Glosario
Accidente: en Aristóteles, se llama accidente a cualquier rasgo intrínseco de una sustancia que no sea constitutivo de su esencia.
Acto: traduce las palabras griegas energeia y entelecheia. El acto contrasta, por un lado, con la potencia (dynamis en griego), y en este sentido está en acto aquello que actualiza una potencia (p.ej. la capacidad de ver se actualiza cuando, de hecho, estamos viendo algo). En el contexto ético, energeia se suele traducir por actividad. Las actividades contrastan con los procesos (kinêsis): mientras que un proceso se completa cuando se alcanza un resultado, la actividad se agota en sí misma (p.ej. cocinar es un proceso, mientras que ver o ejercitarse son actividades).
Akrasía: debilidad moral o debilidad de la voluntad. No hacer lo que consideramos mejor para nosotros mismos porque nos vemos vencidos por el placer o por la ira.
Apariencia: las apariencias o fenómenos (phainómena) son las cosas que aparecen a los sentidos. Aristóteles suele comenzar sus investigaciones recolectando las apariencias—lo que parece ser el caso en el dominio de investigación en cuestión—sin que ello implique, de entrada, cuestionar ni validar la veracidad última de tales apariencias. El conservadurismo fenoménico de Aristóteles le lleva a intentar preservar lo que las apariencias nos dicen si podemos mostrar que verdaderamente son correctas.
Bien, bueno: el término kalós, kalé, kalón significa en griego a la vez bello, admirable, honorable, espléndido, noble, bueno. Platón coordina to kalón con to agathós, que es propiamente lo Bueno. Esta Forma es la que ocupa el cénit de la jerarquía de las formas, la que opera como fundamento de todas ellas y, por extensión, de todo lo real. Su conocimiento es condición necesaria para el buen gobierno de la pólis. En Platón el Bien es unívoco: la misma Forma del Bien explica la conducta buena del individuo, el buen gobierno de la ciudad, y el carácter bueno de todo aquello a lo que denominamos bueno. En Aristóteles, en cambio, la noción del bien es funcional. Un x es un buen F si x realiza bien la función de los Fs. Así, un cuchillo es un buen cuchillo en la medida en que corte bien. Dicho de manera sencilla: es bueno todo aquello que cumple adecuadamente su función.
Categoría: en Aristóteles, se denomina así a cada una de las clases supremas en las que se clasifican todos los seres.
Causa: la palabra griega es aitía. Aristóteles llama así a todos los factores explicativos básicos que debemos citar en respuesta a cuestiones acerca de lo que sucede o lo que hay y por qué sucede o por qué lo hay. Según Aristóteles, existen cuatro tipos de causa: material, formal, eficiente y final. La adecuación explicativa pasaría por citar las cuatro causas: son condición necesaria y suficiente para que una explicación sea adecuada. Aristóteles conecta la causación con el conocimiento, pues parece que conocer algo implica conocer sus causas. Sin tener una teoría de la causación tan elaborada como la de Aristóteles, Platón parece pensar lo mismo, pues en el Menón señala que lo que distingue al conocimiento de la opinión verdadera es que cuando conocemos algo también sabemos sus causas.
Deducción: en griego, syllogismon. Según Aristóteles, «Una deducción es un enunciado [lógos] en el que, sentadas ciertas cosas, se sigue necesariamente algo distinto de lo ya establecido por el <simple hecho de> darse esas cosas» (APr 24b18-20)
Demostración: en griego, apodeixis. Es un tipo de deducción que parte de premisas necesarias (es decir, necesariamente verdaderas), mejor conocidas que las conclusiones y universales en rango. Según Aristóteles, la ciencia ha de construirse mediante demostraciones que partan de primeros principios.
