Chávez y Zaratustra


Ensayo de 

Frank D Bedoya M 

Pienso en Chávez cuando vuelvo a leer este ideal de Zaratustra: 


“Yo amo a aquel cuya alma está tan llena que se olvida de sí mismo, y todas las cosas están dentro de él: todas las cosas se transforman así en su ocaso. 


Yo amo a quien es de espíritu libre y de corazón libre: su cabeza no es así más que las entrañas de su corazón, pero su corazón lo empuja al ocaso. 


Yo amo a todos aquellos que son como gotas pesadas que caen una a una de la oscura nube suspendida sobre el hombre: ellos anuncian que el rayo viene, y perecen como anunciadores”. 




Muchos esfuerzos realizó la derecha internacional para desprestigiar al comandante Hugo Chávez, tanto lo tergiversaron que aún hoy desconocemos muchas facetas de su prodigiosa vida. Una de estas facetas fue la influencia tan decisiva que tuvo la obra Así habló Zaratustra de Nietzsche en él. 



En el año 2003 tuve el privilegio de ver y escuchar personalmente a Chávez en una conferencia que dictó en Rionegro, municipio colombiano del oriente antioqueño. Estaba yo presto a conocer de su propia voz en qué consistía su proyecto bolivariano, pero mi asombro fue mucho mayor cuando en medio de su disertación Chávez pronunció de memoria un discurso completo de Así Habló Zaratustra.



Desde ese entonces sabía yo que el comandante Chávez tenía conocimiento de la filosofía de Nietzsche, pero desconocía que esta obra fuera tan decisiva para él. Ya antes en una ocasión yo había propuesto la siguiente tesis: en el Libertador Simón Bolívar podemos encontrar realizado el ideal del superhombre de Nietzsche. Pero desconocía que también Chávez había establecido una relación similar e incluso había realizado algunas identificaciones con Zaratustra.



Después de la muerte del comandante pude tener certeza de la importancia de la filosofía de Nietzsche en su vida, por tres libros donde podemos encontrar los testimonios de Chávez al respecto. 



El primer libro es la recopilación de las entrevistas completas que le hiciera José Vicente Rangel al comandante desde el año 1992 hasta el año 2012: De Yare a Miraflores. En estas entrevistas, Chávez en múltiples ocasiones, hizo referencia a Nietzsche, entre ellas dos consideraciones destacadas, la primera al referirse al concepto de la voluntad de poder:


“Ya yo andaba asaltado por la voluntad del poder, Nietzsche, la voluntad del vivir. Dicen Nietzsche, Heidegger, ya te los mencioné, que el hombre no es que tiene voluntad de poder, es que es en esencia voluntad de poder, de distintos poderes: poder vivir, poder caminar desde niño. Poder, poder. Ahora, ya era poder político lo que yo sentía, era otra cosa”.



Y la segunda consideración, más conmovedora y esclarecedora, cuando relata el momento en que supo por primera vez que tenía cáncer. Creo que vale la pena leer el testimonio completo para conocer el ímpetu pasional de Chávez y el valor que le daba a Zaratustra.



“[…] Había sospechas, pero había que verificar con mucho cuidado, porque aquel aparato del tamaño de una pelota de beisbol y además redondito, como elaborado por alguna mano, la naturaleza, pues. Luego comenzó una operación, me hicieron una operación difícil para drenar el absceso, con riesgo de infección, y luego de unas curas de una semana, ya estaba listo para venirme, y Fidel iba todos los días a visitarme. Esa tarde él llega y lo veo misterioso y me dice mi hija: «Fidel anda con un misterio». María y Rosa, porque llegó, se devolvió, yo me asomaba... y por fin viene con una cara... mis hijas venían, no sabían nada todavía, se quedaron fuera, y se sienta aquel hombre. Yo cuando le vi la cara dije: «Algo grave me va a decir Fidel», lo conozco tanto. Él comienza a decir, a aproximarse, hasta que: «Chávez, células malignas». Me quedé mirándolo así, no sé qué sentimiento, como un cúmulo cruzado de sentimientos; pero de inmediato comencé a asumir, tú me has visto a mí en situaciones duras y difíciles, incluso cercanas a la muerte o algo parecido. Hablamos un rato, él llamó a los médicos y les pidió que me explicaran lo que ya ellos durante horas, desde el día anterior... los tuvo hasta las 2 de la mañana explicándole a él los escenarios. Me explicaron hasta el más pequeño detalle. Adán, mi hermano, estaba allí. Nicolás me dijo: «¿Tú quieres que algún otro compañero...?». «Claro, Nicolás, Adán, María, Rosa». Yo venía de la operación aquella. Le dije: «Fidel, sólo te pido una cosa, a ustedes, todos, yo asumo esto, denme el día de mañana, para pensar si me operaba, sólo denme un día libre, un día para mí», y se fueron y me dejaron. Me fui al baño a verme los ojos, lloré y lloré por mis hijos, lloré, como lloré el 12 de abril también frente a un espejito allá, en Turiamo, lloré y lloré como la canción, lloré y lloré. «¿Por qué a mí?», decía. Al final, al rato estaba solo todavía, y como mirándome y riendo: «Bueno, Chávez, ahora un cáncer, pues». Y entonces empezó a aflorar el llanerito aquel, el llanero, el venezolano, el luchador, el corpus soldado, el soldado y luchador, y me miré a los ojos y dije: «¿Y qué es eso pa’ mí?, como el 11 de abril. ¿Qué es eso pa’ mí?», y terminé asumiendo. Llegó Adán, un abrazo, y las muchachas, las llamé: «Bueno, asumamos esto. Nicolás, vete a hablar con Elías. La operación se va a hacer y todos los riesgos, vamos asumir esto y a remontar la cuesta, pues». Al rato estaba pidiendo a Zaratustra, Así habló Zaratustra. Sentí la necesidad de reencontrarme con ese personaje con el que me había encontrado en Yare veinte años atrás. Y aquí estoy en pleno retorno y ¿qué? ¿Qué es eso pa’ mí? ¿Qué es eso pa’ nosotros? Un cáncer también, lo que me faltaba, pues”.



