Alexander Azukar

Vivimos en un planeta donde los cabecillas no están dispuestos a perder su poder. ¿Cuales serán sus artimañas?, ¿Cuales serán sus próximos somníferos para adormecer a las nuevas generaciones? El miedo nos confina para poder sobrevivir, pero cuál es el precio que estamos dispuestos a pagar para seguir sobreviviendo? Todos los días muere gente en nuestro planeta pero hoy el sistema a puesto de moda entregar cifras bajo el titulo del corona virus, ejerciendo un terrorismo del miedo. No quiero sonar irreverente ante esta crisis humana ni menos como un individualista, mi intención es hacer que las personas cuestionen a que hemos venido (su existencia): ¿Somos felices? ¿Somos libres? ¿Por qué y para quienes trabajamos? Las cadenas alimenticias siguen y ¿quienes son responsables para que estas continúen? Estos deben seguir saliendo a la calle por que a la misma vez deben llevar el sustento a su casa y, mientras tanto, los que lucran de esta gran empresa están en sus casas tranquilos sin grandes contrariedades.

Realicé el registro de las obras en horario de toque de queda para que este mismo proceso de registro sea otra capa en esta obra, mediante una performance en donde traté de evadir las reglas implantadas por el nuevo control de población. Como acto de rebeldía. Ya que sabemos que no hay cambio sin revolución.

Partiendo, primeramente, con el registro de la obra, desde la intimidad de mi taller, para luego, en la galería CIMA, donde se encuentra otra parte de la obra, que se puede ver desde el espacio publico, y finalizando en mi casa con otra obra, que esta instalada en el balcón.

We live on a planet where the ringleaders are unwilling to lose their power. What will be their tricks ? What will be their next sleeping pills to numb the new generations? Fear confines us to survive, but what is the price we are willing to pay to continue surviving? Every day people die on our planet but today the system has become fashionable to deliver figures under the title of the virus crown, exercising a terror of fear. I do not want to sound irreverent in the face of this human crisis, much less as an individualist, my intention is to make people question what we have come to (their existence): Are we happy? We're free? Why and for whom do we work? Food chains continue and who is responsible for their continuation? These must continue to go out on the street because at the same time they must bring their livelihood to their home and, meanwhile, those who profit from this great company are at home quietly without great inconvenience.

I made the registration of the works during curfew so that this same registration process is another layer in this work, through a performance where I tried to evade the rules implemented by the new population control. As an act of rebellion. Since we know that there is no change without revolution. Starting, firstly, with the registration of the work, from the privacy of my workshop, and later, at gallery CIMA, where another part of the work is located, which can be seen from the public space, and ending in my house with another work, which is installed on the balcony.