José

Ex-politoxicómano en rehabilitación

Sede de la Asociación Érguete en Vigo. / CEDIDA

"Considero que tengo lagunas en mi vida por el consumo de drogas"

Cuando parecía que José no iba a poder salir adelante con su situación de adicto, la fundación Érguete le dio una segunda oportunidad y pudo reinsertarse otra vez en la sociedad

MANUEL BARREIRO FERNÁNDEZ Y BRUNA DÍAZ VALERO | Vigo-Santiago de Compostela


José, (ex politoxicómano), era un adicto desde joven. Estuvo dos veces preso; en total, 5 años aproximadamente. Cuando ya creía que no podría salir adelante con esa situación, la asociación Érguete, un centro de rehabilitación para personas adictas, le prestó ayuda y le dieron una segunda oportunidad: Realmente la ayuda no la busqué, ella me encontró a mí”. Hoy en día ha superado su adicción y está estudiando otra vez, realiza las actividades que organiza la asociación Érguete por sí mismo, tiene dos educadoras sociales que le apoyan en todas sus decisiones y le ayudan a mejorar como persona: “Me están dando la oportunidad de formarme porque por motivos varios no estudié mucho. Ahora estoy estudiando, haciendo cursos”. Se ofreció voluntario para realizar una entrevista, algo que en su caso tiene mucho valor, ya que no cualquier adicto accede a que más personas conozcan su historia.

Como casi todos los jóvenes, José empezó a consumir por curiosidad cuando tenía 15 años: “Yo siempre andaba con gente mayor que yo, de entre 3 y 5 años mayor que yo y alguna 10 años mayor. Eso me facilitó conseguir la droga y moverme por ese ámbito”. A la larga, esas compañías le indujeron a consumir varias drogas y en un tiempo desarrolló una dependencia a ellas: “De aquella fumábamos porros, nos metíamos nuestras rayas, (de cocaína), en una esquina del parque”. Él las veía como una manera de probar sensaciones nuevas y de divertirse. Así comenzó la lucha entre José y las drogas: el cannabis, la cocaína y la heroína.


—¿Qué recuerdos tienes de las primeras veces que consumiste drogas?

—La primera vez la recuerdo muy nítidamente, como si hubiese sido ayer. Recuerdo el camino de ida y de vuelta. La droga que consumí también la recuerdo muy bien. A partir de esa vez recuerdo muy poco de las otras veces, y otras de ellas ni las recuerdo. Yo considero que tengo lagunas en mi vida por el consumo de drogas.

—Fuiste politoxicómano, ¿por qué razones acabaste consumiendo tantas drogas, tanto blandas como duras, y cómo fue el paso de unas a otras?

—Me inicié por curiosidad, y realmente comencé un poco al contrario que el resto de la gente. Empecé por las duras y después por las blandas; hubo una temporada que volví a las duras y luego mezclaba todo. Básicamente empecé por curiosidad, por experimentar las sensaciones que me producían esas diferentes drogas. También fue un poco más fácil porque yo siempre andaba con gente mayor que yo, de entre 3 y 5 años mayor que yo y alguna 10 años mayor. Eso me facilitó conseguir la droga y moverme por ese ámbito.

—En la mayoría de los casos se dice que son las malas compañías las que llevan a estas situaciones. ¿Cómo era el ambiente cuando eras adolescente y qué actitud tenían tus colegas hacia las drogas?

—Muy desenfadado, el tema de las drogas estaba muy normalizado. En aquel momento fumábamos porros, nos metíamos nuestras rayas,(de cocaína) en una esquina del parque. No nos escondíamos tanto. Por eso estaba muy desenfadado y normalizado, por decirlo de alguna manera bastante delicada.

—Las familias muchas veces son las últimas en conocer esta situación, ¿Cómo se enteró la tuya de los problemas y cómo reaccionó?

