la Fuensanta, por Magdalena Valenzuela 2015

El autor de estas litografías es Francisco Casado Esteve, artista granadino con taller abierto en la plaza Bib-Rambla de esa ciudad, que desarrolló su labor entre la segunda mitad del siglo XIX y los primeros años del XX.

Debió de nacer en la primera o segunda década del siglo XIX.

En 1863 cuando estaba en la cumbre de su carrera, está documentado que los reyes de España hicieron una visita a Andalucía, y con este motivo, Francisco Maria Tubino escribió la “Crónica del viaje de SS.MM y AA.RR a las provincias Andaluzas” que ilustró con veinticinco litografías que recogían momentos de dicha visita. Nueve de estas estampas, entre las que destaca una muy hermosa del templete de la placeta de la Trinidad de Granada, pasando la comitiva real bajo sus arcos, son obra de Casado.

El hecho de que fuera elegido para ilustrar esta obra, nos da una idea de lo valorado que estaba en su profesión.

Sin embargo, no solamente realizaba estampas religiosas o de paisajes. El archivo de la Universidad de Granada, conserva un anuncio publicitario del establecimiento litográfico de Francisco Casado, en el que ofrece sus servicios a profesores de instrucción primaria y en el que muestra, los diferentes trabajos que realizaba: tarjetas de visita blancas y de lujo, títulos, mapas, planos, estampas, orlas, retratos, membretes, etiquetas , timbres, etc.

No obstante, su especialidad era la estampación de imágenes religiosas, algunas verdaderamente bellas, como la de la Virgen de los Favores que se venera en al iglesia de San Juan de los Reyes en la ciudad de Granada y que data de 1881.

Francisco Casado y Esteve, o Estévez que de ambas formas lo he visto escrito, debió realizar el encargo que se le hizo de litografiar la imagen de la Virgen de la Fuensanta entre 1860 y 1870. Por lo tanto, estas litografías tienen ya unos 150 años.

Yo he encontrado ocho diferentes de Nuestra Patrona, todas salidas del taller de Casado. Están impresas sobre un pliego de papel de unos 70 por 50 Cm. Y la imagen tiene unas dimensiones de unos 40 cm de alto por 30 cm de ancho.

En unos modelos, como el que yo tengo, se representa el retablo del santuario, con su camarín en el centro y dentro de él, la imagen antigua de la Virgen de la Fuensanta, rodeada de un haz de luz y situada sobre una peana sostenida por dos ángeles y una esfera terrestre. Porta en la mano izquierda el bastón de mando, mientras que con el brazo derecho sostiene al Niño Jesús. El retablo se remata con una corona con dosel sostenido por ángeles y rodeado de imágenes religiosas. El conjunto se completa con el altar mayor, que como era habitual en aquellos años, se situaba dando la espalda al pueblo. Todo ello rodeado de una cenefa a modo de guirnaldas vegetales, que en el caso de la mía es de color dorado.

En otras, vemos la misma imagen, sobre la misma peana, pero la Virgen aparece representada al aire libre, rodeada por árboles, y a su pie se encuentran los pastores a quienes, según la leyenda, se les apareció.

Hay un tercer modelo, en que se prescinde del retablo y aparece Nuestra Patrona rodeada de un óvalo.

Al pie de una y otra se puede leer“ Vª. Hº. de Nuestra Señora de la Fuen-Santa que se venera en su magnifico santuario a una legua de HUELMA, provincia de JAÉN. Son concedidos 2200 días de indulgencia por varios Cardenales, Arzobispos, Obispos y al Sr. Nuncio Apostólico a todos los que rezaren una salve, Ave Maria o cualquiera jaculatoria o acto de devoción que se haga ante esta Sagrada Ymagen o sus estampas” Firma la litografía F.Casado (Granada)

Estas estampas están hechas mediante una curiosa técnica que se inventó en 1796.

El proceso es el siguiente: Se toma piedra caliza, porosa y bien cortada, se pule muy bien hasta que quede perfectamente lisa. Sobre esta superficie, con un lápiz graso, se dibuja de forma invertida, o sea como si la miráramos en un espejo, la imagen a representar, en nuestro caso la de la Virgen de la Fuensanta, después se empapa bien la piedra con agua y a continuación, con un rodillo, se cubre la piedra con tinta grasa dándole varias pasadas, hasta estar seguros de que se ha entintado toda la superficie. Debido a que la humedad repele la tinta y la grasa la atrae, únicamente se depositará sobre las rayas hechas con el lápiz, formando una ligera película, quedando el resto libre de pintura. Solo queda poner un papel sobre esta plancha apretando fuertemente con un rodillo y así el dibujo, ya del derecho; recordemos que en la plancha se dibujó invertido, queda impreso en el papel.

Con esta técnica, la estampación que se obtiene sale con mucha calidad, y lo mejor que tiene, es que este proceso se puede repetir varias veces y obtener así estampas idénticas. Cuando la tinta pierda fuerza, para seguir obteniendo copias, no hay más que entintar de nuevo la plancha y continuar con el trabajo. Para tener impresiones de distintos colores basta cambiar el color de la tinta.

Cuando ya no queramos sacar más veces un mismo dibujo, la plancha se vuelve a pulir y se recicla para volver a darle uso.

Este era un método sencillo y barato de reproducción en los tiempos en que no existían las fotocopiadoras, las multicopistas o las cámaras digitales. Gracias a esta técnica, nuestra querida imagen de la Virgen de la Fuensanta pudo estar presente en la mayoría de los hogares de Huelma, ya que al no resultar muy costosa su elaboración, se podían vender a un precio accesible a todos los vecinos y no solo a los más pudientes.