Olomouc/Graz

Día 28. Miércoles 7 de agosto. Olomouc

Casi un mes de viaje y, especialmente, las caminatas por Cracovia, nos han dejado exhaustos. Tenía pensadas otras paradas, pero oímos la llamada del mar. Mejor vamos de vuelta a casa. La primera parada la hacemos en Olomouc, en la República Checa. Llegamos a la hora de comer al camping (N 49.60865, E 17.24246 // N 49°36'31", E 17°14'33") situado a unos 2,5 km del centro al que se puede llegar por un magnífico carril bici. Se trata de un camping muy básico, sin parcelas delimitadas ni lugar para vaciar las aguas grises. Además, los enchufes son tipo E y no podemos coger electricidad. Después de descansar fuimos al centro en bici. Las dejamos en la plaza Horní náměstí, presidida por la columna de la Santísima Trinidad. Desgraciadamente, el reloj astronómico y el edificio del Ayuntamiento están en obras y rodeados de andamios. Luego caminamos hasta la cercana plaza baja pero el cielo amenazaba lluvia y volvimos a coger la bicis para ir hasta la zona de la catedral. Cuando llegamos allí comenzó a chispear, así que la visita fue muy rápida y tiramos para casa, con acierto, porque dada más llegar comenzó a llover con fuerza y ya no paró hasta la madrugada. Afortunadamente, el camping cuenta con un bar y una gran zona cubierta donde gastamos las monedas que teníamos en la exquisita cerveza checa mientras veíamos llover.

Día 29. Jueves 8 de agosto. Graz

Olomouc ha sido una parada técnica. Hoy volvemos a la carretera, no sin antes detenernos en un par de supermercados para reponer la despensa y aprovisionarnos abundantemente de exquisita cerveza checa. Nuestro siguiente destino, Graz, está a 400 kilómetros pero como salimos tarde y comimos en ruta llegamos al área (N 47.02445, E 15.39717 // N 47°01'28", E 15°23'50") a las 6 de la tarde. No teníamos plan de ir a ningún sitio, más bien de descansar tomando un café, pero de todas formas la tarde se puso muy fea y comenzó a llover. El área es una de las mejores donde hemos estado. Al llegar nos dieron todo tipo de folletos y hasta dos manzanas. Además, en el precio (24€) se incluye la entrada a la enorme la piscina separada del área sólo por una valla metálica.

Día 30. Viernes 9 de agosto. Graz

El área está a 6 kilómetros del centro al que podemos llegar en bicicleta o transporte público. Entre los folletos que recogimos en la recepción hay uno con los carriles bici de la ciudad por lo que nos decidimos por pedalear. Desgraciadamente, los carriles están mejor marcados en el mapa que sobre el terreno y nos costó un poco llegar a la plaza dominada por el imponente edificio del Ayuntamiento. Amarramos las bicicletas en la puerta y comenzamos la exploración de la ciudad yendo hacia el Mausoleo del emperador Fernando II, que fue construido en el siglo XVII en estilo barroco manierista. Al lado se encuentra la catedral, pero no la pudimos visitar porque está en obras, así que seguimos hacia el Burg , antigua residencia de los Absburgo. Actualmente, alberga oficinas pero se puede visitar la doble escalera espiral, dos tramos entrelazados, conocida como la «escalera de la reconciliación», ya se separan en el camino, pero se vuelven a unir antes de llegar al final.

Volvimos a la plaza desde donde se divisa la torre del reloj, auténtico símbolo de la ciudad, en la colina de Schlossberg. Se puede subir por un ascensor, carísimo por cierto, pero yo preferí subir los 260 escalones de la escalera construida entre 1914 y 1918 por prisioneros de guerra austrohúngaros y rusos. Desde arriba se tiene una preciosa panorámica de la ciudad y se puede visitar las ruinas del antiguo castillo destruido por Napoleón en 1809. Lo más interesante es la torre del reloj, que data en el siglo XII, y cuya campana más antigua fue fundida en 1382.

Cuando bajé, tomamos la calle Herrengasse hasta la Puerta de Hierro, desde donde se tiene una bonita vista de esta arteria central de Graz. Comimos muy bien en un restaurante de comida al peso en esta misma calle y tomamos las bicis para ir al castillo de Eggenberg. Cuando llegamos es casi la hora del cierre, así que vimos sólo el exterior (dentro hay un museo) y dimos un paseo por jardines que lo rodean.

A las 6 de la tarde hace un calor andaluz y nos acordamos de la piscina junto al área, así que sin dilación ponemos rumbo a casa y terminamos la tarde en una enorme piscina de agua dulce cuyas aguas parecen provenir del remanso artificial de un riachuelo.