Francisco José Franco del Amo (Bergondo, 1960) es licenciado y doctor en ciencias Biológicas por la Universidad de Santiago de Compostela (USC). A principios de los años 90 trabajó como Becario Postdoctoral en el Roche Institute of Molecular Biology (Nueva Jersey, EE. UU.) y en su regreso a Galicia fue investigador y profesor ayudante en la USC. Como parte del equipo técnico de los Museos Científicos Coruñeses participó en el diseño del Aquarium Finisterrae, que dirige desde 2002. Además ha escrito numerosos artículos científicos y de divulgación y ha participado en programas de radio y televisión y es colaborador de La Voz de Galicia.
—Es usted biólogo y director del Aquarium Finisterrae en A Coruña. ¿Qué influencia tuvieron sus estudios, sobre todo el máster en Estados Unidos, en su trabajo actual?
—En realidad, cambié de puesto, porque yo soy biólogo molecular y hago una carrera como tal. Por eso me formé un tiempo en EEUU, pero, al volver, comenzaban su andadura los Museos Científicos Coruñeses y me dediqué a la divulgación científica porque me pareció muy interesante. Entonces, cambié del laboratorio a los Museos Científicos. Allí tuve diferentes puestos y, finalmente, me hice director del Aquarium Finisterrae. Sabéis que los Museos Científicos son gestionados por el ayuntamiento de A Coruña, por lo que tuve que hacer una oposición. La conseguí y comencé en el departamento de educación y luego como director del acuario.
—Nosotros estamos investigando en nuestro periódico los peligros que amenazan la fauna marina. De todos ellos, ¿cuáles son los más importantes y por qué?
—Yo lo dividiría en tres partes. La primera, el cambio climático, que está produciendo una serie de cambios importantes. En el océano el principal es que se está calentando el agua del mar. El calor específico del agua es mayor que el del los sólidos, por ejemplo, el acero u otros objetos sólidos, pero eso no significa que calentarla implique mucho más calor; por tanto, va mucho más lento que, por ejemplo, la tierra, pero tiene la desventaja de que se enfría mucho más lento, con lo cual, si algún día conseguimos resolver el problema del cambio climático en tierra, el océano seguirá caliente, por lo que seguirá calentando la atmósfera y seguirá teniendo cambios negativos para la raza humana. Este es uno de los problemas más importantes, el cambio climático.
Después, hay dos de los que no se habla mucho, pero que también son muy importantes. Uno es la sobrepesca, la utilización incorrecta de la vida pesquera, que está acabando con muchas especies. Aquí se está avanzando a mayor velocidad que con el cambio climático para intentar que se haga un uso más racional de los recursos del océano. Se ha dividido el océano en parcelas y hay organismos importantes que se dedican a gestionar estas parcelas, de modo que se pueda pescar menos dándole una serie de cupos a las distintas pesquerías y, también, fijando qué especies se pueden pescar y cuáles no. Esto a los pescadores les molestó muchísimo al principio pero ahora hacen más caso.
Y el tercer capítulo, también muy importante, es la contaminación. La contaminación del océano por plásticos no es solo lo que tiramos al mar, que también, sino lo que se vierte a los ríos. En el Telediario han hablado de una cosa muy interesante de la cual no hablamos: el Ganges,, que es uno de los mayores ríos del mundo y que tiene ese efecto religioso y mágico para los hindúes, va vertiendo al mar una cantidad tremenda de basura y produciendo la contaminación del Índico de forma muy notable Incluso hay una serie de asociaciones hindúes con sensibilidad por la contaminación del océano que está recogiendo todas esas flores y todos esos vertidos que los hindúes van haciendo con los entierros y están reconvirtiendo las flores vertidas al Ganges en productos sostenibles, como por ejemplo velas u otros productos. Y también sucede con el Mediterráneo, que se ha convertido en un tremendo destino de la basura que vierte Europa, sobre todo los países mediterráneos: Argelia, Egipto con el Nilo y otros grandes ríos. Por lo tanto,la contaminación es otro de los grandes problemas que tiene el océano y, como ves, los tres que he enumerado tienen efecto antropogénico, que quiere decir que los genera el hombre con su actividad. Cada vez somos más habitantes en el planeta y, por tanto, hay que empezar a tener en cuenta estos problemas de contaminación que sufre el océano por la actividad humana.
