La Ética es una disciplina filosófica que trata de los asuntos morales (es decir, de nuestra conducta, actos, hábitos, carácter y vida en general) bajo el punto de vista del bien, del deber o del valor.
La ética califica las acciones como buenas o malas, correctas o incorrectas, valiosas o sin interés moral.
Ética deriva de las palabras êthos y éthos.
êthos tiene dos valores fundamentales:
- residencia, morada, lugar en el que se habita
- carácter de la persona, lugar interior en el que vive el ser humano, como sentido extendido de la acepción anterior.
éthos significa costumbre. Platón (Leyes) y Aristóteles (Ética a Nicómaco) derivaron la primera de la segunda y acercaron el sentido de éthos al de héxis, hábito que se adquiere a través de la repetición. pân êthos dià éthos (todo carácter procede de la costumbre), diría Platón.
Ambas palabras fueron traducidas al latín como mos, de la que deriva moral. En esta traducción prevaleció la acepción de costumbre en detrimento de las otras. Así, el concepto se fue deslizando desde la idea de reflexión ética a su desgajamiento en hábitos y a una cierta atomización de la vida moral centrada en actos tomados aisladamente (buenos o malos). Sin embargo, actos aislados no se suelen entender si no es conjuntamente con el trasfondo que les da sentido.
Entre los actos, los hábitos y el carácter existe una especie de círculo: los hábitos y actos dependen del carácter, pero el carácter se forja a través de actos y decisiones. En el centro de gravedad del círculo estaría la vida en su conjunto. Como decía el profesor Aranguren:
Lo que importa no son los actos aislados, ni tampoco el carácter, sino el hecho de que actos y carácter se prolonga a lo largo de una vida entera. El objeto de la ética es esa vida en su unidad temporal.
Según lo dicho, ética y moral se referirían a lo mismo, y en esta acepción se imbricarían dos aspectos (Aranguren):
- Ethica utens, la moral vivida.
- ethica docens, la moral enseñada y reflexionada.
La tradición moral occidental hace mucho hincapié en esta doble vertiente, no olvidando el componente práctico. No obstante, aunque las fronteras entre el filósofo moral (teórico) y el moralista (práctico) han estado desdibujadas, esta distinción permite diferenciar ética y moral a pesar de la sinonimia antes proclamada. Según esto, la moral hace referencia al comportamiento humano y a su calificación de bueno o malo en función de los diversos códigos de comportamiento humano (así hay moral cristiana, budista, etc), mientras que la Ética (podríamos llamarla filosofía moral o Moral con mayúsculas) sería una disciplina, la rama de la filosofía que piensa la vida moral, sin proponerse prescribir o aconsejar tal y como lo hacen los códigos morales, sino tan sólo reflexionar sobre ellos.
La Ética es un segundo nivel reflexivo acerca de los ya existentes juicios, códigos y acciones morales. (Adela Cortina)
La Ética se revela como un saber teórico-práctico, pues no reflexionamos sobre lo que es la virtud por saberlo, sino para ser buenos (Aristóteles).
Así pues entre la sinonimia y el tajante divorcio entre Ético y moral, podemos decir que aunque la tarea del filósofo no es orientar directamente a la acción, tampoco es refugiarse en la teoría supuestamente neutral.
A caballo entre la presunta "asepsia axiológica" del científico y el compromiso del moralista por u ideal de hombre determinado, la ética como teoría filosófica de la acción tiene una misión específica que cumplir. (Adela Cortina)
Resumiremos diciendo que ética y moral, con minúsculas, y como sinónimos, se refieren ante todo a la moral vivida, mientras que Ética y Moral o "filosofía moral", se refieren a la reflexión filosófica sobre la moralidad, sobre las diversas formas de moral vivida.
