Elena Barcala

Bióloga del IEO en Murcia

Elena (2ª izq.) con el equipo de muestreo de la campaña MEDITS de recursos pesqueros en el Mediterráneo. / CEDIDA

“Los plásticos y microplásticos son un peligro enorme para el Mar Menor”

La bióloga del Instituto Español de Oceanografía en Murcia denuncia la situación de la laguna y los peligros que sufre por la acción humana

ENRIQUE BEIROA GONZÁLEZ E IVÁN PULLEIRO PÉREZ | Santiago de Compostela-San Pedro del Pinatar (Murcia)

Elena Barcala Bellod es doctora en biología por la Universidad de Murcia y trabaja en el Centro Oceanográfico de Murcia, que forma parte del Instituto Español de Oceanografía. Uno de sus principales campos de estudio es la laguna del Mar Menor, donde ha participado, entre otros, en el Proyecto Séneca “Biología, ecología y aptitud ecológica de la anguila en el Mar Menor”. Aparte de la anguila, la investigadora ha participado también en un proyecto centrado en el caballito de mar (hippocampus), otra de las especies amenazadas en la laguna murciana. A los jóvenes la investigadora les aconseja reciclar ya que “todo lo que vosotros vayáis a tirar a la basura, si no lo tiráis de una forma adecuada, acabará en el mar”.

—Usted es doctora en ciencias biológicas e investigadora en el centro que tiene en Murcia el instituto Español de Oceanografía. ¿Qué la inspiró a trabajar como bióloga marina?

— Familiarmente he tenido siempre mucha conexión con el mar y ya desde pequeña tenía mucha avidez por saber qué es lo que estaba pasando debajo de la superficie brillante del mar. Quería saber qué organismos había, cómo se relacionaban entre ellos y me atraía, en especial, la pesca, sin saber por qué. Con el tiempo, después de estudiar la carrera, tuve la ocasión de comenzar en el departamento de Ecología e Hidrología de la Universidad de Murcia, en el que ya empecé a trabajar sobre la ecología de los peces de la laguna del Mar Menor. Posteriormente pasé al Instituto Español de Oceanografía, donde he seguido trabajando en esta línea.

—Algunos de los proyectos en los que ha trabajado están centrados en el Mar Menor. ¿Cuáles son los mayores peligros ahí para la fauna marina y por qué ocurren?

—Recientemente han salido en prensa, incluso a nivel nacional, los procesos de eutroficación por los que está pasando la laguna. Esto quiere decir, que la laguna está recibiendo mucha materia orgánica procedente de los campos de cultivo que la rodean. Esta materia orgánica, cuando llega al mar, empieza a descomponerse; la que no puede ser asimilada directamente por el plancton y fitoplancton, que se encuentra en la columna de agua, pasa al fondo y, al depositarse, empieza a producirse el proceso de descomposición de la materia orgánica, que lo realizan bacterias y otros organismos, los que consumen el oxígeno que hay en el fondo. Este consumo de oxígeno provoca una situación en la que ya no hay para los organismos vivos que se encuentran en el fondo, lo que causa mortalidades masivas, como lo que pasó en un episodio que tuvimos muy desgraciado en octubre de 2019, en el que empezaron a salir grandes cantidades de peces y crustáceos muertos a la orilla. Actualmente, los peligros principales que tiene el Mar Menor son: el aporte de materia orgánica procedente del campo de Cartagena de los cultivos, que son aportes de nutrientes diferentes, como los sulfatos, que se utilizan para la agricultura, y también la llegada de metales pesados procedentes de la minería que hubo hace muchísimos años en la sierra de Cartagena; restos de la minería que se acumulaban por fuera de las minas y que las lluvias han arrastrado hacia la laguna. Estos son los principales peligros por los que está pasando el Mar Menor. Se está desarrollando una actividad a nivel del gobierno regional para intentar evitar que estas cantidades de nutrientes lleguen a la laguna, por medio de instalaciones de zonas de vegetación autóctona, que son un tipo de vegetación que tiene mucha avidez por los metales pesados. Si las plantas las retiran del agua, el agua que llega a la laguna no estaría en malas condiciones. Por ahí “van los tiros” en la actualidad.

—Aparte del Mar Menor, también se sabe que el Mediterráneo es un mar bastante contaminado. ¿Cuáles son las principales causas de esto y qué consecuencias tiene para los animales marinos?

