Xosé Antonio Sánchez Bugallo

Alcalde de Santiago de Compostela

El alcalde en el claustro del IES Rosalía de Castro durante el encuentro. / C. F. C.

“El Xacobeo 2021 está dominado por la pandemia”

El regidor declara que la covid-19 de coronavirus y las restricciones de movilidad no ayudan a mejorar la economía ni tampoco la llegada de peregrinos a la ciudad

PAULA BLANCO BARREIRO Y CARMEN ABALO DACOSTA | Santiago de Compostela


Xosé Antonio Sánchez Bugallo (Teixeiro, 1954) es el alcalde Santiago de Compostela. Su carrera como político empezó de la mano de Xerardo Estévez , alcalde de Santiago de Compostela entre los años 1983 y 1998. Entre 1991 y 1999 fue elegido diputado en la Diputación de A Coruña, de la que también fue vicepresidente. Además, desde 1999, es miembro del consejo de administración de la Organización de Ciudades Patrimonio Mundial (OCPM). El regidor santiagués afirma que “este año es totalmente distinto y no tiene nada que ver con los Años Santos anteriores”.


—El Xacobeo nació unido al año santo celebrado en 1993, cuando usted ya estaba en el concello. ¿Cómo cree usted que ha evolucionado desde entonces?

Lo has dicho muy bien: el Xacobeo es una cosa y el Año Santo es otra. El Año Santo es cuando el día de Santiago Apóstol coincide en domingo y se viene celebrando desde, más o menos, 1140. El Xacobeo es muy reciente y hace referencia a toda una serie de actividades lúdicas, deportivas, festivas y, además, no solo se concentra en Santiago, sino que se celebra en muchas otras partes. Por lo tanto, digamos que el Xacobeo es algo que toma causa del Año Santo, pero que busca expandir sus efectos económicos al conjunto de Galicia.

—Pero este año es diferente debido a la pandemia. ¿Cómo piensa usted que va a desarrollarse de aquí a que termine y cuáles son sus previsiones sobre su efecto en la ciudad?

—Me gustaría saberlo. Es una magnífica pregunta que desgraciadamente no tiene una respuesta tan fácil. Vivimos un tiempo de incertidumbre en el cual hay que entender algo fundamental: la clave para que el Año Santo se desarrolle con un mínimo de normalidad, es la confianza y la seguridad. Si hay seguridad porque estamos vacunados no sólo nosotros, sino el conjunto de la población de España, de Portugal, de Francia, de Reino Unido, de Estados Unidos, de Corea o de Japón... que es de donde vienen el mayor número de peregrinos y de visitantes a Santiago, se recuperará la normalidad. Mientras esto no suceda, todo esto va a ir muy ralentizado y muy poco a poco. Yo espero que a la vuelta del verano todo esto mejore mucho y si se cumplen las previsiones de que el 70% de la población esté vacunada; si no es así, se demorará y es probable que este Año Santo, la principal celebración y la mayor concentración de personas, no sea en el Año Santo 2021, sino en su prolongación a 2022.

—¿Y los fuegos del apóstol se van a celebrar, ya que hay un gran número de personas acumuladas?

—Acabo de firmar esta mañana los papeles para sacar la licitación de los fuegos; por lo tanto, va a haber fuegos del apóstol, pero probablemente se vayan a celebrar de forma parecida a cómo fue el año pasado. Recordaréis el gran cambio: antes se concentraban en la Catedral y en la plaza del Obradoiro, pero eso ahora no es posible por razones patrimoniales y por razones de seguridad. Por eso, el año pasado hicimos un intento diferente, y es que se celebre en múltiples sitios de la ciudad de forma coordinada: en la Ciudad de la Cultura, en la zona del Restollal y en la propia Alameda; es decir, iríamos otra vez a un esquema de ese tipo, intentando describir un círculo de diferentes puntos, para evitar la concentración y para garantizar la seguridad.

—Debido a las restricciones de la covid los peregrinos no están llegando en este primer semestre. ¿Cómo cree usted que influirán medidas como las vacunas durante lo que queda de año santo?

—Los peregrinos empezarán a circular de nuevo cuando ellos estén vacunados y cuando la mayor parte de la población esté vacunada. Mientras eso no se produzca, la peregrinación no se va a recuperar.

