Paris (II)

Día 11, viernes 17 de julio. París.

El destino de hoy es Montmatre. Cogemos el metro hasta la calle del famoso Molin Rouge, donde nos montamos un trenecito que nos lleva hasta la Basílica del Sacré Coeur. Paseamos por el conocido barrio de pintores donde aún se puede ver a muchos de ellos pintando en la calle y vistamos la iglesia. Comimos en uno de los pequeños restaurantes del barrio y cogimos el tren para bajar justo a pie de las amplias y empinadas escaleras que van directamente a la basílica. Desde aquí la vista es muy bonita y todo el mundo se hace la foto.

Antes de volver a casa vamos al Arco de Triunfo. Se encuentra en una inmensa rotonda rodeada por muchísimo tráfico y no vemos cómo acceder hasta que descubrimos unas escaleras que dan a un pasadizo subterráneo. Desde lejos no parece tan grande, pero cuando estás a sus pies ves que inmenso es un adjetivo que se queda corto. Bajo el arco está la tumba al soldado desconocido, muerto en la batalla de Verdún, y que representa a todos los soldados fallecidos durante el transcurso de la Primera Guerra Mundial. La tumba siempre está rodeada de flores frescas y una llama perpetua. Impresiona.

Para terminar el día paseamos por los Campos Elíseos, aunque al poco nos dimos cuenta de que las distancias son enormes en esta ciudad y cogimos un autobús para llegar al puente de Alexander III y desde allí volver al camping.

Día 12, sábado 18 de julio. París

Desayunamos y pusimos rumbo hacia la Île de la Cité. La plaza de la catedral es otro de esos sitios mágicos donde hay que ir. Contemplar la catedral de Notre Dame es un placer y un privilegio difícil de describir. Entrar a visitarla es gratis y hay un incesante gentío que entra y sale libremente. Si la fachada impresiona, el interior sobrecoge. Se hizo para eso en 1163. Intentamos subir a la torre pero había tal cola que desistimos (para subir sí hay que pagar).

Luego cruzamos a la otra orilla del Sena para recorrer el Barrio Latino. Visitamos el Panteón, los Jardines de Luxemburgo y pasamos por la Sorbona. Descansamos tomando un café (carísimo) en una terraza con unas vistas estupendas de Notre Dame.

Para terminar el día cogimos el metro para ir a la plaza de la Bastilla. No queríamos dejar París sin visitar el lugar donde empezó la Revolución, aunque allí ya no queda nada de esa época. Luego nos pasamos por la plaza de Vendôme y sus alrededores donde se concentran muchas tiendas de superlujo antes de volver a casa.

Basílica del Sagrado Corazón

El Arco del Triunfo

Día 13, domingo 19 de julio. Versalles.

Ya que no pudimos quedarnos en el camping de Versalles y visitar el palacio antes de ir a París, salimos temprano para coger un tren que nos lleva hasta allí. La explanada adoquinada es gigantesca, desmesuradamente grande, no sé que adjetivo emplear… y hay una inmensa cola que hace zig-zag por ella para entrar. Voy a comprar las entradas… ¡Y hay otra gran cola! Al final, tras 3 horas de espera, conseguimos entrar en el Palacio. ¡Y qué decir de Versalles! Pues que es increíble, que hay que verlo, es imposible describirlo con pocas palabras. El salón de los Espejos, con tanta historia y tanto lujo, es una joya entre joyas. Otro sitio mágico.

Día 14, lunes 20 de julio. París.

Último día en París. Estamos agotados. Esta gigantesca ciudad es muy cansada para patearla tantos días, así que decidimos quedarnos por la mañana en el camping y hacer la colada porque con tanto calor hemos acumulado mucha ropa para lavar. Así que nos levantamos más tarde y almorzamos en casa. Por la tarde Teresa se quedó en la autocaravana pero los demás nos fuimos a Notre Dame porque compramos entradas para un concierto de órgano cuando la visitamos. Ese día la catedral era un hervidero de gente pero hoy la teníamos para unos pocos y pudimos admirar su espectacular grandeza al ritmo que marcaba el órgano. Inolvidable.