María Carril

Coordinadora de Proxecto Home Santiago

María en la sede santiaguesa del Proxecto Home. / CEDIDA

“La adicción es un síntoma de que hay algo a nivel personal que no funciona”

La coordinadora santiaguesa de la ONG de ayuda a las personas con adicciones asegura que siempre que quieras salir de una adicción es posible

NOA DUASO LÓPEZ Y JORGE CRESPO COSTA | Santiago de Compostela

Maria Carril Quintas trabaja en las oficinas de Proxecto Home desde el año 1991 y actualmente es la coordinadora de la fundación en la sede de Santiago de Compostela.

—¿Cómo recuerda usted sus comienzos en Proxecto Home, y nota mucho cambio desde esos tiempos hasta ahora?

—Yo empecé a trabajar en el año 1991 y en aquel momento resultaba complejo la no asunción por parte de la sociedad de que se originaría un problema, o que ya lo había, que eso sí se sabía, pero la no aceptación de la posibilidad de las rehabilitaciones fue muy difícil. Yo recuerdo como algo trabajoso el conseguir que parte de la sociedad aceptara que los adictos no son peligrosos y que no pasa nada si socializas con ellos.

—¿Qué tipos de adicciones llegan más habitualmente a Proxecto Home y cómo las tratan?

—Todo tipo de adicciones. Ahora mismo aquí estamos abordando tratamientos para personas con adicción a opiáceos, con adicción a psicoestimulantes, y otro programa diferenciado para personas con problemas de ludopatías. Por otra parte, tendríamos todo lo que son politoxicomanías, no solamente adicciones específicas a una sola droga y, por último, un programa de intervención directa para adolescentes que se están iniciando en el consumo de drogas, para conseguir que ese inicio en el consumo se paralice y no lleve a una adicción en un futuro. Otra cosa importante es la adicción a las nuevas tecnologías, que entró en abordaje de una forma más tardía, pero que en estos momentos ya estamos recibiendo demandas de personas, fundamentalmente jóvenes, con una adicción importante a nivel de nuevas tecnologías y que está dificultando su vida cotidiana.

—¿Cuáles son las causas más frecuentes que llevan a la gente a convertirse en adictos?

—Me parece una pregunta muy interesante porque el problema no es la adicción. La adicción es el síntoma de que hay algo a nivel personal que no funciona. De alguna forma, va a facilitar que la persona entre en una dinámica de consumo o adicciones comportamentales, como las ludopatías o las nuevas tecnologías, que van a ir destrozando su vida. Fundamentalmente se trata de usuarios o personas con dificultades a nivel de personalidad, con dificultad para gestionar los sentimientos propios, baja tolerancia a la frustración y problemas de autoestima. Hay un problema de base que está generando que la persona se haga adicta a algo, como forma de escapar de esas dificultades personales y, al final, no resolver la situación que está pasando.

—Muchas veces se habla de las malas compañías. ¿De qué modo influye el ambiente social (amigos, familia, sociedad en general) en este problema?

— Sí influye. El hecho de que influya tiene su punto positivo y el negativo: tanto los amigos, la familia y la sociedad en general pueden ser un factor de protección que favorezca que las personas no entren en un mundo de adicción. Por otro lado, ambientes poco estructurados o ambientes que favorecen conductas poco apropiadas se van convertir, en vez de un factor de protección, en un factor de riesgo. A partir de ahí, esos amigos, familia, y sociedad en general, si no es un ambiente estructurado, acaba siendo un factor de riesgo que favorece que haya conductas adictivas.

—Normalmente, ¿cuál es la importancia de las familias para encontrar una salida a las adicciones?

—La familia tiene una importancia clave. Si las adicciones en un primer momento podrían ser un problema personal e individual, siempre, a corto plazo o a largo plazo, pasan a ser un problema familiar que afecta a todo el sistema. En ese sentido nos caracterizamos por trabajar, siempre que sea posible, de forma muy directa con la familia, para ayudar a ese miembro de la familia que sufre la adicción. Por otra parte, para ayudar a la familia a encajar toda la situación que le está sucediendo, porque, si para el adicto es compleja la situación por la que está pasando, para la familia es igual; muchas veces no saben cómo hacer frente, cómo ayudarles para que esa persona salga de esa situación.