—Un efecto digamos positivo de la pandemia es que el Papa Francisco ha permitido que se celebre por primera vez el Xacobeo durante dos años seguidos. ¿De qué modo piensa que afectará a la ciudad esta medida excepcional?

—No es la primera vez, sino la segunda, que esto sucede. Creo que lo fuerte del Año Santo va a ser en el 2022. Confío en que, a partir del mes de julio, se cumpla el compromiso de tener vacunada al 70% de la población lo que va a provocar una recuperación. Primero va a empezar por la más cercana, España y Portugal, pero progresivamente se va a ir extendiendo. Y doy por hecho que en el 2022 estaremos todos vacunados en todos los países, o casi todos, que son los principales emisores de peregrinos y turistas hacia Santiago y que, por lo tanto, va a haber una recuperación notable. Yo creo que el 2022 va a ser un año excelente.

—Desde el ayuntamiento usted ya ha estado implicado en la gestión de varios años jubilares. ¿Cómo le está resultando su organización en esta ocasión respecto a la de otros años y de qué manera le afecta en su trabajo diario como alcalde?

—Este año es totalmente distinto, no tiene nada que ver con los años Santos anteriores. Yo estuve en el Año Santo del 93, del 99, del 2004 y del 2007, estuve en cuatro años santos, y este no tiene nada que ver con ninguno de ellos, es todo completamente diferente. El Xacobeo 2021 está dominado por la pandemia. Incluso el año pasado o año y medio, la principal preocupación era dónde íbamos a meter a la gente, cómo la íbamos a acoger, dónde iban a aparcar los coches, los que vinieran en coche y para ello hemos habilitado un programa de aparcamiento periférico en el borde de la ciudad. Mis preocupaciones eran unas que no tienen nada que ver con las preocupaciones que tengo ahora mismo. Ahora mismo las principales preocupaciones son: primero, asegurar la seguridad sanitaria de las personas, de los que estamos y de los que vengan, y segundo, intentar que el tejido económico, sea la hostelería, sea el comercio, sobreviva para poder ser operativo el Año Santo. De hecho, los recursos que teníamos previsto destinar a hacer aparcamientos de borde, se han ido al comercio y a la hostelería o en ayudas a los sectores sociales más desfavorecidos. Por lo tanto, ha habido un viraje, no me atrevo a decir de 180 grados, pero, desde luego, de 170, sí.

—¿Qué importancia tiene para el año santo la colaboración entre el ayuntamiento, el arzobispado, la Xunta de Galicia y otras instituciones y cómo es esa colaboración?

—Es vital. Tenemos intereses que son coincidentes en muchas cosas, y a veces tenemos aspectos que nos diferencian a unos de otros. Para la Xunta, una de sus grandes preocupaciones es extender el fenómeno al conjunto de Galicia y, por lo tanto, que haya muchos otros ayuntamientos que se beneficien. Para la Iglesia, lógicamente, ellos tienen una visión diferente de la nuestra. Lo principal para nosotros es que los peregrinos que visitan Santiago estén cómodos, tengan ganas de volver y que pueda coexistir y convivir, si es posible, la población que viene de fuera con los que estén aquí dentro. Pero, en realidad, todos trabajamos de forma conjunta, para que todos puedan cumplir sus objetivos. Porque si uno fracasa, fracasan los demás; es decir, si las personas que vienen a Santiago no están seguras, no están cómodas, no tienen ganas de volver, eso tiene consecuencias muy negativas para el resto de Galicia. La Administración General del Estado, que es la que garantiza la seguridad de los Caminos de Santiago, y con eso me refiero, a policías y a guardias civiles, todos tenemos que trabajar conjuntamente; y si sale bien, sale bien para todos, porque no es posible que salga bien para uno sí, y para los otros no. Si uno falla, al final los otros también fallan.

El alcalde con alumnado de 1º de ESO durante la entrevista en el claustro del IES Rosalía de Castro. / P. R.G.

—Son varios los nombres para llamarle a lo mismo: Año Santo, Xacobeo, Año Jubilar. ¿Cuál es el que más le gusta y por qué?