En la concepción de Aristóteles, "lo bueno" ocupa el lugar central, en la de Kant es "el deber" y con Max Scheler "el valor". Sin embargo, el sentido más usual de "moral" es el contrapuesto a "inmoral": lo malo, indebido, no valioso. Sin embargo, antes que a "inmoral", lo "moral" puede contraponerse a "amoral" y a "desmoralizado". Veamos esas contraposiciones:
La "A-moralidad" implica la supresión de las dicotomías bueno-malo, debido-indebido. El sujeto amoral se sitúa más allá de la alternativa (o más acá), no haciéndose cargo de la misma.
· Más acá sitúa Kierkegaard al hombre en el estadio estético, que realiza sus elecciones desde cierta indiferencia, mariposeando entre las elecciones sin comprometer su existencia. Sin embargo el propio K. advierte que no elegir es una forma de elección, si bien en sentido impropio. La diferencia radical entre el hombre en el estadio ético y estético no es que uno elige el mal y el otro el bien, sino que el primero no quiere hacerse cargo de la cuestión. No se trata tanto de elegir como de la energía, la seriedad, el pathos empleado en la misma. El estético elige a capricho, por impulsos sociales, de moda o de conveniencia. Quien se pierde en su pasión pierde menos que quien pierde la pasión (Kierkegaard).
K. distingue entre los estadios ético, estético y religioso del hombre, y subrayó la importancia de comprender que no todo da igual, que unas cosas son mejores que otras. En caso contrario el hombre se cosifica.
El indiferente es cosa entre las cosas: sabe que de las cosas no puede esperarse nada, porque todas dan lo mismo, y él no se siente llamado a introducir apasionadamente en ellas las debidas distiniones (F. Savater)
· Más allá lo coloca Nietzsche, como pretendió en una de sus obras (Más allá del bien y del mal). Sin embargo, ese más allá no supone anular la disyuntiva entre el bien y el mal, sino renegar de la actual escala de valores, nacida del resentimiento y de la humildad cristiana para transmtar los valores en otros. Se trata de cambiar la moral de esclavos por una moral de señores. Se trata de establecer otro bien y otro mal, una nueva jerarquía de valores.
Si desde un punto de vista individual parece difícil situarse "mas acá" o "más allá", desde el punto de vista de la antropología cultural tampoco se han dado sociedades amorales, sin sistemas de preferencia y normas vinculantes para el grupo. Así pues, el fenómeno de la amoralidad hay que verlo más desde el punto de vista de la psicopatología.
2.2.1. El ánimo como moral
La vida moral no sólo consiste en obrar bien, sino también en poseer el ánimo suficiente para afrontar dicha vida frente a las dificultades. La tristeza y el abatimiento ha sido considerado por teólogos medievales como el pecado radical. Desde una perspectiva radicalmente diferente para Nietzsche y Spinoza la alegría es la más alta expresión de la virtud. No se trata de imponer un optimismo huidizo frente a las dificultades, ni de asimilar decaimiento a inmoralidad, sino de defender un temple que se mantiene a pesar del mal. Savater ha destacado este aspecto de la moral:
En la época moderna y contemporánea se acepta sin escándalo que la virtud pueda ser el comportamiento impotente y derrotado. No era así entre los clásicos: virtud viene de ver, fuerza, arrojo viril. El virtuoso es el fuerte, el eficaz. (Savater, Invitación a la ética, 1982)
2.2.2. La moral como estructura
El animal se halla ajustado al medio, mientras que el hombre está en perpetuo desajuste. Ante estímulos similares en condiciones similares la respuesta animal es la misma: respuestas instintivas y estereotipadas en las que no caben alternativas. No es así en el hombre. Al poder dar diferentes respuestas y hacer diferentes propuestas, tiene que interpretar la realidad y elegir, lo que comporta una vida inestable.
La naturaleza en el hombre siempre se halla mediada por la cultura. (Ejemplo de yanomamos y arañas). Como al animal, la vida nos ha sido dada, pero no se nos presenta hecha, sino que la tenemos que hacer día a día, cada cual es su propio novelista y la vida es un quehacer. Nos hallamos forzados a hacer, pero no a hacer algo determinado, impuesto.
