El 6 de febrero de 1799, en el Diario de Madrid, se publicaba una noticia en la que se daba cuenta de la venta de una “colección de estampas de asuntos caprichosos, inventadas y grabadas al aguafuerte por D. Francisco de Goya”. Días más tarde, el 19 de febrero, Goya decidió retirar de la venta los Caprichos, probablemente ante una posible persecución de la Inquisición. En 1803 Goya entregaba al rey la totalidad de los cobres y 240 ejemplares de estampas de la serie completa, a cambio de una pensión para su hijo Javier. Ese mismo año, el rey cedía las ochenta láminas y las estampas que le quedaban a la Calcografía Nacional.