Gengenbach

Día 14. Viernes 28 de julio. De Schiltach a Gengenbach 40 km

Aunque podríamos haber hecho algún senderismo más por Schiltach, ponemos rumbo hacia Gutach para visitar el museo al aire libre de la Selva Negra.

Al entrar vemos un cartel que dice que la visita dura unos 50 minutos yendo por libre, pero yo alucino con el sitio y pasamos allí toda la mañana. En el museo parece que se ha detenido el tiempo, es como si la gente que construyó las casas, vivió y trabajó allí durante cientos de años hubiese desaparecido pero hubieran dejado todo intacto. Se pueden ver las cocinas negras de hollín con los cacharros y muebles originales, todo tipo de aperos de labranza, carros, prensas, molinos, etc. etc. todo en buen estado, como el día que dejaron de ser útiles. Las enormes casas, algunas hechas con más de 400 gigantescos troncos, eran autosuficientes ya que hasta los años 30 del siglo pasado en esta zona no se podía comprar cosas traídas de fuera, todo lo hacían sus habitantes o trabajadores que iban por las aldeas, ofreciendo diversos servicios y vendiendo mercancías.

El museo ocupa una gran extensión de terreno y tiene muchas casas, la más grande y completa estaba originalmente allí y estuvo habitada hasta mediados del siglo pasado, el resto se han traído de otros lugares para conservarlas o son réplicas.

Al salir nos dirigimos a Haslash im Kinzigtal con la intención de visitar las minas pero fuimos al pueblo cuando las minas están en las afueras, así que llegamos cuando ya no nos daba tiempo de pillar la última visita. Nos quedamos a dar una vuelta rápida y volvemos a la carretera.

Llegamos a Gengenbach. El área (48.40224,8.00754 ) está a 2km del pueblo, junto al río. Es tranquila y las parcelas son grandes, pero nos clavan 20 euros por un día (se pagaba por día y persona), además, tenemos que pelearnos con una máquina que sólo habla alemán.

Tras descansar un rato cogemos las bicicletas y vamos al pueblo. Damos un paseo por el centro siguiendo la información que cogemos en el área y acabamos escuchando un concierto de la banda municipal en la plaza del ayuntamiento.

Día 15. Sábado 29 de julio. Gengenbach y Sasbachwalden

Ya llevamos unos días de incesante viaje, así que decidimos pasar el día tranquilos en el área, pero como soy de culo muy inquieto aprovecho para subir con Marta en bicicleta a una pequeña capilla a las espaldas del pueblo, sobre una colina rodeada de viñas. Desde aquí se tiene una espléndida paronámica de todo el pueblo rodeado de viñedos en espaldera perfectamente alineados.

Cuando volvimos, Marta, Teresa y Mercedes quisieron seguir en casa, así que cogí un mapa con rutas en bicicleta e intenté hacer una. Como suele pasar, los caminos no están bien señalizados y no puedo completar la ruta que pensé, pero no importa, porque cualquier paseo por la Selva Negra es una gozada. Me acordé tanto de mi amigo Adolfo y mis compañeros de Ratobato que grabé un vídeo y se lo puse en nuestro grupo de whatsapp. ¡Cuanto me hubiera gustado que hubiese estado allí conmigo!

La tarde la aprovechamos en carretera ya que Gengenbach lo habíamos visto y las rutas a pie estaban lejos del área. Llegamos a Sasbachwalden con tiempo de dar una vuelta para estirar las piernas. El área (48.62026, 8.12212) está entrando en el pueblo a la derecha, detrás de un gran edificio, de nuevo nos ayudó un cartel porque el gran aparcamiento tiene una entrada estrecha y no parece que sea el sitio que estamos buscando.

Esta tarde sólo nos dio tiempo a ver una calle que terminaba en una iglesia y volviendo al área paramos en un bonito bar llamado Otto’s para tomarnos una cerveza, pero como es el santo de Marta nos quedamos a cenar. Para nuestra sorpresa el camarero habla español y una chica suiza que estaba en la mesa de al lado, también, así que pasamos una animada velada. Además, teniendo en cuenta como se las gastan en Alemania con los precios, no fue demasiado caro. Es un sitio recomendable.