A la busca de Chávez

 


Frank David Bedoya Muñoz

 



 



Índice


Proemio


1. Carta pública a la gente de izquierda sobre Hugo Chávez, que también puede leer la derecha

 

2. Fragmentos alusivos a Chávez del Diario de un historiador colombiano en la República Bolivariana de Venezuela

 

3. ¡Tan cerca de Chávez!

 

4. Comandante por qué tu muerte nos duele más

 

5. Chávez y Zaratustra

 




Proemio

 

Hace diez años murió Chávez. Aún hoy, en algunas madrugadas, despierto abruptamente con un sobresalto y pienso con desazón -como si no lo pudiera creer todavía-: «Murió Chávez»; luego en el día repito con ese dolor que no explica la razón:

«¿Por qué se tendría que morir?».

 

A la busca de Chávez, ese fue mi mayor propósito en los años 2012 y 2013, por él, a la busca de él, me fui para Venezuela.

 

A un año de su partida física (2013) quise reunir en un libro todos los escritos que había realizado sobre él, esta publicación circuló en Venezuela. Hoy (2023), mejoré los textos y en memoria de Chávez, diez años después, comparto la escritura que suscitó mi búsqueda.

  

 

Frank David Bedoya Muñoz

5 de marzo de 2014

5 de marzo de 2023

 




1.  Carta pública a la gente de izquierda sobre Hugo Chávez, que también puede leer la derecha [Carta publicada en el año 2009 con una amplia difusión en los portales web de opinión política de Colombia y Venezuela]

 


Antes de comenzar mi disertación voy a citar algunas consideraciones sobre Venezuela expresadas por el filósofo colombiano Fernando González.

 

“En Suramérica lo más original y representativo es Venezuela. […] En Venezuela apareció ya el tipo suramericano. Todos son iguales, tienen egoencia admirable, desfachatez y capacidad dominadora. Biológica e históricamente Caracas es la capital suramericana. […] Venezuela tiene capacidad de impertinencia y Suramérica será venezolana o nada. […] Todo venezolano es dictador. […] El orgullo del venezolano es incalculable. Se cree único. Tiene aspecto de importancia y de capaz de hacerse matar. Es el porvenir de Suramérica.” (Mi compadre, 1934)

 

“Venezuela es la que tiene más personalidad en Suramérica. No quiero decir que sea más rica, que esté mejor gobernada, más organizada, etc. Hablo desde el punto de vista biológico. Ella produce hombres originales, gobiernos originales, modos propios. En otras palabras, en Venezuela es donde tienen menos vergüenza. […] En la guerra de independencia, Venezuela dio los héroes y Colombia los juristas; dio muchos Santanderes, gente apegada a la vida, a los libros, a las clasificaciones. Venezuela dio a Bolívar, primer hombre cósmico cuyos orígenes están oscuros para el sociólogo.” (Los negroides, 1936)

 

Es perfectamente comprensible que toda la derecha en Suramérica deteste a Hugo Chávez; es elemental, que las oligarquías de los países suramericanos junto con los gobiernos norteamericanos, aborrezcan a ese «engendro del demonio». Es comprensible además que la población colombiana enajenada y manipulada por el régimen mafioso y criminal que actualmente padecemos en Colombia, también sienta desprecio por tan abominable personaje, más aún si se atreve a criticar los «honorables, puros, honrados, y además blancos» políticos uribistas-santistas, que están haciendo en Colombia un «paraíso de seguridad democrática». Es comprensible que los periodistas colombianos, grandes «genios iluminados por la razón», que le explican a Colombia día a día como entender el mundo hayan develado la «crueldad de ese tirano». Pero lo que no puedo comprender es que algunos hombres de izquierda en Colombia, lo detesten también, por su impertinencia y por su desfachatez, y le critiquen su falta de diplomacia y talante democrático, aquel que si tienen sus oponentes de derecha, que podrán ser unos ladrones, pero, eso sí, que son «bien educados, bien demócratas y bien mesurados».

