11-05-2022 EELP

11-05-2022 La relación entre la microbiota intestinal y los desórdenes neuronales

Sesión 216

Autor: Estephanie Elizabeth Luna Pérez iD

Miembro de la Asociación Poblana de Ciencias Microbiológicas. *fannyluunnaa@gmail.com

DOI: http://doi.org/10.5281/zenodo.6539947

Organizado y Editado por: Jesús Muñoz-Rojas (Instituto de Ciencias-BUAP)

https://zenodo.org/record/6539947#.YnwOyOhByUl

RESUMEN

La microbiota intestinal se refiere al conjunto de microorganismos (bacterias, arqueas, eucariotes y virus) que habitan en el tracto gastrointestinal. El número de microorganismos que constituyen la microbiota se estima en el rango de los trillones [1]. Los beneficios que nos otorga incluye, el mantenimiento de la integridad de la barrera intestinal; al tener un rol en la producción del moco gastrointestinal. También ayuda en la absorción de nutrientes por medio de la fermentación de alimentos no digeribles (produciendo ácidos grasos de cadena corta) [2]. Protege contra patógenos, ya que algunas bacterias producen moléculas antimicrobianas [3] y regula el sistema inmunológico debido a que las bacterias de la microbiota intestinal están involucradas en la maduración y activación de células del sistema inmune intestinal. Además, aproximadamente el 80% de todos los anticuerpos se originan en la mucosa intestinal ya que la superficie del tracto gastrointestinal está constantemente expuesta a una gran variedad de antígenos [4].

Dentro de los factores que influyen en la composición de la microbiota está la dieta, el estilo de vida, la edad, el consumo de antibióticos e inclusive las variaciones genéticas [5].

La disbiosis se refiere a una disminución de la diversidad microbiana e incremento en especies proinflamatorias. Este desequilibrio está asociado con patologías tanto intestinales como extraintestinales. Los desórdenes intestinales incluyen la enfermedad inflamatoria intestinal, el síndrome del intestino irritable y la enfermedad celíaca; mientras que los desórdenes extraintestinales incluyen alergias, asma, síndrome metabólico e incluso desórdenes neuropsiquiátricos [6].

El “gut-microbiota-brain-axis” (eje entre la microbiota y cerebro) se refiere a la conexión que involucra múltiples sistemas que permite una comunicación bidireccional entre la microbiota intestinal y el cerebro [7].

La microbiota puede producir compuestos neuroactivos como los neurotransmisores, aminoácidos y metabolitos. Estos metabolitos viajan a través de la circulación para interactuar con el Sistema inmunológico del huésped, influyen en su metabolismo y afectan neuronas del Sistema Nerviosos Entérico y vías aferentes del nervio vago que se comunica directamente con el cerebro [8].

Esta perspectiva ha llevado a numerosas investigaciones que correlacionan la las comunidades microbianas y su función con desórdenes neuropsiquiátricos asociados al desarrollo, al estado de ánimo y neurodegeneración [8].

Las investigaciones sugieren que la microbiota intestinal tiene un gran importancia para el desarrollo normal y el mantenimiento de la función cerebral. Se tiene evidencia de estudios clínicos y con animales de laboratorio implicando la microbiota en desórdenes neurológicos. Para comprender el proceso detrás del eje microbiota –intestino – cerebro y su intervención con los desórdenes ya mencionados, se necesitan más estudios bien controlados [9].

Palabras clave: microbiota; tracto gastrointestinal; disbiosis; cerebro; compuestos neuroactivos.

Fanny Agradecimiento.pdf

REFERENCIAS

[1]. Elizabeth Thursby and Nathalie Juge. (2017). Introduction to the human gut microbiota. Biochemical Journal, 474, 823–1836.

[2]. Jandhyala SM, Talukdar R, Subramanyam C, et al. Role of the normal gut microbiota. World J Gastroenterol. 2015 Aug 7;21(29):8787-803.

[3]. Sokol H. Microbiota and barrier effect. In: Marteau P, Dore J, eds. Gut Microbiota: A Full-Fledged Organ. Paris: John Libby Eurotext; 2017:65-71.

[4]. Brandtzaeg P. Role of the Intestinal Immune System in Health. In: Baumgart, Daniel C, eds. Crohn's Disease and Ulcerative Colitis: From Epidemiology and Immunobiology to a Rational Diagnostic and Therapeutic Approach. Springer International Publishing; 2017

[5]. Hall, A., Tolonen, A. & Xavier, R. Human genetic variation and the gut microbiome in disease. Nat Rev Genet 18, 690–699 (2017).

[6]. Carding, S., Verbeke, K., Vipond, D. T., Corfe, B. M., & Owen, L. J. (2015). Dysbiosis of the gut microbiota in disease. Microbial ecology in health and disease, 26, 26191.

[7]. Dalile, B., Van Oudenhove, L., Vervliet, B. & Verbeke, K. The role of short- chain fatty acids in microbiota–gut–brain communication. Nat. Rev. Gastroenterol.Hepatol. 16, 461–478 (2019).

[8]. Livia H. Morais , Henry L. Schreiber IV and Sarkis K. Mazmanian . (2020). The gut microbiota–brain axis in behaviour and brain disorders. Nature reviews.

[9]. John F Cryan, Kenneth J O’Riordan, Kiran Sandhu, Veronica Peterson, Timothy G Dinan. (2019). The gut microbiome in neurological disorders. Lancet Neurol.