—Antes habló de la sobrepesca. ¿Qué pasaría si algún pescador pesca más de lo que debe?
—Pues, lógicamente, uno de los principales problemas es que se fijan mucho en los adultos, los peces grandes; entonces, al acabar con estos peces grandes, muchos de ellos hembras, lo que pasa es que cortan el ciclo de reproducción. Esto pasaba, por ejemplo, con los salmones. Ellos nacen en el Caribe y luego migran por todo el Atlántico hasta llegar a los ríos europeos. Si pescan a los reproductores, a los “papás y mamás” de los atunes, no vas a tener crías y, por lo tanto, se va a interrumpir el ciclo reproductivo. Pasaba también con las anguilas el mismo caso: nacen en el Caribe, cruzan el Atlántico y acaban en los ríos europeos. Si nos da por comer angulas, pues no van a crecer y el ciclo de reproducción de la anguila se va a interrumpir, tal y como estaba sucediendo. Entonces, hay que dejar de comer y de capturar angulas para que puedan crecer, cruzar el Atlántico y reproducirse allí, y luego cruzar el Atlántico ya como adultos para comenzar el ciclo de reproducción. Entonces, esto es un problemita al cual los pescadores han tenido que adaptarse, ya que han tenido que utilizar nuevas estrategias.
—El calentamiento global es quizás uno de los más importantes. ¿De qué modo afecta ahora mismo y afectará en el futuro a la fauna del mar?
—Es un problema enorme, uno de los grandes problemas globales. El principal problema que existe ahora mismo es político, ya que, a nivel técnico, los científicos ya han acumulado todas las evidencias sobre cómo influye, pero los políticos no acaban de implementar los planes adecuados. Incluso hay países negacionistas del cambio climático que dicen que no es tan importante y no han tomado medidas adecuadas. Sobre todo, los más contaminantes en este sentido, como son China, la India o como lo fue Estados Unidos, que se va incorporando de forma muy tímida a los planes para prevenir el cambio climático. Yo diría que el principal problema ahora mismo es político y no técnico, porque a lo largo de muchos años los científicos han ido acumulando evidencias y ya saben cómo influye el cambio climático a muchos niveles. De hecho, el más obvio o más evidente, lo habéis visto porque es muy fotogénico, es el derretimiento de la Antártida; ya veis cómo los osos polares, por ejemplo, van quedando aislados en parcelas cada vez más pequeñas o cómo de los grandes glaciares de la Antártida se van desgajando los icebergs que se convierten en islas flotantes de gran tamaño. Pero luego, influye también de forma muy notable en la distribución de las especies; por ejemplo, en el Atlántico, aquí en Coruña, si vais al puerto, al principio se veían tímidamente pero ahora se ven cada vez más seriolas unos peces grandes parecidos en tamaño a los atunes, que no se veían porque son típicos del Mediterráneo, pero ahora son cada vez más frecuentes. Estos quieren vivir en un agua un poquito más caliente que la de la costa gallega y vivían en el Mediterráneo, pero ahora están llegando a las costas de Galicia. Luego, hay unos peces que se llaman migradores lessepsianos, que fue el que diseñó y construyó el Canal de Suez; estos peces vivían en el Índico y, a través del Canal de Suez, fueron entrando en el Mediterráneo y ahora los podemos ver allí. O sea, que uno de los efectos del cambio climático en la fauna es la distorsión de su distribución geográfica. Los peces vivían en determinados mares y ahora viven en otros completamente distintos, con todo lo que esto significa de adaptarse y también de distorsionar la vida de las especies autóctonas.
