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Tu sigues aquí

Tú sigues aquí,

en el lugar de tus costumbres,

en la rutina de tus muebles,

en tu taza favorita y

en la empuñadura de tus

herramientas.

También los muros de la casa

guardan celosos tu estatura

y la huella de tus manos. A la

vez exhalo una mirada silenciosa

en cada habitación siguiendo tus

pasos.

Escucho el eco de tus

risas de los tiempos de

alborozo, y la palabra solemne

del consejo; pero también

el sollozo del dolor callado.

Todavía miro el reloj para la

hora de tu arribo.

Aún en el vacío del comedor

todavía te veo en el apogeo

de nuestro hogar.

Hasta los alimentos invocan

tu nombre y varios gustos

evocan tu memoria, incluso

los hábitos gratuitos me dicen

que aquí estás.

Aún cuando lloró me

aconsejo llorar, pues es

un alivio para mí,

saber que tú sigues

aquí.

José Luis Romero T.