MUERTE DE UN VIAJANTE:
En una dura conversación, Biff confiesa que estuvo una temporada en prisión, y reprocha a su padre que haya depositado tantas expectativas en él, así como el hecho de que tenga una amante. Willy decide suicidarse simulando un accidente para dejar a sus hijos el dinero por la indemnización:
BIFF.–¿Por qué estoy empeñado en ser lo que no quiero ser? ¿Qué hago en una oficina, convertido en un necio despreciable y mendicante, cuando todo lo que quiero es aire libre, que llegue el momento en que pueda decir que sé quién soy? ¿Por qué no puedo decir eso, William Loman?
WILLY.–(Con rabia, amenazador.) ¡Las puertas de tu vida están abiertas de par en par!
BIFF.–¡Papá! Soy de los de a centavo la docena… y eso eres tú también.
WILLY.–(Volviéndose hacia Biff, furioso, sin poderse contener.) ¡Yo no soy de los de a centavo la docena! ¡Soy William Loman y tú eres Biff Loman!
(Biff avanza hacia Willy, pero Happy le cierra el paso. En su furia, Biff parece dispuesto a agredir a su padre.)
BIFF.–No soy un gran hombre, Willy Loman, y tampoco lo eres tú. ¡Nunca has sido más que un viajante que ha trabajado sin reposo y que ha acabado en el cajón de la basura, como todos los de tu clase! ¡Y yo, Willy Loman, soy un hombre a dólar por hora! He probado en siete estados y no he podido pasar de ahí. ¡A dólar la hora! ¿Comprendes lo que quiero decir? ¡Ya no traigo premios a casa y es hora de que no esperes que los traiga!
WILLY.–(Directamente a Biff.) ¡Eres un bicho vengativo y rencoroso!
(Biff se desprende de Happy. Willy, asustado, trata de subir por las escaleras. Biff le agarra.)
BIFF.–(En el colmo del furor.) ¡Papá, no soy nada! ¡Absolutamente nada! ¿No puedes comprenderlo? No hay ya en esto el menor rencor. Soy lo que soy; nada más.