Pamplona

Día-9. Martes 20 de julio. Pamplona

Etxarri-Aranatz está sólo a media hora de camino del área de autocaravanas Trinitarios de Pamplona (42.82113, -1.65682) a la que llegamos a las 11 de la mañana. Las coordenadas de la aplicación no son correctas porque no indican la entrada, sino un lateral por el que no se puede acceder, lo que nos obliga a dar varias vueltas buscando “a ojo” por dónde se entra. Arriba indico las coordenas exactas de la entrada. Es un área de pago (10€/día con electricidad) pero muy bien situada ya que a menos de un kilómetro está el ascensor que te sube al centro.

La primera parada la hicimos en la siempre animada Plaza Consistorial para hacer la típica foto frente a la bonita fachada del Ayuntamiento que todos los años vemos en la tele con ocasión del chupinazo que dan inicio a los Sanfermines. Cogimos un plano de la ciudad en la cercana oficina de turismo y decidimos hacer primero, como no, la ruta de los encierros. Bajamos la cuesta de Santo Domingo hasta los corrales donde los toros inician su recorrido, para iniciar el nuestro. Volvemos al ayuntamiento, luego las celebérrimas calles Mercaderes y Estafeta hasta la plaza. Es la primera vez que hacemos este camino pero... ¡todo es tan familiar! Lo hemos visto tantas veces por televisión.

La plaza de toros es visitable (6€/pax). Nos sorprendió saber que es propiedad de una asociación benéfica llamada Casa de Misericordia, que la construyó en 1921 con la ayuda de los pamploneses a través de la compra de obligaciones. De hecho, todo lo relacionado con el toro en la ciudad: los encierros, las corridas, etc. lo organiza dicha asociación que actualmente dedica los ingresos a una residencia de ancianos.

Entramos por la puerta principal de entrada de los toros el día del encierro y recorrimos todas las dependencias de plaza: los corrales, la zona donde se visten los toreros, una pequeña capilla, etc. Al final de la visita se entra en el coso. Es impresionante ver la plaza desde esta perspectiva (es la tercera plaza más grande del mundo) e imaginarse el bullicio de los 20.000 espectadores los días grandes. Caminé hasta el centro y pude comprobar que tiene una acústica excelente, como sólo he oído en el teatro griego de Epidauro. Sobre un burladero encontramos unos capotes, así que no nos resistimos a hacer la foto “toreando” en una plaza tan principal. Nos decidimos a entrar cuando vimos que lo recaudado iba para una asociación benéfica, pero al final ha resultado una visita muy simpática e interesante.

A la salida de la plaza es la hora de comer, así que recorrimos un par de bares en la calle estafeta degustando sus exquisitos pinchos y un buen vino riojano. Repuestas las fuerzas nos acercamos a la plaza del Castillo y tomamos un café en el famoso café Iruña, donde solía ir Ernest Hemingway. La tarde aún nos da para visitar las iglesias de San Agustín, San Lorenzo, dónde está San Fermín, y la catedral. Volvimos a casa y nos tomamos un vermouth al fresco, hoy ha sido el primer día que ha hecho calor al mediodía, aunque a la sombra de las callejuelas del centro no se estaba mal.

Día-10. Miércoles 21 de julio. Pamplona

Con el fresco de la mañana dimos un paseo por los jardines de la Taconera y entramos al centro por la calle San Gregorio, donde nos han indicado que hay buenos bares de pinchos y, de camino, entramos en la iglesia-fortaleza del siglo XII de San Nicolás. Continuamos el paseo siguiendo la muralla hasta el bonito rincón del baluarte de Redín, desde donde se tiene unas vistas privilegiadas de la ciudad extramuros y el río Arga. Un poco más adelante nos encontramos el portal de Francia, que se conserva tal como fue construido en 1553 más el portón, puente levadizo y sistema de cadenas añadidos en el siglo XVIII. Desde aquí al museo de Navarra no hay nada. Visitamos sus salas desde la prehistoria hasta la edad media porque la demás estaban cerradas por altas temperaturas.

Ya está bien de pasear. Es la hora de comer, así que volvemos a la calle San Gregorio donde ya teníamos localizado un par de buenos sitios. Ayer se estaba bien a la sombra pero hoy hace mucho calor, así que marchamos para casa. La idea era ir por la tarde en bici al parque Yamaguchi, un jardín de inspiración nipona pero hace tanto calor que preferí una cerveza bien fría a la sombra y un poco de relax después de patear Pamplona no viene nada mal.