José Ortega y Gasset

11. José Ortega y Gasset (1883-1955)

José Ortega y Gasset nació en Madrid en 1883 en el seno de una familia burguesa, liberal e ilustrada. La experiencia del 98 y la realidad de su entorno marcan su temprana vocación intelectual, que pronto buscó en la cultura filosófico-científica europea una solución a los problemas seculares de España. Estudió filosofía en la Universidad Central de Madrid de 1905 a 1908, y luego pasó largas estancias en las universidades alemanas de Leipzig, Berlín y Marburgo, donde se impregnó de neo-kantismo y de la nueva filosofía fenomenológica. En 1910 ganó la cátedra de metafísica en Madrid, que ostentaría hasta el inicio de la Guerra Civil. Durante muchos años compaginará la docencia y el desarrollo de su filosofía con una importante y tenaz labor periodística y divulgadora. En 1917 fundó el diario El sol, y en 1923 la Revista de Occidente.

Con la llegada de la Segunda República, fue elegido diputado por León y por Jaén. En 1936 se exilia de España. Tras un periplo por Argentina, Francia y Portugal, regresa a Madrid en 1945. Allí permaneció, manteniendo una escasa actividad pública y viajando frecuentemente al extranjero, hasta su muerte, en 1955.

Ortega quiso poner a la intelectualidad española «a la altura de los tiempos», y fue el introductor en nuestro país de varias corrientes filosóficas que estaban en boga en la Europa de su época y que él acrisoló con gran maestría en su propia propuesta filosófica. En sus escritos se hace sentir la influencia de los neokantianos Natorp y Cohen—de los que fue discípulo—, de Nietzsche, de la fenomenología de Edmund Husserl, del historicismo de Dilthey, del vitalismo de Bergson, etc. Fue además un gran divulgador, con un extraordinario talento literario, que consiguió acercar al ámbito hispánico a ideas y discusiones de las que había estado relativamente descolgado desde el siglo XVII. Entre sus obras podemos destacar Meditaciones del Quijote (1914), El tema de nuestro tiempo (1923), La deshumanización del arte (1925), La rebelión de las masas (1930), Meditación de la técnica (1933), Ideas y creencias (1936) y El hombre y la gente (1957).

Como filósofo, Ortega recoge numerosas preocupaciones que estaban en el ambiente cultural de la época, a las que da su propia respuesta. Pertenece a una generación que reacciona frente a la mentalidad positiva y utilitaria del último tercio del siglo XIX. Ortega considera la filosofía como un pensar histórico, e intenta diseñar una nueva concepción de la razón que no excluya, condenándolos a los territorios de la irracionalidad, a los fenómenos de tipo vital e histórico. Surge así su doctrina raciovitalista, una filosofía de la vida que incorpora lo singular e histórico sin hacer concesiones al irracionalismo o al relativismo.


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Texto para EvAU: El Tema de Nuestro Tiempo, Capítulo X