—Una vez que entran en Proxecto Home, ¿cómo es el proceso para tratar las adicciones?

—Antes de entrar en Proxecto Home, cuando nosotros recibimos una llamada solicitándonos información, convocamos a la persona que tiene el problema de adicción y, ya en ese primer momento, solicitamos también, siempre que sea posible, a un miembro de la familia, para conocer la realidad que están viviendo las dos partes, tanto la persona que tiene el problema de adicción como su familia. En ese primer momento de contacto se establecen unos días donde se van a tener una serie de entrevistas que nosotros llamamos evaluación y diagnósticos. Hacer una buena evaluación de la problemática que tiene esa persona que posee la adicción y también de su situación familiar para, a partir de ahí, iniciar el proceso de rehabilitación. Nosotros el proceso lo dividimos en tres fases distintas: la primera que llamamos fase de motivación, donde la persona se integra en el tratamiento, donde tenemos que conseguir que entienda que el problema que tiene no es la adicción, sino la propia persona; pero también es importante conseguir que alcance la motivación suficiente para cambiar todos aquellos aspectos que generan una conducta adictiva.

En la segunda fase, de conocimiento y desarrollo personal, se conseguirá que la persona adicta llegue a identificar cuáles son los motivos, las causas, los factores que en ella generaron esa conducta adictiva. Tenemos que facilitarle los instrumentos necesarios para que modifique esos factores que terminan provocando la adicción, y a partir de ahí pasaremos a la tercera y última frase:reinserción socio-laboral. En esa fase se trata de que la persona se integre plena en la sociedad, tanto a nivel familiar como a nivel laboral, y que vuelva a tener una vida plena sin ningún tipo de contacto con las adicciones.

—Todas las adicciones son complicadas en general, pero, ¿cuál es la verdadera clave para superar una adicción del tipo que sea?

—El primer punto: reconocer que hay un problema. Si no se reconoce, difícilmente vamos a poder realizar ningún tipo de trabajo. Partiendo de ese reconocimiento, de “tengo un problema”, el segundo paso sería permitir y dejarse ayudar. De una adicción nunca va a salir uno solo, siempre se necesita ayuda, y ayuda de un profesional; y a partir de ahí seguir las indicaciones de los profesionales que trabajamos con esa persona.

—¿Usted cree que sin el apoyo de la familia es más difícil superar una adicción?

—Lo ideal es poder contar con la familia, porque va a ser un punto de apoyo no solo para la persona adicta, sino también para el trabajo que hacemos los profesionales con esas personas. También nos encontramos en situaciones donde no hay familias; es un trabajo de buscar recursos, hacer nuevas amistades que no tengan que ver con el mundo de las adicciones y ayudar a que la persona no se sienta sola. La familia suele ser lo mejor en la mayoría de casos, pero hay excepciones donde no les convienen.

La coordinadora de Proxecto Home en Santiago durante la vídeo-conferencia. / MEET

—Pero muchas veces los adictos recaen. ¿Cómo es el proceso para tratar las adicciones?

—Me voy a agarrar a la última parte: no es que no se vea capaz de superarlo, ya que todo el mundo es capaz de superar las adicciones; cuando se quiera salir, siempre es posible. Hay personas que deciden que esa adicción es su vida, y que eso es lo que quieren hacer; ante eso, por mucho que nos esforcemos sus círculos cercanos y los profesionales, no vamos a conseguir una rehabilitación dentro del proceso específico de Proyecto Hombre que yo comentaba antes. Esa primera frase de motivación, donde lo que se trata es de que la persona adquiera un nivel de confianza en sí misma, de que se dé cuenta que el problema no son las tradiciones, y lo que es ella; y que a partir de ahí tome conciencia de que si quiere cambiar, es posible, y no tiene por qué haber recaídas, porque en Proyecto Hombre estamos trabajando en Galicia desde el año 1990 y son cantidad de personas, cantidad de chicos y chicas que se han rehabilitado y que a día de hoy siguen sin recaídas. “No verse capaz de superarlo” no creo que sea el término adecuado, sino que la persona quiera superarlo o no quiera superarlo.