 

Yo lo que creo es que nadie ha comprendido que Chávez es tan impulsivo, apasionado, contradictorio, arrojado, desfachatado, impertinente, tal cual como son los hombres de Suramérica, los hombres del pueblo, los del trópico, los hijos de los pueblos condenados a vivir en cien años de soledad. Pero no, todos reclaman la diplomacia democrática de los «estadistas que han gobernado a Suramérica», bajo la obediencia estricta de la «democracia» capitalista norteamericana. Nadie se ha dado cuenta que Chávez se parece a su pueblo, así como Fidel al suyo, Evo al suyo. Y así como la Colombia goda de Laureano Gómez señaló a Gaitán como un «simio, un negro comunista con la jeta hinchada», así hoy, quieren también acabar con ese hombre de color y mal hablado, boquitrompóm, que no blanco y de ojos azules, se está atreviendo a pensar a Suramérica de una manera distinta.

 

En el año 2003 tuve la oportunidad de conocer a Hugo Chávez, escuché en una reunión de no más de 200 personas, una charla sobre la Revolución Bolivariana, y en verdad allí descubrí a un hombre, sensible, apasionado, honesto, que sabía y creía lo que estaba diciendo. Escuché un discurso sin hipocresía, algo raro en nuestras tierras. Luego me fui para Venezuela y recorrí gran parte de su territorio para ver con mis propios ojos los que estaba ocurriendo allá. Y constaté en sus hombres y mujeres, lo que ya había descrito Fernando González, gente brusca, impertinente, dictadora, en verdad un pueblo desfachatado, con muchos problemas, pero eso sí, todos con una voluntad estremecedora. Entendí que la Revolución Bolivariana, aún le faltaba mucho para alcanzar sus propósitos, y que los escollos inevitables de las malas prácticas políticas, que se han dado en toda América Latina durante toda su historia, serían muy difícil de erradicar. Y luego regresé a Colombia a ver como la gente, algunos cultos, otros ignorantes, se atrevían a señalar los defectos de Venezuela, como si los colombianos tuviéremos mucha autoridad moral.

 

Tal vez muchos hombres de izquierda no estemos de acuerdo con todos los procedimientos de Chávez, yo mismo no he estado de acuerdo con varias cosas. Pero eso, no indica que Chávez, no represente hoy, el espíritu de Suramérica, una Suramérica libre y bolivariana. El problema para la oligarquía no es tanto la impertinencia de Chávez, sino lo que él representa en la geopolítica latinoamericana. Hay gente que todavía en Colombia le tiene miedo al espíritu bolivariano, hasta muchos en la izquierda. Porque Bolívar era ante todo revolución, unidad suramericana, libertad. Nada parecido a la América Latina que construyeron los vende patrias de las oligarquías. Por eso cuando Chávez habla de la unión de las patrias de Bolívar, todos palidecen defendiendo las «soberanías» de sus republiquitas. Los países de Europa han buscado formas de unión, pero eso es normal, el horror para ellos es que busquemos en algún momento la unión de Suramérica, en temas esenciales de la geopolítica del siglo XXI.

 

Chávez es un hombre desgarradoramente honesto, lo que piensa lo hace. Yo no sé por qué mis colegas de izquierda le reclaman tanto a Chávez, acaso se les olvidó que los hombres de izquierda tenemos defectos, que nuestros procesos siempre tendrán dificultades, y que con todo y nuestros errores, nuestra lucha siempre es por la equidad, la dignidad y la libertad, así nos equivoquemos hasta el último aliento. Pues que si vamos a hablar de métodos, que alguien diga pues cual es la verdad revelada para hacer política en la izquierda. No seamos tan carajos y no repliquemos los discursos de la derecha. Primero tomémonos el poder en Colombia, ensayemos un gobierno verdadero de izquierda y luego, ahí sí pretendamos dar alguna lección.

