20/5/16 " Una mirada de fe"

Asistí esta semana a un taller donde la Profesional abordó una temática reveladora que me interesaría compartir:

¿Cuánto dicen las miradas verdad?

La mirada adusta de un padre… la mirada comprensiva de una madre.

La escudriñadora mirada de un profesor… ¡la mirada desorientada de un alumno !!!

Hay miradas que ensucian… pero también las hay llenas de ternura: como la de una madre que fija los ojos en su pequeño, mientras lo amamanta, y ¡qué decir, de la dulzura y satisfecha mirada de su bebé !

¡ De hecho, hay quienes dicen que nuestra subjetividad se construye a partir de la mirada de otros!!!

¿Te animas a realizar una experiencia? Intenta fijar 30 segundos la mirada en los ojos de la persona más cercana.

¿ Pudiste lograrlo? ¿Cómo te sentiste? ¿ Intimidado/da, avergonzado/da?, ¿se te ocurrió qué podrían descubrir tus pensamientos? (esas fueron algunas reacciones cuando realizamos la experiencia en al aulas, aunque muy pocos pudieron soportar esa mínima fracción de tiempo con sus ojos fijos en el otro).

Lo cierto, es que la potencia de una mirada es indiscutible.

¡ Si fuéramos igualmente conscientes de la mirada del omnipresente Dios, cuya profundidad descubre los secretos y las intenciones anidadas en nuestros pensamientos !

Expresa con diáfana claridad la escritura: « Yo soy el Señor, y veo más allá de lo que el hombre ve. El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero yo miro el corazón.» (1ro. Samuel 16:7)

El mediodía se transformó en noche hasta que el Hijo de Dios, crucificado entre cielo y tierra, clamó: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?»(Marcos 15:34)

¡La desgarradora súplica indicaba que el Padre había apartado su mirada del amado Hijo, a causa de los pecados de la humanidad de todos los tiempos depositados sobre sus hombros, y el inmenso castigo que nos merecíamos!!! ¡Ciertamente lo desamparó a Él, para ampararnos a nosotros!!! ¡Más al tercer día operaría su triunfante resurrección!!!

Pero, no alcanza con conocer, ni interpretar intelectualmente estos hechos.

La divina inspiración señala: “Y así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna”.(Evangelio según Juan 3:15-16)

La indicación es clara: así como aquellos israelitas que habían pecado, sufrían sus mortales consecuencias (Números capítulo 21), cada uno de nosotros, en acto voluntario debemos arrepentirnos de nuestros pecados y con los ojos de la fe, considerar el sacrificio de Aquel que estuvo clavado entre cielo y tierra y hoy vive. Al creer en su obra con indubitable confianza, SU poder salvífico limpiará el alma de todo pecado y nos concederá el perdón, y el regalo de la vida eterna.

Con enorme afecto, permíteme preguntarte:

¿Has mirado así a Jesucristo?

M.J.P. “Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”. Fil 3:14