Según Sartre estamos condenados a ser libres. Condenados porque no somos libres para dejar de serlo, y así toda decisión comporta responsabilidad. E ese tener que elegir es a lo que Zubiri y Aranguren llaman moral como estructura: el hombre, animal hominizado, no se encuentra ya directamente humanizado, siendo esa tarea de encontrar su rostro humano o humanidad una tarea básicamente moral.
2.2.3. Determinismo y libertad
Al destacar la forzosa libertad humana parece que hemos orillado la posibilidad de que, aunque el hombre se piense libre, su conducta se encuentre sometida a un estricto determinismo. En la Crítica de la razón pura Kant se ocupó de ello, determinando que hay una imposibilidad teórica de resolver el problema: no podemos saber si nuestra impresión de libertad es una ilusión. Por eso para K. el problema de la libertad es una cuestión de la razón práctica. aunque indemostrable desde la teoría, es condición de posibilidad de la vida moral, pues sería imposible atribuir responsabilidad moral al que carece de libertad.
La libertad es ratio essendi de la moralidad, y ésta es ratio cognoscendi de la libertad. Lo dado y el orden del ser están regidos por la causalidad, mientras que el deber ser lo está por la moralidad. Aunque este intento estaría condenado al fracaso si fuéramos determinados, la moralidad subsistiría como lucha (inútil) por hacer lo que nos dicta la conciencia.
Eso no quiere decir que no estemos sometidos a múltiples condicionamientos, pero podemos distinguir entre acciones deliberadas (actus humanis, los únicos que competen a la ética) y compulsivas (actus hominis). Cuando excusamos la conducta de una persona, lo hacemos a costa de cosificarla, haciendo ver que no pudo eludir el curso de la causalidad. Ese argumento no podemos usar en primera persona y para referirnos al futuro, claudicaríamos de nuestra responsabilidad.
Cuando los límites sobrepasan un cierto grado hablamos de conducta coaccionada. Pero no necesitamos ausencia de límites. La falta de límites no permite nuestra realización, sino que nos extravía, el límite nos da la perspectiva y nos orienta. (Parábola de Kant de la paloma y el aire).
A partir de la condicion estructuralmente moral vista más arriba, se monta otro nivel de la moralidad (el que contrapone moral a inmoral), por el que el ser humano no sólo trata de ajustarse a la realidad, sino que lo intenta hacer con justeza, eligiendo lo bueno, lo conveniente. A este aspecto es a lo que Aranguren y Zubiri llaman moral como contenido. Estos contenidos suelen ser ofrecidos sociohistóricamente por las religiones, visiones de sentido, normas de convivencia; por los códigos culturales en suma. Esa normatividad encarnada en las instituciones es la denominada moeurs por los franceses y Sitten por alemanes. La Sittlichkeit o eticidad de Hegel, viene a formarse por las valoraciones sedimentadas en las instituciones sociales. Hegel critica a Kant insistiendo en el formalismo de los principios morales kantianos, su universalismo abstracto y descontextualizado. Habermas ha actualizado esa crítica en nuestros días (reactualización de la ética kantiana mediante éticas discursivas).
Hegel concede que la reflexión sobre el deber como principio universal de la voluntad autónoma puede trascender la eticidad (formas encarnadas en una comunidad), por eso su propuesta es superar la mera moral en las instituciones del Estado moderno sin recaer en la premodernidad ni en la mera moral de grupo. Se trata asimismo de evitar la pura interioridad, privada de contenidos objetivos y de criterios para rebasar su particularidad. Hegel se muestra favorable a que el deber ser aspire a encarnarse en la objetividad social
Sin embargo los graves acontecimientos del siglo XX nos hacen cuestionar radicalmente el ideal hegeliano y marxista de coincidencia entre el hombre y el ciudadano. El recurso a la conciencia crítica individual parece ineludible, si no se quiere estar a merced de los contextos sociales.