 


 

2. Fragmentos alusivos a Chávez del Diario de un historiador colombiano en la República Bolivariana de Venezuela. [Diario escrito en Venezuela entre el 26 de abril y el 11 de octubre de 2012]

 

[…] Tuve el privilegio de escuchar a Chávez en la conmemoración del 13 de abril, bajo el Balcón del pueblo, estuve yo ahí, en primera fila, constatando el amor y la fe, que miles y miles de hombres mujeres, ancianos, ancianas, jóvenes en varios kilómetros de un multitud roja, reunidos con un único objetivo respaldar a su líder, y vi por segunda vez, a ese hombre, que para mí, hoy es el mejor hijo de Bolívar.

 

[…] El pasado 11 de junio, en pleno centro de Caracas en medio de un océano de personas rojas el presidente Hugo Chávez presentó su programa de gobierno para el período 2013-2019. Allí estuve yo en primera fila escuchando al Comandante, al candidato de la patria. El centro de Caracas era una fiesta, miles y miles de personas vestidas de rojo escuchaban las líneas generales de este programa. Luego se empezaron a distribuir ejemplares con el programa completo, un denso documento detallado hasta la más mínima indicación para demostrar el camino que Venezuela emprenderá para desarrollar estos grandes cinco objetivos históricos.

 

[…] Nunca lo he ocultado, mi mayor aspiración (delirio) en este viaje es conocer personalmente a Hugo Chávez y que él conozca mi conferencia. He hecho de todo, desde crear exclusivamente una cuenta de twitter para enviársela a @chavezcandanga, he ido hasta Miraflores y se la he dejado impresa en la oficina de correo presidencial con una carta personal, se la he enviado por cuanto blog o página web tiene el gobierno, pero nada de eso ha resultado. Los filtros para llegar a Chávez son igualmente proporcionales a la grandeza de su corazón, es decir, grandes los obstáculos para llegar a él.

 

[…] Estoy siendo testigo privilegiado de la promesa cumplida por este pueblo. Acá, se espera con increíbles ansias, la llegada del próximo 7 de octubre de 2012, día en que este pueblo aguerrido, reelegirá, con la fuerza que los caracteriza, al Comandante Presidente. Ayer, en la noche, en otra parte de los llanos venezolanos, Hugo Chávez, pronunció uno de sus discursos más conmovedores; al final, él terminó con lágrimas en sus ojos; estoy seguro que en ese instante de felicidad y agitación, no sólo estaba sollozando él.

 

[…] Ayer circuló una fotografía de mi comandante Chávez por internet, que le tomaron mientras él le hablaba a miles de personas en Caracas bajo un aguacero torrencial. En la imagen está el comandante de frente dirigiendo su mirada hacia el horizonte y las gotas de la lluvia se ven suspendidas en su rostro. Yo, al ver esta imagen quedé conmocionado por unos segundos. Este hombre bajo la lluvia, en ese instante parecía bendecido por todos los dioses de la tierra. Este hombre rodeado de pueblo, es ahora, la más grande esperanza de toda la humanidad.

 

[…] Ganó pues mi Comandante y ahora la Revolución Bolívariana se profundizará. Es hora de la radicalización del socialismo.

 

[…] Sólo me falta un sueño por cumplir: conocer personalmente a mi comandante Hugo Chávez. ¿Será que la existencia me concederá esa felicidad?



 

3.  ¡Tan cerca de Chávez! [Discurso pronunciado el 7 de enero de 2013 en la Empresa Socialista de Riego Río Tiznados, Guárico, Venezuela]

 

Era increíble: en Antioquia, cerca al aeropuerto internacional José María Córdova llegaría el comandante Chávez. Transcurría el año 2003. No logro recordar a qué evento asistía el comandante en Colombia, el caso es que él daría una conferencia a un grupo reducido de militantes de izquierda en Rionegro, muy cerca a Medellín. Como en ese entonces, yo era candidato del PDI al Concejo de Itagüí, tenía asegurado mi cupo para asistir. Estaba en una interminable agitación, por fin, escucharía de viva voz, las palabras del hombre que estaba rescatando a Bolívar para el mundo.

