La influencia de Schopenhauer y Wagner

Si algún filósofo influyó decisivamente en el pensamiento de Nietzsche, indudablemente fue Arthur Schopenhauer (1788-1861). En El mundo como voluntad y representación (1818), Schopenhauer reinterpreta la distinción kantiana entre fenómeno y noúmeno como una división entre representación y voluntad. El mundo de la representación es fruto de la actividad del sujeto, que pone el espacio, el tiempo y la causalidad para organizar la experiencia. Pero la realidad así organizada es puro ensueño —Schopenhauer, conocedor del pensamiento hindú, la denomina el «velo de Maya»—. Detrás del velo de Maya se halla la pura «voluntad de vivir», que está en todas las cosas por igual: la voluntad del hombre, la de los animales, incluso la persistencia de las plantas y la de los objetos inertes son manifestaciones diversas de una misma voluntad cósmica. Los seres individuales están todos arrastrados por el impulso ciego de esa voluntad que les constituye, y que les arroja a una especie de guerra de todos contra todos por la existencia que convierte el mundo en un espantoso lugar de dolor y sufrimiento.

En los hombres, la voluntad cósmica se manifiesta en forma de deseos, ambiciones y anhelos. La razón y el entendimiento son instrumentos que posee el hombre al servicio de esa voluntad ciega de vivir, pero construyen una visión irreal del mundo —esa apariencia útil llamada representación—. La realidad en sí, que permanece desconocida para la mayoría de los hombres, es la voluntad, ese impulso ciego e irracional de la existencia que es el causante del sufrimiento permanente en el que se halla sumido todo lo vivo. Schopenhauer, en su filosofía, intentará buscar válvulas de escape al sufrimiento del hombre, preso en los límites de su ilusoria individuación. Son dos los que hallará: la experiencia estética —pues en ella ejercemos una contemplación puramente desinteresada de la realidad, que constituye un calmante para la voluntad—, y la ascesis—la anulación de los deseos egoístas del hombre, que para Schopenhauer viene posibilitada por el cultivo del sentimiento de compasión por el sufrimiento de todo ser viviente—.

Nietzsche se sintió atraído por la filosofía de Schopenhauer por su arraigo en la experiencia, frente a la vocación abstracta de la filosofía académica tradicional. Además, su tesis de que el fundamento metafísico de la realidad —la voluntad— es un principio amoral, sin determinación ni finalidad, tendrá una influencia decisiva en el pensamiento nietzscheano. Sin embargo, en su madurez filosófica Nietzsche criticará el pesimismo de la visión schopenhaueriana de la vida.

La otra gran influencia del joven Nietzsche fue el genial músico y compositor Richard Wagner (1813-1883), ávido lector, él también, de Schopenhauer. Wagner quiso renovar la estética teatral de su tiempo con su concepción de la obra de arte total, que había de entremezclar música, poesía, escenografía y recitado. En sus años en Basilea, Nietzsche vio en su amigo Wagner al único artista capaz de remover los cimientos de la cultura burguesa, y esta convicción se refleja en El nacimiento de la tragedia, obra mediante la que nos introduciremos en el pensamiento de nuestro autor.