—Sí, está contaminado principalmente por lo que llega al mar desde las ciudades a través de los ríos, a través de la escorrentía de la lluvia por la tierra, que arrastran los residuos de minas de industrias agrícolas y urbano, que son las principales fuentes de aporte al Mar Mediterráneo. También llegan a través de la atmósfera todos estos contaminantes que pasan a ella a través de las lluvias y que vuelven al agua del mar, siendo una vía importante de entrada de contaminantes. Provocan alteraciones en los seres vivos; por ejemplo, en los peces los metales pesados y los insecticidas que se utilizan en la agricultura pueden alterar la capacidad reproductiva que tienen, porque alteran la síntesis de vitelo, la formación de huevos, etc... También pueden provocar alteraciones de tipo neurológico que alteran el comportamiento, y se pueden acumular en los músculos y finalmente acabar en nuestros platos cuando nos vamos a comer pescado, mariscos, cefalópodos... Esos son los principales riesgos que hay actualmente.

—Quizás el mayor peligro para la vida en los mares es el efecto del calentamiento global. En sus investigaciones, ¿Cómo ha notado que afecta a las especies marinas y qué peligros les trae?

—Es una pregunta muy interesante, porque el calentamiento global provoca también calentamiento de la temperatura del agua del mar. Lo que se está produciendo es que haya especies que antes solamente se encontraban en el Ecuador y en los trópicos y que ahora están subiendo cada vez más hacia latitudes mayores, donde el agua se va calentando. Por lo tanto, son zonas donde ellos pueden vivir. En el Mediterráneo, por ejemplo, están empezando a entrar especies del Mar Rojo a través del canal de Suez. También están entrando nuevas especies de la zona tropical y de la zona ecuatorial a través del Estrecho de Gibraltar. Hay veces que estas especies, que suelen ser oportunistas, es decir, especies que son capaces de adaptarse a casi todos los ambientes en los que se encuentran, y que se caracterizan por reproducirse mucho y muy rápido. Entonces, lo que puede pasar es que lleguen a una zona determinada y que puedan entrar en competencia con las especies que allí habitan, pues siempre pueden acabar con ellas cazándolas o haciéndolas desaparecer. Ese es uno de los males de los principales efectos que tiene el calentamiento del agua, aunque también tiene un efecto muy importante sobre los corales que forman la barrera de coral en torno a Australia, así como en diferentes puntos del Ecuador, donde el calentamiento del agua provoca que los organismos coralinos, los pólipos, mueran. Entonces se produce un blanqueamiento de los corales. Estos son un ecosistema de los más importantes que hay en el medio marino, ya que producen una gran cantidad de oxígeno, aparte de otros beneficios para el medio marino. En definitiva, la desaparición de los corales puede tener consecuencias muy importantes dentro del medio marino.

—Además, cuando sube la temperatura del agua parecen llegar más fácilmente especies invasoras. ¿Cuáles son los efectos que tienen esas especies para el resto de la fauna marina de un lugar como el Mar Menor o cualquier otro de la costa mediterránea?

—Pueden ser especies que se coman a las que están en el sitio, que las depreden o pueden ser especies como las algas que crecen mucho y maten a las demás porque impiden que les llegue la luz o pueden ser especies que, al extenderse, provoque que las especies autóctonas se desplacen a otras zonas.

—El verano pasado nos visitaron en Galicia especies que no son habituales como las orcas. ¿Ha pasado algo parecido en su zona y por qué cree que pasó en Galicia?

—La zona de Galicia es una zona especial, porque es muy rica, ya que tiene muchos aportes de aguas profundas hacia la superficie. Estas aguas van llenas de nutrientes, lo que hace que haya mucho pescado que atrae a especies, como por ejemplo, las orcas, a la zona esta que se encuentra frente a las costas de Galicia. Las orcas, en realidad, se desplazaron hacia las costas gallegas respondiendo al desplazamiento de los atunes, que es de lo que ellas se suelen alimentar. Por cambios en las masas de agua, es decir, que las corrientes cambian un poco la riqueza de esas masas de agua, unas zonas que antes eran muy productivas, se convierten en menos productivas, hay menos pescado. Sin embargo, otras zonas que antes eran menos productivas, ahora pueden serlo más, puede haber más pescado y atraer a los atunes que se alimentan de él y, a su vez, las orcas van detrás para alimentarse de los atunes. Eso ha pasado en las costas de Galicia. En el mar Mediterráneo, lo que se está observando a lo largo de la costa española mediterránea, es que hay más avistamientos de cetáceos. Es posible que una mayor producción en las zonas donde los cetáceos en el Mediterráneo suelen reproducirse lleva consigo una mayor cantidad de alimento. Entonces se produce una atracción de un mayor número de cetáceos. Por eso nosotros ahora estamos viendo pasar frente a nuestras costas un número mayor de ballenas; sobre todo ballenas, cachalotes y delfines.

