20/3/12 "Memoria, verdad y justicia"

Se acuerda?

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¡Qué importante estimados amigos del ISPI EVANGÉLICO es el ejercicio de la memoria histórica como en el caso del "Día de la Memoria, la verdad y la justicia", y más trascendente aún cuando ese ejercicio no queda circunscrito a una fecha en la que se realice un acto alusivo, sino que permanezca activa y viva. El desafío es grande: ¿Cómo transmitirles a las nuevas generaciones hechos de los que no tienen la dimensión debida simplemente porque no los vivenciaron, como muchos de nosotros?

¿Cómo motivarles para que valoren la democracia, se concienticen de las libertades de que disfrutamos, y se comprometan a protegerlas y vivirlas responsablemente?

Pero otro nivel de reflexión es el que podemos realizar introspectivamente en lo espiritual: ¿qué nos trae a la implacable memoria nuestra historia personal?

¿Hay cosas que preferiríamos borrarlas para siempre?

La verdad es que necesitamos ser honestos con nosotros mismos.

La Biblia declara que Dios guarda en su memoria cada uno de nuestros hechos que han dañado a otros, o han ofendido sus principios establecidos para su creación.

Su justicia demanda: "Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios"(Romanos 3:23), esa es nuestra condición, y no hay mérito alguno que "limpie nuestro legajo".

Por ello fue necesario que "el castigo de nuestras culpas cayera sobre Jesucristo" (Isaías 53:5), que él sufriera en la cruz el equivalente al infierno que nos merecíamos.

Cuando la justicia que Dios demandaba fue totalmente satisfecha, al tercer día el Señor se levantó triunfante de la muerte.

Este maravilloso hecho del pasado sigue teniendo hoy vigencia y poder.

Si hoy eres sincero contigo mismo, reconocerás que también necesitas imperiosamente el perdón de tus pecados.

Cree, cree de todo corazón que Cristo murió por tí y resucitó para declararte justo. Si lo haces con arrepentimiento y fe, Dios te declara:"Nunca más me acordaré de tus pecados y transgresiones"(Hebreos 10:17).

¡Qué maravilla que el Juez de toda la tierra, aquel ante cuyos ojos el pecado no puede habitar, te declare inocente, perdonado, limpio! ¿Te atreverás a dar hoy, este paso de fe?

Con todo afecto:

Miguel José Pereyra.

"Prosigo a la meta,

al premio del supremo

llamamiento de Dios

en Cristo Jesús"

Filipenses 3:13