29/11/11 "El perdón... invisible... pero real".

¿Cómo están queridos amigos del ISPI EVANGÉLICO? Es siempre tan grato volvernos a encontrar.

La semana pasada reflexionábamos acerca de la realidad de lo invisible, su indiscutible influencia en la vida de todos los días y su valor eterno. Hoy les invitamos a leer y meditar acerca del efecto y el poder de algo que tampoco se ve, y que sin embargo, ejerce una influencia trascendente en cada uno de nosotros.

El doctor Frederick Luskin, profesor de la Escuela de Medicina de la Universidad de Stanford y fundador del Stanford Forgiveness Project (institución que estudia los efectos del perdón en el ser humano) asegura que perdonar nos libera para vivir a plenitud y con salud de mente, cuerpo y espíritu.

Según los estudios de Luskin (quien también es autor de la obra “Perdona para siempre”) cuando una persona perdona una ofensa eleva su vitalidad, su apetito, sus patrones de sueño y su energía. Lo que disminuye es la ira, el dolor y la depresión, puede reducir también la presión arterial y hacer a las personas más optimistas, energéticas y vitales.

Según las últimas investigaciones científicas, cuando el estado de ánimo se mantiene deseando una revancha o represalia, el cerebro y el cuerpo humano promueven toxinas que actúan sobre el organismo y afectan los sistemas cardiovascular, digestivo y nervioso.

¿No le parece sorprendente este descubrimiento de la ciencia? Ahora, detengámonos a pensar: si perdonar trae tantos beneficios, ¿cuántos mayores serán los beneficios de ser perdonados por Dios?

En el siguiente relato el médico e historiador Lucas nos trae a consideración un hecho que ilustrará esta verdad espiritual.

Lucas 5:18-26

Entonces llegaron unos hombres que llevaban en una camilla a un paralítico. Procuraron entrar para ponerlo delante de Jesús, pero no pudieron a causa de la multitud. Así que subieron a la azotea y, separando las tejas, lo bajaron en la camilla hasta ponerlo en medio de la gente, frente a Jesús.

Al ver la fe de ellos, Jesús dijo: -Amigo, tus pecados quedan perdonados.

Los fariseos y los maestros de la ley comenzaron a pensar: "¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?"

Pero Jesús supo lo que estaban pensando y les dijo: -¿Por qué razonan así?

¿Qué es más fácil decir: 'Tus pecados quedan perdonados', o 'Levántate y anda'?

Pues para que sepan que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados --se dirigió entonces al paralítico--: A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.

Al instante se levantó a la vista de todos, tomó la camilla en que había estado acostado, y se fue a su casa alabando a Dios. Todos quedaron asombrados y ellos también alababan a Dios. Estaban llenos de temor y decían: "Hoy hemos visto maravillas."

¿No es maravilloso este párrafo?

En primer lugar podemos comprender el verdadero valor de la amistad. Aquellos cuatro hombres no se conformaban con ver el estado de postración que sufría su amigo, buscaron la ayuda del único que podía realmente brindarle una real respuesta a su necesidad.

Lo realmente elogiable de ellos no es solamente el ingenio y la persistencia, sino lo que nadie vio: “al ver la fe de ellos” dice el relato. El Señor pudo percibir esa virtud que los motivaba a buscarlo de corazón. Pero su penetrante mirada distinguió algo más: el pecado en la vida de este muchacho.

EL señor fue a la raíz, este joven necesitaba el perdón de sus pecados, antes que el milagro de la sanidad física.

Pero como el perdón que Dios otorga, gratuita y generosamente es “invisible a los ojos”, les demostró a los que lo criticaban por medio de un milagro que pudieran ver, la veracidad de su perdón.

Cada uno de los milagros del Señor tenían también el propósito de demostrar las consecuencias del pecado en la vida, y los beneficios del accionar de Dios a nivel espiritual en aquellos que con humildad se acercaran a Él.

A nosotros también el pecado nos paraliza; no nos permite avanzar, corta toda posibilidad de alcanzar la felicidad, la paz, y la razón de vivir.

La Biblia contiene este mensaje. El Señor Jesucristo en la cruz del Calvario: ” Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.

Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros”. Isaías 53:4-6

Piense en un momento en el sufrimiento inenarrable de Jesucristo…todo eso… porque le amó. ¿Lo cree?

Que Dios “pueda ver” fe también en Ud. querido amigo/ga, Cristo perdonará todos sus pecados, y al igual que en el relato podrá declarar: “hoy he visto maravillas”.

Así es: el perdón de Dios es invisible… pero real. ¿Lo aceptas?

Con todo afecto

Miguel José Pereyra

"Prosigo a la meta, al premio

del supremo llamamiento de Dios

en Cristo Jesús".

Filipenses 3:14