 

Antes de la conferencia, nos reunimos en una esquina cerca del hotel, por donde pasaría la comitiva del comandante. Estábamos esperando, más o menos, doscientas personas; éramos en realidad muy poca gente, comparándonos con las multitudinarias marchas a que está acostumbrado Chávez cada vez que aparece públicamente; pero no nos podíamos quejar, ¡antes, es que éramos muchos los chavistas! en medio de esa godarria uribista de Antioquia. De repente aparecieron los automóviles, los militares bolivarianos de boinas rojas, después se detuvo un auto y salió él, era el comandante sonriendo y saludando, nuestros corazones estaban agitados. Éramos una parte del pueblo colombiano saludando, queriendo, admirando al comandante. Sí, estábamos ahí, pocos pero estábamos; a pesar de que la mayoría de los colombianos han estado siempre enceguecidos por el veneno de los medios de comunicación oligarcas que han fundado un odio contra Chávez, odio que ni ese mismo pueblo enajenado logra entender; a pesar de todo esto, estábamos nosotros, los hombres y las mujeres de izquierda, ¡que existimos carajo!, así por el momento en Colombia seamos pocos.

 

Llegó el momento, entramos a un pequeño auditorio, tuve la fortuna de encontrar un puesto adelante, al frente de donde se sentaría él. Antes de que llegara nos presentaron un documental sobre el golpe de Estado que un año antes la derecha le había dado al comandante, golpe que no duró dos días, porque el corajudo pueblo venezolano rescató a su amado presidente. Después del documental apareció, era gigante frente a mis ojos, los aplausos parecían eternos y el comandante empezó a hablar; yo lo veía y lo escuchaba con la más profunda emoción. Disertó más de una hora sobre Bolívar y sobre el momento privilegiado de nuestros pueblos.

 

Yo estaba ahí quietecito, pero por dentro parecía un volcán, por fin escuchaba un político reivindicando a Bolívar, amando a Bolívar. Ahí, en ese preciso instante, sentí que no estaba sólo en el mundo con mi pasión por El Libertador. De repente, en medio de su relato, al discernir sobre la libertad, citó un discurso completo de Así habló Zaratustra, no me desmayé porque no podía. Es bastante conocido el significado de las obras de Simón Bolívar y Friedrich Nietzsche en mi existencia… el caso es que ahí estaba yo, temblando; en mis manos, entre los libros que cargaba, tenía mi ejemplar del Zaratustra, no estoy exagerando, ese día, en ese instante, creo que apreté muy duro ese libro en mi pecho.

 

El comandante terminó. Se despidió porque iba para Cuba. Los aplausos se sucedieron y todos se levantaron de sus puestos para acercarse y despedirlo de cerca. Yo que estaba en el mejor lugar, con la torpeza más grande del mundo, me levanté para darle la mano y quizá decirle un par de palabras pero, por idiota que soy, me acerqué con los libros que tenía entre mis dos manos y a pocos pasos que ya estaba de él, se me acercaron sus guardaespaldas -que también eran gigantes- y mientras escudriñaron esos libros grandes que llevaba, el comandante se alejó, se fue y ni siquiera me pude acercar. Después de ese día, yo, que muchos años atrás ya era bolivariano, me hice chavista por toda la eternidad.