—Es que no es lo mismo. Año Santo, se deriva de una encíclica, de una bula del Papa Calixto II de principios del siglo XII, que dice que cuando el día de Santiago coincida en domingo, todos los peregrinos que vengan a Santiago, y cumplan determinados requisitos, verán perdonados todos sus pecados. La clave del Camino de Santiago al revés que otros santos, que su objetivo es hacer milagros, en Santiago el milagro es el perdón y la reflexión. El Año Jubilar, de alguna manera, sí es una referencia al año Santo. Y año Xacobeo, aprovechamos que este año es año Santo, para ver cómo extendemos y desarrollamos un montón de actividades lúdicas para el conjunto de Galicia, de las que se puedan beneficiar todos los ayuntamientos de Galicia, incluso los que no están en ninguno de los caminos de Santiago. Pero pocos hay, porque hay múltiples caminos, que vienen de arriba, de abajo, de la costa, del interior, de Portugal, de Castilla... Hay múltiples caminos. Por lo tanto, hay muchos ayuntamientos atravesados por Caminos de Santiago, pero hay 150 que no. El Xacobeo, es la secularización del Año Santo.

—¿Y no sabe usted, cuántos caminos aproximadamente habrá para llegar a Santiago, en este año Santo?

—Todos. Cada uno puede elegir el suyo, pero, en principio, reconocidos oficialmente hay siete.

—Su oficina en el Pazo de Raxoi está situada al final del camino y seguro que ha conocido muchas historias de visitantes o peregrinos. ¿Cuáles le han impactado más y por qué?

—He conocido historias a montones, y algunas impresionantes, que a lo mejor no todo el mundo las entiende. Un día, llega una peregrinación de suecos, encabezados por un franciscano, y yo le dije: “Qué raro, pensé que en Malmö, -la ciudad de la que venían-, erais protestantes”. Y él me dijo: “Sí, casualmente yo soy el obispo evangélico, pero tengo una gran admiración por San Francisco y he querido venir a Santiago vestido de franciscano”. Me llamó muchísimo la atención. Luego, me llaman muchísimo la atención personas que hacen el Camino de Santiago y vienen peregrinando; y cuando hablas con ellos, te dicen que no son cristianos, pero que, en cambio, hacen caminos larguísimos. Recuerdo, alguna anécdota con personas de Corea o de China, y de preguntar: “¿Tú eres cristiano? Y ellos decían: “No, en realidad, yo soy budista o taoísta, pero me ha llamado la atención esto y he decidido hacerlo”. Y luego, en un país como Bélgica, hacen el Camino de Santiago porque es una pena alternativa a estar en la cárcel. Entonces, la gente que está en la cárcel puede elegir hacer el Camino de Santiago, saliendo de Bruselas para revivir su pena en la cárcel y, en lugar de la cárcel, hacen el Camino. Y a mí me llama mucho la atención. Y, en algunos casos, las personas están acompañadas de sus guardianes. Son presos, pero no vienen presos, y hacen el Camino de Santiago para revivir sus penas. Luego muchos otros hacen el Camino de Santiago buscando a alguien muy importante en su vida, que es él mismo, porque se ha perdido y dice: “Hago el Camino para reflexionar y para pensar qué voy ha hacer de mi vida”. Hay muchísimas historias impresionantes. Cada uno tiene la suya.

—Muchos de los que llegan andando, en bici o a caballo han hecho un gran esfuerzo para conseguirlo. ¿Por qué piensa que este camino logra transformar habitualmente a las personas que consiguen hacerlo?

—Hay muchos momentos en la vida de las personas, que estamos necesitados de un cambio; es decir, en la vida ordinaria. Vosotros aún sois muy jóvenes, pero hay muchos momentos en la vida en las que las personas llegan, o podemos llegar, a un punto sin salida; un punto, en el que no sabemos por dónde seguir. A lo mejor, hemos estado muy centrados en nuestro trabajo, hemos abandonado muchas otras cosas; a lo mejor, hemos tenido una crisis personal o familiar. Por cualquier razón necesitamos salir de ese punto en el que estamos y necesitamos respirar de otra manera, reflexionar de otra manera. Y hacer ese camino nos da esa oportunidad. De repente, te pones y te encuentras con personas que no conoces; de repente, te planteas cosas diferentes, empiezas a ver cosas que son distintas y a moverte en un espacio y con preocupaciones muy diferentes a las que estás en el día a día. Muchas veces, esto te hace abrir perspectivas que no se plantean. Por ejemplo, hace muchos años a mí me gustaba mucho el ciclismo; entonces, cuando había un tema al que yo no le veía solución, agarraba la bicicleta, me iba por los montes a hacer kilómetros y, curiosamente, cuando estaba muy cansado, aquello a lo que no le veía solución, se me aparecía la solución de repente. Muchas veces, no ves las cosas que tienes delante porque no las ves. Yo creo que el Camino les hace un efecto parecido. De repente, empiezas a valorar lo que es importante y lo que es lo menos importante; qué me interesa realmente, a dónde voy o a dónde quiero ir. Yo creo que les ofrece esa oportunidad.