—En Santiago vemos que el río Sar no va muy limpio. Y esto pasa en muchos ríos. ¿Qué efectos tiene esta contaminación en los animales cuando llega al mar y, de forma particular, en las rías gallegas?
—El vertido más peligroso de los ríos es la contaminación química, es decir, que se vierten enormes cantidades de productos químicos que habitualmente proceden de la fertilización, del campo o de empresas, industrias que utilizan estos productos químicos y luego los vierten sin control a los ríos. Lógicamente, a los animales, al igual que si nosotros tomamos productos químicos lesivos para nuestra salud, les cambia el metabolismo y les daña muchísimo. A muchos incluso les afecta a las hormonas sexuales y tienen ciclos raros o se reproducen de forma rara. También les pueden producir tumores y todos los efectos que podamos ver en el ser humano por consumo de productos químicos se producen también en los animales. Luego también hay productos que producen un crecimiento desmesurado. Uno muy famoso, por verse mucho, es la utilización de fertilizantes en las fincas, las leiras de los paisanos en las que se suelen utilizar productos basados en el nitrógeno, que luego, por la lluvia o por los riegos, llegan a los ríos y producen crecimientos desmesurados de las algas de los ríos. Por eso a veces se ven los ríos completamente llenos de algas debido a una sobrefertilización por culpa de los vertidos de las granjas o de las leiras. Esto hay que ir cambiándolo, utilizando fertilizantes más amables con el medio ambiente. También, como sucede con el mar, los agricultores van habituándose cada vez más a estos nuevos fertilizantes.
—Otro tema preocupante es la influencia de los plásticos y microplásticos en los que se enganchan o que envenenan a los animales. ¿De qué manera afectan a la fauna marina y también más tarde a nosotros cuando comemos pescado contaminado con microplásticos?
—La contaminación por plástico es una de las grandes contaminaciones del mar, y va desde objetos enormes a plásticos muy pequeñitos; por ejemplo, las redes a la deriva que se utilizan para pescar los atunes u otros peces y se abandonan. Estas redes acaban atrapando animales de gran tamaño, como tortugas o focas, y dañándolos mucho. Esta sería la contaminación por plástico de gran tamaño. Pero luego la luz solar, o incluso las olas, acaban destruyendo botellas de plástico u otros objetos de mayor tamaño y acaban convirtiéndolos en pequeñas partículas que se van acumulando a lo largo de la cadena trófica, que los peces pequeñitos se comen y luego estos son devorados por otros más grandes y así sucesivamente hasta que un pez de gran tamaño, como el atún, acaba con el organismo lleno de bolitas minúsculas de plástico. Esto genera problemas en su sistema digestivo y en su fisiología. En el ser humano lo mismo: si comemos atún acabamos acumulando en nuestro organismo trocitos de plástico que provocan todo tipo de perturbaciones en nuestro sistema digestivo y nuestros órganos. Por lo tanto, es un problema bastante serio, sólo que se ha centrado mucha atención por parte de organizaciones y por parte de los ecologistas porque es muy visible, mucho más que la contaminación por químicos, pero sin duda alguna es un problema que está allí y que hay que tener en cuenta.
—Otro asunto importante es la sobrepesca con grandes barcos y redes muy largas ¿Qué deben hacer las autoridades en este sentido para tenerla controlada?