Ciertamente es impresionante la crítica que Hegel hace de la conciencia moral cuando ignora soberbiamente la Sittlichkeit en la que se encarna el espíritu de un pueblo, pero nosotros, conocedores de las atrocidades totalitarias del siglo XX podemos hacer la lectura inversa: cuando el espíritu de un pueblo es pervertido hasta el punto de alimentar una Sittlichkeit mortífera, el epíritu que ha desertado de las instituciones que se han vuelto criminales se refugia en la conciencia moral de un pequeño número de individuos, inaccesibles al miedo y a la corrupción. (Ricoeur, Sí mismo como otro)
Ese abandono a la normatividad social vigente es lo que Heidegger llama Das Man (se hace, se dice, se comenta...)
Según Aristóteles en Etica para Nicómaco, "el bien es aquello a lo que todas las cosas aspiran" . Esto plantea la pregunta: ¿Puede obrar mal el hombre? El equívoco proviene del término bueno y malo (bonus malus en latín). El alemán permite una matización esencial en este aspecto:
· bonum: das Gute (lo bueno), concepto moral, relativo a la voluntad
das Wohl (lo conveniente), concepto práctico relativo a la sensibilidad, el agrado o desagrado
· malum: das Böse (lo malo) concepto moral, relativo a la voluntad
das Übel (lo perjudicial) concepto práctico relativo a la sensibilidad, el agrado o desagrado
Kant introduce una importante diferenciación en su Fundamentación de la metafísica de las costumbres (FMC):
· Imperativos hipotéticos (condicionales, reglas de habilidad técnica)
dan origen a reglas de habilidad técnica
· Imperativos categóricos (incondicionales, mandatos de la moralidad).
dan origen a mandatos morales
Kant considera propiamente prácticos a los imperativos categóricos. Dentro de la nomenclatura kantiana tenemos los isguientes conceptos:
Práctica es "todo lo que es posible desde la libertad"
Técnica es "conjunto de medios destinados a conseguir un fin previamente estipulado", es la aplicación práctica de razón teórica.
La filosofía se divide, según Kant en teórica (filosofía de la naturaleza) y práctica (filosofía moral). Esta distinción no es absolutamente diferente de la realizada por Aristóteles en otro contexto entre poiesis (acción que trasciende al agente) y praxis (acción inmanente, cuyo agente tiene en sí mismo su propio fin).
La "moral como contenido" no es necesariamente ética material, puede ser ética formal. Repasemos los conceptos:
Ética material: la que lleva implícitos los códigos morales concretos que prescriben de modo concreto la forma adecuada de actuar.
Ética formal: la que se funda en principios morales puramente formales o "vacíos de contenido". En lugar de dar preceptos concretos indaga en las condiciones que debe cumplir un precepto para que pueda ser considerado moral. Ejemplo óptimo de esto es el imperativo categórico kantiano:
Actúa por aquella máxima que puedas desear que al mismo tiempo se convierta en una ley universal
En este momento la moral como contenido se nos hace completamente formal, esto es "vacía de contenido". Esta aparente paradoja se disuelve comprendiendo que no sólo hay que tener en cuenta el nivel (primer nivel: moral como estructura, segundo nivel: moral como contenido), sino también la perspectiva desde la que hablamos de la forma en le ética:
Perspectiva ética: teniendo en cuenta las condiciones que debe cumplir un precepto para ser moral
Perspectiva socio-antropológica: teniendo en cuenta las mediaciones con la realidad concretas no brindadas por nuestro equipamiento genético.
En el contexto ético, aquellos elementos que permiten a un comportamiento ser considerado moral (en cuanto a contrapuesto a inmoral) pueden ser puramente formales, esto es: vacíos de contenido.
Con Aranguren, debemos destacar la triple visión de la moral:
moral como estructura
moral como contenido
moral como actitud
En ésta última, será la conciencia individual la guía, aunque esté sometida a múltiples condicionamientos. Sólo los individuos son capaces de actual moralmente, responsabilizándose de sus acciones.
Lo anterior propicia un debate sobre la importancia de los otros en las cuestiones morales. La conciencia puede y debe abrirse al diálogo con los demás. Así, aunque es cierto que la conciencia es la instancia irrebasable de la moral, el individualismo ético no tiene porqué compararse al individualismo posesivo preconizado por el liberalismo, ni se pretende que el individuo sea lo único existente.
