22/7/13 "¿Qué lentes? y...¡ qué manos !"

Tengan todos, una semana en la que puedan sentir la guía, el consuelo y la fortaleza que sólo nuestro Señor y Dios puede derramar en la vida.

La semana pasada tuvimos la oportunidad de participar de una capacitación para maestros de niños, intensiva y riquísima en los contenidos abordados. Quisiera compartirles algunos conceptos que nos ayudan a ampliar nuestra visión de esta trascendente tarea.

Escribe Sam Doherty, fundador de APEN ( Alianza Pro Evangelización del Niño)en su libro “Por qué evangelizar a los niños”:

“¡Todo aquel que trabaja entre niños requiere lentes bifocales espirituales!

Se interesa y está involucrado tanto en el presente como en el futuro.

· Necesita ver a los niños tal como son, con sus necesidades y posibilidades del presente.

· Necesita ver a los niños tal como serán algún día. Los niños de hoy son los padres, policías, políticos, y predicadores del futuro.

El trabajo entre los niños es, por lo tanto una inversión doble. Invertimos en las vidas de los niños tales como son, e invertimos en lo que serán en el futuro”.

Es inspirador seguir la línea del pensamiento de este hombre que dedicó su vida a llevarles el mensaje del evangelio a los pequeños.

Debemos recordar que el mismo Señor Jesucristo cambió el paradigma preestablecido en aquellos tiempos enseñando enfáticamente:

Mateo 18:10 »Tengan cuidado de no menospreciar a uno de estos pequeños, porque yo les digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos».

Ejercitar esta mirada, resignifica nuestra diaria labor.

Una de las docentes que dictó la capacitación nos presentó esta imagen:

¿Qué sugiere en relación a la tarea docente?

¿Cuál es la maceta?

Como esa pequeña planta, ¡los niños están bajo nuestra mirada cuidado, y contención!

¿Qué pasaría si retiramos las manos…?

Estas hermosas ilustraciones se aplican a la vida espiritual en la infancia. Luego en la adolescencia, juventud y madurez, se verán los frutos de aquellos primeros cuidados. Lo contrario también se aplica perfectamente, y de esto hay numerosos tristes ejemplos.

Educarlos, es también, enseñarles el inmenso valor que cada uno de ellos tiene; que necesitan recibir Al Salvador para ser librados del pecado y sus fatales consecuencias. Y, una vez tomada esta decisión, comenzar un crecimiento sostenido y constante en todas las áreas de su vida, teniendo la seguridad de que cada uno de sus hijos están protegidos en sus poderosas manos (San Juan 10:28), y nada ni nadie podrá arrebatarlos de allí jamás.

¿Qué lentes utilizamos en las aulas?

¿Qué “forma”, adquieren nuestras manos?

Con todo afecto:

M.J.P. “Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” Filipenses 3:14