—El río de Santiago, el Sar, está muy contaminado y así llega al mar. Suponemos que pasa algo parecido donde usted vive. ¿Cómo perjudica esta contaminación producida por nosotros a las especies marinas?

—Como os he comentado antes, los perjudica mucho porque altera la capacidad reproductiva de los organismos, los hace menos resistentes ante los cambios ambientales que se producen en el río o en el mar y altera su comportamiento porque se altera a nivel neurológico, comportándose de una forma determinada. Esto hace que no reaccionen igual ante los depredadores, con lo que son capturadas con más facilidad.

Elena libera caballitos de mar en cautividad de vuelta a su medio natural. / CEDIDA

—¿Otros residuos que acaban en el mar son más plásticos y microplásticos. ¿De qué manera afectan a especies marinas como las que usted estudia?

—Esto es una línea que está desarrollándose ahora sobre todo, y se está viendo qué organismos son los que acumulan y cómo acumulan los microplásticos. Sobre los efectos todavía no se tiene una idea muy clara de cuáles pueden ser, pero pueden ir en la línea de alteraciones neurológicas de los organismos que afectan a muchos aspectos de su metabolismo. Una de las cosas importantes es que los organismos marinos los acumulan y luego pueden llegar hasta nosotros a lo largo de la cadena trófica y tener efectos nocivos sobre nuestra salud.

—Otro problema importante es la pesca excesiva. ¿Qué están haciendo mal los gobiernos para que pase eso y qué debe cambiar para que la pesca sea sostenible?

—Hay muchísimos intereses económicos detrás del tema de la pesca. Lo que se tiende a regular son los kilos que pueden capturar por barco, por ejemplo, o las flotas. Eso se llaman TAC, unas cuotas que se ponen a nivel comunitario y que regulan la cantidad de especies, la cantidad en kilos de diferentes especies que pueden sacar las flotas pesqueras en diferentes caladeros; es decir, la zona donde van a pescar los barcos. Se tiende a controlar la pesca controlando las cantidades en las capturas que sacan en cuanto a kilos, en cuanto a la talla de los ejemplares que sacan, porque si sacan grandes, entonces se están sacando reproductores, lo que puede influir después directamente en la supervivencia de las diferentes especies; por otro lado, si se sacan muy pequeños, están sacando lo que se llaman reclutas, que son futuros reproductores, por lo que también hace peligrar la supervivencia de la especie. Entre los trabajos que desarrollamos aquí en el oceanográfico está el analizar cómo se encuentran las poblaciones que se están explotando. Nosotros vemos las abundancias que hay de las diferentes especies, si hay muchos grandes, si hay muchos pequeños, si son muy viejos o muy jóvenes, o si se están capturando las especies que en el momento en el que se están reproduciendo, lo que sería muy malo, porque si la sacas del mar antes de que se reproduzca, la especie no se perpetúa. Por lo tanto, nosotros obtenemos toda una serie de información biológica que luego transmitimos a las autoridades españolas, que luego estas comunican a la comunidad europea para llevar este control sobre la pesca.


—¿Cuál es la causa de que la sobrepesca vaya aumentando con el tiempo?

—En ciertas partes del mundo hay más demanda de consumo de pesca y entonces lo que más demanda tiene, se captura más. Aunque a veces el exceso de captura provoca una disminución del precio del pescado y, entonces, al final acaba teniendo un efecto negativo. También hay cierto cambio en la cultura de alimentación de los diferentes países y se tiende a tener una alimentación más equilibrada con más consumo de pescado y ese es uno de los puntos que puede contribuir a que aumente la demanda de pescado. Sobre todo siempre suelen ser causas de origen comercial las que motivan la sobrepesca.