Dialéctica: literalmente significa método conversacional. Platón denomina dialéctica al método adecuado para el descubrimiento y la puesta a prueba de nuestras explicaciones sobre la realidad fundamental (es decir, sobre las formas). Siempre implica un diálogo entre un participante que cuestiona y otro que da respuestas. El método inductivo socrático de búsqueda de definiciones universales a partir de casos particulares constituye la dialéctica ascendente, que nos lleva a descubrir las Formas esenciales. El método por el que explicitamos las relaciones esenciales entre las Formas es la dialéctica descendente. Frente a la opinión platónica, Aristóteles rebaja las pretensiones de la dialéctica. Para el filósofo de Estagira, la dialéctica es una forma de investigación y argumentación que toma como punto de partida éndoxa, y no premisas necesarias. La dialéctica, según Aristóteles, tiene un uso destructivo y otro constructivo. En su uso destructivo, la dialéctica sirve para sacar a la luz los fallos en el razonamiento de un interlocutor. También serviría para mostrar por reducción al absurdo la necesidad de primeros principios lógicos como el principio de no contradicción. Por otro lado, el uso constructivo de la dialéctica nos permitiría generar argumentos que nos ofrezcan conclusiones probables en aquellos ámbitos donde el razonamiento científico no resulta posible.
Diferencia: en Aristóteles, es lo que distingue a las especies de un mismo género. Por ejemplo, el ser humano es la especie que, dentro del género animal, se diferencia por ser racional.
División: método propuesto por Platón para el estudio de las relaciones entre las realidades fundamentales o Formas, a menudo denominado también dialéctica descendente. El método consiste en dividir clases en sus subclases señalando diferencias entre especies.
Dóxa: actitud cognitiva que, frente al conocimiento, puede ser verdadera o falsa. Se suele traducir por OPINIÓN.
Elenchos: refutación. Método dialéctico empleado frecuentemente por Sócrates cuando un interlocutor propone una definición para un concepto universal. Lo que hace entonces Sócrates es llevar a contradicción a su interlocutor, mostrando que existen contraejemplos para la definición y que, por tanto, esta no es válida.
Éndoxa: término que se puede traducir por OPINIONES REPUTABLES. Las éndoxa son aquellas opiniones aceptadas por todos, o por la mayoría, o por los más sabios—y entre los sabios, por todos, por la mayoría, o por aquellos que son más reputados. Cuando despliega su método dialéctico, Aristóteles empieza recolectando las éndoxa de sus predecesores y recorriéndolas para detectar aspectos problemáticos y considerar los progresos que se han hecho históricamente sobre el asunto que se está tomando en consideración. Cuando realiza este ejercicio, Aristóteles entiende que está estudiando cómo les ha parecido que eran las cosas a los demás.
Epistéme: palabra que en ocasiones se traduce, sin más, por conocimiento, aunque es más adecuado traducirlo por CIENCIA o COMPRENSIÓN CIENTÍFICA. Platón y Aristóteles coinciden en considerarlo un saber que tiene por objeto lo que es necesaria y universalmente verdadero, y que sólo adquirimos cuando conocemos las causas o los principios de las cosas. En Platón, la episteme solo puede tener por objeto lo inteligible, las Formas, cuya naturaleza es distinta de la de los objetos sensibles, pero que explica los rasgos que estos objetos exhiben. En Aristóteles episteme designa, en primer lugar, a cualquier cuerpo articulado de conocimiento que presente los resultados completos de la investigación en un dominio dado a través de demostraciones válidas que tomen como punto de partida los primeros principios necesarios de ese dominio. De manera derivada, Aristóteles llama ciencia también al estado mental en el que se encuentra aquel que ha dominado el conocimiento científico. La ciencia es, en este segundo sentido, una virtud dianoética.
Eros: deseo intenso dirigido a un objeto particular. Aunque normalmente el eros se orienta a la unión sexual con otra persona, Platón defenderá que el anhelo de conocimiento del alma racional también está motivado por un impulso erótico.