Así era Chávez, Chávez el bolivariano, el militar de izquierda, el hombre del pueblo, el religioso; dándose fuerzas así mismo con Zaratustra el ateo, Zaratustra el anunciador del eterno retorno. No es que Chávez fuera contradictorio, no, todo lo contrario. Chávez, afirmador de la vida, consumiéndose para cumplir su destino, encontraba su vitalidad en diversas fuentes de inspiración, siempre consecuente con el camino que se trazó.




El segundo libro Hugo Chávez. Mi primera vida. Conversaciones con Ignacio Ramonet. Obra que se constituye como el documento biográfico más completo sobre Chávez hasta el momento.  



Digo Chávez y Zaratustra, ya verán por qué. Dice el comandante: 



“[…] Hace doscientos años, pasaba por estas calles de París un joven [Bolívar] que cruzó el Atlántico y que era un fuego ambulante y andaba incendiando por donde pasaba, igual que Zaratustra, el de Nietzsche, cuando subió a la montaña. [Palabras de Chávez en la Sorbona, París octubre de 2001]



[…] Soy como el eterno retorno de Nietzsche, porque en realidad yo vengo de varias muertes.



[…] ¡Este libro! Así habló Zaratustra, de Nietzsche. Este ejemplar estuvo en la celda conmigo. Me lo mandó el general Pérez Arcay en septiembre de 1993. Y mire qué frase yo había subrayado: «El noble se propone crear cosas nuevas y una virtud nueva. Pero el otro se aferra a lo antiguo y pretende perpetuarlo»” .



Pero más decisiva aún, una lúcida autodefinición del comandante: 



“Ésa era mi misión: darle contenido, en la psiquis del pueblo venezolano, a la prodigiosa invención de un país posible. Tenía que crear una utopía concreta. En otras palabras: crear el «mito Chávez», personal, para que el «mito Venezuela nueva», colectivo, emergiese. Y para que todo se transformara”. Crear valores nuevos, ese es el imperativo de Zaratustra, esa fue la acción de Chávez.



El tercer libro es una publicación de la Editorial El perro y la rana del año 2015: Chávez es cultura, donde se reúnen varios discursos, entrevistas y testimonios de Chávez, allí encontramos una interpretación que hizo Chávez de uno de los discursos de Así Habló Zaratustra de Nietzsche: 


"Zaratustra una vez dijo que el espíritu tiene mutaciones, se transforma; el espíritu de un ser humano se transforma en camello y se echa a cuesta las cosas más pesadas, y con las cosas más pesadas a cuesta arranca a cruzar su desierto; pero el camello, cargando sus cosas más pesadas, poco a poco se va a haciendo dueño de su desierto, poco a poco va dominando el desierto y se transforma en león de la pradera; y luego, cuando el león de la pradera se atreve a romper la oscuridad, cuando el desierto queda atrás, el león se transforma en un niño. Sí, en un niño, en el comienzo de una nueva era, en el primer punto de una rueda, en el primer movimiento de una corriente. Estaba leyendo esta mañana Zaratustra, y un poco así ha sido nuestra vida, cada uno de nosotros ha cruzado sus desiertos y se ha hecho camello en el desierto, porque creo que Nietzsche, aunque no lo dice, uno lo interpreta (…) Uno interpreta esa filosofía, no tengo dudas que Nietzsche quiere decir con esto que aquel camello que no sea fuerte de verdad y que no asimile sus cargas, se queda tirado en el desierto y nunca se transformará en el león, necesario para romper, para romper y para abrir el nuevo camino; y el león que se quede solo con su fuerza animal, el león que no sea capaz de crear nuevos caminos, de comenzar de nuevo, se quedará siempre como león perdido en la profundidad de la selva. ¡Nosotros hemos sido niños!, ¡hemos sido camellos!, ¡hemos sido leones!, ¡y hemos sido niños de nuevo! Aquí estamos, niños de nuevo, comenzando una nueva etapa de un camino muy largo, largo como la vida, largo como mil desiertos, largo como mil selvas, largo como mil siglos".



Por la búsqueda de una nueva humanidad, nuestro comandante se hundió en su ocaso, y como un Zaratustra, como un Bolívar, Chávez pasó por el mundo siempre radiante como el sol.



Frank D Bedoya M



Artículo publicado el 11 de diciembre de 2013 en Guárico y ampliado el 25 de febrero de 2023 en Medellín.