—Una vez desintoxicadas, estas personas necesitan volver a tener una vida fuera de las drogas. ¿Cómo se consigue esto a través de sus programas?

—Desde el primer momento después de esas dos fases iniciales que están más centradas en trabajo psicoterapéutico, vamos haciendo un trabajo continuado y de forma longitudinal a lo largo de todas las fases para apuntalar que las personas vuelvan a tener una vida normalizada, poniéndolos en contacto con su realidad, dependiendo de su edad, retomando estudios, fortaleciendo vínculos dentro de su ámbito escolar, creando un grupo de apoyo social, de amistades que no tengan que ver con el mundo de las adicciones, mejorando y aumentando el nivel de comunicación con su familia y aprendiendo a descubrir cómo utilizar el tiempo libre de forma sana y satisfactoria. En definitiva, tratando todos los aspectos de la persona para que en el momento en el que se ponga de nuevo en contacto con el mundo real tenga los mecanismos suficientes para poder hacer una vida autónoma sin necesidad de ningún tipo de adicción.

—A veces hay personas que tienen problemas con la justicia. ¿Cómo es el proceso de reinserción en la sociedad y qué problemas son los más difíciles de superar?

—Sí que nos encontramos problemas con la justicia en muchos usuarios y usuarias que, al mismo tiempo que tienen un problema de adicción, también tienen problemas colaterales. En la justicia nos encontramos con dos situaciones diferentes: una persona interna en prisión que al llegar el momento de desinternamiento decide que quiere romper sus conductas adictivas y que quiere rehabilitarse, pero por el tipo de condena que tienen no puede salir de prisión, en cuyo caso, nosotros tenemos una comunidad terapéutica intrapenitenciaria en Pereiro de Aguiar, llevada por un equipo multidisciplinar, equipo de prisión y profesionales de Proyecto Hombre, donde haríamos el mismo tratamiento que podríamos hacer aquí en el centro de Santiago, mientras la justicia no autoriza poder salir. En el momento que por su situación judicial ya puedan salir de prisión, se les ofrece la posibilidad de continuar la parte de el tratamiento que les falta en el centro de Proyecto Hombre más cercano a su lugar de residencia. Esa sería una de las situaciones. Otra opción sería aquella persona que tiene problemas judiciales y que no está interno en prisión: con ella trabajamos igual que con cualquier otra persona de nuestro centro pero haciendo una incidencia especial en orientarlo para que pueda resolver sus problemas judiciales. Hay un grupo de personas en Proyecto Hombre que están en libertad condicional, lo que quiere decir que están condicionados a no delinquir en un determinado tiempo, como marque su sentencia judicial.

—¿Cómo ve las medidas que normalmente toma la sociedad y las autoridades ante los problemas de las adicciones (multas, cárcel) y qué alternativas propone?

—Las medidas minoritarias quizás sean las más visibles. Yo creo que la sociedad nos tenemos que plantear cómo influyen a las personas y familias. Precisamente, para evitar que las personas lleguen a tener un problema de adicción muchas veces incide en la importancia del tratamiento que es necesario cuando hay un problema, pero mucho más necesario es prevenir para que no se llegue a prolongar a uno a nivel físico. El trabajo es a nivel de prevención en lo que es llegar a tener una adicción. En ese sentido, Proyecto Hombre quizás tenga un aspecto menos conocido, pero igual que trabajamos en intervención de personas con adicciones, también trabajamos en institutos, colegios o programas de prevención que lo que intentamos es ayudar a que las personas adquieran el nivel de maduración adecuada que va a favorecer que no se entre en una conducta adictiva.