La individuación se produce desde la socialización, y la conciencia incorpora ya el diálogo con los demás. Esto hace que la acción ética además de solitaria deba ser solidaria. Aranguren en su Ética y Política destacó la necesidad de la apertura a los oros para poder hablar de actitudes verdaderamente éticas, sin menoscabo del protagonismo individual. Ética en suma desplegada en dos vertientes:
· Ética de la alteridad o étice interpersonal, en la que el otro es alguien concreto. (Alter: el otro)
· Ética de la aliedad o ética impersonal, en la que el otro es innominado y más o menos distante. (Alius: lo otro)
Max Weber introduce una nueva categorización ética, contraponiendo estas dos categorías:
· Ética de la convicción (Gesinnungsethik)
Se asimila a la ética kantiana. Principios incondicionades del tipo del imperativo categórico o el Sermón de la Montaña.
Existe independencia de los resultados de las acciones. (Obra bien y deja el resultado en manos de Dios)
· Ética de la responsabilidad (Verantwortungsethik)
Está atenta a las consecuencias directas, o incluso laterales de las acciones morales. Como en ejemplo del político.
A este respecto Weber escribe:
ninguna ética del mundo puede eludir el hecho de que para conseguir fines buenos hay que contar en muchos casos con medios moralmente dudosos, o al menos peligrosos...Quien se mete en política, es decir, quien accede a utilizar como medios el poder y la violencia, ha sellado un pacto con el diablo.
Sin embargo, el dilema de Weber puede ser un falso dilema: Kant en FMC advierte que no hay nada que pueda considerarse bueno a no ser la buena voluntad, no por lo que logre, sino por su idoneidad para conseguir los fines propuestos. Esto es una insistencia en la intención, en la incondicionalidad de los principios y en el poder de las propias convicciones. Así, a pesar de la imprtancia para el político de calcular las consecuencias, debe regirse asimismo por principios. Ejemplo de Lutero: (Ich stehe hier. Ich kann nicht anders)
De ser así, no se trataría de dos tipos de ética, sino de dos versiones a conciliar en todos los casos reales, con especial virulencia en la política. Así, la visión trágica de Weber debiera quizás ser sustituida por la dramática, sin diluir por ello las tensiones (Aranguren)
Dos aspectos han sido ya tratados más arriba:
1.- El contenido de la ética (disposiciones normativas concretas de actuación) proviene de las tradiciones sociales, del mundo de la vida, de las religiones y concepciones del mundo, en suma proviene de la cultura.
2.- La reflexión filosófica de la Ética sobre la moral no tiene forzosamente carácter normativo aunque su crítica y reflexión no deja de tener incidencia en el obrar aunque no intente dirigir la acción de modo inmediato
Esta situación de dos frentes propicia la distinción entre ética normativa y ética crítica, o metaética.
La ética normativa es la disciplina filsófica encargada de señalar lo bueno o lo malo en la vida humana, lo que debemos hacer en base a unos principios, siendo misión de la phrónesis (prudencia) la aplicación en cada caso concreto. Los principales modelos de ética normativa han sido:
Ética teleológica: la que atiende a los fines. Es la ética a Nicómaco de Aristóteles. Será asumida también por los utilitaristas del siglo XIX: Bentham y Mill, en su intento de conseguir "el mayor bien para el mayor número". Los logros del actual estado del bienestar son herederos de estas apliaciones normativas. La excelencia personal queda desdibujada en esta divisa, y además parece contrariar convicciones muy profundas (una mayoría podría beneficiarse del perjuicio de una minoría, que nunca consideraríamos legítimo). Si sustituimos este utilitarismo del acto (mero cálculo de ventajas e inconvenientes de los fines alcanzadoa) por un utilitarismo de la regla, en el que el mejor acto provendrá del que se ajuste a ciertas reglas, no solucionamos el problema.
