Luis Valverde,

David Duany,

Alfredo Arcos

“Si no muero de COVID, me muero de hambre”


Las medidas de distanciamiento social y el arraigo domiciliario por el COVID-19 desde el mes de marzo del 2020 han dejado estragos considerables a la economía del país. Gran parte de la población de la zona oriente de la Ciudad de México, no pueden darse el privilegio de quedarse en casa para evitar el contagio, el motivo es porque se vive al día y no hay maneras de subsistir si no se labora. Esta situación es un efecto del desempleo-pandemia que desde el mes de abril comenzó acrecentarse, dejando a población sin protección económica y sin garantía a la vida, a orillándolos al autoempleo en el comercio informal, en mercados ambulantes de la Ciudad de México.

Los tianguis (mercado ambulante) en México son los principales epicentros de comercio e intercambio de productos. Durante el avance de esta pandemia, estos centros han sido zonas de alto riesgo de contagio por COVID-19. Aquí no existen medidas de prevención de sana distancia, ni mucho menos hablar de nuevas maneras de habitar una nueva normalidad o incluso socializar. El único cambio notorio en la vida cotidiana en estas zonas de comercio, es la extensión y el crecimiento de estos tianguis. La resistencia social ante esta crisis económica ha generado que la gente salga a exponer un puesto de cháchara en el suelo como mercancía para vender, otros deciden entrarle a alimentos o alguna otra cosa más para generar ingresos económicos, ya sea para comer, obtener atención médica o compra de medicamentos. Citando el dicho popular de este tiempo “si no muero de COVID, me muero de hambre” título de este proyecto.

Sobre la pieza.

Fue un trabajo realizado de manera colectiva para intervenir objetos con dibujo, generar documentos fotográficos y un video. Se eligieron dos mercados ambulantes: El tianguis de “Cárcel” (Alcaldía de Iztapalapa) y el tianguis de Cama de Piedra (Ciudad Neza).


El video es un paisaje sonoro con la imagen bloqueada por una careta de protección facial, comprada e intervenida en el tianguis con papel etiqueta. También se realizaron dibujos en chácharas que expresan el hartazgo social del tiempo de pandemia y asimismo se realizaron fotografías como registro documental del proyecto.

Agradecimientos

A mi esposa Ana Gabriela Pierre Coloma,

A mis dos hijos Ilya Matteo y Luka Caleb.

A mis padres Esperanza HernádeZ y Ricardo Valverde