Esencia: traducción de ousía, to einai, o to ti ên, términos todos ellos derivados del verbo to on (ser). Se refiere a la “naturaleza real” de una cosa, lo que esta cosa es, su ser. La esencia de una cosa viene caracterizada por los rasgos definitorios de la clase a la que dicha cosa pertenece. En Platón, cada Forma encarna una esencia, que puede ser explicada y explicitada mediante el método de la división. En Aristóteles, cada compuesto hilemórfico tiene una forma esencial. En Aristóteles, la esencia es el conjunto de aquellos rasgos que son necesarios para que una cosa sea lo que es (es decir, sin los cuales la cosa no sería lo que es) y que son explicativos de su naturaleza. A los rasgos que, siendo necesarios, no son explicativos, Aristóteles no los llama rasgos esenciales, sino rasgos propios. Así, por ejemplo, es esencial al ser humano la racionalidad, pero la gramaticalidad (es decir, la capacidad de aprender lenguas) no sería un rasgo esencial, sino un rasgo propio, pues se explica por nuestra racionalidad, que es más básica.
Eudaimonia: convencionalmente traducida por FELICIDAD, la eudaimonia no es un estado de ánimo, sino la condición objetiva de vivir una vida exitosa, próspera y floreciente. Tanto Platón como Aristóteles niegan que la vida feliz sea una vida de placer, aunque ambos aceptan que el placer sea un ingrediente de la vida feliz y un elemento concomitante a la misma.
Filosofía: literalmente significa amor a la sabiduría. En Platón, en algunos diálogos (p.ej. Banquete) se la entiende como un deseo de sabiduría (de tal modo que uno puede ser filósofo sin haber alcanzo la sabiduría). En cambio, en otros diálogos (por ejemplo, República) “filósofo” designa únicamente a aquellos que poseen la sabiduría. Así entendido, Platón dice que el filósofo debe aprehender las realidades fundamentales y articular explicaciones de lo que cada cosa es.
Finalidad: en griego, télos. Una de las cuatro causas que figuran en la explicación aristotélica. Decimos que la filosofía de Aristóteles es teleológica por la relevancia fundamental que tienen las causas finales en el modelo de explicación natural aristotélico.
Forma: por Forma vertemos al español tres términos: eidos, idea y morphé. Mientras que idea es un término que usa ante todo Platón (Aristóteles sólo lo usa para referirse a la teoría de Platón) y morphé lo usa sólo Aristóteles, el término eidos lo usan ambos autores. Las palabras eidos e idea refieren originariamente al modo en que las cosas aparecen ante nuestra vista. Posteriormente, pasa a significar las características que las cosas pueden compartir. Es en este sentido que hablamos de FORMAS o IDEAS en Platón y de FORMAS en Aristóteles: son aquello que los objetos particulares comparten y que los define como lo que son. En Platón, las Formas son lo verdaderamente real, frente a los objetos particulares de la experiencia sensible que tienen únicamente una existencia derivada. Además, es la Forma F la que explica que los objetos F sean F (p.ej. es la Belleza la que explica que la estatua bella sea bella). En Aristóteles hablamos sencillamente de formas, no de ideas, y lo hacemos en un sentido ligeramente distinto. En su aplicación más general, una forma es sencillamente un atributo positivo de una sustancia—aquello que se gana o se pierde en un episodio de cambio, ya sea este un cambio sustancial o un cambio accidental. Ahora bien, entre las formas que una sustancia presenta, las hay que son accidentales y las hay que son sustanciales. Una forma sustancial encarna la naturaleza o esencia del objeto. Es esta forma la que se intenta capturar en las definiciones de las especies, y es para ella para la que Aristóteles reserva el término eidos. Así, por ejemplo, un ser humano específico puede ser alto, moreno y ateniense, pero su forma sustancial, su eidos, es la que se recoge en la definición de ser humano como animal racional.
Función: traducción del griego ergon. La función de algo es aquello para lo que ese algo es. Aristóteles aplica la noción de manera generalizada: no sólo los objetos artificiales tienen funciones, sino todas las actividades de los organismos naturales. La función del ojo es ver. La función del ser humano es la actividad racional.
