MONÓLOGO. GÉNERO TEATRAL
Nadie habla solo a no ser que esté loco. Sin embargo, algo tan inverosímil está fijado en la tradición teatral y el público lo reconoce –y agradece- en muchas obras. No son pocos los que están en la memoria colectiva y ha sido cultivado en todas las épocas, a excepción del Naturalismo porque era un técnica poco realista.
El monólogo ayuda a conocer los pensamientos del personaje, sus emociones o algunos sucesos anteriores que no han sido presenciados, pero, no debemos olvidar, que también permite el lucimiento del actor o la actriz.
Tipos:
-Monólogo interior: no hay interlocutor, es la introspección misma del personaje. Suele ser caótico, dubitativo y salta de un concepto a otro y no tiene orden cronológico: es pensamiento puro. También se le conoce como soliloquio. Este es un término que ha acabado por se sinónimo de monólogo.
- Monólogo exterior: Hay un interlocutor pero no habla o al menos no se le oye. Puede ser que el protagonista hable por teléfono, con el público (monólogos de humor del “Club de la Comedia”), porque es un animal, porque es Dios (“Apurar, cielos, pretendo” de “La vida es Sueño” de Calderón). También es común hablar a cosas: espejo, objeto simbólico, retrato…
Actualmente son comunes las piezas breves que consisten en un monólogo pero por lo general, los que nosotros presentamos como modelo o ejercicio de clase son fragmentos de un drama más extenso. Antes de interpretarlo no olvides nunca estudiar la obra en la que está insertado . Y luego interprétalo de manera rotunda, como si acabase la obra allí mismo.
Teoría sacada del libro ALBERTO MIRALLES: 35 monólogos para ejercicios. Ed. La avispa