Cómo hacer un comentario de texto

PAUTAS PARA RESPONDER A LA PRIMERA PREGUNTA DEL EXAMEN DE LA EVAU


El enunciado de la primera pregunta del Examen de Historia de la Filosofía en la EvAU es el siguiente:

1.Exponga las ideas fundamentales del texto propuesto y la relación que existe entre ellas.

¿EN QUÉ CONSISTE EL EJERCICIO? 

Fijémonos en que:

Estas son las dos tareas que tendremos que realizar en nuestra respuesta a la primera pregunta. Sin embargo, también conviene que hagamos otras dos cosas que no se piden explícitamente:

Antes de abordar el ejercicio, es preciso que hagamos una 

LECTURA COMPRENSIVA DEL TEXTO

Teniendo en cuenta estas pautas, deberemos construir nuestra respuesta siguiendo la siguiente 

ESTRUCTURA

a) Resumimos las ideas principales del texto. El resumen supone una síntesis de lo afirmado por el autor en el fragmento. Se trata de reflejar las ideas principales del mismo y no debe ocupar más del 25% de la extensión del texto. Tengamos siempre en cuenta que resumir no es limitarse a copiar las frases que creemos que son más importantes: tenemos que redactar el resumen con nuestras propias palabras, aunque en ocasiones utilicemos ciertas expresiones técnicas que no admiten que las cambiemos por sinónimos. Al estar refiriéndonos de continuo al texto, puede ser que necesitemos citar alguna frase, para lo cual habrá que entrecomillarla.

b) Analizamos la estructura argumentativa del texto. Se trata de averiguar de dónde parte el autor y adónde llega. Dado que el ensayo filosófico es expositivo-argumentativo, podemos hablar de estructuras típicas en este tipo de escritos y también de distintas clases de argumentos (ver apéndices).

c) Por último, tenemos que explicar cuál es el fundamento teórico de las afirmaciones que realiza el autor en el texto. Aquí es donde incorporamos los conocimientos adquiridos en clase acerca de los distintos problemas filosóficos estudiados, pero (recordemos) siempre en función de nuestra necesidad de explicar el texto.

a. Contraponiendo las ideas del autor a otras posiciones opuestas que conozcamos con respecto al mismo problema que aborda el texto.

b. Intentando conectar las ideas abordadas en el texto con otros aspectos del pensamiento del autor, o poniéndolo en diálogo con otros autores que lo influyeron o se hayan visto influidos por él.

Esta proyección, si es que vamos a hacerla, ha de ser siempre muy breve. Además, si vemos que nos va a quitar demasiado espacio o tiempo para hacer el resto del examen, podemos ahorrárnosla perfectamente.

APÉNDICE I: ALGUNOS TIPOS DE ARGUMENTACIÓN:

 

Ejemplo: si en un texto se comienza afirmando el hecho de que la televisión ocupa gran parte del tiempo libre del niño y esto supone una menor dedicación a las tareas escolares y ello, a su vez, lleva a un empeoramiento de su rendimiento académico, se puede concluir que la televisión es uno de los factores que conducen al fracaso escolar en la población infantil.

 

Las argumentaciones deductivas son muy comunes cuando se habla de relaciones causales, donde son habituales las siguientes estructuras formales:

 

Ejemplo: Si admitimos que siempre que llueve venimos en transporte privado al instituto y es un hecho que ha llovido, habremos de admitir que hemos venido en transporte privado.

 

Ejemplo: En un diálogo platónico Sócrates afirma que, si la virtud fuera un saber, entonces sería enseñable, pero, dado que no es enseñable, habrá de concluirse que no es un saber.

 

 

 

Ejemplo: si de un saco de 10 manzanas extraigo 7 y compruebo que son verdes, puedo afirmar, aunque no es del todo seguro, que todas las manzanas de ese saco son verdes (inducción incompleta), si extraigo las 10 sí puedo afirmar que todas son verdes (inducción completa).

 

 

Ejemplo: los políticos y los economistas suelen intentar hacernos comprender el funcionamiento de la economía de un país comparándola con el funcionamiento de la economía doméstica.

 

 

 

 


APÉNDICE II: CONECTORES DISCURSIVOS

Los conectores discursivos guían el hilo expositivo-argumentativo del texto, establecen una relación lógica entre las partes de un texto organizando la información. Se trata de un grupo variado de palabras: adverbios, preposiciones, conjunciones y locuciones adverbiales, preposicionales o conjuntivas. Entre otros conectores, podemos destacar:

 

 

Para analizar las relaciones lógicas entre las ideas de un texto puedes servirte de la identificación de los conectores discursivos del mismo.