—Mi familia se enteró a través de mi hermana y del resto de la gente del pueblo, porque tengo una hermana algo mayor que yo y salíamos por los mismos locales en el pueblo, entonces algunas veces mi hermana me miraba y no estaba haciendo nada bueno. Por otra parte, los hijos de la gente del pueblo hablaban con los padres y estos se lo contaban a otras personas. Yo era un poco llamativo, ya que no me preocupaba mucho lo que pudieran decir de mí o lo que pudieran ver. Mi familia, realmente reaccionó mal. Cuando te enteras de que tu hijo de 15 años está consumiendo determinadas drogas no te hace mucha gracia. Al final se fue llevando, a veces mejor y otras peor.

—Suponemos que hay momentos difíciles para un politoxicómano. ¿Cuál fue para ti el momento más duro, cómo lo recuerdas y cuándo y por qué decidiste pedir ayuda?

—Momentos duros fueron muchos, sobre todo los brotes violentos en casa. Son los que me parecen más duros porque realmente no tenían por qué pasar esas situaciones. Los recuerdo muy duros y cuando pasaban con mucha vergüenza, impotencia, rabia, un poco de todo. Un batiburrillo de emociones que eran excesivas. Realmente la ayuda no la busqué, ella me encontró a mí. Una trabajadora social del ayuntamiento de mi pueblo me conoce desde hace mucho tiempo y estuvo durante años incitándome para que yo dejara las drogas y finalmente me reconoció que una de las intervenciones más duras que tuvo en su vida fue en mi casa, con actitud violenta. Ese fue el punto de inflexión para empezar a plantearme el cambio.

—Otra situación complicada es el paso por la cárcel. ¿Cómo fue para ti esa experiencia y qué aprendiste dentro que te esté ayudando ahora?

—La primera vez que ingresé en prisión, a los 26 años, no aprendí mucho; de hecho, salí más salvaje de lo que entré. La segunda sí que me sirvió, porque estuve en un programa de salud mental y de drogas. Ahí aprendí a conocerme mejor a mí, cuáles son las cosas que me hacen perder el control, alguna que otra técnica para evitarlo, y aprendí que no puedo tratar a todo el mundo de la misma forma y que debo fijarme un poco más en la gente para poder tratarla como se merece. Me sirvió bastante.

—¿Para ti fue sencillo acceder a algún centro que te ayudase a superar tu adicción?

—La primera vez que accedí a un centro fue una unidad de día, por una imposición. Cuando me suspendían una condena iba a una unidad de día, pero iba sin ganas. Esta vez me puse en contacto con la fundación desde la prisión, me están ayudando bastante, y me están dando la oportunidad de formarme. Desde prisión me fue fácil ponerme en contacto con Érguete. Si estuviese en la calle, tampoco hubiera sido complicado ponerme en contacto con ellos, pero tienes que querer, sino no vas a buscar la ayuda necesaria.

—Para desintoxicarte hace falta mucho apoyo. ¿De qué manera te pusiste en contacto con la asociación Érguete y de qué modo te ayudaron?

—En prisión el educador de mi módulo me dio esta salida para la libertad. Me dijo que me pusiera en contacto con la asociación, y desde allí dentro hablé con Elvira y fue ella la que preparó todo para que cuando me dieran el tercer grado de libertad condicional pudiera venir para aquí. El 22 de diciembre ya estaba instalado en la vivienda. Como decía antes, me están dando la oportunidad de formarme porque, por motivos varios, no estudié mucho. Ahora estoy estudiando, haciendo cursos. Tengo 2 educadoras que me ayudan en todo y es muy interesante esta ayuda.

—¿Cómo recuerdas tus primeros días de rehabilitación en la asociación Érguete?

—Los primeros días fueron duros y aburridos porque no hacía mucho. Pero ahora, que estoy muy activo, hago muchas cosas,; me levanto muy contento, hago las cosas porque yo quiero, con ganas,. y lo estoy llevando muy bien. Aprendo a organizar mi tiempo mejor y a sacar ratos para hacer todo lo que quiero.