 

Ese mismo año, renuncié a mi trabajo de profesor de historia, dejé a mi novia, dejé mi agitada vida social de esos días y marché para Venezuela. Ese año se realizaría la aventura de recorrer los lugares de la Campaña Admirable de Simón Bolívar: salimos desde Cartagena, navegamos el río Magdalena, llegamos a Cúcuta, a la frontera, e hicimos el mismo recorrido del Libertador hasta Caracas, todo eso en tres meses. Por el camino en las plazas de los pueblos yo daba mis conferencias sobre Bolívar, en la parte de Colombia sufrimos mucho por la presión paramilitar, en Venezuela fuimos tratados como príncipes, estábamos en la tierra del Libertador, escuchábamos por todas partes el inolvidable: “¡Uh…, ah…, Chávez no se va!” En esa ocasión solo pude estar en Caracas dos días, con la mala suerte de que el comandante, de quien se esperaba saliera a dar un saludo al pueblo en Miraflores, no lo hizo: en las calles decían que el comandante no salió por razones de seguridad, y no era temor menor, todos aún recordaban la violencia que había desatado un año antes la derecha venezolana en esas mismas calles. Pero decía “mala suerte la mía”, sobre todo porque después fui corriendo para conocer la casa natal del Libertador Simón Bolívar y ¿adivinen qué?… estaba cerrada.

 

Volví a Colombia, me demoré nueve años más para regresar a Venezuela, hasta que por fin en marzo de 2012, salí. Ya lo he dicho mucho: Andanzas y Escrituras; ahora no voy a repetir el relato de las aventuras de este fabuloso año que acaba de pasar. Sólo quiero indicar que en cuatro ocasiones más tuve la posibilidad de estar cerca del comandante, no tan cerca como lo estuve en Rionegro, pero sí muy aproximado. La primera vez, debajo del balcón del pueblo en Miraflores; ahí estaba yo, abajo del comandante y tras de mí, un pueblo eufórico. Después, en la presentación que hizo el comandante Chávez del programa de la Patria 2013-2019, en todo el centro de Caracas, también logré estar al frente, en primera fila, después de muchos esfuerzos, pero llegué. Luego, en el auditorio donde se clausuró el encuentro del Foro de São Paulo en Caracas, donde el comandante dirigió unas palabras a los asistentes; pero en esa ocasión me tocó en los últimos puestos y yo tan ciego, lo hubiese visto más cerca por televisión. Y en el evento de cierre de campaña con la Juventud del Partido Socialista Unido de Venezuela en el Poliedro de Caracas, pero también, estaba yo muy lejos.

 

Siempre he querido conocer personalmente al comandante, no con el deseo neurótico de abrazarlo o decirle que lo amo, sino con la más grande ilusión de enseñarle lo que he escrito por él, de contarle mi aventura tras su revolución. Mi conferencia sobre Bolívar se la he enviado por todos los medios posibles, virtuales y físicos, pero sin lograr que le llegue mi trabajo; aun así me siento muy satisfecho: este historiador aventurero ahora trabaja para él. Estoy trabajando para Chávez en la construcción del socialismo en la parte llanera de Venezuela.

 

Nuestro comandante en este momento libra otra batalla por la vida. Yo, ateo, no puedo rezar por él, pero sí puedo sentarme a escribir sobre él y perpetuarlo en mis pensamientos. No sé si la existencia me brinde la felicidad de que él, algún día, lea estas palabras, pero aun así, le voy a escribir.

 

Comandante alíviese, ahora mismo estoy tan cerca de usted. Millones de personas estamos ahora tan cerca de usted, tan cerquita comandante.

 

Alíviese comandante.

 




4.  Comandante por qué tu muerte nos duele más. [Discurso pronunciado el 5 de marzo de 2013 en la Empresa Socialista de Riego Río Tiznados, Guárico, Venezuela]

 

Nunca nos acostumbramos a la muerte, y sin embargo, impotentes frente a ella, terminamos resignándonos; pero a tu muerte comandante no nos podemos resignar.

