Transcribo la semblanza de Toño Restrepo que se encuentra en la historia de la Universidad Autónoma Latinoamericana -UNAULA- escrita por el profesor Roberto Luis Jaramillo  "UNAULA. Conquista Popular" (2016). Tuve el privilegio de ser alumno de Toño cuando ingresé a la carrera de historia de la Universidad Nacional, sede Medellín. Nunca olvidaré aquella clase en que, Toño, sentado al frente del salón, como un Zeus, con su voz ronca, nos estaba contando cómo fue el distanciamiento entre Nietzsche y Wagner. Los jóvenes principiantes no entendíamos muchas cosas pero, la oratoria de Toño, su estilo, su pasión nos cautivaba. "Yo quiero ser un historiador como él" pensaba uno. Celebré encontrar esta semblanza y la transcribo y la divulgo hoy para mis amigos.  Falta una biografía de Toño, ojalá alguien pueda hacerla. También tuve la fortuna de ser alumno de Roberto Luis Jaramillo, un personaje que mezclaba la sabiduría con el más exquisito humor. En buena hora, Roberto Luis Jaramillo, escribe la historia de UNAULA, y ahí podemos evocar la vida de Toño. 

Frank D Bedoya M.  11 de abril de 2025






Antonio "Toño" Restrepo Arango 


Medellín, 1938 - mayo 2002. Hijo de Antonio Restrepo Uribe y de doña Marta Arango Echeverri. Se crio en el barrio de San Benito, en frente de la plazuela de Zea, y muy cerca de su abuela y tías paternas de la calle de Boyacá, que fuera una de las primeras sedes de la UNAULA. Estudió el bachillerato con los Hermanos Cristianos y al ser expulsado pasó al liceo de la U. de Medellín, ambos muy cerca de su casa. Comenzó estudios de Derecho -con mucho desgano- en la misma U. de Medellín y participó en el movimiento estudiantil que ocasionó la salida de muchos estudiantes, por lo que se trasladó a Bogotá, para terminar la carrera en la U. Externado, en la que se respiraba libertad. Volvió a Medellín sin diploma y con un deseo irrefrenable por leer y estudiar. Formó parte de la tertulia de estudios de la heladería Donald en la que coincidía con los nadaístas. En las horas libres de tertulia la pasaba con lecturas en la oficina de su amigo Álvaro Tirado. Fue de los conferencistas llevados por Jaime Sierra García a la Escuela Superior de Sociología, por lo que, poco después fue del grupo de "los intelectuales" que fundaron la UNAULA, en septiembre de 1966, a la que se vinculó como profesor e ideólogo en medio de las tensiones políticas cuando dio clases de tolerancia al ser increpado por carecer de título universitario. Con Álvaro Tirado asumió la mitad de los cursos en la de Sociología, en la que introdujo los nuevos teóricos, así como los clásicos de la Economía y la Historia pues soñaba con dejar en los futuros sociólogos la impronta de una educación heterodoxa e integral. Tales cambios obedecían a los defectos y vicios del programa de Sociología que venía de la Escuela Superior cuando se anexó a la nueva UNAULA. Antonio Restrepo "ha corrido con todos los problemas que la Facultad de Sociología tuvo en el año de 1967 sin tener el menor roce con los estudiantes". Sucedió a Álvaro Tirado en la decanatura, y con J. Jaramillo Panesso fundó la revista Sociología. Incapaz para administrar se entregó de lleno a las cátedras en varias universidades como la Nacional y la U. de Antioquia, para la cual hizo una investigación sobre baldíos con su compañero Jorge Villegas A. Hizo la judicatura en El Retiro, en medio de la quietud de aquella población: leía todo el tiempo, y bajaba a Medellín a dictar las clases nocturnas. En los mediados de 1974 participó en el paro profesoral en la U. de Antioquia, por lo que fue perseguido y expulsado de ella y luego de la U. Nacional: eran los tiempos en que el temible "ducato" de ambas universidades tenía las horas contadas. En un ambiente de tolerancia oficial creó con Álvaro Tirado y otros intelectuales la Facultad de Ciencias Humanas de la U. Nacional y dos años después, en 1978 su Carrera de Historia. En su trabajo intelectual produjo varios escritos muy difundidos que merecen un texto aparte. En este cincuentenario (1966-2016) se publican sus ensayos sobre Historia de la cultura. Desde 1969 entró en su vida una joven universitaria, Gloria Mercedes Arango, su polo a tierra, su esposa, su colega, su amiga y que toleró aquella personalidad distraída y bonachona hasta el último día de su apasionante vida. Ella, con sus hijos María Luisa y Tomás, han proyectado su trabajo en el tiempo al crear meses después de su muerte una Fundación que mejora docentes, ilustra estudiantes, y forma lectores y público.