Fotografía enviada por José desde la asociación Érguete de Vigo mostrando uno de sus lugares preferidos, el mar. / CEDIDA

—¿Qué significado tiene para ti la ayuda que proporcionan asociaciones como Érguete a la gente que está en una situación como la que tuviste tú?

—Para mí es muy importante porque en la vivienda tengo educadoras y en la asociación coordinadoras y me conocen todos. Como decía antes, tienes que querer rehabilitarte, porque si no quieres, si no haces las cosas por ti mismo y las haces por imposición, no te vale. A la larga vas a acabar haciendo las cosas obligado y sin ganas y no te valdrá en el futuro.

—¿Generó algún tipo de depresión o aislamiento el tema de las drogas?

—Más que depresión, yo estoy diagnosticado de hiperactividad y TDAH. Eso lo que hizo fue agravar la situación. De ahí que tuviera tantos brotes violentos. De hecho, llegué a tener alucinaciones. Todo eso causó depresión y malestar. Todo fue porque yo quería salir, pero yo solo no era capaz y no ponía muchas ganas.

—¿Qué le dirías a una persona que está empezando a engancharse y que no ve una salida a su situación?

—Le explicaría que la droga puede causar mucho daño, tanto psicológico como físico; puede hacer daño en tu familia y en tus amistades. Que lo intente con fuerza, que busque ayuda y que no rechace la que le den; y, si recae, que no se dé por vencido. Eso es un proceso más en la rehabilitación. Que no se dé por vencido.

—¿Cuál es el momento más difícil de la rehabilitación?

—El más difícil es todos los días, porque yo siempre voy a llevar conmigo el haber sido adicto. Es una lucha diaria. El salir a la calle, los porros, que sé donde encontrarlos. Lo más duro es luchar a diario, porque habrá días que tendré más ganas de consumir, por cualquier cosa, y otros días menos.

—Suponemos que aunque se salga de la droga todavía habrá miedos. Si los hay, ¿cuáles son?

—Miedo no tengo, lo que tengo es incertidumbre, nerviosismo, por lo que decía tu compañero. Porque esto es una lucha diaria. Por la situación en la que estoy no salgo por las noches, pero en un futuro saldré y veré ambientes de drogas. Y sé de qué va la gente. Por eso tengo incertidumbre y nerviosismo.

—Si pudiera volver atrás, ¿qué consejo te darías a ti mismo para no caer en la adicción?

—Como dije antes, me explicaría muy bien lo de los problemas psicológicos,que pueden arruinar a tu familia. A lo mejor tienes que pasar mucho tiempo encerrado en un psiquiátrico, y cosas así. No me centraría solamente en que la droga me puede matar, porque llegado a un punto hay cosas peores que la muerte. Como decía, que puedes acabar en un psiquiátrico con problemas psicológicos y físicos muy graves que te alejan de tu familia y de tus amistades.

—Y ya para finalizar, ¿cómo ves tu futuro y cuáles son las cosas que has aprendido de toda tu experiencia como adicto a las drogas?

—Yo no pienso mucho en el futuro, porque no sé si voy a llegar a mañana. Pienso en el presente y lo aprovecho para formarme, para mejorar mi futuro y para no caer otra vez en lo mismo. Me centro en el presente y le pido al futuro un trabajo en el que me pueda mantener y una vida tranquila. También me gustaría tener relaciones familiares y de amistad. No quiero mucho más.

—¿Qué has aprendido después de toda tu experiencia?

—Que la droga no es la salida a los problemas y que si tienes un problema y consumes para olvidarlo, lo olvidas en el momento, pero al día siguiente son dos problemas: deudas con malas compañías, periodos físicos y mentales… Aprendí a conocer más a la gente y a mí, y también aprendí que me gusta dar visibilidad a todos los problemas, como a los de las drogas y los de salud mental.