Santanderistas del siglo XXI, 

comprendan: Bolívar nunca fue un 

monárquico.

 

Fueron los enemigos y algunos amigos de Simón Bolívar los que, en sus últimos años, lo martirizaron con la cantilena de que él quería ser un rey o quería una monarquía.


Como bien lo expresó su biógrafo John Lynch: “Muchos hispanoamericanos querían que se convirtiera en su dictador, en su rey; mientras que otros lo acusaron de ser un traidor, y hubo quienes intentaron asesinarlo”. [1] Pero pocos lo comprendieron, pocos vislumbraron que Simón Bolívar era un espíritu libre, un genuino amante de la libertad.


Francisco de Paula Santander, atestado de envidia y perfidia, fue el principal propagador de las tergiversaciones contra Bolívar —además de ser el patrocinador de las conspiraciones contra aquel hombre, al que todos le debían su libertad—.


Después siguieron los propagandistas del santanderismo, y así, a través de doctos y más doctos, hasta el día de hoy, se propagaron las infamias de que Bolívar quería una monarquía.


Concluye John Lynch sobre el Libertador: “La liberación era su meta, y la liberación en sí es una gran causa; pretendía liberar a la América española de la ocupación colonial y a sus pueblos de las leyes extranjeras.


[…] La libertad, sostuvo, es el «único objeto digno del sacrificio de la vida de los hombres», no simplemente la libertad del absolutismo, sino la libertad del poder colonial. De Montesquieu había heredado el odio al despotismo y la creencia en un gobierno moderado, en la separación de poderes y en el Estado de derecho.  Pero la libertad en sí misma no era la clave de su sistema político. Bolívar desconfiaba de los conceptos teóricos de la libertad, y el odio que sentía hacía la tiranía en ningún momento lo condujo a una glorificación de la anarquía. […] Bolívar creía, con Rousseau, que sólo la ley puede ser soberana y que ésta emana no de una autoridad divina o despótica, sino de la voluntad humana y la soberanía del pueblo”. [2]


Y más adelante agrega John Lynch: “Criticar a Bolívar, como se le criticó en su época y como no se ha dejado de hacerlo, por no ser un demócrata liberal, sino un absolutista conservador, es descontextualizar la discusión. Del mismo modo en que había respondido a quienes querían convertirlo en un monarca que «ni Colombia es Francia, ni yo Napoleón», Bolívar habría podido decir a sus críticos liberales «ni Colombia es Estados Unidos, ni yo Washington». […] Esta no era la sociedad homogénea del norte del continente, sino una población multiétnica, en la que cada raza tenía sus propios intereses y, asimismo, su propia intolerancia”. [3]

 


¿Bolívar monárquico? No.


Entre los historiadores que sostienen que Bolívar era monárquico está José Fernando Ocampo, en el año 2010 en el Pequeño Teatro refuté sus ideas; como -más o menos- los santanderistas de ayer y de hoy, sostienen las mismas tesis de Ocampo, entonces retomo parte de la discusión con él.


José Fernando Ocampo afirmó y mal interpretó lo siguiente: “A finales de 1829, muy cercana su renuncia y su muerte, Bolívar continúa con su idea monárquica, a pesar de las dudas de que su aceptación de un príncipe inglés no le fuera a traer más resistencia en Bogotá y más enemistad de los estadounidenses. Le dice a Campbell: «Estoy muy lejos de oponerme a la reorganización de Colombia según el modelo de la esclarecida Europa. Por el contrario, sería muy feliz y pondría todas mis fuerzas al servicio de una obra que podría llamarse de salvación.» Es en ese contexto cuando Bolívar escribe esa famosa frase contra Estados Unidos, enviada al representante de la monarquía inglesa, nada menos, lleno de temores de una oposición democrática que crecía contra su dictadura, de que fuera a instaurar la monarquía: «¿Qué oposición no sería ejercida por todos los nuevos Estados americanos? ¡Y por los Estados Unidos, que parece destinado por la Providencia a desatar sobre América una plaga de sufrimientos en nombre de la Libertad!» Se trata, pues, [agrega Ocampo] de una frase monárquica”. [4]


¡Porque Bolívar advierte la peligrosidad de los EE. UU entonces según Ocampo, ésta es una prueba de que Bolívar fue un monárquico! Esta interpretación es absurda.


