28/2/15 "Abrazar: con el corazón y la tiza"

¡ Qué enorme alegría estar nuevamente en contacto !

¡ Cuántas carencias observamos en los niños, y jóvenes con quienes compartimos las aulas !

¡ Y no estoy hablando de las materiales !

"Entre los años 30 y 50 del siglo pasado existían gran cantidad de orfanatos y hospitales repartidos por todo el mundo y dedicados al cuidado de bebés y niños pequeños. La muerte de los padres o la pobreza eran las principales causas que llevaban a un bebé a un orfanato o a un hospital. La Segunda Guerra Mundial agravó aún más la situación y muchas de estas instituciones terminaban abarrotadas de bebés y niños que no podían ser atendidos en condiciones.

El psicólogo René Spitz se mostró muy interesado por conocer qué ocurría con los bebés en las instituciones en las que eran acogidos. Para ello, seleccionó algunos orfanatos con el fin de estudiar el desarrollo de los bebés en esas condiciones y los comparó con el desarrollo de los bebés con un madre amorosa. Ambos tenían todos los cuidados necesarios: Vivían en condiciones higiénicas, recibían buena comida y también tenían atención médica. Sin embargo, la mayoría de los niños de los orfanatos no tenían algo que sí tenían los niños al cuidado de sus madres: Abrazos, besos, ... En definitiva, les faltaba el contacto materno. Las enfermeras y cuidadoras encargadas de los bebés no tenían tiempo para estos menesteres en unos orfanatos abarrotados de ellos. Como resultado: Los bebés vivían prácticamente en soledad, confinados en sus pequeñas cunas. El contacto con sus cuidadoras se limitaba al tiempo en que tomaban el biberón.

Las consecuencias de la ausencia del contacto materno eran inimaginables. Bebés (con menos de 18 meses) aparentemente sanos, que recibían en los orfanatos todos los cuidados básicos y tenían unas condiciones de higiene perfectas, terminaban muriendo antes de llegar a los dos años de edad. La ausencia de caricias, abrazos, besos y el roce piel con piel había terminado matándolos después de más de 18 semanas sin ellos. Y en ese duro periodo de tiempo terminaban por no llorar, aprendían que nadie iba a responder a sus llamadas. En un orfanato, casi la mitad de los bebés moría antes de cumplir los dos años. En otro, la mortalidad llegaba al 90%. Aquellos bebés que lograban sobrevivir más de dos años y medio quedaban traumatizados de por vida: Tenían un retraso mental considerable, trastornos motores, incapacidad para establecer relaciones sociales y la mayoría era incapaz de hablar y de realizar actividades sencillas por ellos mismos. Además, la falta de contacto materno retrasaba su crecimiento, bebés de 10 meses podían parecer que tenían 3 ó 4. No se tardó en dar nombre a lo que ocurría con estos bebés en los orfanatos: Hospitalismo.

Spitz describió la cara típica del bebé "abandonado" en un orfanato abarrotado: "Ojos abiertos de par en par sin emoción, cara congelada con una expresión distante, como si estuviera aturdido". Antes de llegar a esta fase final, los bebés reaccionaban ante la ausencia de contacto humano con lloros repetidos y se agarraban a alguien en cuanto estuviera cerca. Pasado un tiempo, si seguían sin tener contacto, comenzaban a gritar buscando ese contacto tan importante para ellos, perdían peso poco a poco y su crecimiento se detenía. Cuando los bebés se resignaban a la realidad de una vida sin contacto materno adoptaban un comportamiento autista: Replegados sobre sí mismos y rechazando cualquier intento de contacto hacia ellos.

Gracias al estudio de la dura realidad que ocurría en los orfanatos y hospitales, hoy en día todas estas instituciones que se encuentran en los países desarrollados deben y tienen que fomentar el contacto con los bebés. Un requisito fundamental que aún no se cumple en muchos lugares, en donde los bebés son privados de lo más importante para ellos".

¡ Cuando leemos del terrible y cruel final de esos inocentes, se enluta nuestro corazón !!!

Si bien estamos lejos de la atroces consecuencias pos-guerra, ¿ no vemos diariamente niños "hijos del odio y de la soledad" en nuestra calles ?

¡ Más tarde, los transforman en armas mortales al servicio de la muerte (al perder todo rasgo de humanidad) ! ¿ Qué podemos hacer ? Con muchos de ellos compartimos el único ámbito de socialización que aún les queda: la escuela.

¡ Que al volver a las aulas, no solo instruyamos sus mentes, seamos instrumentos útiles en las manos de Dios, guiando a los niños, para que acepten a Jesucristo en sus vidas, como Señor y Salvador ! :

" Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios. De cierto os digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.Y tomándolos en los brazos, poniendo las manos sobre ellos, los bendecía".(Palabras del Señor Jesús, Evangelio según Marcos 10:14-16) ¡ Querido Dios aquí estamos... queremos también ser tus brazos !

M.J.P.

"Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús" Fil. 3:14