—¿Por qué hay cada vez más especies marinas en peligro y qué consecuencias tiene para el planeta esta disminución de la biodiversidad marina?

—La biodiversidad marina indica lo rico que es un ecosistema en número de especies y en abundancia de esos individuos. Si nosotros provocamos una disminución de la biodiversidad, estamos provocando una disminución del número de especies y también de su abundancia. Que tú estés actuando sobre unas especies tiene influencia sobre otras, porque todas las especies se encuentran conectadas unas con otras de alguna manera. Esto, al final, también influiría sobre el ser humano. Pero, sobre todo, la lástima es la pérdida de la diversidad biológica. Es difícil de medir, pero es importantísima y es el futuro del planeta. Por lo tanto, las causas de la pérdida de la biodiversidad marina son, como hemos estado hablando, la sobre explotación, la alteración de sus hábitats, bien por el crecimiento urbanístico, bien por la contaminación, bien por la realización de obras costeras tipo puertos deportivos, puertos, dragados, etc. Todo ello altera las condiciones del medio donde ya se encuentra y que ya no lo hace favorable para que se desarrollen. Principalmente son esas las de la disminución de la biodiversidad, Por supuesto, el cambio climático, que es es el efecto global de la emisión de contaminantes a la atmósfera.

—En lo que se refiere a posibles soluciones, ¿de qué manera mejorarían los ecosistemas marinos si se crean zonas marinas protegidas?

—Las zonas marinas protegidas se está viendo que tienen un efecto muy importante sobre los organismos de la zona en la que se encuentran, pero no solo los organismos animales, sino también vegetales o plantas submarinas. Hay reservas marinas que se dedican a la protección de áreas con una finalidad pesquera; es decir, se protegen zonas donde las especies se reproducen o donde los pequeñines de las diferentes especies se agrupan para poder crecer. Hay otro tipo de reservas marinas que van dirigidas a la protección de hábitats, es decir, zonas donde hay corales, como el coral rojo, por ejemplo, de profundidad, o hay gorgonias, que son las que forman los bosques submarinos preciosos, así como esponjas especiales, o unas comunidades que se llaman maërl, que están formadas por algas calcáreas y que tienen mucha diversidad biológica. Por lo tanto, estas reservas marinas van dedicadas a salvaguardar la biodiversidad. En definitiva, protegerían a los reproductores, a los pequeños y a especies de alto valor ecológico para evitar que se alteraran por la acción humana o que las extrajeran o las sobreexplotaran.

—Y ya para finalizar, ¿de qué modo piensa que podemos ayudar nosotros en nuestra vida diaria a evitar estos peligros para la fauna marina?

—Una cosa importantísima es aprender a reciclar. Hay que reciclar, hay que ser muy cuidadoso y no tirar las cosas fuera de los contenedores, porque no os podéis imaginar lo que nosotros encontramos cuando hacemos las campañas de pesca y utilizamos una red de arrastre, como hacen los profesionales, pero más pequeñita, y sacamos de todo. O sea, pensad que todo lo que vosotros vayáis a tirar a la basura, si no lo tiráis de una forma adecuada, acabará en el mar. El plástico acaba en el mar. Cualquier botella, las pajitas de los zumos, los platos de papel, los vasos de plástico, todo. Ahora nosotros estamos empezando a encontrar también mascarillas, guantes, etc. Entonces, es muy importante que tengáis una conciencia de que hay que reciclar, que hay que tirar cada cosa a su contenedor y entre todos conseguiremos que cada vez sea menor el aporte de basuras a los vertederos y que nosotros reciclemos una mayor cantidad de residuos posibles, de tal manera que no tendremos que castigar tanto al medio ambiente, por ejemplo, talando árboles, sacando materias primas del mar para hacer utensilios que nos sirvan diariamente, etcétera. Hay que reciclar y después, cuando vayáis a la playa o a la costa general, disfrutad de lo que veis, pero no cojáis pececitos o algas; dejadlas donde están, que es el mejor sitio en el que se puede estar, y disfrutad de ellas allí, que están en su medio y veréis toda la belleza que tienen. Y sobre todo, respeto, mucho respeto al medio ambiente y a los seres vivos.