—¿Qué mejoras tienen previstas en cuanto a la movilidad tanto para turistas y peregrinos caminantes como para todos los que llegan en bicicleta, autobús, tren, avión o sus propios vehículos?

—Ese es uno de los grandes retos. Hace año y medio pensábamos que este año íbamos a tener 10.000.000 de personas en Santiago. Entonces se estaban elaborando planes muy potentes. Uno de ellos tiene que ver con la reordenación de los autobuses y de su llegada, y por eso hay una estación de autobuses ahí abajo, pegada a la estación de ferrocarril. Se cambia la parada de autobuses, que estaba en la Rosa y se lleva al Hórreo, y se refuerza la dársena de Juan XIII. ¿Por qué? Porque cada Año Santo hay dos millones y pico, tres millones de personas que vienen en autobús. Son expediciones que vienen desde muchos puntos de España, de Portugal o de Alemania, y hay que conseguir que esas personas bajen del autobús, vayan a la Catedral, hagan lo que quieran hacer y, luego, que cada uno se suba a su autobús. Es una logística bastante complicada. El último año del que tengo datos, que es del 2010, llegaron por esa vía, aproximadamente, dos millones de personas, en cuarenta y siete mil autobuses, que no van repartidos día a día, sino que se concentran, sobre todo, los viernes, sábados y domingos. A lo mejor, quinientos o seiscientos autobuses cada día. Y, lógicamente, tienes que procurar que el señor que viene de Braga, Portugal, suba al autobús de Braga; no lo puedes meter en el autobús en el que viene la parroquia de San Juan Evangelista de Ciudad Real y mandarlo a Ciudad Real. Eso, que parece sencillo, tiene sus complicaciones, porque hay mucha gente mayor que no está muy acostumbrada a viajar. Otro plan es el refuerzo del aeropuerto y, luego, lo que nos preocupa más son los coches, porque vienen muchísimos . El verano del 2019 hubo en el mes de agosto cinco veces, colapso en la ciudad; esto quiere decir que llegaron tantos coches a la ciudad que las entradas colapsaron. Los coches no andaban ni para delante ni para atrás. Por eso estamos montando un control de accesos muy potente, con cámaras, con elementos que permiten controlar los accesos, y para eso era el programa de aparcamientos de borde. Algunos ya los tenemos, pero los más potentes, por ejemplo, uno que íbamos a hacer para dos mil coches en el Cruceiro de A Coruña, los hemos pospuesto, porque el dinero que estaba para eso, lo hemos derivado a otros fines: básicamente, para la ayuda de la hostelería y el comercio. Pero intentaremos retomarlo para el año siguiente.

—En particular, todos los años llegan muchos turistas a la ciudad por avión, pero este año no hay prácticamente ningún vuelo. ¿De qué manera va a afectar esto al año santo y en qué alternativas están trabajando?

—No sé; eso se va a recuperar. Al haber cierre perimetral, los turistas no pueden venir ni por avión ni por tren ni en autobús ni en su coche particular. Por lo tanto, es simplemente que no están llegando. Cuando se abran los cierres perimetrales, se permita viajar y se recupere el nivel de seguridad y confianza, van a empezar a llegar y se van a reponer los vuelos. Ahora mismo, trenes para Madrid hay poquísimos, pero eso se va a recuperar cuando se recupere la movilidad. Ahora no hay trenes, porque la gente no puede viajar; hay, me parece, dos vuelos diarios a Madrid porque la gente no puede viajar, más que los que tienen una autorización para hacerlo. Por lo tanto, eso va a cambiar en cuanto se recupere la movilidad.

—Y ya para finalizar, ¿querría usted darle algún consejo a los visitantes y a los peregrinos que estén pensando en hacer el Camino de Santiago durante lo que queda de Xacobeo?

—Todo lo que les pediría es que no renuncien a hacerlo, que, lógicamente, verifiquen las medidas de seguridad antes de hacerlo, que sean respetuosos con las normas, pero que nosotros nos vamos a esforzar para que Santiago sea una ciudad acogedora, preciosa y segura.