—En primer lugar, ahora se están implementando programas de una vuelta, por así decirlo, a los tiempos antiguos. Un gran problema de la sobrepesca es que la llevan a cabo industrias gigantescas con barcos con congeladores enormes que, incluso, no tocan puerto. Si pescan en alta mar congelan y desembarcan cajas de congelados en los puertos, cambian de tribulación y estos barcos nunca salen del mar. Hay que tener en cuenta que el pescado es la mayor fuente de proteína que los seres humanos utilizamos; y, por lo tanto, grandes países como China o India, o incluso como Europa, son responsables de esta sobrepesca. Lo que están intentando muchos gobiernos es convencer a los pescadores que actúen a nivel local, es decir, que los barcos pequeños que un día se retiraron del mar vuelvan a él; y que los consumidores pidan y compren pescado de origen local. Si vas, por ejemplo, al mercado de Santiago o al mercado de Lugo, se ve cada vez más pescado de origen local como la xarda u otros pescados que se pescan a muy poca distancia de la costa. En particular,la xarda, la caballa, está muy regulada, tiene un cupo que establece la Unión Europea en el que a España le toca una serie de toneladas y cuando se acaba no se puede pescar más. Hace unos días ha empezado la temporada de la pesca de la xarda, por lo que la podemos encontrar en muchos sitios. Además, es un pez bueno desde muchos puntos de vista porque no sólo se puede pescar, sino que es un pescado azul, que es mejor que el blanco para consumirlo, mejor para el organismo humano; es el típico pescado cuyo consumo es muy aconsejable y que tiene muchos beneficios tanto ecológicos como para la salud humana.
—¿Cuál es la causa de que la sobrepesca aumente con el paso del tiempo?
—La avaricia, la codicia del ser humano. La sobrepesca aumenta porque las grandes compañías quieren pescar cada vez más porque quieren vender cada vez más. Sobre todo, porque hay una gran cantidad de países con una gran cantidad de consumidores que necesitan esa fuente de proteína y consumen mucho. Hay otra solución que es muy interesante, que es la acuicultura, que está creciendo cada vez más; consiste en cultivar el mar en granjas de una forma mucho más controlada y sostenible. Este pescado, aunque es un poco menos sabroso que el salvaje, es mucho más respetuoso con el medio ambiente. En Europa está aumentando, por ejemplo, el cultivo de la trucha, el salmón o la dorada. Antes, el alimento de estos peces se hacía con peces pescados, pero ahora ya se hace con vegetales. Esto será una gran solución de cara al futuro.
—Así mismo, hay nuevas especies que llegan de diferentes zonas del mundo e invaden nuestras aguas. ¿Cómo le afectan estas especies invasoras a la fauna marina de las costas de la península?
—Lo principal es que perturban el ecosistema y la cadena trófica de forma muy notable. Las especies autóctonas acaban aprendiendo a manejar a estas especies invasoras, pero no siempre. Por ejemplo, A Coruña es muy famosa por la invasión en el embalse del Cecebre,que es de donde nos proveemos el agua para beber, por los cangrejos de río. Estos cangrejos llegaron al embalse por ser una mascota muy codiciada; la gente los compraba para los acuarios de casa y, cuando se cansaban de ellos, los soltaban en el embalse; allí se reprodujeron de forma completamente incontrolada y acabaron consumiendo las especies autóctonas, tanto a los invertebrados como a los vertebrados). Generaron unas poblaciones de cangrejos americanos, que eran cangrejos de río que se soltaban enormes, pero las nutrias acabaron aprendiendo a capturar cangrejos de río y ahora los tienen bajo control. Lógicamente, no podemos depender de otra especie para llevar a cabo estos controles, y lo que hay que hacer son políticas de control de las especies invasoras. Y así pasa con muchas otras especies, como los visones, con los que también sucedió; los ecologistas, en un arrebato, decidieron soltar los visones de las granjas. Estos eran visones americanos, muy agresivos, que acabaron eliminando a los visones europeos. Esto ahora está pasando con la avispa velutina de origen china, que es muy grande y muy voraz; es un gran depredador que está acabando con las colmenas autóctonas en toda España, sobre todo en Galicia. Entonces, estas especies son de muy difícil control, pero requieren un control, para empezar, por parte de las autoridades. La Xunta está dándolo todo en el control de la velutina, pero también es necesario por parte de los agricultores. Al final son la clave de muchas cosas y, al igual que los pescadores, son fundamentales en este control. Y también, lógicamente, es importante la participación de la población general que tiene en sus fincas muchas veces nidos de velutina difíciles de controlar y que acaban siendo un problema para la salud, porque producen unas picaduras muy venenosas.