APÉNDICE III: EJEMPLO PRÁCTICO


 —Vayamos, pues, ahora —dijo— hacia lo que tratábamos en nuestro coloquio de antes. La entidad misma, de cuyo ser dábamos razón al preguntar y responder, ¿acaso es siempre de igual modo en idéntica condición, o unas veces de una manera y otras de otras? Lo igual en sí, lo bello en sí, lo que cada cosa es en realidad, lo ente, ¿admite alguna vez un cambio y de cualquier tipo? ¿O lo que es siempre cada uno de los mismos entes, que es de aspecto único en sí mismo, se mantiene idéntico y en las mismas condiciones, y nunca en ninguna parte y de ningún modo acepta variación alguna? 

—Es necesario —dijo Cebes— que se mantengan idénticos y en las mismas condiciones, Sócrates. 

—¿Qué pasa con la multitud de cosas bellas, como por ejemplo personas o caballos o vestidos o cualquier otro género de cosas semejantes, o de cosas iguales, o de todas aquellas que son homónimas con las de antes? ¿Acaso se mantienen idénticas, o, todo lo contrario a aquellas, ni son iguales a sí mismas, ni unas a otras nunca ni, en una palabra, de ningún modo son idénticas? 

—Así son, a su vez —dijo Cebes—, estas cosas: jamás se presentan de igual modo. 

Platón, Fedón

 

Introducción

Este fragmento pertenece a la obra Fedón, un diálogo escrito por el filósofo griego Platón (427-347 a.C.). En este diálogo perteneciente al periodo de madurez de su autor, Sócrates, antes de morir, discute con los pitagóricos Simmias y Cebes acerca de si el alma es inmortal. A lo largo del diálogo, Sócrates va ofreciendo una serie de argumentos sucesivos a favor de la inmortalidad del alma. El fragmento que procedemos a comentar pertenece a uno de los argumentos más célebres del diálogo, el argumento de la afinidad. En él se establece un contraste entre los objetos sensibles y las Formas: mientras que los primeros "jamás se presentan de igual modo", las Formas son siempre idénticas a sí mismas.

Resumen

Las ideas principales que el personaje de Sócrates defiende en este fragmento son, por tanto, dos.

Estructura

Desde un punto de vista formal, estamos ante un texto de estructura dialogada, como es habitual en Platón. El interlocutor principal y quien presenta las tesis de Platón es Sócrates, que en este fragmento habla con Cebes. Sócrates guía con sus preguntas a Cebes, quien se limita a asentir a lo que el primero dice. 

En su primera intervención, Sócrates pregunta a Cebes si "la entidad misma", "lo que cada cosa es en realidad"—es decir, las Formas, de las que da ejemplos ilustrativos como lo igual en sí o lo bello en sí—es algo que cambia su ser, o por el contrario es algo que se presenta siempre inmutable e idéntico a sí mismo. Cebes confirma que estas cosas son siempre idénticas a sí mismas. Posteriormente, Sócrates pregunta lo mismo con respecto a "la multitud de cosas bellas", o "de cosas iguales". Cebes vuelve a responder, pero en sentido contrario: nos dice que esas cosas "jamás se presentan de igual modo". 

En definitiva, lo que aquí está haciendo Platón es establecer un contraste o antítesis entre dos tipos de realidades, la de las Formas y la de las cosas sensibles, a cada una de las cuales atribuye rasgos contrapuestos: la identidad consigo mismas a las primeras, la falta de identidad consigo mismas a las segundas.

Por qué el texto dice lo que dice

En este fragmento se vislumbra claramente la comprensión dualista acerca de la estructura de la realidad que Platón sostuvo a partir de su período de madurez. Al igual que otros pensadores de la tradición post-eleática, Platón asume la tesis de Parménides de que lo que es tiene que ser idéntico a sí mismo, pero rechaza la conclusión de que la realidad que captamos por los sentidos sea una mera ficción. En vez de eso, Platón distingue dos niveles en la realidad: existe una realidad fundamental, constituida por unas entidades abstractas denominadas Formas o Ideas, que son siempre lo que son y, por tanto, son inmutables y eternas. Las cosas que percibimos con los sentidos son lo que son porque participan del ser puro de estas Formas. Sin embargo, los objetos sensibles son mezcla de ser y no ser: no se presentan nunca del mismo modo. Por eso, estos objetos no pueden ser objeto de verdadero conocimiento. Mientras que la epistéme, la verdadera ciencia, debe orientarse al conocimiento del ser de las Formas, sobre lo sensible, nos dirá Platón, sólo cabe tener opinión.

En el contexto del Fedón, Platón desplegará esta teoría acerca de la realidad en varias ocasiones con objetivos distintos. En el argumento de la afinidad—al que, recordemos, pertenece este fragmento—, Platón hará uso del contraste entre las cosas sensibles y las Formas para defender la posibilidad de que el alma, en la medida en que posee características que son afines a las que las Formas exhiben, esté exenta de la descomposición que aguarda a todas las cosas sensibles y pueda ser, por tanto, inmortal.