Generación: llegar a ser. Parménides había dicho que era imposible, porque implica que lo que no es sea.
Género: clase superordinada a un rango de especies, que se diferencian unas de otras por alguna diferencia específica. Así, los humanos, perros y serpientes son todos especies del género animal.
Hilemorfismo: tesis de que los objetos ordinarios son compuestos de materia y forma.
Homónimo: dos cosas son homónimas si comparten nombre pero difieren en su esencia y su explicación. La homonimia se opone a la univocidad. En casos extremos y fáciles, la homonimia es obvia y carece de interés (p.ej. bancos de inversión y bancos de sentarse). La homonimia filosóficamente interesante es la que se da entre aquellos usos de un nombre que, siendo homónimo, exhiben sin embargo unidad pros hén. Ser sería un término que exhibe este tipo de homonimia (ver Unidad pròs hén).
Inducción: epagôgê en griego. Aristóteles llama inducción, en un sentido general, a todo movimiento desde lo particular a lo general, y más concretamente, al proceso por el que nos movemos desde un rango particular de percepciones a un concepto o a un precepto general.
Intelectualismo ético o moral: Postura socrática ante las cuestiones morales; el bien se puede conocer y cuando se actúa mal se hace por ignorancia, por desconocimiento del bien.
Intuición: Proceso de conocimiento que consiste en la captación inmediata de algo. Los empiristas defienden la existencia de intuiciones empíricas (percepciones de la experiencia), mientras que los racionalistas defienden las intuiciones intelectuales (la captación inmediata de una verdad de razón). Platón defendía este último tipo de intuiciones respecto a las Formas o Ideas: la mente las capta directamente, pues tiene un conocimiento de ellas heredado de una existencia anterior. Aristóteles, en cambio, considera que la intuición de las esencias tiene que ir siempre precedida por la captación de las formas singulares de los objetos sensibles a través de los sentidos.
Justicia: traducimos así el término griego dikaiosyne, que nombraba tradicionalmente como una de las virtudes cardinales. En la República, Platón construye una concepción de la justicia como virtud completa, consistente en la posesión del resto de virtudes cardinales (i.e. moderación o templanza, valentía y sabiduría). El justo es aquel cuya alma funciona de manera armónica bajo el gobierno sabio de la parte racional, de tal manera que cada parte de la misma cumple perfectamente su función.
Kinêsis: palabra que designa, indistintamente, el CAMBIO, el MOVIMIENTO y el despliegue de un PROCESO. En la interpretación aristotélica, la kinêsis es la actualización de lo que es potencialmente F en tanto que es potencialmente F (por ejemplo, el crecimiento que lleva a una semilla, que es potencialmente un nogal, a actualizar su potencia de ser un nogal convirtiéndose en un nogal).
Lógos: traducido, según el contexto, por RAZÓN, ESTRUCTURA, ARGUMENTO, DISCURSO, ENUNCIADO o RATIO, lógos es un término a la vez importante y difícil en la filosofía griega. En Platón, lógos se usa ante todo para referirse al tipo de explicación que nos hace comprender la naturaleza fundamental de las Formas (es decir, el tipo de explicación que alcanzamos mediante el método de la División y que se expresa en las definiciones). En Aristóteles, lógos se divide en dos familias de significados. Por un lado, puede referirse a un enunciado o a un conjunto debidamente conectado de enunciados—es decir, a un argumento. Por otro lado, logos es la facultad de la razón, exclusiva del ser humano. Lógos es también la ratio o proporción de una fórmula matemática. De manera más amplia, el lógos es lo capturado en la definición de algo, en cuyo caso el término es virtualmente intercambiable con la forma. Las dos familias de significados están conectadas: un enunciado es producido por la facultad racional de un ser con habilidades lingüísticas. Similarmente, una definición, considerada como expresión lingüística, es un tipo de lógos que captura la esencia la forma o lógos de algo. En este sentido, lógos se comporta como explicación definitoria.