—¿Por qué cree que el año pasado animales marinos que no son de aquí atacaron a los barcos?
—Yo creo que ese caso es muy anecdótico y fue por parte de delfines que estaban jugando. Los delfines son mamíferos, ya lo sabéis, y son muy inteligentes, como las focas y muchos otros, por lo que yo creo que era una actividad de juego. Los delfines y muchos otros mamíferos marinos que antes no llegaban tan frecuentemente a la costa gallega lo están haciendo porque hay mucha comida, precisamente porque nosotros estamos protegiendo la costa, y ellos aquí tienen mucho alimento. Es el caso de la xarda, de la caballa, y de muchos otros peces que antes existían en menor número pero ahora existen en un número mucho mayor porque tenemos áreas protegidas, como por ejemplo, toda la bahía de Cedeira y las Rías Baixas, donde los delfines acaban detectándolo y vienen a comer, aunque también les gusta mucho el juego. Lo que pasó con esos barcos, que eran yates de recreo o de entrenamiento de la armada, yo creo que era simplemente juego. No estamos para nada en su cadena trófica ni tienen por qué molestarnos. De hecho, son incidentes muy ocasionales y no son habituales.
—El verano pasado nos visitaron especies como las orcas que no son muy habituales en Galicia. ¿Por qué ocurre esto?
— Las orcas son más habituales de lo que se cree, pero no se acercaban a la costa. Ellas vivían y cazaban más lejos. Si se sobrepasan las Cíes con barcos ya son bastante más frecuentes. Llevan muchos, muchos años visitándonos, incluso reproduciéndose en nuestras aguas. Lo que no hacían era acercarse tanto. Ahora, por ejemplo, ya entran en la ría de Vigo y en otras rías gallegas, y es cuando las estamos viendo los que no nos embarcamos; pero la gente que se embarcaba ya las veía más allá de las Cíes. Se veían, y se veían mucho.
—¿Qué animales marinos tienen más probabilidades de extinguirse hoy en día y por qué?
— Una especie que estuvo a punto de extinguirse y que sin embargo su programa de protección funcionó muy bien, es el atún rojo. No era el que capturábamos, pero era el que capturaban las grandes empresas, y estuvo a punto de extinguirse, le faltó muy poquito porque llegaron a cazar todos los reproductores. En España, el atún que es el yellowfin, el bonito del norte, se capturó siempre con artes muy respetuosas, o con caña o con las almadrabas,que son muy respetuosas, y sin embargo, no estuvo nunca amenazado ni está ahora amenazado de extinción. Pero el atún, que se capturó en cantidades desorbitadas porque países como Japón lo capturaban en cantidades enormes, estuvo a punto de extinguirse. Sin embargo, el mar se dividió en distintas zonas y cada zona estuvo regulada por inspectores y por los propios gobiernos de cada zona y se consiguió frenar esa pesca abusiva y se está recuperando el atún rojo. De hecho, ya no está en la lista roja de muchos organismos porque se ha recuperado, ya se puede volver a pescar con criterios razonables.
—Antes dijo que el año pasado las orcas se habían acercado más a la costa. ¿Por qué sucedió esto?
—Por la abundancia de comida para ellos, ya que se han recuperado muchas especies, por ejemplo, como dije antes, la xarda, que es un alimento natural de las orcas y de muchos otros. Por eso, han aumentado mucho las poblaciones y, por lo tanto, donde ellas antes tenían poca comida, ahora tienen muchísima, lo que las llevó a acercarse y entraron en la ría, que era lo que antes no hacían.
—¿Cuáles serían las consecuencias de la extinción de algunos animales marinos que están en peligro ahora mismo?