 

Nos duele más tu muerte comandante porque cuando estábamos en la oscuridad llegaste con tu luz; porque hiciste posible otra vez la humanidad, al mostrarnos que tu camino era vida y no la muerte de los burgueses; porque demostraste una vez más, dos siglos después del Libertador, que el pueblo puede volver a alcanzar su dignidad; porque reías con la espontaneidad de los hombres veraces y la alegría de un niño; porque nos cantabas y con tu música nos recordabas lo que habíamos olvidado, que éramos latinoamericanos; porque volviste a hacer posible el coraje y el heroísmo, soldado de la patria, soldado de la libertad; porque cuando el mundo se hundía, apareciste con tu por ahora que ahora es un por siempre; porque volviste a recargar en todo el planeta nuestra energía de revolucionarios; porque tu vida comandante se hizo posible para recordarnos que somos pueblo.

 

Como no llorarte comandante. No importa que nos vean llorando, nuestras lágrimas son de amor y de coraje, después secaremos nuestros rostros humedecidos, y altivos, con tu nombre grabado en nuestra mente, nos haremos como tú: revolucionarios, porque ahora en verdad, Chávez seremos todos; los enemigos de la humanidad, ahora, es que deben estar más preocupados; tu lucha, ahora, es que va a comenzar.

 

Tu muerte física no es tu muerte comandante, al lado de Bolívar te has ganado la eternidad.

 

 

 

 5. Chávez y Zaratustra. [Artículo publicado el 11 de diciembre de 2013 en Guárico y ampliado el 25 de febrero de 2023 en Medellín]



Pienso en Chávez cuando vuelvo a leer este ideal de Zaratustra:

 

“Yo amo a aquel cuya alma está tan llena que se olvida de sí mismo, y todas las cosas están dentro de él: todas las cosas se transforman así en su ocaso.

 

Yo amo a quien es de espíritu libre y de corazón libre: su cabeza no es así más que las entrañas de su corazón, pero su corazón lo empuja al ocaso.

 

Yo amo a todos aquellos que son como gotas pesadas que caen una a una de la oscura nube suspendida sobre el hombre: ellos anuncian que el rayo viene, y perecen como anunciadores”.

 


Muchos esfuerzos realizó la derecha internacional para desprestigiar al comandante Hugo Chávez, tanto lo tergiversaron que aún hoy desconocemos muchas facetas de su prodigiosa vida. Una de estas facetas fue la influencia tan decisiva que tuvo la obra Así habló Zaratustra de Nietzsche en él.

 


En el año 2003 tuve el privilegio de ver y escuchar personalmente a Chávez en una conferencia que dictó en Rionegro, municipio colombiano del oriente antioqueño. Estaba yo presto a conocer de su propia voz en qué consistía su proyecto bolivariano, pero mi asombro fue mucho mayor cuando en medio de su disertación Chávez pronunció de memoria un discurso completo de Así Habló Zaratustra.

 

 

Desde ese entonces sabía yo que el comandante Chávez tenía conocimiento de la filosofía de Nietzsche, pero desconocía que esta obra fuera tan decisiva para él. Ya antes en una ocasión yo había propuesto la siguiente tesis: en el Libertador Simón Bolívar podemos encontrar realizado el ideal del superhombre de Nietzsche. Pero desconocía que también Chávez había establecido una relación similar e incluso había realizado algunas identificaciones con Zaratustra.

 

 

Después de la muerte del comandante pude tener certeza de la importancia de la filosofía de Nietzsche en su vida, por tres libros donde podemos encontrar los testimonios de Chávez al respecto.

 

 

El primer libro es la recopilación de las entrevistas completas que le hiciera José Vicente Rangel al comandante desde el año 1992 hasta el año 2012: De Yare a Miraflores. En estas entrevistas, Chávez en múltiples ocasiones, hizo referencia a Nietzsche, entre ellas dos consideraciones destacadas, la primera al referirse al concepto de la voluntad de poder:

 

“Ya yo andaba asaltado por la voluntad del poder, Nietzsche, la voluntad del vivir. Dicen Nietzsche, Heidegger, ya te los mencioné, que el hombre no es que tiene voluntad de poder, es que es en esencia voluntad de poder, de distintos poderes: poder vivir, poder caminar desde niño. Poder, poder. Ahora, ya era poder político lo que yo sentía, era otra cosa”.