—Respecto al confinamiento, ¿cómo afectó a las personas que tenían una adicción o se estaban recuperando de otra?

—Hicimos un seguimiento muy intensivo a las personas que estaban en rehabilitación. Siguieron con sus programas, se hicieron seguimientos y entrevistas dos veces por semana, y también hablamos con sus familias por videoconferencia para que siguieran en contacto con sus familiares.

—En estos tiempos los colegios e institutos se están digitalizando. ¿Cómo afecta esto a los jóvenes adictos a las nuevas tecnologías?

—Las herramientas que tenemos en estos momentos nos dan poder para mejorar a nivel educativo, son recursos que siempre nos van a dar poder para mejorar, parar trabajar, para estar más en contacto y para facilitar el transmitir conocimientos. El problema es cuando el uso de aquellos medios se hace como forma de evasión, es decir, el uso inadecuado que las personas le puedan dar.

—En el pasado ha habido muchos problemas de adicción. ¿Cómo ve la situación en el futuro y qué tipos de adicciones nuevas son preocupantes?

—Antes siempre se decía que la información era fundamental de cara a prevenir adicciones. La información es importante, pero mucho más importante es que la formación que una persona recibe sea una formación adecuada, no solamente a nivel de conocimiento, sino también a nivel de valores. Estamos garantizando una persona estable y, por lo tanto, una persona que no va a necesitar recurrir a ningún tipo de adicción. En ese sentido, lo que estamos consiguiendo es importantísimo, y hace 15 años quizás no era tan visible. El mismo daño a nivel físico pasa más desapercibido, pero el nivel de demanda sigue siendo importantísimo y, en ese sentido, yo creo que la sociedad nos tenemos que cuestionar qué está pasando para que con toda la información que hay siga habiendo un punto débil, que es la formación humanística. A vuestra edad es muy importante recibir educación en valores, pues al final va a ser la que ayude a prevenir las adicciones. Todas las adicciones son preocupantes, porque toda adicción es adicción física, pero igual de preocupantes están siendo las adicciones comportamentales. Todas acaban siendo igual de importantes.

—¿Estos últimos meses cuáles están siendo las adicciones más frecuentes en el Proxecto Home y cuáles eran hace algunos años?

—Si hablamos de los años 90, en aquel momento la adicción dominante, y casi única, era la adicción a opiáceos y personas politoxicómanas, personas que consumían todo tipo de drogas donde fundamentalmente estaban el alcohol y el cannabis. A lo largo de los años no te podría decir cuál es la más predominante, porque bastante semejantes son todo tipo de demandas. Ahora mismo estamos teniendo mucha demanda de personas con problemas de adicción al alcohol y también de personas que siguen consumiendo heroína, que, en principio, es una droga sobre la que la idea que hay es que está desapareciendo, pero nosotros estamos comprobando que no. Ahora mismo también estamos trabajando con personas con problemas de ludopatía.

—Para finalizar, ¿qué aconsejaría hacer para ayudar a alguien que está comenzando con una adicción y no ha pedido ayuda, sobre todo si es alguien de nuestra edad?

—Primero, si es alguien de vuestra edad, pues posiblemente conocéis a algún compañero o compañera o alguien de vuestra pandilla que puede estar consumiendo o simplemente iniciándose en el consumo, lo primero es no ser cómplices de esa situación, ayudar a resolver el problema, buscar apoyo para ayudar a esa persona. Normalmente, no va a surgir del amigo que hable con el tutor. Por lo tanto, hay que ver de alguna forma cómo podemos hacer para llegar a esa persona y decirle “tienes un problema y hay que resolverlo”. Muchas veces la tendencia es que al ser amigos creemos que tenemos que callar y que no podemos traicionarlo. En el mundo hay que buscar ayuda en el entorno que os resulte más fácil para que esa persona que se está iniciando en el consumo, bien sea su tutor o tutora, bien sean sus padres, le puedan ayudar.