—La extinción de especies tiene varias consecuencias: la primera y más importante es que las redes que se forman, que como ya sabes en los ecosistemas tanto en tierra como en mar hay redes tróficas, hay animales que se comen a otros. Si sacas uno de ellos, todo el ecosistema se distorsiona. En el mar se pueden ver menos fácilmente, pero en tierra se puede ver muy fácilmente. Ahora hay mucha polémica con los lobos. Lógicamente, los lobos se están comiendo al ganado y los agricultores protestan mucho. Pero si tú sacas el lobo de un ecosistema y lo eliminas, como sucedió en España, eso perjudica a todo el ecosistema; comienzan a crecer otros depredadores y dejan de aparecer otros animales y, lo que antes era un ecosistema sano, empieza a estar enfermo y con problemas en las redes tróficas. Esto pasa igual en el océano; si tú quitas las orcas o quitas grandes depredadores, pues sus presas actuales comienzan a crecer de una forma desmesurada y lo que comen esos animales también pasa lo mismo, comienzan a crecer de forma desmesurada y también te quedas sin ellos para poder comer. Eso también pasó con la xarda y con el atún que, al ser pescados de forma desmesurada, comenzaron a comer los peces más pequeños, que eran lo que los pescadores pescaban y que llegaba al mercado. Entonces, la principal consecuencia negativa es el desequilibrio de los ecosistemas si se pescan estas especies de forma irracional. Por lo tanto, en la vuelta a aquellas prácticas, yo creo que en España la pesca del bonito del norte es un gran ejemplo de pesca razonable, pues es la solución y lo que hay que hacer. Los consumidores tenemos que apoyar esa pesca consumiendo esas especies. Cuando vamos al mercado y vemos que ya hay bonito del norte, esa es la especie que tenemos que comprar, y que, por cierto, está muy rico y se compra muchísimo.
—¿Qué impacto tendría en las especies marinas la creación de zonas protegidas?
—Aquí, por ejemplo, en Galicia, hay una experiencia que ha funcionado muy bien y en la que colaboran todos, tanto los científicos como pescadores. Es la ría de Cedeira. En ella, la ría misma, no se puede pescar nunca; no es que haya vedas, es que no se puede pescar. Lo apoyó la cofradía, lo apoyaron los pescadores y los biólogos de la Xunta, pues le dijeron cómo tenían que hacerlo y se hizo. Es una reserva marina, es un espacio del mar en el que no se puede pescar y eso produjo un efecto curioso y positivo, y es que las zonas del mar vecinas que ya no son la ría de Cedeira se llenaron de peces de toda clase. Entonces, los pescadores han obtenido zonas del mar donde sí pueden pescar, en las cuales pueden pescar mayores cantidades y los reproductores viven en la ría de Cedeira, que es donde viven y donde se reproducen. Luego los hijos salen a esas dos zonas del mar donde los pescadores sí pueden faenar. Fue lo que los biólogos llamamos simbiosis, que es una cooperación entre los pescadores y los biólogos que está siendo muy útil para el medio ambiente y también para la economía. Es un ejemplo de sostenibilidad y lo tenemos aquí al lado.
—¿Qué le aconsejaría a gente como nosotros para que ayudasen a mejorar el futuro de la fauna marina?
—La primera cosa es ser consumidores responsables; por ejemplo, en casa podéis pedir para comer aquellas especies más sostenibles, aunque ya sé que no os gusta muchas veces el pescado. En eso influirán vuestros padres, que comprarán esas especies y poco a poco se irá modificando el hábito de consumo y se irá mejorando. Y después, cuando vais a lugares costeros, sed lo más responsables posible con el sitio en el que estáis. No tiréis productos, ya que ahora ya hay muchas papeleras; no piséis zonas de la costa protegidas como, por ejemplo, si vais a Corrubedo, no piséis la duna porque es un espacio muy protegido y un espacio muy valioso desde el punto de vista marino. Y así también, con el resto de ecosistemas de la costa, sed lo más respetuosos que podáis.