 

Y la segunda consideración, más conmovedora y esclarecedora, cuando relata el momento en que supo por primera vez que tenía cáncer. Creo que vale la pena leer el testimonio completo para conocer el ímpetu pasional de Chávez y el valor que le daba a Zaratustra.

 

 

“[…] Había sospechas, pero había que verificar con mucho cuidado, porque aquel aparato del tamaño de una pelota de beisbol y además redondito, como elaborado por alguna mano, la naturaleza, pues. Luego comenzó una operación, me hicieron una operación difícil para drenar el absceso, con riesgo de infección, y luego de unas curas de una semana, ya estaba listo para venirme, y Fidel iba todos los días a visitarme. Esa tarde él llega y lo veo misterioso y me dice mi hija: «Fidel anda con un misterio». María y Rosa, porque llegó, se devolvió, yo me asomaba... y por fin viene con una cara... mis hijas venían, no sabían nada todavía, se quedaron fuera, y se sienta aquel hombre. Yo cuando le vi la cara dije: «Algo grave me va a decir Fidel», lo conozco tanto. Él comienza a decir, a aproximarse, hasta que: «Chávez, células malignas». Me quedé mirándolo así, no sé qué sentimiento, como un cúmulo cruzado de sentimientos; pero de inmediato comencé a asumir, tú me has visto a mí en situaciones duras y difíciles, incluso cercanas a la muerte o algo parecido. Hablamos un rato, él llamó a los médicos y les pidió que me explicaran lo que ya ellos durante horas, desde el día anterior... los tuvo hasta las 2 de la mañana explicándole a él los escenarios. Me explicaron hasta el más pequeño detalle. Adán, mi hermano, estaba allí. Nicolás me dijo: «¿Tú quieres que algún otro compañero...?». «Claro, Nicolás, Adán, María, Rosa». Yo venía de la operación aquella. Le dije: «Fidel, sólo te pido una cosa, a ustedes, todos, yo asumo esto, denme el día de mañana, para pensar si me operaba, sólo denme un día libre, un día para mí», y se fueron y me dejaron. Me fui al baño a verme los ojos, lloré y lloré por mis hijos, lloré, como lloré el 12 de abril también frente a un espejito allá, en Turiamo, lloré y lloré como la canción, lloré y lloré. «¿Por qué a mí?», decía. Al final, al rato estaba solo todavía, y como mirándome y riendo: «Bueno, Chávez, ahora un cáncer, pues». Y entonces empezó a aflorar el llanerito aquel, el llanero, el venezolano, el luchador, el corpus soldado, el soldado y luchador, y me miré a los ojos y dije: «¿Y qué es eso pa’ mí?, como el 11 de abril. ¿Qué es eso pa’ mí?», y terminé asumiendo. Llegó Adán, un abrazo, y las muchachas, las llamé: «Bueno, asumamos esto. Nicolás, vete a hablar con Elías. La operación se va a hacer y todos los riesgos, vamos asumir esto y a remontar la cuesta, pues». Al rato estaba pidiendo a Zaratustra, Así habló Zaratustra. Sentí la necesidad de reencontrarme con ese personaje con el que me había encontrado en Yare veinte años atrás. Y aquí estoy en pleno retorno y ¿qué? ¿Qué es eso pa’ mí? ¿Qué es eso pa’ nosotros? Un cáncer también, lo que me faltaba, pues”.

 

 

Así era Chávez, Chávez el bolivariano, el militar de izquierda, el hombre del pueblo, el religioso; dándose fuerzas así mismo con Zaratustra el ateo, Zaratustra el anunciador del eterno retorno. No es que Chávez fuera contradictorio, no, todo lo contrario. Chávez, afirmador de la vida, consumiéndose para cumplir su destino, encontraba su vitalidad en diversas fuentes de inspiración, siempre consecuente con el camino que se trazó.

