Friedrich Nietzsche

10. Friedrich Nietzsche (1844-1900)

La filosofía moderna fue una filosofía de la subjetividad. Descartes quiso creer que el sujeto, armado con el método adecuado, puede llegar a conocer la verdad sobre cualquier cosa que se proponga. Kant, por su parte, había defendido que la universalidad y la necesidad de nuestro conocimiento provienen de las formas a priori que nuestra propia conciencia pone en el objeto al conocer. Para la modernidad la conciencia, el sujeto, es la sede de todo conocimiento y el juez de toda verdad.

El pensamiento contemporáneo pone en tela de juicio los presupuestos de la modernidad, y muy especialmente su confianza en el sujeto. Según el filósofo francés Paul Ricoeur, fueron Marx, Nietzsche y Freud los tres los maestros de la sospecha que nos pusieron sobre la pista de que la conciencia, en realidad, es el producto de fuerzas externas a ella misma, y que ese origen impuro distorsiona su capacidad no sólo para comprender la realidad, sino para comprenderse a sí misma. Ya hemos visto cómo para Marx la falsa conciencia moldeada por la ideología se vuelve ciega a las relaciones de explotación económica y se pliega a los intereses de la clase dominante. Freud nos enseña que la conciencia se construye en gran medida sobre la represión de nuestras pulsiones inconscientes —represión que se manifiesta en nuestra vida consciente de múltiples maneras, desde la sublimación artística hasta las neurosis—.

Nietzsche, nos va a mostrar que la forma en la que vemos el mundo y nos relacionamos con él viene determinada por nuestra escala de valores, y que estos, a su vez, hallan su fundamento y su origen en la vida. Sobre esta idea construirá una crítica demoledora a la cultura occidental, a la cual acusa de negar la vida, y en la que diagnostica una debilidad de espíritu que permea en todas sus manifestaciones: la religión, el arte, la moral y la filosofía.

El pensamiento nietzscheano es una denuncia de la decadencia vital de Occidente, pero también una llamada a plantar cara a la crisis que se había abierto, en el siglo XIX, con la pérdida de los valores tradicionales, mediante una radical transformación del hombre. Una transformación que para Nietzsche debía pasar por la adopción de nuevos valores que afirmen la vida sin negar su sentido trágico.



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Fragmentos seleccionados

Texto para EvAU: La Gaya Ciencia, Libro V, §§343-346