 

La carta de Bolívar, veámosla en su contexto completo y probemos como José Fernando Ocampo hizo una lectura amañada de ésta. Resulta que Bolívar le está contestando negativamente a Campbell la propuesta de traer un príncipe europeo:

 

Dice Bolívar: “Lo que Vd. se sirve decirme con respecto al nuevo proyecto de nombrar un sucesor de mi autoridad que sea príncipe europeo, no me coge de nuevo, porque algo se me había comunicado con no poco misterio y algo de timidez, pues conocen mi modo de pensar. No se que decir a Vd. sobre esta idea, que encierra en si mil inconvenientes. Vd. debe conocer que, por mi parte, no habría ninguno, determinado como estoy a dejar el mando en este próximo congreso, mas ¿quién podrá mitigar la ambición de nuestros jefes y el temor de la desigualdad en el bajo pueblo? ¿No cree Vd, que la Inglaterra sentiría celos por la elección que se hiciera en un Borbón? ¿Cuánto no se opondrían todos los nuevos estados americanos, y los Estados Unidos que parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad? Me parece que ya veo una conjuración general contra esta pobre Colombia, ya demasiado envidiada de cuantas repúblicas tiene la América”. [5]


Y así continua Bolívar de la manera más diplomática dando una negativa a una idea que le parece inconveniente para la desdichada Colombia y José Fernando Ocampo viene a forzar y a decir, que es una respuesta monárquica, sí precisamente, era todo lo contrario.


Bolívar tuvo todo el poder militar para haber hecho lo que le diera la gana, pero no, nunca quiso imponer sus ideas políticas. Después Santander y sus burócratas acabaron con el sueño de Colombia. No hay que ser un historiador para entender esto. Basta leer El general en su laberinto, para darse cuenta quién es quién en este drama. Siempre le he preguntado a los santanderistas, ¿qué fue lo bueno que le dejaron al país, una década que estuvieron en el poder después de la muerte de Bolívar, estos «abogados filósofos» que nos libraron de la «tiranía»?

 


A los santanderistas del siglo XXI quiero recordarles estas ideas que expresó Simón Bolívar:


“Yo no concibo que sea posible siquiera establecer un reino en un país que es constitutivamente democrático, porque las clases inferiores y las más numerosas reclaman esta prerrogativa con derechos incontestables, pues la igualdad legal es indispensable donde hay desigualdad física, para corregir en cierto modo la injusticia de la naturaleza. Además, ¿quién puede ser rey en Colombia? Nadie, a mi parecer, porque ningún príncipe extranjero admitirla un trono rodeado de peligros y miserias; y los generales tendrían a menos someterse a un compañero y renunciar para siempre la autoridad suprema. El pueblo se espantaría con esta novedad y se juzgaría perdido por la serie de consecuencias que deduciría de la estructura y base de este gobierno. Los agitadores conmoverían al pueblo con armas bien alevosas y su seducción sería invencible, porque todo conspira a odiar ese fantasma de tiranía que aterra con el nombre sólo. La pobreza del país no permite la erección de un gobierno fastuoso y que consagra todos los abusos del lujo y la disipación. La nueva nobleza, indispensable en una monarquía, saldría de la masa del pueblo, con todos los celos de una parte, y toda la altanería de la otra. Nadie sufriría sin impaciencia esta miserable aristocracia cubierta de pobreza e ignorancia y animada de pretensiones ridículas.... No hablemos más, por consiguiente, de esta quimera”. [7]


“Libertador o muerto es mi divisa antigua. Libertador es más que todo; y, por lo mismo, yo no me degradaré hasta un trono”. [8]

 

Señores santanderistas del siglo XXI esas eran las opiniones que tenía Bolívar sobre la monarquía. Saben ustedes ¿Qué es ser bolivariano? la respuesta más sencilla la encontré en el texto de Jaime Urueña Cervera en su libro: Bolívar Republicano. [9]


“¿Qué es ser bolivariano? Ser bolivariano es ser republicano, es decir, un amante de la libertad”.

 

Frank D Bedoya M.

Medellín 2010 y 2023.

 

 

 

[1] John Lynch, Simón Bolívar, Crítica, Barcelona, 2006, p. VII.

[2] John Lynch, Simón Bolívar, Crítica, Barcelona, 2006, p. 379.

[3] Ibíd., p. 389.

[4] http://www.moir.org.co/Significado-del-Bicentenario-VI.html

[5] Simón Bolívar, Obras Completas, FICA. Fundación para la Investigación y la Cultura, 2008, Tomo IX, p. 124.

[6] Ibíd. Tomo IX, p. 191.

[7] Ibíd. Tomo V, p. 393.

[8] Ibíd. Tomo VI, p. 335.

[9] Jaime Urueña Cervera, Bolívar Republicano. Fundamentos ideológicos e históricos de su pensamiento político. Ediciones Aurora, Bogotá, 2004.