 


El segundo libro Hugo Chávez. Mi primera vida. Conversaciones con Ignacio Ramonet. Obra que se constituye como el documento biográfico más completo sobre Chávez hasta el momento. 

 


Digo Chávez y Zaratustra, ya verán por qué. Dice el comandante:

 

“[…] Hace doscientos años, pasaba por estas calles de París un joven [Bolívar] que cruzó el Atlántico y que era un fuego ambulante y andaba incendiando por donde pasaba, igual que Zaratustra, el de Nietzsche, cuando subió a la montaña. [Palabras de Chávez en la Sorbona, París octubre de 2001]

 

[…] Soy como el eterno retorno de Nietzsche, porque en realidad yo vengo de varias muertes.

 

[…] ¡Este libro! Así habló Zaratustra, de Nietzsche. Este ejemplar estuvo en la celda conmigo. Me lo mandó el general Pérez Arcay en septiembre de 1993. Y mire qué frase yo había subrayado: «El noble se propone crear cosas nuevas y una virtud nueva. Pero el otro se aferra a lo antiguo y pretende perpetuarlo»” .

 

Pero más decisiva aún, una lúcida autodefinición del comandante:

 

“Ésa era mi misión: darle contenido, en la psiquis del pueblo venezolano, a la prodigiosa invención de un país posible. Tenía que crear una utopía concreta. En otras palabras: crear el «mito Chávez», personal, para que el «mito Venezuela nueva», colectivo, emergiese. Y para que todo se transformara”. Crear valores nuevos, ese es el imperativo de Zaratustra, esa fue la acción de Chávez.

 


El tercer libro es una publicación de la Editorial El perro y la rana del año 2015: Chávez es cultura, donde se reúnen varios discursos, entrevistas y testimonios de Chávez, allí encontramos una interpretación que hizo Chávez de uno de los discursos de Así Habló Zaratustra de Nietzsche:

 

"Zaratustra una vez dijo que el espíritu tiene mutaciones, se transforma; el espíritu de un ser humano se transforma en camello y se echa a cuesta las cosas más pesadas, y con las cosas más pesadas a cuesta arranca a cruzar su desierto; pero el camello, cargando sus cosas más pesadas, poco a poco se va a haciendo dueño de su desierto, poco a poco va dominando el desierto y se transforma en león de la pradera; y luego, cuando el león de la pradera se atreve a romper la oscuridad, cuando el desierto queda atrás, el león se transforma en un niño. Sí, en un niño, en el comienzo de una nueva era, en el primer punto de una rueda, en el primer movimiento de una corriente. Estaba leyendo esta mañana Zaratustra, y un poco así ha sido nuestra vida, cada uno de nosotros ha cruzado sus desiertos y se ha hecho camello en el desierto, porque creo que Nietzsche, aunque no lo dice, uno lo interpreta (…) Uno interpreta esa filosofía, no tengo dudas que Nietzsche quiere decir con esto que aquel camello que no sea fuerte de verdad y que no asimile sus cargas, se queda tirado en el desierto y nunca se transformará en el león, necesario para romper, para romper y para abrir el nuevo camino; y el león que se quede solo con su fuerza animal, el león que no sea capaz de crear nuevos caminos, de comenzar de nuevo, se quedará siempre como león perdido en la profundidad de la selva. ¡Nosotros hemos sido niños!, ¡hemos sido camellos!, ¡hemos sido leones!, ¡y hemos sido niños de nuevo! Aquí estamos, niños de nuevo, comenzando una nueva etapa de un camino muy largo, largo como la vida, largo como mil desiertos, largo como mil selvas, largo como mil siglos".

 


Por la búsqueda de una nueva humanidad, nuestro comandante se hundió en su ocaso, y como un Zaratustra, como un Bolívar, Chávez pasó por el mundo siempre radiante como el sol.

 

 

 

Frank D Bedoya M


República Bolivariana de Venezuela 2014

Medellín, 2023