Materia: en griego, hylê. Es el sujeto primario del cambio, introducido en conjunción con su correlato habitual, la forma. En su uso más simple, la materia es sencillamente aquello de lo que algo está hecho, algo que subyace a los cambios que la cosa en cuestión experimenta, p.ej. el bronce de la estatua. En la teoría aristotélica, la materia se ve ligada a la noción de potencia, del mismo modo que la forma se ve ligada a la noción de actualidad. La razón de este vínculo es sencilla de ver: el bloque de bronce es potencialmente muchas cosas, y se convierte en estatua sólo cuando se le da [en acto] cierta forma concreta. Al profundizar en la noción de la potencialidad de la materia para caracterizar a aquello que subyace a cualquier cambio, Aristóteles parece llegar a la noción de una materia primera que subyace a toda transformación elemental y que, por tanto, carecería de ningún rasgo esencial propio.
Mayeútica: Literalmente significa arte de la comadrona, profesión de la madre de Sócrates Al igual que la comadrona ayuda a la mujer a parir, el proceso de enseñanza socrático se basaba en la falta de respuestas por parte del maestro Sócrates, cuando dialogaba con sus discípulos no aportaba ningún conocimiento, sino que, mediante preguntas hacia que el interlocutor descubriera dentro de sí la verdad de lo que se estaba investigando.
Mimesis: imitación. Platón utiliza la palabra en dos contextos: para explicar la relación de los sensibles con las formas, y para caracterizar a aquellas artes (paradigmáticamente la poesía) que pretenden erigirse en educadoras de la ciudadanía no mediante la posesión y la transmisión de un conocimiento real de qué es la virtud, sino mediante la presentación de imitaciones de presuntos ejemplos particulares de hombres virtuosos.
Naturaleza: en griego, phýsis. Aristóteles usa este término en dos sentidos: naturaleza es (i) aquello que tienen aquellas sustancias que contienen en sí mismas el principio interno de sus cambios y movimientos; pero naturaleza es también (ii) el conjunto de todos los seres que tienen naturaleza en aquel primer sentido (es decir, el universo físico). En el primer sentido, la naturaleza de algo es equivalente a su esencia. En el segundo sentido, la naturaleza es el objeto de estudio de la física.
Necesario: en griego, anankaion. Un evento x es necesario si y solo si no es posible que x no sea el caso.
Participación: el verbo metechein es traducible también por “tener una parte/porción”. En Platón, es la relación que se da entre los objetos individuales y las Formas que los explican. Si algo es bello, es porque participa de lo Bello. Esta relación no está explicada en las primeras obras en las que Platón introduce las Formas. El término era de uso corriente en el lenguaje ordinario, y tenía un uso técnico en la teoría de Anaxágoras: según este, los objetos ordinarios contienen porciones de las esencias elementales como ingredientes físicos. La teoría de Platón es análoga a la de Anaxágoras, salvo porque las Formas no son ingredientes materiales, razón por la cual es importante encontrar una forma distinta de entender la relación de participación. Platón lo intenta en sus obras posteriores, con éxito discutible.
Percepción: en griego, aisthêsis. Un sujeto percibe un objeto sensible cuando su facultad sensorial se con-forma a la forma sensible de un objeto—es decir, recibe en sí misma esa forma, que queda impresa de este modo en su alma.
Placer: la hêdonê es lo que persigue el alma apetitiva o concupiscible en Platón. En Aristóteles, es el objeto de la facultad apetitiva, común a los animales racionales e irracionales. Como no es un fin exclusivo del ser humano, Aristóteles argüirá que la felicidad humana no puede residir en el placer.
Pleonexia: cualidad de aquel que siempre quiere más. Es una figura que se opone al justo. El ejemplo paradigmático del pleonéxico es Calicles, que afirma que la vida más feliz consiste en siempre desear más y siempre perseguir esos deseos.
