Con el nacimiento de la ópera, el ballet clásico etc... las salas teatrales entran a formar parte de las dependencias más importantes del Palacio. La magnitud de las representaciones propicia grandes avances: grandes bastidores, un telón delantero que propicia que se realicen cambios de escenografía, nuevas perspectivas.
En el Renacimiento, los músicos estaban detrás de la escena. Ahora, se colocan en el escenario y poco más tarde en el foso, como en la actualidad. El público se redistribuye y pasan las clases inferiores a las partes más altas con peor visibilidad y los más ricos pasan de sus asientos en los palcos al patio de butacas. Incluso el derecho que tenían las compañías a sentar a los más ricos en el escenario fue suprimida por el Conde de Lauraguais en el siglo XVIII. Los Reyes ocupan un gran palco central enfrente del escenario.