1. TEATRO RELIGIOSO
En la Baja Edad Media (s X-s.XIII) se desarrollan los Tropos (escenas breves dialogadas de los textos bíblicos que se introducían en la liturgia cristiana). El tema preferido era el de Quem Quaeritis? (¿a quién buscáis?) sobre la resurrección de Cristo. Otros temas eran la Navidad, la Pasión, Los Reyes Magos...
Se representaban en el altar y en lengua vernácula. Los actores eran los clérigos que recitaban lentamente, con movimientos ampulosos y con partes cantadas. La única obra conservada es el Auto de los Reyes Magos (finales del s. XII).
El teatro pasa del interior de la iglesia al atrio. El género dominante es el MILAGRO, breves obras hagiográficas que cuentan la vida de un santo o una leyenda que acaba bien por intercesión del santo o la Virgen María.
En Francia, sobre todo, se desarrollan los MISTERIOS. La escenografía se complica tanto que se representan en la plaza: varios escenarios (Paraíso, Cielo...) con obras que duraban varios días y tenían más de 30000 versos. (Una comedia barroca tiene unos 3000...).
2. TEATRO PROFANO
Aparece un actor más polivalente, que bien podría ser heredero de los juglares o de los curas que hacían pequeñas muestras de caricaturas religiosas. Estos actores, incluso, han hecho posible que los títeres hayan llegado hasta nuestros días.
El género que más gustaba eran las FARSAS. Obras de tono realista que representaban escenas cotidianas con personajes llenos de defectos y errores. Son los precursores de los entremeses.
En Francia se conserva La Farsa de Maese Patelín, con más de 1500 versos octosílabos.
Otras obras son conocidas como:
JUEGOS DE ESCARNIO: antecedente de los carnavales, en los que todo se sometía a burla.
DANZAS DE LA MUERTE: Género satírico en verso de finales de la Alta Edad Media que de expandió por todo Europa. La Muerte (esqueleto con guadaña) convoca a personas de todo tipo y condición (reyes, indigentes, jóvenes, viejos...) y les condena irremediablemente arrastrándoles a una danza ridícula y macabra.
COMEDIA HUMANÍSTICA: obras escritas en latín para ser leídas en ambientes cortesanos y universitarios. Curiosamente, la más famosa es "La Celestina" (1499) escrita en castellano y refleja la transición entre la mentalidad medieval y la renacentista.