Polis: la unidad política básica del mundo griego clásico (es decir, previo a la formación del Imperio de Alejandro y su disolución en los reinos helenísticos). La pólis solía estar compuesta por un centro urbano rodeado de territorios agrícolas y aldeas. Aristóteles sostiene que, aunque la ciudad viene a la existencia para garantizar la supervivencia, la razón y el propósito de su persistencia es la búsqueda de la buena vida. Sostiene, además, que la vida en la pólis es connatural al hombre.
Posible: en la lógica modal moderna, lo posible es lo que no es imposible. En la lógica aristotélica, lo posible es lo que no es ni imposible ni necesario—es decir, lo que puede pasar o no.
Potencia: traducción del término griego dynamis, en contextos en los que hablamos de los seres vivos y de sus capacidades se traduce también por facultad. Algo tiene la potencia de convertirse en F (es decir, de ser F) o de hacer F cuando contiene en sí un principio interno que hace posible que se convierta en F o que haga F. Así, la madera es potencialmente una casa, mientras que el vapor de agua no; y un ojo puede potencialmente ver, mientras que un zapato no. La idea de potencia, por tanto, es la idea de una posibilidad interna, connatural a las cosas.
Principio: en griego, archê. Un principio es algo en términos de lo cual otra cosa es explicada. En el símil de la línea de Platón se atribuye a la noésis el conocimiento de los principios porque, para Platón, las Ideas o Formas eran principios. Para Aristóteles, las cuatro causas son los principios de toda explicación, y en toda ciencia hay que remontarse a los primeros principios para asentar en ellos todo el edificio demostrativo de la ciencia, que encuentra en los principios su punto de partida.
Prudencia: en griego, phronêsis. En su sentido más amplio, el término se refiere a la inteligencia en general. En un sentido más restringido, se trata del tipo de inteligencia que exhibimos en el razonamiento práctico—razón por la cual se lo denomina también sabiduría práctica. Aristóteles distingue netamente entre la phronêsis, que es la virtud dianoética que rige el proceso de deliberación que culmina en la decisión de nuestras acciones, de la sophía o sabiduría teórica, pero en Platón ambos conceptos se equiparan: los gobernantes de la ciudad ideal gozan indistintamente de phronêsis y sophía.
Psyché: aquello que diferencia a las cosas vivas de las que no lo están. Lo traducimos por ALMA, aunque el término griego no tiene las connotaciones que tiene esta palabra para nosotros. Qué sea el alma puede entenderse de diferentes maneras según las diferentes doctrinas. Así, mientras que para Homero el alma es una sombra o espectro que viaja al Hades cuando el individuo muere, pero que no se lleva consigo ni su personalidad, ni sus recuerdos ni las facultades cognitivas, el alma para Platón es la sede inmortal de nuestra identidad personal. En Aristóteles, el alma es la forma y actualidad de un organismo vivo. Correlativamente, el cuerpo sería la materia de ese compuesto hilemórfico que es el organismo vivo. El alma es, en este sentido, el principio de toda vida. Tanto las plantas como los animales, según Aristóteles, poseerían alma, si bien las facultades o potencias de las almas de animales y vegetales serían más limitadas que las del alma humana, de la que son exclusivas las potencias del entendimiento y la voluntad.
Relativismo: Es la postura que afirma que la verdad no es una ni absoluta, sino que es relativa a los pueblos o circunstancias en las que se descubre o investiga. El nacimiento de la filosofía está ligado a cierta dosis de relativismo respecto al saber mítico tradicional, ya que el contacto con otras culturas y el conocimiento de otros mitos para responder a los mismos interrogantes a los que ya se respondía de determinada forma desde la propia tradición fue uno de los factores que hicieron posible el surgimiento del pensamiento filosófico occidental en Grecia. El relativismo en lo que respecta a la moralidad humana fue defendido por los sofistas del siglo V a de C, para quienes lo bueno no era absoluto sino producto de la convención o acuerdo humano en virtud de su utilidad dadas las circunstancias de tiempo y lugar.
