Cristóbal Cea
Viaje Astral #2: Interfaces, Museos y Tablets.
Tomás descansa bajo la sombra de una palmera.
Como muchxs artistas, la crisis sanitaria implicó cancelar o posponer indefinidamente exposiciones, residencias y viajes que yo pensaba eran importantes para el futuro de mi carrera. Sin embargo el futuro llegó igual, por lo que asumo que no eran tan importantes para el futuro en general ni para para mi carrera en particular. Cuando asumí esto tomé la situación de cuarentena como punto de partida para abandonar cualquier plan y aspiracion: entendiendo que durante períodos de incertidumbre, la única forma sensible de seguir creando es abriéndose a la creación de obras indeterminadas, abiertas, desprovistas de cualquier tipo de certeza, imagen preconcevida o estrategia especulativa de largo plazo.
Estos dibujos cuarentenos -todavía no se como se llaman, comenzaron como la creación de un hábito. Uno que permitiese ojalá alumbrar este momento, y ayudarme a hacer las paces con el tiempo presente.
Reimaginando la hoy obsoleta práctica de dibujar garabatos mientras se hablaba por teléfono, comencé a llamar a personas mientras, simultáneamente, dibujaba en una tableta gráfica un garabato incierto cuyo proceso de realización es capturado como un "speeddrawing". Los videos resultantes, que duran entre 3 y 90 minutos, son el remanente de una conversación incompleta, donde lo que queda es mi voz, un dibujo que no se bien que significa y el murmullo ininteligible de alguien al otro lado.
Ultimamente pensado mucho en la Teoría Matemática de la Comunicación de Claude E. Shannon. Particularmente sobre el diagrama en el que define comunicación como el como el problema de eliminar el ruido que se sitúa entre quien emite un mensaje y quien lo recibe. No me queda claro cual es el problema con el ruido: ¿qué hay de malo en escuchar a medias o confundir de vez en cuando las cosas?
Este hábito de conversar haciendo otras cosas que he sostenido desde hace un par de meses, ha sufrido afortunadamente algunas modificaciones. Como la de este video en donde coreografío tapar la ventana de mi casa con una pantalla verde (tal vez una invitación a ser intervenida), buscar a un amigo con un drone y no poder verlo bien por medir apenas unos pocos pixeles (gracias Hito) y luego dibujar una conversación sobre el sonido de los violines.
Supongo ejercicios como estos son intentos por habitar la distancia social que hoy es "la nueva normalidad": buscando en ello encontrar una forma de creación que se sitúa en la zona indiferenciada existe entre artista, obra de arte y quien recibe esta obra devenida en mensaje: sea la(s) persona(s) con que converso, quienes se tomen el tiempo de querer revisar mis redes sociales o alguna persona que lee estas líneas en una página web.
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Astral Journey # 2: Interfaces, Museums and Tablets.
Tomás rests under the shade of a palm tree.
Like many artists, the health crisis involved indefinitely canceling or postponing exhibitions, residences, and trips that I thought were important to the future of my career. However, the future came the same, so I assume that they were not so important for the future in general or for my career in particular. When I assumed this I took the quarantine situation as a starting point to abandon any plan and aspiration: understanding that during periods of uncertainty, the only sensible way to continue creating is to open up to the creation of indeterminate, open works, devoid of any type of certainty , preconceived image or long-term speculative strategy.
These quarantine drawings - I still don't know what they are called - started as the creation of a habit. One that would hopefully light up this moment, and help me make peace with the present time.
Reimagining the now obsolete practice of drawing doodles while talking on the phone, I began to call people while simultaneously drawing on a graphics tablet an uncertain doodle that its process of realization is captured as a "speeddrawing". The resulting videos, which last between 3 and 90 minutes, are the remnant of an incomplete conversation, where what remains is my voice, a drawing that I do not know what it means and the unintelligible murmur of someone on the other side.
Lately thought a lot about Claude E. Shannon's Mathematical Theory of Communication. Particularly on the diagram where communication is defined as the problem of eliminating the noise that is placed between who emits a message and who receives it. It is not clear to me what is the problem with noise: what is wrong with half listening or occasionally confusing things?
This habit of talking doing other things that I have had for a couple of months has fortunately undergone some modifications. Like the one in this video where I choreograph to cover the window of my house with a green screen (perhaps an invitation to be intervened), look for a friend with a drone and not be able to see him well for measuring just a few pixels (thanks Milestone) and then draw a conversation about the sound of the violins.
I suppose exercises such as these are attempts to inhabit the social distance that today is "the new normality": seeking to find a form of creation that is located in the undifferentiated zone between the artist, the work of art and the person who receives this work as a message : be the person (s) with whom I talk, who take the time to want to check my social networks or someone who reads these lines on a web page.