Ética deontológica: Es la ética de Kant. La meta de la ética no es tanto el conseguir el último y más preciado de los fines; la eudemonía o felicidad, sino el hacernos merecedores de ella, a través de la buena voluntad. Y esa buena voluntad no es otra cosa que el cumplimiento del deber por el deber. Si la naturaleza hubiera querido que nuestro fin hubiera sido la felicidad, como una madrastra, nos hubiera dado un ajuar suficiente para tal menester, haciéndonos accesible tal felicidad a través de sistema instintivo; pero en lugar de esto nos ha dado la libertad y la responsabilidad. La idea de cómo conjugar cumplimiento del deber y felicidad llevará a Kant a formular los postulados de la razón práctica.
Ética axiológica o ética de los valores, propuesta por Max Scheler. Otorga al concepto del valor la centralidad de la misma.
Más allá de problemas normativos, la Ética también se ha concebido cono exámen libre de presupuestos, como metalenguaje ciyo lenguaje-objeto sería el lenguaje moral. No trata esta Ética de defender principios, sino de analizar el significado de los términos empleados. Desde este perspectiva las teorías éticas se han clasificado en:
· teorías descriptistas , también llamadas realistas o cognitivas. Defienden que las afirmaciones morales pueden ser verdaderas o falsas. Dentro de estas están las:
naturalistas, que defienden la tesis de que las condiciones de verdad de los enunciados morales son similares a las de las ciencias empíricas, y sus métodos serán suficientes para dilucidar su verdad o falsedad sin necesidad de premisas éticas. Moore criticó esta postula llamándola "la falacia naturalista", proponiendo en su lugar la teoría
intuicionista, también dentro de las descriptivistas. Esta variante intuicionista propone que si bien los postulados morales pueden ser verdaderos o falsos, los términos éticos se refieren a propiedades, que no son definibles y sólo son accesibles a la intuición.
· teorías no descriptistas No admiten que los postulados morales tienen sean verdaderas o falsas. Sus variantes son:
no-descriptivismo: desarrollado en el siglo XX por C.L. Stevenson. Si alguien dice "esta mesa es blanca" esta frase la podemos parafrasear metalingüísticamente en " "Esta mesa es blanca" es una proposición verdadera" (o falsa), pero no se puede hacer lo mismo con "Matar es malo" porque no es descriptiva sino descriptiva. No describe nada sobre el mundo, sino que prescribe por su equivalente "No se debe matar". "Malo" no es ningún hecho del mundo, sino un valor introducido por el hablante.
emotivismo: teoría que seguía el verificacionismo del significado del positivismo lógico. Según ella, un enunciado ético no describe nada del mundo, sino que expresa actitudes o emociones del hablante, imposibilitando un discurso racional de la ética.
prescriptivismo: Intenta corregir los excesos del no-descriptivismo de Stevenson. Insiste en que aunque los enunciados morales no son descriptivos, son asimilables a otros enunciados no fácticos como ordenar, prescribir, aconsejar, etc. La gran diferencia con Stevenson es que ahora las convicciones éticas no se identifican con la posesión de actitudes, deseo o emociones personales, sino conactitudes impersonales, o "morales" . Estas teorías tienen Influencia de Wittgenstein (TEORÍA DEL SIGNIFICADO COMO USO); aunque la discusión de la legitimidad del paso del "es" al "debe" dista mucho de estar cerrada. Convendría mencionar aquí que la filosofía moral analítica, no parece haber conseguido la asepsia que proclamaba en sus intenciones de esclarecer el lenguaje moral con neutralidad axiológica (valorativa). Dicha neutralidad se ha visto no pocas veces como una preferencia por el mero utilitarismo. Como dijera Muguerza:
El utilitarismo ha sido el asidero de la mayoría de los filósofos analíticos cuanto éstos, acuciados por una tan irrenunciable cuanto celosamente reprimida vocación de moralistas, se han dignado abandonar la asepsia metaética del puro y simple análisis del lenguaje moral para ponerse a dar consejos sobre el mejor modo de ordenar nuestros asuntos en la práctica moral de la vida cotidiana. (J. Muguerza. Entre el liberalismo y el libertarismo)