Sensible: Platón habla de lo “sensible” o lo “visible” para referirse en un sentido amplio a aquello que es patente a la observación superficial, ya se trate de particulares (Sócrates) o universales (un color brillante).
Ser: Aristóteles usa el verbo con dos sentidos, uno predicativo (“Juan es español”) y otro existencial (“Ser o no ser, esa es la cuestión”). Achaca a sus predecesores no haber sabido distinguir estos dos usos, y señala que muchos de sus argumentos (por ejemplo, el de Parménides) fallan por esta razón. Aristóteles también afirma que ser se dice de muchas maneras, de tal modo que no hay un sentido único de ser fijado a través de todas las categorías.
Sophrosyne: virtud cardinal traducible por MODERACIÓN, TEMPLANZA, SOBRIEDAD o AUTODISCIPLINA.
Sustancia: el término preferido por Aristóteles para referirse a lo que llamamos sustancias es ousía, que es la misma palabra que hemos visto que sirve para referirse a la esencia de las cosas—a lo que estas son. Aunque traducimos ousía por sustancia, la traducción es bastante discutible, y de hecho, en la traducción más reciente al español de la Metafísica, su traductor, Tomás Calvo, vierte el término por entidad. Para Aristóteles, una sustancia es aquello que tiene ser en el sentido básico del término: algo que existe por sí solo, de manera independiente. En las Categorías, las sustancias primeras son los individuos como, por ejemplo, Sócrates o esta mesa, y las sustancias segundas son los universales que se corresponden a las especies de las que los individuos son ejemplares o representantes, como, por ejemplo, Ser humano, o Mesa.
Thymós: traducible por ÁNIMO, es el nombre dado al tipo de pasiones que caracterizan al alma irascible.
Unidad pròs hén: es un tipo de homonimia en la que un rango de definiciones relacionadas depende asimétricamente de una noción nuclea. El ejemplo típico de Aristóteles es el de saludable. Tenemos un ango de casos: (i) Sócrates es saludable; (ii) La complexión de Sócrates es saludable; (iii) El régimen de ejercicios de Sócrates es saludable. Estos ejemplos hacen evidente, en primer lugar, que saludable no es un término unívoco, pues no significa lo mismo en los tres casos. Sin embargo, los tres usos de saludable están relacionados de una manera distintiva, pues cualquier explicación de lo que saludable significa en (ii) y (iii) necesariamente tiene que referirse al significado de saludable en (i), aunque el caso opuesto no es cierto. Aristóteles entiende que otros términos como justicia/justo, bien/bueno o incluso ser se ajustan a este esquema.
Universalismo: En contra de la postura relativista, el universalista cree que la verdad y el conocimiento son válidos universalmente para todo tiempo y lugar. Sócrates, en contra de los sofistas, afirmaba que la verdad y el bien eran universales y podían ser conocidos por el hombre a través de la inducción (epagoge). El conocimiento auténtico debía referirse a los conceptos universales y no al mundo cambiante.
Univocidad: es la característica propia de aquellas definiciones que especifican una esencia única en todos los casos en los que la palabra definida se aplica. Aristóteles critica a Sócrates y Platón su tendencia a asumir la univocidad de todos los términos filosóficamente relevantes, como por ejemplo ser, bien o justicia. Los términos que no son unívocos son homónimos.
Virtud: traducción de la palabra griega areté, significa, literalmente, excelencia. En el caso de los humanos, designa aquellas disposiciones y rasgos que nos sitúan en posición de alcanzar la eudaimonía—es decir, la buena vida. En Platón aparecen tematizadas las cuatro virtudes cardinales: sabiduría, valentía, moderación y justicia. La teoría de las virtudes de Aristóteles es más compleja. En términos genéricos, una cosa alcanza su virtud si esa cosa es buena, es decir, si cumple con la función que le es propia por naturaleza. En el caso de los seres humanos, hay dos tipos de virtudes: las virtudes éticas o del carácter y las virtudes dianoéticas o del intelecto.