4/7/15 " Ojo... con la sordera..."

“Cuando alguien vive a la orilla del mar acaba por no darse cuenta del murmullo de las olas a su espalda. El hábito es una especie de sueño, acompañado del oscuro deseo de no ver nada más, de no oír nada más, disminuyendo las tensiones de la vida. Diariamente llamado a responder a múltiples necesidades de gran número de alumnas/os, el educador ya no interpreta correctamente los comportamientos que cambian con el estado de ánimo y las horas del día”. Pierre Voirin

Me encontré con esta frase y me llevó a pensar en lo que puede ocurrirnos, después de muchos años de docencia.

O cuando a veces el cansancio comienza a acecharnos. Corremos el peligro de transformar nuestras prácticas en hábitos, despojados de pasión, pero más peligroso aún:

Mirar muchas caras, pero no ver ningún rostro.

Escuchar muchas voces, pero ninguna voz.

Dictar cátedra, sin influenciar ninguna vida.

Estar presentes en discurso, pero ausentes de presencia…

¿Le pasó, le pasa…?

Le doy gracias a Dios, que en su misericordia y amor, me permitió darme cuenta a tiempo, antes de “dejar de escuchar el precioso murmullo de las olas…”

Muchos años antes que el Prof. Voirin, Dios por boca del profeta Jeremías amonesta a su pueblo:

¿A quién le hablaré? ¿A quién le advertiré? ¿Quién podrá escucharme? Tienen tapados los oídos y no pueden comprender. La palabra del SEÑOR los ofende; detestan escucharla. Jeremías 6:10

¿Entendemos que cada vez que leemos o escuchamos la Palabra de Dios, Él quiere hablarnos individualmente?

Excavando un poco más, debajo de la superficie: ¿queremos oír a Dios… ?

En su infinita sabiduría y respeto amoroso, Jesús tampoco obligaba... enseñaba... llamaba... pero jamás ejercía coerción alguna.

La respuesta era el privilegio de cada uno de sus oyentes.

Algo muy similar nos ocurre a cada uno de nosotros: "Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga" (Marcos 4:9).

Es la solemne admonición que Jesucristo te repite con ternura.

Solo si te arrepientes de todos tus pecados, y aceptas su sacrificio en la cruz a tu favor, y en tu lugar, podrás ser salvo/va, y como resucitó y vive, tiene el poder de otorgarte vida nueva y eterna si en tu corazón observa genuina fe.

Con sincero respeto, pregunto: ¿ taparás tus oídos?

Con el afecto de siempre:

M.J.P. "Prosigo a la meta al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" Fil. 4:13